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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

martes, 25 de julio de 2017

PATER/MÁTER




Lo cierto es que hablar de mujeres y de hijos sin traer lo de los padres, es meterme en una charca de la que no sé cómo voy a salir, lo sé. Y que nadie me manda correr tal riesgo, también lo sé. No obstante, lo voy a hacer a pesar de que actúo sin red, y sin paracaídas, y puedo salir malparado. Pero es que vengo observando, y respetando también, cuidado, desde hace mucho tiempo, que se repiten, como en unas constantes fijas, determinadas posturas y declaraciones formales de féminas cuando, no importa la causa ni el motivo, se les pregunta por qué quieren, o no quieren, tener hijos, bien bajo la circunstancia de en pareja, o bien bajo la de en soledad. Con permiso, paso a definirlas:

                Cuando, en pareja, se pregunta a la mujer el motivo por los que evita los hijos, el catálogo de razones invariablemente pasa por  “el temor al incierto futuro”, “nuestro trabajo no nos permite mantener/cuidar de…”, “he de realizarme profesionalmente”, “hemos de disfrutar antes de nuestra libertad”, “aún no estamos preparados para compartir nuestra intimidad”, “es una responsabilidad para la que aún no estamos maduros”… Sin embargo, cuando a una mujer sola se le pregunta por qué ha decidido ser madre, surgen las igual invariables respuestas: “para darle un significado a mi vida”, “para sentirme necesaria y/o necesitada”, “para experimentar ser madre”, “para compartir mi vida”, “para liberarme de (o a mí) misma”, “para sentirme completa”…

                Y aquí es cuando – quizá porque soy hombre y no sé un carajo – viene mi extrañeza, preguntándome a mí mismo si los segundos porqués no se pueden dar exactamente igual en el primer caso. O a la recíproca, si los primeros motivos no se pueden dar en el segundo de los casos. Que yo sepa, y ustedes puedan perdonarme, todas las pegas expuestas para no tener un hijo se pueden dar tanto en pareja como en solitario, así como todas las razones para tenerlo, también… Entonces, ¿por qué siempre se escucha lo mismo en según sea el caso?.. Ya, ya sé que me dirán que hay de todo en todo. Que hay mujeres que desean la maternidad por encima de cualquier problema, y mujeres quela posponen indefinidamente bajo las mismas excusas, estén solas o acompañadas. Y es verdad. Cierto.

                Pero no es eso lo que yo expongo en mi ocurrencia de hoy. Lo que me llama la atención es la serie de etiquetas que se utilizan como el resultado de un análisis, y que se pegan al frasco según la receta del médico. Son algo así como respuestas prefabricadas al servicio de las que piensan de una manera o de otra, según el grupo de, en pareja o a solas, donde se encuentran encuadradas… E incluso, a veces, se dá en la misma persona, dependiendo de su circunstancia.
               
                Pero lo que supone una aparente contradicción, en realidad es la confusión, la extrañeza, el despiste, la desorientación, que nos produce la vertiginosa liberación de la mujer que se ha producido en el último tramo de la historia. Y eso nos ocurre a los que amontonamos cierta edad, independientemente de que seamos hombre o mujer. Y es que, en cuatro días mal contados, las féminas han pasado de estar siempre condicionadas al hombre, de ser portadora de sambenitos si se quedaba soltera, de vistesantos si no era por su elección, de “rara” u otra cosa peor si era por su voluntad, de vientres inútiles que no cumplen con su sacrosanto deber engendrador, a mujeres que, libremente, eligen no casarse, vivir solas, e incluso tener hijos solas, ser madres solteras, y educar a sus propios hijos sin necesidad de varón que tutele nada…

                Y eso es posible que no tengamos problema para entenderlo, y comprenderlo, e incluso aceptarlo, pero sí que lo tengamos para encajarlo… encajarlo en un clisé que ha funcionado durante siglos, mudando al modelo opuesto tan solo que en unos muy pocos años, sin apenas período de transición… Por eso, a las feministas que nos machacan diciendo que la liberación de la mujer va lenta y despacio, les digo que según cómo y desde donde lo miren. Y que lo importante es seguir en la vía, no arriesguemos a que pueda descarrilar el tren.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com – Viernes, 10,30 h. en http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

lunes, 17 de julio de 2017

FASCICOMUNISMO




Trump pasó por Europa a lo del G.7, y después a otras cosas, tras de haber visitado Arabia Saudí, y sentirse halagado por la jerarquía reinante. De sátrapa a sátrapa. Les vendió armas y diseños de su nena a cambio de petróleo y vista gorda… y cada cual a lo suyo. Aquí, sin embargo, mostró su rostro esquivo, su grosera prepotencia, sus gestos de desprecio, sus malos modos y pésima educación. Con los absolutistas de chilaba y alfanje se sentía cómodo y a gusto, pero con los demócratas europeos no coincidió, ni congenió, ni se identificó. Ángela Merkel lo dijo muy clarito después: “no se puede contar con él, no es de fiar.”. Igual pasó con la visita de Putin a Macron. Caras tiesas, incomodidad e incomunicación. Todo lo contrario que cuando Le Pen visitó a Putin en el Kremlin. O cuando la misma doña Marine cumplimentó a Trump en su torre. O cuando ambos dos, Trump y Putin, se encuentran y se “acuestan”. Cordialidad y coordinación absolutas… Es el signo de los tiempos.

                Lo que pasa es que estos tiempos empezaron hace más de ochenta años. Cuenta Jean Cassou en sus memorias que en Junio del 35, el Congreso Internacional de Escritores en defensa de la Cultura, bajo los auspicios de aquella Internacional Socialista propiciada por André Malroix, que luego fue una figura clave en la guerra civil española, la delegación soviética era otra guerra civil, pues los estalinistas habían amenazado de muerte a los trostsquistas, así que los rusos quisieron impedir que hablara Víctor Segre, uno de los represaliados por Stalin. Deja escrito el autor que “allí fue cuándo y dónde me dí cuenta realmente que los comunistas hablaban y obraban igual que los nazis.”

                Y dice Cassou en su libro que Malroux clausuró aquello hablando de arte y enfrentándose a las consignas impuestas por Moscú, como un rompimiento: “estamos aquí para crear una nueva conciencia con el dolor milenario de la humanidad. Y que la cultura abra los ojos, no los cierre. Y que allí estaban para ver, no para obedecer”… Estupefacción soviética ante aquella declaración de libertad y de librepensamiento. Lo estoy imaginando y es una escena trasladable perfectamente hoy para aplicársela a las fuerzas herederas históricas de aquel izquierdismo en sus discursos actuales, y soltársela a su bancada en el Congreso. Pero fue entonces cuando se pronunció aquella brillante y valiente frase, tan necesaria, y de tan perfecta y de recomendable actualidad: “La nación está en la naturaleza del fascismo, y el mundo en la nuestra…”.

                Ahora va usted y dígale esto a la caterva de políticos enanos puñosenalto que tenemos de nacionalistas, nacionales y naciondenaciones, esturreados por aquí. A ver por qué ahora van ellos y defienden todo lo contrario, lo que defendían los fachas de la época, y dicen que eso es ser de izquierdas. Que si entonces era ser del mundo, ahora es ser de cuanto pequeño, estrecho y mezquino pueda haber, además de incultos, claro. Porque antes izquierda era sinónimo de cultura, de conocimiento, de saber, de aperturismo mental… y estos de ahora denotan una ignorancia atroz cuando desconocen su propia historia, ignoran su propio origen y desprecian su propia cultura…

                Y es que, en el fondo, son tan incultos y desilustrados como sus primos los cabezas rapadas. Ya lo escribió Jean Cassou en 1.935, donde se constata aquello que él notaba entonces en los rusocomunistas funcionarios de entonces, y que se ha extendido como una mancha sucia y opaca a toda la ideología extremizquierdista de hoy. En el fondo predican lo contrario a lo que practican.
               
                La única diferencia de ayer a hoy es que antes mantenían las distancias con el fascismo, guardaban las formas, y ahora no se molestan en disimular su encuentro y la enorme atracción y fascinación que sienten el uno por el otro… Muchos ya sabíamos que ambos extremos son la misma clase de absolutismo, aún de distinto signo. Pero absolutismo al fin y al cabo. Y ya sabemos que, en realidad, las diferencias son de forma, no de concepto. Aunque estos sigan con el mismo disfraz puesto de cuando Malroux los puso a caldo. Son viejos ropajes ya raídos, ajados por un uso convertido en abuso, que los recientes actores recrean con nueva costura pero igual diseño… Me entra la risa floja cuando Pedro Sánchez, puño en alto y la Internacional en el galillo, se atreve a decir que hay que ser del futuro y no del pasado. O es un ignorante o es un farsante. O ambas cosas a la vez. O quizá solo un falsario, y los ignorantes seamos nosotros…


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com – Viernes, 10,30 h. en http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

viernes, 14 de julio de 2017

NO ES CUENTO




Normalmente siempre se habla de los conceptos de objetividad y de subjetividad, pero nunca, jamás, sobre el de intersubjetividad. Y, sin embargo, es quizá el más poderoso de los tres… Pero, bueno, dirán algunos, ese concepto no existe, te lo has inventado, tío, ¿D´ande sacas esas ideas, joer..?, está lo objetivo y lo subjetivo. Y listolbote. Ya… pero existir, existe, aunque pocos sepan de su realidad. ¡Ah!.. y no lo he inventado yo, que se lo he leído a Juval Noah, y sociólogos, y antropólogos, y diferentes disciplinas de investigación lo tienen muy en cuenta. Lo que pasa es que en el mundo de las ideas, a los conceptos se les pueden poner cien nombres distintos, o ninguno, pero eso no quiere decir que no estén ahí…

                Lo objetivo ya sabemos lo que es. Existe con independencia de la conciencia o la creencia humana. No son mitos. Lo objetivo está ahí aunque no lo veamos, o lo sintamos, o no creamos en ello. Los efectos y las consecuencias nos afectan, aún a pesar de nuestra increencia o inconsciencia. Mejor explicarlo con un ejemplo. La radiactividad es algo objetivo, aunque no lo captemos. Si nos exponemos a ella podemos morir de anemia aplásica – un tipo de cáncer de sangre – creamos o dejemos de creer en su existencia o en su influencia sobre los organismos vivos. Eso es un hecho objetivo concreto. Pero hay muchos hechos objetivos. El mundo está plagado de cosas, fuerzas y hechos objetivos.

                Lo subjetivo es como el otro lado de la moneda. Es algo que existe solo en función de la creencia o la conciencia de un individuo. Forman parte del mundo mítico individual. Es como los conocidos amigos invisibles de los niños. Conforme desaparece la infancia se esfuma tal realidad. Eso es un hecho subjetivo. Cuanto existe de mental, posible o imaginario, entra en el mundo de lo subjetivo. Un pensamiento que se puede contrastar en la esfera de los hechos reales son pensamientos objetivos, y los que no, pues serán muy respetables, que no diré nunca yo que no, pero no dejan de ser pensamientos subjetivos.

                Pero lo intersubjetivo… amigo mío, eso ya es harina de otro costal. La definición de lo intersubjetivo podría ser que tiene su existencia y subsistencia en una red de millones de millones de individuos. Es lo que existe en función de la creencia y conciencia de cientos de miles de millones de personas, de forma que si una sola, o unas pocas, dejan de creer en una idea, no pasa absolutamente nada, y únicamente cuando el cambio a la increencia afecta a una mayoría, esas ideas empiezan a mutar, a abandonarse, o simplemente, a dejar de existir. Al mundo de los fenómenos intersubjetivos pertenecen las fés, los dogmas, las religiones, las leyes, la economía, las patrias, el valor del dinero, las doctrinas, la banca, la justicia, las bolsas, las doctrinas, la política, las corrientes de pensamiento, las idologías, las emociones, las ideas, las naciones, las teologías, la moral, los partidos, los sistemas educativos, y un etc. tan indefinible como interminable...

                El valor de lo intersubjetivo en la historia humana es infinitamente mayor que lo simplemente objetivo o subjetivo, pues construimos nuestro propio mundo, nuestras sociedades, civilizaciones y culturas, nuestro propio orden o desorden, en base a una suma inmensa de subjetividades personales. A una gigantesca masa de individuos que creen/creemos en una misma idea subjetiva. Y la creencia masiva se transforma en una realidad. Una realidad que es irreal, puesto que cuando dejan de creer en ella, simplemente desaparece por otra, por el simple hecho de que no es objetiva, si no subjetiva, que cambia cuando cambian las ideas.

                Esta intersubjetividad es tan poderosa que no es de extrañar que los amos del mundo, los políticos, las iglesias, los sistemas financieros, se esfuercen en implantar y mantener en el tiempo pensamientos y creencias que favorezcan sus intereses de poder e influencia. De ahí que la manipulación de las creencias y conciencias en la gente es primordial, pues pone en marcha la poderosa maquinaria de la intersubjetividad, que da valor real a lo que no lo tiene, que otorga etiqueta de objetivo a lo que solo es subjetivo. Por eso, manejar la cultura y la moral es importante. Impide la noción de la auténtica libertad de pensamiento. El mayor enemigo de los poderes oscuros… Y no es ningún cuento. No, no lo es.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com – Viernes, 10,30 h. en http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

miércoles, 5 de julio de 2017

IMPERIOS





Un imperio no es lo que pensamos, no es lo que nos hacen creer los que escriben la historia falseada según intereses. La sociedad, el mundo, la civilización, viene de minúsculos reinos, ciudades-estado, pequeñísimos imperios, que se ha ido fusionando por la fuerza de la sangre, la economía, o las armas. Pero un imperio es imperio cuando una cultura acaba colonizando otras culturas. Cuando el conquistador se transforma en conquistado y el conquistado se convierte en conquistador. Y la mayoría de las veces, casi siempre, ese fenómeno se produce sin darnos cuenta, con el correr del tiempo.

                Hace 2.150 años, Roma dominaba todo el Mediterráneo. Pero en la cuenca ibera había un asentamiento, Numancia, que no se sometía. Mantenía su dialecto y costumbres celtas, luchaba por su libertad, y derrotaba a una legión tras otra. Al senado romano se le acabó la paciencia, así que envió nada menos que al conquistador de Carthago, Escipión, con un ejército de 30.000 hombres. Éste, sabedor de cómo se las gastaban aquellos cerriles, se limitó a rodearlos y sitiarlos con un terrible cerco de medios, hambre y sed. Ya saben la historia, los numantinos incendiaron su ciudad y se pasaron a cuchillo a sí mismos antes que someterse a Roma.- España, ya se sabe, hizo un símbolo nacionalista de Numancia. De la resistencia numantina se construyó un heroico carácter español falsamente genético. En las escuelas se ensalzaba la gesta atribuyéndola, claro, al conjunto del estado y la ciudadanía. Las ruinas de Numancia se declararon Monumento de Interés Histórico, y un lugar de peregrinaje y veneración para jóvenes e inflamados jabatos. Todo esto es perfectamente normal. Es natural que se aprovechen tales señas para fabricar banderas identitarias. Todos los países lo hacen…

                Pero los poetas y autores escribieron sus himnos y loas en castellano, lengua romance del latín conquistador, no en la lengua celta conquistada. Cervantes escribió El Cerco de Numancia, según el mejor estilo y tradición grecolatina (los numantinos no apreciaban el teatro); los más fieles defensores del numancismo han sido y son fervorosos seguidores de una iglesia católica, apostólica y… romana, cuyos rituales eran en ¡latín!.. Los políticos que presumían/presumen del espíritu numantino, legislan y mandan según el Derecho Romano; y toda la cultura nacional que se mira en la gesta numantina tiene infinitamente más de romano – de los conquistadores – que de la resistencia a ser conquistado. De hecho, Numancia fue conquistada mucho antes de su caída, y los cantos a su triunfo es un reconocimiento de derrota anticipada.

                Pero exactamente igual que ocurre así, también ocurre en sentido contrario, que los vencidos se transforman – si no hacen lo que los numantinos – en parte del imperio que los conquista. Siguiendo con el ejemplo romano, sus más ilustres linajes procedían de tribus oscas, sabinas, francas, iberas… El emperador Septimio Severo era libio, Heliogábalo, sirio, Filipo, árabe. ..Al final del asimilamiento de un pueblo siempre ocurre lo mismo, que nunca hay ganadores ni vencidos, pues los sometidos se convierten en el imperio mismo… Y eso ocurrió y ocurre con todos los imperios de la historia de la humanidad habidos y por haber…

                Ocurrió con Roma, como ocurrió con las dinastías chinas, o con el imperio persa, o con Carthago, o con el Islam, y como está ocurriendo, y ocurrirá, con el imperialismo europeo, llegado el caso. Es un ciclo de media docena de pasos: un grupo domina un pequeño imperio, luego se forja una cultura de ese imperio común, después esos pueblos sometidos adoptan la cultura imperial, sigue que esos pueblos reclaman un estatus igualitario en nombre de tales valores culturales, y más tarde, los fundadores de ese imperio pierden sus dominancias para, al final, esa cultura siga desarrollándose, prosperando y progresando, y formando parte de lo que pueda venir después…

                Lo que ya no entiendo es cómo en esa imparable ley puedan darse casos que parecen contravenir la regla. Cómo los nacionalismos separatistas, por ejemplo, aparentan marchar al revés, hacía atrás, en contra de la Historia. Son como involuciones de la propia evolución, pues no pueden frenar la dinámica histórica. Venimos de miles de reinos, ciudades-estado y pequeños imperios, a pasar a cientos, luego a unas pocas docenas, y ahora vivir en un estadio donde apenas existen cuatro conglomerados de naciones, cada vez más interdependientes unas de otras, y que están conformando una sola y única cultura común. Todo apunta a ello. A un solo imperio. Y no se trata de una guerra global, sino de una asimilación cultural – globalización, internet, etc. – que nos llevará a una nueva forma de manejarnos y entendernos.

                Otra cosa es querer ser europeos, por mal ejemplo, sin aceptar ser lo que son, porque no se puede ser lo uno sin lo otro. Y es que, la fusión de la cultura también trae mucha incultura. Muchísima…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com – Viernes, 10,30 h. en http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php