ESCRIBURGO //// /// MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ Fué Juez de Paz, fundador de varias Ong´s y Presidente de Organizaciones empresariales y otras durante 30 años, entre otras cosas. Hoy es Mediador Profesional, diplomado en Responsabilidad Social Corporativa, y Patrón de la fundación ENTORNO SLOW. Tiene publicados seis libros...
Datos personales
- MIGUEL GALINDO SANCHEZ
- TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
- Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
jueves, 28 de enero de 2021
A VER SI ME EXPLICO...
domingo, 24 de enero de 2021
IGLESIA /// programa de radio
viernes, 22 de enero de 2021
LA MUJER
Hay muchos mitos de la Creación. Tantos como culturas pueblan la tierra. Solemos llamar Sagrada Escritura al que pertenece a nuestro acervo, a nuestro grupo de fé y/o de creencias, y Mito, o Leyenda, al resto de los demás. Es así como funciona la cosa. Pero, al final, es todo lo mismo. Nuestro Génesis bíblico no deja de ser otro mito entre los muchos, si bien que creado y criado por nuestra cultura occidental y de herencia judeocristiana… No diría yo que unos son falsos y otros verdaderos. Pero sí que todos son verdaderos en alguna forma, manera o parte, visión o interpretación, de fondo. Cuando me pongo a leerlos, siempre me digo a mí mismo lo mismo (sírvame la redundancia): si a uno lo creo falso, todos son falsos; si a uno lo considero verdadero, todos son verdaderos… Lo que sí me niego es a creer sagrado “el mío” y falsos – mitos – los demás… Y, hablando de mitos y leyendas: el mito no es otra cosa que el propio subconsciente de la humanidad… y eso, en modo alguno puede ser falso.
En el de la Creación, lo que nuestra Escritura, más o menos sagrada, demuestra, es que la cultura receptora del mito era misógina en primer grado, sin la menor duda, y que el resto de los “mitos” la contradicen general y absolutamente en ese preciso aspecto… Veamos unas cuantas, si les place: por ejemplo, los iroqueses hablan del descenso de la Mujer del Cielo, a la que ayudaron los animales del mar a acumular barro sobre la concha de la Gran Tortuga (o sea, la Tierra) para hacer nacer al hombre… Otra: los aborígenes australianos cuentan que la Madre Sol despierta el espíritu de las criaturas vivientes, y da forma a éstas… Y otra: Los Kung-Shan del África meridional cuentan que las criaturas viven en el submundo con el Gran Maestro, pero por el agujero que hay entre las raíces del Árbol de la Vida, sale a la superficie la Primera Mujer, que precede a otras criaturas y a más gente… Y otra más: los indios Hopi relatan cómo la Mujer Araña asignó los nombres, tareas y cometidos a hombres, mujeres y animales…
No sé si ustedes, que me han seguido hasta aquí, opinarán o no lo mismo que yo, pero si se fijan, en todos los mitos paralelos con nuestro Génesis, existen elementos comunes y confluyentes con el mismo y entre sí, como puede ser el barro de los iroqueses, las criaturas vivientes de los australianos, el árbol de la vida de los africanos meridionales, o la asignación de los nombres de los hopi… Esas son, precisamente, las pistas que nos confirman que todos los mitos y/o escritos sagrados de las diferentes civilizaciones nos conducen a un único y solo camino. Por supuesto, la antigüedad de esas culturas transmisoras solo les permite contarlos desde la leyenda y de una forma comprensible para sus contemporáneos, no desde los principios, conocimientos, lenguaje y entendimiento actual, mucho menos desde el punto de vista universal…
De ahí mismo la extensa variedad de sus interpretaciones… Lo que ya no es de recibo es que una fé se arrogue la corona de verdadera a costa de las demás. Ese es el problema de ser acogidas, transmitidas y defendidas desde las religiones. Que se les impone la sacralidad, la santidad y el dogma sobre el resto que narran los mismos hechos desde diferentes puntos de vista, siendo, al fin y al cabo, la gran, única y genuina historia universal del hombre sobre la tierra…
Esas pistas de las que doy fe en párrafos anteriores, nos dicen que tratamos los mismos hechos primigenios. Pero sí que hay que reconocer – resulta imposible no darse cuenta – que, mientras la gran mayoría de mitos originales se basan en el principio creador como femenino (la figura central de los mismos es la Mujer, así, con mayúscula), en el nuestro, digámosle de versión católica, se ignora, se le asigna un papel secundario, un tanto artificioso y ridículo (puesto que para no tener que admitir que el hombre nace de la mujer se hace nacer a la mujer del hombre) y encima se le encasqueta la autoría de un “pecado original” en concubinato con una serpiente, que, además, da la casualidad que, en el resto de las culturas, es símbolo del conocimiento…
No voy a desarrollar nada de esto, pues ni tiempo hay ni tampoco lugar, pero eso no quiere decir que no existan muchas y buenas razones que estudiar… Tan solo quiero dejar colgado del pensamiento razonable que las grandes verdades que vienen de las más antiguas fuentes de sabiduría, también pueden traer arrastrando grandes, por interesados, errores. Y que nunca la nuestra es mejor por el hecho de ser la nuestra… La verdad, si se le valora en algo, ni se recibe gratuitamente, ni se impone. Hay que buscarla para poder hallarla. Y a la mujer, amigos míos, a lo femenino, todavía no lo hemos encontrado…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
domingo, 17 de enero de 2021
SOBRE EL TENIENTE GALINDO
jueves, 14 de enero de 2021
LA IGLESIA
Bueno… pues a esos escritos tuve cierta cantidad de alegatos, que se pueden clasificar en tres grupos: uno, animándome a seguir profundizando en el tema; otro, un tanto mosqueados, que me plantean docenas de preguntas a las que dar respuesta; y un tercero, el más numeroso, que me pone como hoja de perejil, sin medias tintas. Buen… Yo les agradezco a todos, desde el que me anima hasta al que me pone a caldo, sin distinción, por el interés prestado y por tomarse la molestia de escribirme una nota… Y creo que de todos soy deudor de una, digamos que… explicación, a partir de la cual, cada cual forme su propia opinión. Tan solo voy a poner de testigo a la Historia. Únicamente voy a basarme, pues, en datos exclusivamente históricos…
Lo primero que se observa es que ni los Evangelios de Lucas, ni de Marcos, ni de Juan, aparece la palabra “iglesia” por ninguna parte. Solo en el último y más tardío, el de Mateo, cien años después de Cristo, aparece la definición, y relacionándola con la fe de Pedro, no sobre la persona de Pedro. Ya se sabe que el primer cristianismo fue conocido como grupos dispersos de seguidores cristianos, y lo de la estructura de Iglesia Cristiana fue creada por S. Pablo, y fue la interpretación posterior de esa tal Iglesia la que justificó – mejor, se autojustificó – en la sucesión del apóstol Pedro. Pero Jesús habló de la venida del Reino de Dios, no de Iglesia alguna… Incluso en sus primeros tiempos, la “casta méretrix”, como se le conocía, también decía: “el Reino quedará, la Iglesia desaparecerá”, en clara alusión a lo realmente importante del mensaje de Cristo… Pero, vayamos a los hechos:
La Iglesia de Pedro asumió la función de poder a partir del 325, con el emperador Constantino, y fue oficialmente instaurada como institución político-religiosa en el 392, cuando Teodosio el Grande impuso el cristianismo como religión forzosa y oficial del imperio… Con Justiniano, ya en el 529, una vez unidos oriente y occidente, el emperador, a través del Código Justiniano, el cristianismo pasó a ser obligatorio para todos. El resto de religiones fueron prohibidas, atacadas y/o eliminadas. Los antiguos mártires persiguieron y martirizaron a sus antiguos perseguidores, y los antiguos perseguidores se convirtieron en los nuevos mártires… Se constituye así por la fuerza el poder sagrado del cristianismo, ¿o ya deberíamos llamarlo catolicismo?..
Después, ya en 1.075, el papa Gregorio VII, en su decreto Dictatus Papae, se autoproclamó señor absoluto de la Iglesia y del mundo secular, sometiendo a reyes y emperadores, que eran puestos y depuestos a voluntad del pontífice y en el nombre de Cristo… Más tarde, en 1.302, Bonifacio VIII radicalizará aún más el poder terrenal y mundano del papado. Proclama la bula Una Sanctam, declara la supremacía sobre príncipes y reyes, y la extiende “sobre todas las criaturas”… Aún sigue siendo el representante de Pedro. Ya Inocencio III, el más poderoso de la historia, pues tenía sometida a toda Europa y toda Rusia, se presentó a sí mismo, dejando a Pedro a un lado, como representante de Cristo, directamente… Pero fue su sucesor, Inocencio IV, quién se quitó de en medio cualquier intermediario, autoproclamándose “representante de Dios y señor universal de toda la Tierra”…
Los que partieron esa herencia terrenal fueron los papas posteriores, Nicolás V (1397-1455) para Portugal, con la bula Romanvs Pontifex, y Alejandro VI (1431-1503) para los Reyes de España, con la bula Ínter Caetera… Por el Tratado de Tordesillas dividieron el nuevo mundo entre Portugal y España con sometimiento, claro está, a la Santa Sede.
Faltaba la guinda, así que prácticamente ayer mismo, en 1.870, en el Concilio Vaticano I, Pío IX vá y proclama, sin cortarse un pelo, la infalibilidad papal… En ese concili-ábulo, el papa se atribuye el poder absoluto, mediante el Cánon 331, “ordinario, supremo, pleno, inmediato y universal”, atributos que, en realidad, solo pueden ser ostentados por Dios… Pero, por si algo faltaba, en el más reciente año 2.000, con el documento doctrinal Dóminus Iesus, el entonces cardenal Rätzinger y posterior papa Benedicto XVI, presenta a la Iglesia como “portadora exclusiva de los medios de salvación” hasta el punto de repetir la fórmula medieval de que “fuera de la Iglesia no existe la salvación”, sin ningún recato, ni humildad, ni vergüenza alguna tampoco…
En el pasaje de las Tentaciones de Jesús, aparecen las tres formas básicas de poder mundano: el profético (transformar las piedras en pan); el sacerdotal (tírate del templo, y los ángeles te salvarán); y el político (la oferta de todos los reinos del mundo). Son los poderes que dominan a los pueblos con sumisión universal (significado de católico)… La Iglesia, como vemos, ha sucumbido a esas tres tentaciones. Es más, las ha utilizado, ha usado de sus prerrogativas, ha acumulado sus riquezas y ha abusado de su poder ad límitum durante toda su historia. Y aún no advierto que se haya arrepentido de ello.
Podría seguir ampliando datos, pero el tiempo y el espacio me lo impiden. Es cierto que la Iglesia encierra la verdad de la Venida del Reino, incluso su carisma, si quieren. Pero no es menos cierto que es la que más obstáculos ha puesto para que ese Reino se haga realidad. La religión es un traje para el hombre, pero hay que ajustar el traje al hombre, no al hombre al traje… A las pruebas, y a la Historia, me remito.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php