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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

martes, 28 de junio de 2016

CORROMPESPAÑA

Me acabo de trajinar un libro de más de 600 páginas, que me ha dejado un amigo. Se titula EL FANGO, y es de Baltasar Garzón (Edit. Debate). Más de seiscientas páginas repletas de corrupciones. Todas ellas probadas, documentadas, desarrolladas y demostradas. No en vano es un juez el que las escribe. Son páginas áridas, espesas, duras, a veces intratables e insoportables, pero tremendamente ilustrativas. No las recomiendo como un placer de la lectura, ni siquiera como entretenimiento, pero sí como una amarga medicina, como un antídoto para las conciencias cómodas y comodonas, si es que en este país aún existen restos de conciencia. No obstante, si alguien tiene lo que hay que tener, y le echa valor y ganas, mi recomendación es que antes se prepare el estómago con una buena purga y un mejor protector intestinal. Hay que tener las tripas bien dispuestas para no vomitar de asco. Quedan ustedes formalmente advertidos. Eso sí, aprenderá mucho de muchos…

                Cuando uno ve con extrema claridad, y sin lugar a la más mínima duda, la corrupción que impera en la política, en toda la administración del estado, en la banca, en la iglesia, en estamentos policiales, en los medios de comunicación, en la propia administración de justicia, y hasta tiznajo de ella en la misma corona, nos damos cuenta que es un cáncer que viene de muy atrás, que le viene de antes de la democracia y que la infectó de lleno en su nacimiento. Porque es una enfermedad endémica. Una lepra que cobijamos, a la vez que la padecemos, desde la dictadura – quizá antes -  hasta nuestros días, sin que siquiera nuestra orgullosa y bien vendida transición se haya visto libre de ella, en ningún momento.

                Está claro que los regímenes totalitarios y absolutistas se construyen, se basan y se afianzan cimentados en la corrupción. Es más, no pueden subsistir sin ella. Es su fuerza, su combustible y su poder. Lo que pasa es que una dictadura la oculta y protege, e incluso persigue al que la pone al descubierto. Por eso mucha gente suelta la ignorante y sublime jaculatoria de “con Franco vivíamos mejor”. La mierda, se huele o no se huele, per haberla, háyla. Y nuestro sistema, basado en la corrupción, viene heredado del totalitarismo. Lo que ya no tiene lógica es que llevemos tantos, tantísimos, años de democracia como en su día llevamos de dictadura, y aún conservemos la peor lacra de la misma: un sistema viciado que no sabe funcionar sin engrasar las instituciones con el pringue de las corruptelas. Ya lo canta nuestro medio himno nacional: Corromponpom, ponpom,  corrompompero, pero…

                La única explicación posible reside en que nuestra democracia se construyó con los materiales de derribo de la dictadura, y, por lo tanto, nos llegó corrompida. Corrupción que se ha adaptado y hemos adoptado al uso democrático. La roña sabe camuflarse de limpieza, nunca al revés… ¿Y cómo ha podido ser?. Pues endosándosenos una pseudodemocracia que, en realidad, es una partitocracia. Los partidos políticos españoles realmente son pequeñas dictaduras funcionales que incluso se financian de manera ilegal, o a falta de leyes, inmoral, fraudulenta… El bipartidismo en España ha supuesto que “una mano lava la otra”, no un sistema avanzado, como creíamos. Pero lo malo, lo peor de todo, es que esa corrupción ha contagiado a toda la sociedad y a toda la ciudadanía, que ya la considera como algo normal, e incluso deseable y virtuoso, p.ej. evadir impuestos, comprar voluntades, malversar fondos, descapitalizar fiscalmente, etc… Es un monstruo que se retroalimenta a sí mismo.


                Solo desde una correcta educación y una cultura moral y ética podemos vencer a esta lacra. Pero hasta la educación y la formación está pervertida y orientada hacia una pérdida de valores, en vez de hacia la recuperación de los mismos. Dígame un solo principio que cotice en una sola escala de valores… y no de bolsa, precisamente.

jueves, 23 de junio de 2016

LA FARSA

Si alguien preguntara qué es la BBC, seguro que habrá otros muchos alguienes que contesten que es el archifamoso y conocidísimo canal británico de comunicación, pero yo, y alguno que otro más, quizá, contestaremos que hay otra BBC no menos glamourosa, además de santapostólica y romana. Y es que la BBC también son las siglas de Bodas-Bautizos-Comuniones, el poderoso tridente en que se basa la economía de la apariencia, de lo superficial y de lo vanidoso. 


      Siempre habrá algún insigne y respetable que aducirá que, bueno, pero también son Sacramentos de la muy ilustre y santa Iglesia. Y es verdad. Cierto. Pero los sacramentos son dogmas más que menos inventados ,y traídos por los pelos, y homologados de un cristianismo que ya casi no ejerce de cristiano en un catolicismo rampante y campante. Y aquí se plantea la siguiente cuestión: ¿justifica el sacramento tales escandalosos dispendios y tales ferias de las vanidades?.. Yo creo que no. ¿Acaso es eso el auténtico sentido del sacramento?. Yo creo que tampoco. ¿Se utilizan tales sacramentos como excusa para montarse disparatados pifostios que son incluso antievangélicos?.. Yo estoy convencido que sí.. Entonces, ¿porqué los dispensadores de tales sagrados principios toleran y admiten tamaños circos?.. Porque les conviene, aún sabiendo que es una vulgar farsa.

      Si buscamos en sus raíces históricas, el Sacramentum era como llamaban los legionarios romanos al acto de prometer fidelidad al lábarum. Era toda una jura de bandera. Sacra-Mentum, significa literalmente palabra sagrada, palabra de honor, palabra empeñada… Luego vino la Iglesia y se apoyó en el término, como en tantas otras cosas, para montarse sus propias juras de banderas. Hasta ahí, vale. Lo que pasa es que hay determinados sacramentos, la BBC mismamente, en los que no se rinde culto más que a la más desaforada parafernalia, prostituyendo el espíritu de tales sacramentos, si es que alguna vez lo tuvieron.

      Fíjense, por ejemplo, cualquier boda de cualquier famoso o famosa, a las que se intenta imitar cada vez más los que dícense normales. Vemos a los varones de cuasi estricta etiqueta y a las mujeres imitando a las pavas de pasarela, cambiándose vestidos y arreos cada media hora, subiéndose a espingardas de vértigo, bajo una especie de carpas (versus pamelas) suspendidas de sus muy requetepeinadas pero vacías cabezas, que te dejan con la boca abierta y las entendederas cerradas. No son mujeres, son cosas que andan. La fiesta, el banquete, todo, ha de ser épico, preñado de excesos y exageraciones, si no, no es de buen tono. El reportaje fotovideográfico ha de ser apabullante, principesco, lleno de caritas, posturitas e imitadas falsedades. Nada natural, nada auténtico. Y si se puede mercar una boda en Swazilandia por el ritu zulú, que le hace mucha “ilu” a la chorba, pues se hace, pues eso de la cosa esa de la fé, realmente es lo de menos, y lo de más el marcarse una buena y epatante celebración. La boda anormal es lo que vá siendo lo normal en una boda.

      Pero es que las Comuniones y los Bautizos cada vez andan más por los mismos caminos. Se ponen como excusa al nene o a la nena a la hora de montarse los cada vez más lustrosos y apabullantes cirios, y nos empeñamos como ceporros para poder pagar unos fastos que solo buscan epatar y sacar la barriga. Esta es la verdad, porque la mentira es eso del sacramento… Entonces, ¿porqué no se deja a un lado lo que no corresponde, y no se mezcla lo que es de espíritu y naturaleza opuesta?.. ¿Y por qué la Iglesia calla, y transige, y acoge todas estas farsas más idólatras que deólatras?.. Posserá, digo yo, porque todo, en el fondo, es farsa.

      A mí, personalmente, no me molesta que haya gente que saquen las cosas de quicio. Cada cual es libre de hacer hasta lo que no puede, si así lo quiere. Tampoco me ofende, aunque sea una ofensa para la sociedad y el mundo que nos ha tocado vivir, o sufrir… No… ni siquiera debe importarme. Pero sí me llama la atención, y mucho, que usemos, utilicemos y abusemos de unos principios que, en su origen, fueron respetables y comunicaron todo lo contrario y opuesto a lo que hoy lucimos, un poco orgiásticamente y un todo desvergonzadamente. Hubo quienes dieron su vida por tales principios, que hoy revestimos de burla. Así que sí, los seguidores de tal religión piden, exigen, respeto para sus creencias, pero, ¿qué respeto puede haber en las sangrantes incoherencias que practican, avalan y consienten?.. Lo coherente es respetable, lo que no es respetuoso ni siquiera consigo mismo, nunca, jamás, puede llegar a ser respetable.


miércoles, 15 de junio de 2016

SER o ESTAR

Se cuenta en el libro del Éxodo, que cuando Moisés perdió una cabra y subió al monte Nebo (algo así como nuestro Cabezo Gordo, no más) a por ella… pues dicen las lenguas de doble filo que si le faltaba un solo bicho del hato su suegro no le dejaba mojar pan con Déborah, que se acojonó vivo cuando oyó que algo o alguien lo llamaba por su nombre desde un matojo que ardía sin llegar a quemarse del todo… Yo me pongo en su lugar y me rilo túnica abajo, háganse ustedes cargo… Pues que narran las crónicas, digo, que, echándole un par al giñe, le preguntó a aquello que qué o quién era, contestando el fenómeno lo de “Yo soy el que soy”… Naturalmente, con voz grave y majestuosa, como tienen que ser estas cosas. 


                Fíjense bien que no le dijo al acojonado Moisés “Yo soy LO que soy”, si no EL que soy, o, al menos, así lo escribieron en su tiempo, o lo tradujeron después, que tampoco sabemos fijo por cuantas manos e interpretaciones pasó esto. Es que, si hubiera sido LO, se hubiese entendido como una sustancia, pero con ÉL apunta inequívocamente a una entidad. Para que no haya dudas… En realidad, yo creo que los primeros amanuenses judíos le añadieron el vocablo Él por algo muy simple: porque es la raíz semítica de Dios, al igual que AL es la raíz ismaelítica del mismo Dios (Alá). De hecho, los nombres de los arcángeles y la propia raíz angélica es EL. Mi propio nombre significa “como Él”, y esto lo digo como puro ejemplo y curiosidad, no me vengan con otras jorobiendas…

                ¿Entonces?.. Entonces, creo yo, y es una opinión personal, claro, que lo que se dijo fue tan solo algo así como “Yo soy”. Y punto pelota. Nada más que eso. Alguien cercano me apunta que igual pudo decir también “Yo estoy”, pero como que no me parece a mí… Y no me parece porque no se puede estar sin antes ser. Estar implica lugar, ubicuación, pero ser implica esencia y presencia. No, no es lo mismo. No es igual en modo alguno…

                …Pero, bueno, a estas alturas del escrito se preguntarán los que lleguen hasta aquí que a qué viene esta tabarra que se me ha agarrado hoy. Pues es que me ha venido a la cabeza haciendo un paralelismo con los partidos políticos que nos piden el voto desde su zarza ardiente, fíjense qué tontería más tonta… Lo que pasa es que, al revés que en el Nebo, al contrario que con Moisés, ellos nos dicen “yo estoy”, pero ninguno nos dice “yo soy”. Y eso es así porque todos están ahí, sí, pero ninguno es nada… Están esperando que nosotros les demos entidad con nuestro voto, que les otorguemos poder, se disputan los despojos de lo que les echamos en la urna entre ellos, nos piden, nos exigen, nos suplican, llegando casi que al chantaje del miedo, nuestra confianza hecha voto. Pero ninguno dice lo que es en realidad, pues todos mienten en el fondo. Ninguno “es” la solución, ninguno “es” entregado ni desinteresado, ninguno “es” sensible a las necesidades del pueblo…

                …Porque el pueblo habló, y dijo: entenderse, y ellos no escucharon y solo buscaron su propio interés, su propia estancia. Y el pueblo les volvió a gritar a través de la urna ardiendo y les repitió otra vez: ponerse de acuerdo, y ellos volverán a oír sin escuchar la llamada, y a enzarzarse (de zarza, casualmente) en sus discusiones y excusas falsas y vanas. Y es que no son nadie, no son nada, simplemente están, ahí, esperando a Moisés, pero no saben ser sin Moisés… O es que no quieren ser y que Moisés no se dé cuenta de que es manejado por nadas.

                Y el caso es que los ciudadanos estamos que nos agarramos a una zarza ardiendo de verdad. Se nos han perdido todas las cabras, mejor dicho, los cabrones nos han robado las cabras, y hemos puesto un anuncio en el Nebo de “se busca pastor honrado”, pero nos hemos echado al monte sin encontrar ninguno. Ninguno. Todos son unos charlatanes de feria que nos quieren vender su propio egoísmo. En este Nebo, en este circo, hay muchas zarzas parlantes que se denostan entre ellas y se desgañitan gritándole a Moisés lo de yo soy la verdadera y las demás las falsas, pero lo cierto es que son todas falsas y no hay ninguna auténtica… Todas están ahí, llamándonos por nuestro nombre, pero no saben contestar lo que son, ni quiénes son…


martes, 14 de junio de 2016

COMUNIONES

Ahora que ha pasado el tiempo de las comuniones, es cuando debo alegar lo que tenga que alegar, pues no es mi deseo condicionar a nadie antes, tan solo ponerlo a pensar, si es que tal facultad aún es privativa del ser humano y no se dá la espalda con la razón y la lógica. Así que meditemos después del sarao, que algo habrá “aportao”, ¿no les parece?.. Y analicemos esas comuniones, esas primeras, y para muchísimos, últimas comuniones, que demuestran que tan artificial devoción obedece más a una especie de acto tribal de pertenencia a una sociedad de aparato y consumo, que a ninguna otra clase de iniciación, mucho menos espiritual, aunque eso sea tan difuso e indefinido como la etiqueta que nos interesa poner de tradición. No deja de ser una torpe justificación, al fin y al cabo…
               
                No obstante ello, habrá que conceder a tal institución sociomágica que malconocemos por Iglesia, una ignota y cierta sabiduría arcáica, que quizá aplica automáticamente desde el Concilio de Nicea acá, aún sin conocer los motivos ni los porqués en la inmensa mayoría de los casos. El conocimiento, la cultura, la ilustración que se imponen por la costumbre y no por la sabiduría es la mayor de las ignorancias. No obstante, en alguna raíz habrá de estar la verdad, lo auténtico, ¿no?.. Pues eso mismo digo yo, con perdón y con permiso…

                Lo cierto es que el animal humano, a partir de los siete años aproximadamente, se desarrolla en su cerebro el neocórtex, donde se supone comienza a implantarse la inteligencia racional de un tal ser humano que solo ha utilizado hasta ese momento la intuitiva. Hasta entonces, en el niño ha priorizado el sistema límbico (nótese el paralelismo fonético con el católico limbo), y comienza a dejar atrás la llamada “edad de la inocencia”. Es, en cierto modo, la recreación de un mito bíblico: la expulsión del paraíso por la adquisición del conocimiento personal. Por eso la Iglesia enseñó, y aún enseña, que, si a partir de esa edad, ya con uso de razón, muriese en pecado mortal, ya no es reo de limbo, si no de infierno puro, duro y maduro… Quizá por eso, se le conciencia (se intenta al menos) con una catequésis y un rito religioso compensatorio vistiéndolo de un rango muy superior al que aun ocupa – general, novia, ministral, princesa – y agasajándolo con fiestas y regalos. El pequeño ya es protagonista de sí mismo.

                Aunque eso, naturalmente, sea una mentira, un embuste, una farsa, una excusa. Porque, en realidad, los protagonistas son sus padres, los que aprovechan para, en su nombre, presumir de estatus dentro de la tribu, para echar la choza por la ventana, y para sacar cuanta tripa sea dable, probable, y exigible, sacar. La ceremonia religiosa, mágica y mediática, es el toque legitimador de todo exceso posterior, que arrastra una cantidad ingente de intereses comerciales y empresariales con que justificar el circo levantado: fotografía, peluquería, hostelería, trajería y trajinería, espectaculería, organizaduría de eventos y vividores del cuento… Ya existe la excusa perfecta: es, ñoras, ñores y ñiños, un sacramento dinamizador de la economía. Y aquí no hay diós, ni hijo suyo, que tumbe las mesas de los mercaderes en el templo, porque los sacerdotes del templo y los mercaderes son los mismos que venden servicios complementarios. Son iguales, aunque de gremios diferentes. De comercio distinto…

                La sociedad y la religión, la segunda más que la primera, saben que en la tierna edad gobernada por el cerebro límbico, el infante sienta y asienta los símbolos, sentimientos, dogmas, miedos, creencias, autoridad del páter-mágister-clérigo… Por eso la Iglesia intenta en su fé reclamar para sí el cerebro límbico que va a condicionar e inclinar al futuro adulto, y procura hacerlo suyo mediante la aplicación de un misterio y la oportuna catequización en ese momento adecuado. Lo que pasa es que ha de combatir con la catequesis social de apariencia, boato, hedonismo, consumo, derechos y exigencias, que también ha sido implantado por parte de la familia. Así que, mejor que plegarse a ello, es asociarse. Y eso es lo que se hace.


                Y son tan ignorantes que no ven (o sí) que a los niños se les viste de vistosas vestiduras de superior apariencia. Un freüd diría que a los niños de militares (poder) y a las niñas de novias (sometimiento), recreando así los más viejos y arcáicos arquetipos del no menos viejo ser humano: la desigualdad entre sexos… Aunque, luego, hagamos, digamos y presumamos de todo lo contrario. Solo es la parte más inculta de la más ignota cultura. Pero en el nuevo córtex cerebral del pequeño empieza a desarrollarse la primera muestra palpable del germen de la hipocresía y del cinismo a través de unos padres, una familia, una sociedad, una religión, que, con tal acto, lo están expulsando del paraíso de su infancia. Para eso, el acto iniciático de la comunión. La primera. Luego comulgará más… pero ya será con ruedas de molino.

miércoles, 8 de junio de 2016

YO YA NO SOY ESE

“España es una tierra para cruzar huyendo”, cito a William Gaddis en su monumental obra “Los Reconocimientos”, para empezar el artículo de esta semana. Y yo, por suerte o por desgracia, no dispongo ni de zapatos para cruzarla, ni de recursos para huir de ella tampoco, pero a veces me gustaría “tomar el portante”, como decía mi abuela, y poner una más que prudencial distancia entre ambos. Es tal la vileza y la ruindad, cuando no la ignorancia y la incultura, que algunas de sus gentes aún llevan pegadas a su caparazón de galápagos cainitas. En este país hemos evolucionado muy poco desde el desgraciado regreso de Fernando VII, y las “caenas” con las que unos cuantos se mimetizan dándoles vivas, quieren extenderlas a todos los que intentan huir de ellas. Por eso, a veces, la cortedad mental puede convertirse en virtual maldad.
 
                Y estoy un poco hasta las olfativas de que haya gente empeñada en tocarme las glándulas. Hay personas que intentan, e insisten en montar aquelarres y restregarme por las mismísimas un pasado del que en solo una pequeña parte me siento absolutamente satisfecho, y en ponerme como virtud lo que fue un error, una vulgar equivocación. Y todo, porque aún quieren aprovecharse de lo que un día hice perjudicándome a mí mismo y a los intereses de los míos, que es lo que más siento y siempre sentiré. No estoy satisfecho de ello. Fue una muy larga etapa que me enseñó una lección tan amarga como, sin duda, necesaria. Caso cerrado. A partir de ahí, como Escarlata O´Hara, elevé mi juramento al cielo de que ya nunca volveré a… Entonces, se empeñan en hurgar con uña incluída, y en que les cuente los entresijos de mi conversión y de mi caída del caballo, y los detalles de mi “iluminación” y los caminos de interiorización de la crisis que anduve, y los malsanos cómo y porqués…
               
                Y todo, por tocarme la fibra con que conseguir lo que se persigue por la cara. Pero esa fibra ya no funciona. Es un traste que he cambiado por una tecla que, hay que ver, ya nadie toca. Ni me importa mucho ni poco. Mas como tontos no son, me conducen con regular y mansa sutileza a estas columnas que escribo desde antes de esos mismos tiempos, entre otras cosuchas, y me insinúan (no sin cierta malicia) que si me las pagan, o algo así… Y no, no lo hacen. De hecho no veo una jodida chapa por ello, si bien no voy a ocultar hipócritamente el remiendo que taparían… Pero es que lo hago como terapia. Porque lo necesito. Véanlo al revés: es un psiquiatra que no me cuesta dinero. Y me viene muy bien mantener el músculo del coco activo y en forma, como gimnasia mental contra el jodido alhzéimer. Es mi ejercicio diario de sesera, lo mismo que hago el de piés. Una medicina que me chuto en las neuronas sin copago farmacéutico alguno. Espero y confío que lo entiendan de una puñetera vez, y que dejen en paz un complejo de culpabilidad al que quiero enterrar y ya he rezado el responso.

                Así que el de hoy vá con segundas y con terceras… Para los avisados será como una declaración de intenciones y motivos, y para los no avisados como un ensayo corto sobre la complejidad humana… El caso es que la insistencia de cierto sector en chupar cadaverina fina no les va a dar resultado, pero a mí, sí que me ha dado materia para cubrir mi compromiso semanal conmigo mismo, entiéndase bien entendido. Aún habré de agradecerles la oportunidad que me otorgan al brindarme contenido para esta especie de catarsis compartida.

                Y conste que ya sé lo que me vá a decir mi psicoanalista. Ese que llevo siempre montado en la chepa del alma, el mú joío,. Que lo que me pasa es que no quiero matar del todo el fantasma de lo que fui, y lo resucito por cualquier motivo que me den. Y hasta puede que tenga razón, si bien solo en parte. En la parte de la experiencia que vive en mí. Pero la otra parte no me corresponde en absoluto. Pertenece a otros fantasmas, y ellos ya no corresponden a este yo. Son, si acaso, mi pesadilla, pero no mi responsabilidad…

                …¿Me comprenden?.. yo también. ¿Qué no me entienden?.. yo tampoco.


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ // www.escriburgo.com //

viernes, 3 de junio de 2016

LIBRE ALBEDRÍO

Acabo de ver una de las cientos de películas que, desde Fausto acá, tienen como tema lo de la venta del alma al diablo. En ésta se trata de un escritor mediocre, sin blanca – así como yo – que todo le sale de puta pena, y que, desesperado, invoca al colega colorao para, a cambio de su penosa alma, tener éxito profesional, también con las mujeres (es sintomático que el comerse un rosco siempre vaya aparejado a una buena cuenta corriente) porque, en la demanda, claro, vá también el disponer de mucho dinero. En este caso, al autor se le concede todo, menos, como así no lo solicitó, la mínima calidad en sus escritos. Así que tiene éxito, vende muchos libros escriba lo que, y cómo, lo escriba, gana premios, pasta gansa, tías de bandera, pero los críticos lo siguen poniendo a caer de un burro. Esto se parece bastante a la realidad real, no crean… Existen best-seller´s de quita y pon, fabricados ad-hoc, que no valen un pimiento, al igual que existen excelentes escritores que no venden una jodida pipa. Lo mismo pasa con los críticos. Miren Miguel de Cervantes, por ejemplo, que se murió de hambre, y las buenas críticas le llegaron unos cuantos siglos después de estirarla de asco… 


                Pero no quiero hablar hoy de escritores, si no de pactos con el diablo. En este guión se resuelve el arrepentimiento del trato entablando un juicio al demonio por estafa, en el que se intenta demostrar que ha existido engaño, y, por lo tanto, debe anularse el contrato. Ni qué decir tiene que todo acaba bien para el demandante, y el cornicorto se va, y nunca mejor dicho, con el rabo entre las piernas, bonitas piernas por cierto, pues se presenta como una bella especímen hembra. Lo único interesante de esta peli es el final, el proceso, donde se pone ante los morros del jurado lo de que a Dios le ha salido un churro de creación con el ser humano, y lo del libre albedrío, y todo eso… Muy interesante, sí señores.

                Mas la reflexión que quiero compartir con ustedes es el mito de Fausto en realidad. Para eso haría falta analizar dos o tres cosicas. Saber lo que es ese ser humano, lo que es el alma, y, claro, lo que es el diablo. Y eso requeriría, al menos, tres tomos de mediano contenido. Yo, si la redacción de este periódico me dá cancha y visado, podría hacer, no tres libros, pero sí tres artículos, lo que pasa es que ignoro si eso tendrá interés… Quizá se me indique que pierda mi tiempo en otra cosa. Ya veremos… Pero sí que estoy obligado al menos a terminar con unos ligeros apuntes lo que tan irresponsablemente he iniciado esta semana…

                Miren, resumiendo mucho, Dios no pudo crear nada sin poner de Sí mismo, porque nada cabría ni existiría fuera de Él, así que el propio humano es una parte del propio Dios trabajando en su obra (mundo) a través de su propia herramienta creada: la humanidad. Vale. Pero, como somos algo espesos (materiales) de entendederas, solo hay una especie de canal o conducto por el que la “voluntad” de Dios (espíritu) puede expresarse, y a esa gatera bien podríamos llamarla alma, no sé si me explico… Es como un libro de instrucciones en blanco, que hemos de completar según ciertas indicaciones. Si las interpretamos bien o mal es nuestro problema… y nuestra enseñanza, y es también el mejor instrumento que se nos ha dado para el aprendizaje. O sea, estoy hablando del libre albedrío. Causa-efecto, acción-consecuencia… ya saben.

                El rabilargo ya es otra cosa, pero el mismo caso… Volviendo a la ficción, se nos aparece en momentos de angustia, y nos promete riqueza, poder, fama… como sucedáneo a la felicidad, a la plenitud, si a cambio le damos el libro de instrucciones de nuestra propia alma (arma), que él parece ser que tiró a la basura en su día, y que está arrepentido. Por eso solo puede regresar a su origen (Dios) si el hombre, de buen grado, y por su propio libre albedrío, le cede su gps… Pero si se obtiene por engaños y no existe limpieza en el trato, se puede invalidar

                Ese es el busilis final de la puñetera película, pero se nos queda en el tintero quién, o qué es el jodido diablo, y qué pinta en cada uno de nuestros actos. Si aplicamos el principio de al principio, él es tan parte del mismo Dios como lo somos nosotros, y Dios, por lógica, no puede condenarse a Sí mismo, ni aún a una parte de Sí mismo. Por lo tanto, solo puede haber una explicación razonable, y es que todos formamos el Todo, y cada uno de nosotros somos vasos comunicantes con el resto, llamémosle Dios o diablo, el bien o el mal, lo positivo o lo negativo… pero partes necesarias de Dios, y por eso, y para eso, gozamos de libre albedrío.

                Lo dicho, amigos míos. Escribir es como crear. Para algunos me habré pasado, y para otros apenas habré llegado. Todo depende del receptor. Así que usad ese albedrío vuestro y juzgad por vosotros mismos… De eso mismo se trata.