LO DE HOY SUCEDIÓ AYER
A veces hay que hablar de lo que tanto se habla, aunque no se quiera oír. Es un ejercicio de equidistancia y de equilibrio, por lo tanto, de justicia. Aquél viejo aforismo de “ para hablar hay que conocer ”, ha desaparecido en el fárrago del “popularismo” actual – permítanme el término – y ya se hace sin saber, e incluso sin querer saber, que es lo peor, pues querer confundir verdad con falsedad, no es muy recomendable a nivel moral, ni, a la larga, a nivel material tampoco, aunque, a veces, cínicamente, se “venda” lo contrario… Hace menos de medio siglo, los árabes que asomaban por aquí eran esporádicos, y venían solos, como de avanzadilla, buscando un medio de vida que en su tierra no encontraban, y si lo encontraban, y podían conservarlo con cierta seguridad, luego ya veríamos qué. La agricultura era el sector productivo cuya mano de obra los estaba esperando: necesitada, barata, entregada, menos exigente y condicionada que la autóctona… sin problemas ningu