Me echan en cara mis politicamigos… aunque, bien mirado, este ser
mitológico no es real ni como animal de compañía, ya que si es amigo auténtico
no puede ser político, y si es político solo es amigo de su interés/partido…
Pues que me achacan, digo, que quiero inventar un tipo de democracia que no
existe, y que soy un tontarras iluminado, y todo eso que acompaña a la
argumentación disuasoria al uso. Pero, miren, no. Ese tipo de democracia
existe, y está más que inventado, y funciona de puta madre, y es el modelo
helvético. En la Suiza de los cantones existe la democracia participativa, la
más próxima y parecida a la auténtica democracia, el verdadero gobierno del
pueblo desde el pueblo. Un tipo de democracia que la nuestra a su lado es un
pobre remedo, una mala imitación, un falso abalorio para engañar aborígenes,
una estafa…
Es una democracia
de listas abiertas, de participación directa de los ciudadanos en las
decisiones de gobierno, y de políticos voluntarios, o como ellos dicen:
“milicianos”, aunque esta connotación aquí espante a la caballería rusticana.
Existen políticos gestores, que no cobran, que lo hacen por corresponsabilidad
ciudadana, y los que cobran, es una exígüa paga proporcional a las horas que
dedican al cargo, y compatible con sus ocupaciones de industrial, comerciante,
taxista, profesor, agricultor… Donde el presidente de la república es elegido
por el sistema prímum inter pares,
tan solo que a efectos representativos y protocolarios… Donde el artículo 141
de su constitución estipula que durante los cien días posteriores a la
promulgación de cualquier ley, pueda ser tumbada por iniciativa popular
mediante referéndum directo… Donde en tales referéndums facultativos, incluso a
petición ciudadana, pueden promoverse nuevas propuestas. Y que son
institucionalmente organizados a uno por trimestre de todos los años… Donde el
resultado de los mismos se considera vinculante…
…Donde los
políticos de los partidos no están sujetos a disciplina de voto para nada…
donde incluso en sus listas internas pueden incluir políticos de partidos
distintos al suyo… Donde pueden votar a favor una iniciativa del partido rival
y/o en contra de otra de su propio partido… Donde los lugares en las listas
carecen de valor porque se vota a lista única y abierta a todas las siglas…
Donde los derechos del pueblo no tienen ningún, subrayo, ningún, límite. Donde se considera que el rival político de hoy
puede ser el aliado de mañana sin salirse de su formación… Donde el principio
básico es que nadie, subrayo, nadie,
debe vivir de los órganos ejecutivos de gobierno… Donde hasta el poder judicial
es elegido directamente por los mismos ciudadanos entre los jueces… Donde la
función pública es considerada servicio y nunca, jamás, oportunidad… Donde los
gobiernos siempre son, como ellos dicen, “de concordancia”, entre todos los
partidos… Donde se gobierna con propuestas equilibradas y consensuadas… Donde… ¿Se explican ahora porqué allí no se dan las protestas ni las manifestaciones?..
Así que, por
favor, no me digan que la democracia real no existe. O que es inviable. O que
en España resultaría imposible… Esto es el peor insulto para los españoles o
para los ciudadanos de cualquier país. Aquí lo que hay es una inmensa, enorme,
cueva, de enormes, inmensos, intereses personales y de grupo. Y conviene un
pueblo ignorante, inculto, incapaz de asumir el reto de la responsabilidad en
el gobierno, al que por ello se les niegan alternativas… Y eso, claro, se paga…
Y se cobra, muy bien cobrado… Eso es todo.
Pero si alguien
quiere saber si lo que predico es un sueño o es real, la respuesta la tiene en
un librito de solo cien páginas. Es de Daniel Ordás, abogado y ciudadano
hispanosuizo. “España merece democracia
directa” se llama la cosa. Es más… si alguien no lo encuentra o no puede,
que me lo pida y yo se lo fotocopio con gusto… Para que vean que no es mentira.
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