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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

miércoles, 30 de julio de 2014

¿HABLAMOS DE INJUSTICIAS..?

“Nos llevaban al cuartel de la Guardia Civil para obligarnos a comer aceite de ricino con guindillas. Un litro y 20 guindillas para las mujeres, aún embarazadas, y para los niños, como mi hermana, de 12 años, y yo, de seis, medio litro y 10 guindillas… Yo me preguntaba, ¿dónde está Dios?.. porque eso lo hacían personas de comunión diaria…”
 
                El pecado de esta niña con 6 años de edad, María Martín, era que habían matado a su madre, junto con 27 hombres y 3 mujeres más. Desde entonces, y como ella relató al Tribunal, “en el pueblo nos hicieron la vida imposible. Había niños que nos apedreaban cuando pasábamos mi hermana y yo, y adultos que se divertían burlándose de nosotras…”. Ella veía a su padre, escondida, llorar durante horas arrodillado en la tierra donde fusilaron a su mujer, apretando zarzas en las manos hasta sangrar. Desde que asesinaron a su esposa hasta el 29 de Marzo del 77 en que murió, el hombre rogó que le dejaran recoger sus restos, pero la única y repetida respuesta fue: “tú te la llevarás al cementerio cuando las ranas críen pelo, y no andes molestando no vallamos a hacer contigo lo mismo que hicimos con ella”.

                Antes de matarla, sigue contando su hija, “los falangistas le raparon la cabeza, toda menos un mechón de pelo en la coronilla, donde le ataron un lazo rojo con que la pasearon por todo el pueblo con el grupo de mujeres a las que había hecho lo mismo…”. Prefiero no seguir contando lo que María, desde que faltó su padre, ha ido narrando y mendigando en esta España cainita hasta la médula, para que le dejaran tener los restos de la madre que le arrebataron a los 6 años. La última vez que lo contó fue el 1 de Febrero de 2012, a los 81 años de edad, y ante el Tribunal Supremo. Fue la primera víctima del franquismo en declarar ante un tribunal de este país. Y contó la triste historia de su vida desde aquel aciago día de 1936…

                La desgracia completa de María Martín fue haber pedido ayuda al juez Baltasar Garzón, que le había escuchado y prometido hacer justicia. Lo que no había imaginado es que ese juez sería juzgado a su vez precisamente por eso mismo, por intentar hacer justicia juzgando los crímenes de la guerra civil y del franquismo. Seguimos sin entender que los que ganan una guerra no hacen concesiones… nunca, jamás, porque pierden todo atisbo de conciencia.

                Ahora, hace poco, María murió. Con 83 años y el corazón y el alma rotas por el dolor y la injusticia. Dicen que en una de sus últimas declaraciones, aún se quejaba de que “las ranas todavía siguen sin criar pelo”. Lo cierto es que a María Martín, cuyo único deseo era poder descansar junto a los restos de su madre que le arrebataron cuando tenía seis años… ni siquiera eso le han concedido los malditos entre los malditos.

                Esta es una verdadera historia de una verdadera injusticia – se la había prometido a ustedes – y no lo que cada día suelta todo el mundo que es juzgado. Historias como ésta de María, hay miles y miles en esta España ruin y vengativa. Miles y miles de heridas abiertas, cuyo único delito es ya querer enterrarse junto con sus propios muertos, y los verdugos ni siquiera tienen la misericordia de concederles ese consuelo. Todo lo demás son justificaciones falsas, egoístas, insolidarias y, si me aprietan, casi inhumanas, de elusión de responsabilidades…


                Pero tengamos la bondad de hacer un ejercicio. Pongámonos en el pellejo de todas las Marías Martín de este jodido y puñetero país nuestro… ¿nadie siente nada?.. ¿no?.. ¿de verdad?.. Pues entonces, es que estamos más muertos que ellos.

martes, 29 de julio de 2014

De lo divino y humano: ¡QUÉ ARTE..!

De lo divino y humano: ¡QUÉ ARTE..!: A mí me dejan con la boca abierta. Que haya personas que sean capaces de hacer arte con, por ejemplo, coger una rata, meterla viva en una ...

EN LOS JUZGADOS

Antiguamente, la justicia era simple, directa y brutal. Quién la hacía, la pagaba, u otro pagaba por quién la hacía, pero la pagaba. La ley de Talión. Taxativa y certera. El derecho romano vino a civilizar el sentido de la justicia mediante un corpus de leyes que la hacían, al menos, más ordenada y algo más justa. A lo largo de la historia, y dado que las leyes no pueden hacerse a la medida de cada persona, eso es casi imposible, sí que las normas de aplicación han ido intentando evolucionar acercándose, poco a poco, a un máximo posible sentido de justicia, otorgando posibilidades de defensa, y derechos, procurando analizar todas las opciones, teniendo en cuenta las circunstancias, los agravantes, los atenuantes, etc… 


                Y aquí entran los abogados, encargados de realizar ese trabajo haciendo buen oficio de ello. Lo que pasa es que, como todo lo que se aparta del fiel de la balanza, tanto quedándose corto como sobrepasándose, tiende a lograr, por su uso y abuso, lo contrario de lo que se persigue y sería deseable. Y en esas estamos. Que hoy, cuando un letrado no saca adelante la supuesta inocencia – o no supuesta culpabilidad – de su defendido, ya no es por efecto del que delinque o por defecto del que defiende, no, ahora es siempre culpa del juez que juzga, y juzga mal, o, ya una vez puestos, de la justicia que es una injusticia. Y asistimos a lo que, desgraciadamente, ya vemos con demasiada frecuencia en la actualidad. Que si el fallo favorece nuestros intereses, entonces “se ha hecho justicia”, y si no es así, entonces “se ha cometido una injusticia”. Siempre y en todos los casos es igual, siempre las mismas declaraciones, siempre el mismo tole-tole…

                La clase política, por su situación mediática y su responsabilidad pública, son los primeros en declararse inocentes siempre y en todo caso y lugar. De todas, todas… Si el maldito juez lo condena, entonces todos sus corifeos, paniaguados y adyacentes montan el circo victimario de lamentos, quejas y protestas, rito persecutorio oficiado por el letrado estrella de turno, cuyos sancionables excesos, por cierto y dicho sea de paso, suelen pagarse del erario público. Pero, en el fondo, también los delincuentes comunes alegan lo mismo, según salen del juzgado, que alaban la justicia si salen absueltos y la condenan si son condenados. Lo malo es que el común de la ciudadanía, al final, también no sentimos con derecho a entonar la misma cantinela. Y hacemos de la justicia como lo de la feria: que cada cual cuenta de ella según le va. Pero, al final, todos, todos , pagaremos por esa equivocación…

                Lo cierto y verdad es que un juez, cualquier juez, ha de juzgar con unas leyes dictadas, precisamente, por las cámaras políticas, que son las legislativas. Y ha de guiarse por los Códigos Civil o Penal, independientemente del acusado, mediático o no, y el letrado, histriónico o no, que tiene delante. Y así con todo y con todos y con las mismas herramientas para todos. Lo demás es cosa del espectador, que juzga el partido según el resultado. No digamos los equipos, que lo juzga según la actuación del árbitro… Les prometo contarles algún día una auténtica historia de injusticia, para que aprecien la verdadera diferencia…

                Así que no caigamos en el error. Existe un proyecto de este gobierno para cambiar las leyes en beneficio de la clase gobernante, y que la independencia judicial, que cada vez es más débil, sea totalmente anulada. El día en que eso ocurra, para los políticos ya siempre se hará justicia. No así para los ciudadanos. Entonces será como fue en la dictadura, que las leyes estarán hechas para según qué o quiénes. Pero será legal, todo legal, pues los jueces se limitan a aplicar las leyes existentes en cada momento de la historia. Y tenemos buenos, muy buenos, jueces. Respetémoslos mientras las leyes sean tan buenas como ellos. Luego, será tarde… Y entonces, nos lamentaremos.


viernes, 25 de julio de 2014

AMISTAD

No hace mucho, una buena persona me preguntaba por qué, en uno de mis artículos, no toco el tema de la amistad. Que sería bonito. A los pocos días de eso, un mala uva me pregunta si yo tengo amigos, refiriéndose, creo yo, a que por mi natural mal-comportamiento de no callarme ni debajo del agua, o ser tan jodidamente puñetero, no me debe ser fácil gozar de tan inapreciable bien. Así que, como lo segundo me da pié para cumplir con lo primero, pues aquí estamos.
 
                Hombre… contesto al preguntón cizañero, los que semosasí  nos supone un inconveniente y una ventaja. El inconveniente puede ser que no nos abundan, pero la enorme ventaja es que los pocos que sean tienen el contraste del oro auténtico. Por otro lado, este parco servidor no es persona de multitudes, más bien todo lo contrario, así que tampoco me preocupa demasiado. Cada ser humano tiene los amigos que merece, tanto en cantidad como en calidad, y eso nos ha de bastar a todos y cada uno de nosotros.

                No obstante, ya entrando en materia, pienso que, en general, tós, y lo de tós lo digo así porque me refiero al mogollón, tenemos una pléyade de gente a la que indiscriminadamente llamamos amigos por el mero hecho de mantener, o haber mantenido, una determinada relación. Nos conocemos, y sobra. Pero esto es una relativa superficialidad, e incluso temeridad, pues en ese tótum revolutum van incluídas las clasificadas como amistades peligrosas… Eso sí, de ahí puede salir un grupo más o menos concreto, con el que se mantenga, digamos que una cordial relación. Pueden ser hasta “buenos amigos”, por diferenciarlos del resto, si se quiere. No son muchos. Luego de esos salen unos pocos, muy pocos en realidad, con la categoría de excelencia. Excelentes amigos, por ponerles un marchamo. E incluso de esos poquísimos, solo Dios sabe si alguno de ellos, y quizá ni nos demos cuenta, llegue a alcanzar la categoría de auténtica amistad. Esas cosas vienen dadas por sí mismas y andan su propio camino en solitario. Si se fuerzan, pueden resultar falsas.

                Al final, la realidad, al menos en mi caso, es que esos bien-llamados amigos puros, me sobran dedos en las manos para contarlos. Son aquellos (y aquí hemos de hacer un medido ejercicio de separar a la familia, pues forma un universo aparte) que no os pedís cuentas de nada, que os soportáis todo mutuamente. Aquellos que ya forman parte de ti mismo igual que tú de ellos, como compartiendo una misma genética del alma. Los que hacen que ya no fueras enteramente tú si ellos no estuviesen ahí, porque tú eres tanto parte de ellos como ellos son parte de ti… No sé si me explico, Perico… Pero esta es, a la postre, mi experiencia personal.

                Lo que no voy a perseguir es que los demás tengan la misma medida que yo, por supuesto. Ni pretendo elaborar ningún cánon ni baremo de la amistad. Cada cual tiene su propia medida, su propia escala, y no tiene por qué coincidir con ningún otro. Lo que sí es cierto, es que una cosa es llamar amigo a… y otra muy distinta sentirse amigo de… Y lo que es fuente de satisfacción también puede ser fuente de desengaños, por eso yo prefiero la plenitud a la satisfacción, aunque esa plenitud sea tan rala y escasa como abundante puede ser lo satisfactorio.

                Hay quienes prefieren calificar las amistades de maduras o inmaduras, según el grado. A mí el adjetivo de la amistad me importa bien poco, porque a las inmaduras no las considero amistades, igual que una fruta no es comestible hasta que se encuentra en sazón. Por eso, quien dudaba de si yo podría tener amigos, a lo mejor hasta lleva razón si no conoce, naturalmente, otra fruta que la verde. Es lógico.


                Bueno, enfín, creo haber cumplido con ambos, ya que a los dos quizá les sirva de algo mi punto de vista. Puede que guste o que disguste, es posible que no haya estado a la altura, pero eso sí, he tratado de ser muy, pero que muy sincero.

viernes, 18 de julio de 2014

REGENERACIÓN

Me suelta un amienemigo que me estoy convirtiendo en la conciencia de Pepito Grillo. Y me lo dice así, con rentintín, con ganas, casi con maldad. Creo responderle que lo importante es la conciencia, no el nombre de quién la lleva, o algo parecido. Alguien que me acompañaba en ese momento se quedó un poco a cuadros. Eso es que algunos tienen el alma de Pinocho, comenta divertido… Sí, contesto, y no les gusta que les toquen las narices, porque es donde esconden las mentiras.  


                El tema del comentario del café estaba pues servido, horneado y en su punto. El nerviosismo, los malos modos y los pésimos tics de nuestros politicmen´s por un lado, y el desconcierto, el desencanto y la indignación de la ciudadanía por otro… San cucufate encima y mi hija en cueros, versión antígua de la actual: las elecciones encima y mi voto en pelotas. Es tal la visión desastrosa de este circo, donde la porquería y la desfachatez política campa sin miramiento alguno, que la gente piensa, desconsolada (espero que no resignada), que es igual a quién se vote porque nada se puede hacer… Tosoniguales es el mantra nacional.

                No sé… es posible que lleven algo de razón. Puede ser… Yo, sinceramente, en todos mi años de vida, y ya son muchos, no he conocido nunca, jamás, una situación de deterioro moral como la que se vive actualmente. La falta de valores en la sociedad, el grado de corrupción en la política, es tan enorme y generalizada que parece llamar al pesimismo más que al optimismo. Postosoniguales, como reza el mantra… Bien, pues entonces digo yo que habrá que desenmascararlos, ¿no..?

                Fíjense en la estampita que han sacado al foro tras el podemos de los que han podido: Hoy se habla mucho de regeneración. Todos los partidos venden su cabra llamada Regeneración. Unos con caras nuevas y muecas viejas, otros con propuestas pseudonovedosas con trampa, otros intentando vestir de nuevos modos viejos estilos. Regeneración es la palabra que sale en todos los discursos de todos los políticos de todos los partidos de todas las ideologías. Para regeneración, la nuestra, ñoras y ñores… Mi regeneración es la auténtica, no compre malas imitaciones… Regenere con nosotros… Se desgañitan los mercaderes del cuento entre los parroquianos del zoco público.

                Pero a mí me huele que, si no todo, sí que casi todo, o mucho, es falso. Lo único que quieren los políticos es seguir agarrados a las ubres del poder para seguir trepando, obteniendo canonjías, privilegios y dividendos postcargo. Y si para eso tienen que parir normas injustas, y torcer y manipular leyes para su exclusivo propósito, pues lo hacen. Sin ningún pudor. Se nota en sus desgarradas luchas por sentar culo. No lo disimulan nada. Y cuanto legislan va encaminado a su propio y exclusivo interés.

                Por eso, la regeneración ha de ser ciudadana, no política. De una sociedad corrompida solo pueden salir políticos corruptos, y éstos solo trabajan por y para sí mismos. La desconsoladora imagen que vemos hoy es la de esa fatal realidad. Pero no podemos, no debemos, cambiar el pellejo sin antes cambiar las tripas.

                La sociedad, la ciudadanía, debe regenerarse para que las leyes, las normas, todo, emane de esas mismas tripas sociales, no de su pellejo político, cada vez más duro, cada vez más insensible. Los políticos deben elegirse para servir al poder que salga del pueblo, no para servirse del pueblo para obtener el poder. Eso es lo que hoy está pasando. Por eso y para eso la víscera social, el pueblo, la ciudadanía, debe comenzar estableciendo nuevas leyes y formas electorales. Y por ahí empezar a cambiar todo lo podrido.

                Ahora vengan esos enemiamigos y me digan que me he convertido en un Robespierre… Va a resultar que ya me da igual lo que piensen de mí. Es que yo, a mi edad, también me estoy regenerando.


miércoles, 16 de julio de 2014

¿ESTAMOS DISPUESTOS..?

Se ponen en contacto  conmigo los de ACNUR. Los conozco de hace mucho tiempo… A esta gente me la encontré en Tinduf, en la Hammada argelina, allá por el año 1.996, haciendo lo que podían para llevar agua a los campos de refugiados saharauis, cuando yo también andaba por allí con un grupo de bienintencionados amigos intentando cambiar un poquico de este jodido y puñetero mundo. A lo largo de este tiempo nos hemos cruzado en varias iniciativas, y me los he topado en muchos medios y noticieros. Y los he seguido en su inmensa, gigantesca, titánica labor para con todos los refugiados, se produzcan donde se produzcan.
 
  
              Las siglas ACNUR obedecen a Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Tiene dos premios Nóbel de la Paz, en 1.954 y en 1.981, y, también en 1.991 el Premio Príncipe de Asturias, pero con todos esos laureles apenas si disponen de dinero. Es triste, muy, muy triste… Me dice mi comunicante que el prestigio solo no dá de comer, que la gente se muere a chorro en los campos de refugiados de Siria, del Sudán, de África, en Asia, Sudamérica… La ONU les facilita cobertura política, diplomática y estratégica, les cubre su operatividad, para poder estar en todo el mundo bajo sus auspicios, para mantener la movilidad y presencia allá donde se necesitan, pero los desbordan los millones de bocas que alimentar, casi todas mujeres, ancianos y niños. Ahora mismo están intentando dar de comer a más de 10 millones de personas. Para que os hagáis una idea comparativa, más que toda la población de Portugal.

                ¿Es posible que este mundo produzca tamaña indignidad?, le pregunto. Es posible, y es real… no me preguntes lo que quizá no quieres saber, me contesta… Sus cuotas de asociados, que hasta ahora han partido de 20 € al mes, en los casos de jubilados y familias con escasos medios españoles, sigue informándome, han decidido bajarlas, y ponerlas… ¡desde 5 euros!.. A mí se me cae la cara de vergüenza, le digo, es todo tan miserable… - No, no lo es, se apresura a aclararme. Mira, existe un alimento de alto valor energético y nutricional, el Pumply´nuts, que permite ganar a un niño desnutrido un kilo por semana, y que salva muchas vidas, y que podemos comprar tres o cuatro por un solo euro…. Fíjate, prosigue, que si un jubilado como tú da 5 euros al mes, aunque solo sea durante cinco o seis meses nada más, podemos alimentar de 20 a 25 niños durante casi un mes… ¡solo con esos 5 euros de los que tú te avergüenzas!.. No tienes ni idea de lo mucho que se puede  hacer con tan poco… Y lo mismo me cuenta de vacunas, medicinas…

                Seguimos hablando un poco más, pero lo cierto, la verdad, es que se me hace muy cuesta arriba. Existen una serie de condenadas historias personales, tremendamente reales, en stories.unhcr.org. que no sé si aconsejaros que las veais. Tengo mis dudas. Por un lado no me asiste ningún derecho a remover la conciencia de nadie, y por otra parte me pide el cuerpo cosa mala hacerlo, así que cada cual haga lo que le plazca.


                Es lo mismo que yo he hecho, al fin y al cabo. Hacer uso de mi libre albedrío. Y, miren, he optado por también convertirme en limosnero de ellos. Este artículo de esta semana está escrito con ese único y exclusivo fin. Con toda la mala leche del mundo. Porque hay que tenerla mala cuando a uno se le pone mala. Y hacer lo que pueda, incluso jodiendo la apacible y bendita conciencia del personal ajeno a uno… Así que aquí me tenéis y en esas mismas estamos. Yo estoy dispuesto a pasarte la cesta de misa dándote con ella en las narices… ¿Estás dispuesto tú a responder?... posanda, dímelo…

jueves, 3 de julio de 2014

HAZ LO QUE DEBAS

Nada más haz lo que puedas. Solo eso. No se trata de cambiar el mundo, pues el mundo tiene sus propios pasos, y sus propias reglas de mudanza, y son imperceptibles para nosotros. Se trata de cambiar tu realidad, y, a veces, ni tan siquiera eso, porque tampoco eres consciente de que tus actos la van cambiando lentamente, poco a poco, sin que tú mismo te des cuenta, ni quizá llegues a saber nunca lo que has podido o llegado a cambiar. Pero lo haces. Para bien o para mal, lo haces. Aunque no te lo creas, lo haces. En sinergia con otros, pero lo haces. En solitario, pero lo haces…


                En un período de decepción con los demás y de increencia en mí mismo y en mis propios esfuerzos, he tenido un par de experiencias que me voy a permitir compartir con vosotros, porque creo firmemente que estas crisis nos son comunes a toda la humanidad y a toda clase de personas. Lo que no podemos, no debemos hacer, es utilizarlas como excusa para quedarnos de brazos cruzados, y tratar de justificar así nuestra inacción. Este es el único y exclusivo motivo, y no otro, que me mueve a contaros lo que pertenecería, si no, a la esfera de mis vivencias y de mi vida privada.

                No hace mucho, me llega la petición de una cadena social para que me sume al ruego para que una conocida firma de hipermercados dejara de cobrar ciertos servicios a familias necesitadas. Como ya había escrito anteriormente críticas sobre su insolidaridad para con los bancos de alimentos, además de unirme a tal iniciativa, colgué de mi web un nuevo suelto llamando a ser consecuentes con los inconsecuentes. Antes de salir en formato impreso en los Chispazos de este periódico, recibo un comunicado de tal empresa informándome que se están corrigiendo tales extremos e intentando conciliar la política de la empresa con las demandas sociales… Yo había infravalorado el potencial de la red y las acciones individuales, y tuve una demostración práctica de mi creencia errónea.

                También recientemente, una persona a la que no veía hacía años, me aborda por la calle, me dá un fuerte y emocionado abrazo, me estampa un par de efusivos besos y unas emotivas gracias, asegurándome, con ojos llorosos, que cuando todo el mundo le volvió la espalda, mi ayuda le cambió la vida. Sorprendido y confundido le dije no acordarme de tal cosa, y que, sin duda, estaba equivocada y me confundía con otro. Me respondió que lo hice sin que ella llegase a saber nada de ello, y que eso le daba más valor aún a mi acción. Al llegar a mi oficina, mi hijo me entregó una carta manuscrita de esa misma persona, donde me adjuntaba una fotocopia de una nota de recomendación de mi puño y letra a favor de ella… escrita hacía 14 años. En su carta me explicaba que la había encontrado entre los papeles de su ya anciana madre, que le contó lo que yo hice entonces en su favor. Incluso ahora, apenas si puedo reconstruir aquellos hechos, y lo que jamás llegué a imaginar es que, algo que ni siquiera se recuerda, pueda llegar a cambiar la vida de nadie.

                Solemos ser conscientes de nuestros actos en el instante mismo de ejecutarlos, sí, pero somos generalmente inconscientes de sus posibles consecuencias a lo largo del tiempo, en las personas con las que un día nos relacionamos, en nuestro entorno habitual, en la realidad que nos rodea, en el mundo en definitiva. Nos pasa a todos todos los días. A pesar de que pensamos, creemos y afirmamos que no podemos hacer nada, que esto no hay quién lo arregle, que para qué luchar ni molestarse…


                Quizá la clave esté en lo más simple, elemental y sencillo. Y es, precisamente, en no perseguir resultados ningunos, en no querer cambiar el mundo. Tan solo en hacer lo correcto en cada momento. Nada más que eso. Aunque bien sé que cada uno tenemos una medida distinta, unas capacidades diferentes. Es posible que las metáforas del efecto mariposa, del punto de apoyo con que mover el mundo, de Pitágoras, de la sola acción que redime a toda una humanidad, de Cristo, sea algo tan sencillo como que tu responsabilidad no está en cambiar el mundo, si no en hacer lo que debes en cada momento de tu vida. Tan solo haz lo que puedas, pero, eso sí, HAZLO.

miércoles, 2 de julio de 2014

De lo divino y humano: LA MONTAÑA

De lo divino y humano: LA MONTAÑA: Yo imagino la vida como una montaña. Cada uno tiene su propia montaña, aunque comparte algunos, pocos en realidad, paisajes, con los demás...