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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

domingo, 29 de abril de 2018

ANIVERSARIOS (por alusiones)



Hace un algo de tiempo, mis “concafés” de la emisora… aclaro: son con los que comparto café y minicharla tras mi habitual programa de radio semanal, me recordaban que habían pasado sus buenos diez años en antena sin que nadie hubiera recordado el aniversario de tal programa en el aire, ni siquiera se hubiera citado tal efemérides, ni para bien ni para mal… Bueno, eso puede significar que cuela bien, suave y sin estridencias, pero se recuerda mal. Que tiene interés – por eso dura tanto – pero no hace historia – por eso no se recuerda – pero, sea como sea, así ha sido toda mi vida con todo. No hay que demonizar lo que es una constante en lo que a mí respecta. No pasa nada, pues el día que pase, igual no cuela… Este año es el 30 aniversario de este mismo periódico, por ejemplo. Pues bien, es exactamente los mismos años que yo llevo escribiendo en él…

            Yo estuve casi quince años organizando una especie de Cáritas inter-parroquial, de invención propia y “en comandita” con quién fue mi mejor cura y mejor amigo, Antonio, y ni a los cinco, ni a los diez, ni a la de tres se le escurrió ninguna onomástica al burritico del tío Andrés… Me tiré más de 30 años representando, defendiendo y luchando por los intereses y contra los gigantes ciegos y sordos de los empresarios, y otras cosas que me callo, y ni a la primera década prodigiosa, ni a la segunda, ni a la tercera, nadie se dio por aludido ni por vencido… Veinte años o así me tiré investido de juez togado de paz, y ni quinquésima, ni décima, ni vigésima, ni adiós muy buenas… Y así podría seguir contando a ustedes mi cuento de calleja existencial, tal cual… Pero no me malinterpreten, por favor, pues no lo hago en plan lamentaciones de San Agustín, ni quejoso ni quejumbroso, aunque alguno o alguna así me lo achaque, pues no sería cierto, ya que ni yo mismo me celebro mis propios cumpleaños, ni me acuerdo de ellos ni de ninguno de los míos, o sea, que no… Igual algún día a algún alguien se le ocurre ponerme unas velas de soplar delante de las narices, y me meto debajo de la mesa, dada la vergüenza y falta de costumbre. O me dá un soponcio, dada mi poca fé..

            Y puede, es posible, que, en el fondo sea eso, que no tengo fé en tales fastos Se ven demasiados y muy falsos. Muchas, muchísimas veces, son esplendorosos palos en la espalda que suenan más que dicen. Otras tantas suelen ser palos en las ruedas, que igual suenan y también dicen mucho. Y otras veces suelen ser autopalos en las autoespaldas que quedan en autos de fé… perdón, en autos de selfie, muy logrados por programados. No sé, no sé… He asistido a tan pocos, poquísimos actos que sean auténticos y sinceros… Es que, si se fijan bien fijado, nos encanta compartimentar el fluir de la vida en señaladas y mundanas efemérides. Hoy hace tantos años que empezó, o acabó, la guerra tal. O que se inventó la aspirina. O que se descubrió América, o que siempre llueve hacia abajo. O que nació, o murió, aquel destacado Adán o aquella sublime Eva… Cuando lo auténtico, lo verdaderamente importante, es el hecho de que terminara la guerra, o que se inventara la aspirina o que se descubriera algo bueno para la humanidad, pero no cuándo pasó. Lo que importa es que ocurriera, no cuándo ocurriera… Así que elaboramos un álbum de efemérides, convertidas en tradición para luego acabar en fiestas más o menos rentables, que es lo que realmente importa.

            Los jóvenes, quizá porque reúnen poca cohetería en su corta vida, puede ser… son los más afectados por el afán “aniversitario”, con “a”… Sobre todo cuando es compartido con otro u otra… Es que hace quince semanas que nos conocimos, al poco se celebra el cumplemeses que  empezamos a salir, algo más tarde (castillo de fuegos artificiosos), es el Primer Aniversario anual, talycual… Y así para el conocerse, salir, quedar o acabar en… Y quizá por eso también sus cumpleaños se han convertido en explosiones celebratorias en sí mismas y por sí mismas, sin mucho más sentido que las propias fechas del almanaque. Ya desde niños se les educa muy bien orientados para que le den la importancia capital a su cumpleaños, pues que, como reza la copla, “el día que nací yo, nacieron todas las flores”, y nunca, jamás, “el día que nací yo, qué mala jeró había”, como también reza otra no menos vieja copla. Y se autoinducen los padres a invertir una soldada de su sueldo a comprar los cientos de regalos de los cientos de cumpleañitos de los amiguitos de los hijitos, desde el chupetito… Nada que ver con la intimidad familiar, por cierto. Y ya toda su existencia la basarán en efemérides, cumplealgos y díasde…

            Sé que muchos y muchas me dirán, o lo pensarán, que estoy vertiendo en este artículo mi fobia a los tales festejalgos. Y puede que lleven razón. Es posible que me estén haciendo un merecido retrato que yo me niego a mirar. Pué ser… Pero es que hemos pasado de un tiempo en que no existían más homenajeados y homenajeadas que los que sacaba a procesionar el franquismo con sus mariachis, y todo lo demás era un plano, dulce, manso y plácido fluir de la existencia más anónima, y eso marca y repele, a otro tiempo en que los inducidos y/o autoinducidos homenajes están a la orden del día, por cualquier gilipollez más o menos supina. De tal manera, que hasta faltan días del año para reconocer “diasde”, y años al siglo para bautizar “añosde”. Y ya es demasiado. Nos estamos pasando… pues nada merece tanto.

            Por eso les digo a mis “concafés” del principio, que no uso, que no suelo, que no acostumbro, y que me siento incómodo, y que prefiero un pasar de puntillas, desapercibido, con el día a día como camuflaje, porque me encuentro un tanto ridículo con lo que no conozco ni reconozco… Y por eso lo digo aquí, públicamente, para dejarlo aclarado en todo punto para siempre y a partir de ahora… ¿Me comprenden?, ¿no?.. pues puede que yo tampoco, pero qué quieren que les diga… es que es así como lo siento, ya saben…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php



viernes, 27 de abril de 2018

El Mirador 27 abril 2018 "Re-CONOCER-Se"

viernes, 20 de abril de 2018

El Mirador 20 abril 2018 "30 Años de La Opinión"

jueves, 19 de abril de 2018

CON MIS RESPETOS...



En la pasada y última Semana Santa, me vi, de nuevo, una película, “Resurrección”, americana ella, y que ya había visto hacía como un par de años. Muy bien realizada y perfectamente adaptada a la doctrina neotestamentaria del Canon, que defiende la Iglesia. Sin embargo, en esta ocasión, capté lo que la otra vez ni me di cuenta, quizá por ser el final de la “peli” y pillarme cansado o somnoliento. Y es que los últimos tres o cuatro minutos, dedicados a la Ascensión a los cielos, se salta el magisterio, y lo hace de una manera vaga, sin definir, de forma inconcreta, para que cada cual lo interprete como crea, o como quiera creer. En vez de una subida y transfiguración formal y apoteósica, en compañía de Moisés y Elías y ante los asombrados ojos de unos mínimos elegidos, se produce ante todos sus seguidores, sin la augusta representación del Antíguo Testamento, y con un simple flash que produce un ligero vientecillo por su onda expansiva, se supone… Y punto pelota. Si subió al cielo, se volatilizó, o pilló las de Villadiego, allá cada quisque…

                Para mí no tiene ninguna importancia. Es tan solo que un adorno insustancial. Como la propia resurrección. De hecho, si prescindimos del dogma y nos atenemos a los estrictos hechos históricos de los que Flavio Josefo, historiador judeoromano y contemporáneo de Jesús, da cumplida cuenta de la existencia del genial galileo, nos encontramos con tres posibilidades: 1).- Que muriese, y su cuerpo fuese retirado subrepticiamente por sus seguidores para dar cumplido fin a una promesa de resurrección, más impostada a posteriori en los Evangelios canónigos que establecida por el propio Cristo. 2).- Que, efectivamente, resucitara tal y como nos lo cuentan. 3).- Que en realidad, no llegara a morir, que fuera posteriormente reanimado y dado por resucitado, pero que siguiera viviendo por aquí…

                Esta tercera posibilidad – y recalco lo de posibilidad – parece la más disparatada de todas, la más blasfema según la interesada iglesia, si bien es la que más elementos extraordinarios (fuera de lo normal y de lo acostumbrado) aporta al relato. De los tres condenados, fue el que menor tiempo de agonía sufrió, apenas unas pocas horas, mientras la crucifixión suele procurar días agónicos, dado que mata por asfixia. Fue al único que se le suministró un bebedizo en una esponja sujeta a un palo. El único al que no partieron las piernas para acelerar tal agonía por asfixia. El único que recibió un lanzada en el costado que, según la ciencia médica, no significa prueba de muerte alguna, sin otros parámetros que verificar… El único al que se descolgó apresuradamente para entregar su cuerpo a un José de Arimatea, próximo a la autoridad civil romana y religiosa del Sanedrín, que lo trasladó a su discreta sepultura privada en vez de lanzar su cuerpo al enterramiento común establecido de la Gehenna.

                En los rituales egipcios de la iniciación sacerdotal, como en otros de la antigüedad, se empleaba una droga que mantenía al neófito tres días en una suspensión latente de las constantes vitales básicas, o falsa muerte, y muy utilizado en las escuelas mistéricas. No olvidemos que Jesús pasó toda su juventud en Egipto, y que en la antigua escuela alejandrina constaba la asistencia de un tal Ieoshua Ben Joseph. Pura coincidencia, o quizá no. Es el mismo “truco” que empleó el personaje frailuno de Shakespeare para dormir en una aparente muerte a Julieta, por ejemplo.- Igual habremos de tener en cuenta la olvidada obra de Andreäs Fáber Kaiser, en que se documenta la existencia en la India de un personaje idéntico a nuestro Jesús, con un mensaje calcado al suyo, con un estilo de vida idéntico, y donde, en Cachemira, dejó una aún conservada tumba del tal Joshua ben Jouseph, todavía venerada como perteneciente a un santo varón, y cuya fotografía del túmulo funerario acompaña su investigación…

                Especulaciones, se me dirá… Puede ser. Pero no es menos especulativo que la posibilidad avalada, defendida y exigida por el Dogma. Ni un punto más. Lo que pasa es que una Iglesia basada en la resurrección de su figura central, Jesucristo, si le falla tal premisa, se viene abajo por efecto de su propia causa. Y eso no lo puede permitir. Y menos una Iglesia que introdujo dos personajes viejotestamentarios en su punto culminante (la Ascensión) en un esfuerzo por asociar y avalar la antígua escritura a la nueva. Como un cosido. Casi que justificando el sistema sacerdotal judío transpolado a un cristianismo reconvertido en catolicismo. Mas, aunque así fuera, mi fé personal en la figura del divino nazareno no se tambalea ni un ápice.

                Y es así, porque Él no vino a fundar Iglesia alguna, ni a justificar sacerdocio alguno, más bien todo lo contrario. Él vino a declarar un Dios personal, único e intransferible, al que solo podemos encontrar dentro de nosotros mismos, sin más intérpretes ni sacerdotes que nosotros mismos. Sin templos, sin mediadores, sin dogmas, sin ritos, sin estructura humana alguna. “Solo tú, y el Padre, que habita en ti”, decía… Jesús estudió a los Profetas, asistió a las sinagogas y visitó el templo, sí, para, desde tal conocimiento decir que Él vino a destruir todo eso. “Tan solo entra dentro de ti, y busca al Padre que solo mora en ti”. Lo más parecido, por cierto, a lo que posteriormente vino a recordarnos Gauthama, el Buda. Pero nosotros seguimos adorando a Yahvé, no a ese Dios. En nombre de Cristo, sí, pero con sus mismos antiguos sacerdotes de entonces, sus mismos templos, sus mismos ritos y sus mismos dogmas. Y su misma fé torcida. Aunque se justifiquen con su muerte o se oculten con su resurrección. Eso sí, dicho con todos mis respetos.
               
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

viernes, 13 de abril de 2018

El Mirador 13 abril 2018 "Los árboles del Edén"

martes, 10 de abril de 2018

RELICIENCIA



Algunos unos (confieso que no pensaba que hubiera personas que me hubieran seguido en tan locas elucubraciones) me dicen que hace bastante tiempo que no toco la dicotomía ciencia-religión, y que siempre pueden ser interesantes estos temas. Lo que esa poca gente tiene conmigo se llama resiliencia, y por eso titulo esto hoy como reliciencia… En fin, la verdad es que no sé a quiénes pude interesar aparte de mí mismo, pero sospecho que a más bien escasos… Hay pensadores que creen que la ciencia puede acabar convirtiéndose en religión, y que eso sería bueno. Puede ser. Pero no es menos cierto que la religión puede terminar siendo una ciencia, y eso puede que no sea tan bueno. Lo digo porque esto último ya parece que empieza a ocurrir. Es un movimiento que viene de EE.UU., tradicionalista y conservacionista a tope, como el Thea Party, que se está metiendo en la política y en los sistemas educativos, y se conoce por Creacionismo.

            …¡Bingo!, lo han adivinado mis espabilados lectores. Se llama así porque siguen ciegamente y al pie de la letra las antiguas escrituras sobre la creación. Es el viejo reloj de péndulo que va de un lado a otro sin tener en cuenta la hora que se marca en la esfera. Al péndulo la da igual la hora, o si el reloj anda hacia delante o hacia atrás. Es un reloj ciego. Como los que no entienden el mensaje de la historia. Ciegos. Hubo un tiempo no lejano en que los principios religiosos dominaban a los principios científicos. Y si había un Galileo, un Miguel Servet, un Giordano Bruno… se les echaba la Inquisición encima y se les quitaba de en medio rápidamente. El pueblo estaba educado y enfocado en la incultura de la ignorancia, y bendecía y/o condenaba según lo hacían cleros e iglesias. Todo estaba bajo control. Pero el cerebro empezó a desperezarse, y la mente comenzó a despertarse. Y a pensar, que es su función natural. Y a pedir pruebas. Y la ciencia pudo moverse con mayor libertad.

            Y llegó Charles Darwin, y metió su Evolución de las Especies de por medio, y la demostró, y el evolucionismo se hizo carne y habitó entre nosotros. Y la luz fue hecha de entre la oscuridad y el oscurantismo. Pero el creacionismo esperó su vuelta de péndulo para reaparecer revestido con el traje de la sagrada tradición, o ciencia sagrada, contra la ciencia “atea” de la auténtica ciencia. Sabido es que para mejor dañar al enemigo, hay que vestir su propio uniforme y así pasar desapercibido en los boicots. Que una cosa es la ética, y otra cosa es la práctica. Así que se han llegado a verter versados libros “científicos” antidarwinistas en rio revuelto, cuya base “científica” sigue siendo las antiguas escrituras. Incluso en uno de ellos se llega a afirmar, asómbrense, que Dios permitió el “sembrado” de fósiles por todo el mundo, no para demostrar ningún tipo de evolución, si no ¡para probar la fé de los creyentes!.. Imagino que a los que creemos en lo que muestran y demuestran tales fósiles se nos hará desaparecer bajo una lluvia de fuego, al más puro estilo bíblico, y durante un tiempo permaneceremos como estatua de sal para escarmiento de incrédulos y malvados…

            …Y a pesar de esta barbaridad, millones de abducidos siguen a pies juntillas la creación según el Génesis bíblico, como el más irrefutado principio científico, nunca probado, pero como si lo fuera, pues es la voz de Dios. Para ellos, la Teoría de la Evolución, o la de la Panspermia, o la del Bing-Bang, por ejemplo, son graves pecados graves condenados por Dios, y, por lo tanto, han de ser borrados de la faz de la tierra como sea, no importa la forma ni la manera…

            Y, sin embargo, a mí me parece que ambas, ciencia y religión, bien entendidas, no se desdicen ni estorban la una a la otra. Son los fanáticos y fundamentalistas los que estorban. Y mucho. Y son los únicos, reales y verdaderos, culpables. Los auténticos falsarios. Cualquier teoría puede ser cierta, y siempre quedará la última pregunta. De acuerdo que todo empezó con un estallido inicial de energía, sí, pero, ¿qué, o quién produjo la explosión?.. es que puede ser un porqué, se me dirá. Bien, ¿y detrás de ese porqué, porqué el tal porqué?.. Vale que somos producto de esa evolución, pero, ¿qué, porqué, o por cual causa se planificó tal sistema evolutivo?.. Conforme que hemos sido llegados aquí como semillas ex aequo, sin embargo, ¿cómo, porqué, o por quién?..

            O como decía aquel eminente científico, Gould creo que se llamaba: imagínese que vá andando por un pasillo al que no se le ve el principio ni se le vislumbra el final. Una pelota pasa botando ante usted, viene de detrás suyo y se pierde dando botes hacia adelante. Puede que el pasillo haya sido increado, pero, ¿de quién es la pelota y qué la ha lanzado?.. Pero yo voy un poquico más allá. Olvídese de que existe tal pelota. Solo usted en el pasillo sin aparente principio ni final. Se ha centrado tanto en el jodido pasillo y en jodida pelota, que se ha olvidado de usted mismo… ¿Qué coño – con perdón – hace usted allí?., ¿de dónde leches viene y a dónde leches vá?.. ¿Quién c… le ha dejado allí, en el puñetero pasillo?.. Pues eso mismo es lo que digo yo. ¿O no?..

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

viernes, 6 de abril de 2018

El Mirador 6 abril 2018 "Nueva Izquierda....AR!!!"

martes, 3 de abril de 2018

EL MAL, EL BIEN...



Recibo una petición en forma de reto: ¿te atreves a escribir sobre el bien y el mal?.. Pues, la verdad, no. ¿Estás seguro que no puedes?.. No es que no pueda, es que no me atrevo. Entonces, ¿no quieres?.. No es eso tampoco, es que no… Ya me has negado tres veces. Te lo he negado, pero no te he negado a ti. Viene a ser lo mismo, ¿no?.. Bueeeno, pero advierto que es jodido, y difícil, y árido, y no es de interés general, ni mucho menos… Lo cierto es que ni los más versados pensadores se ponen de acuerdo. Y aquí andan enredados siempre teólogos y filósofos, y no hay manera. La teología es algo así como el departamento de filosofía de la religión tal, y las religiones, ya se sabe, suelen salirse por la tangente, ya que tienden a exculpar a Dios del concepto del mal. Ellos dicen que “el bien es la ausencia del mal”… Pues vale. Entonces, ¿qué es el mal?, ¿la ausencia del bien?.. ¿Puede estar ausente Dios, que es el bien, del mal?.. Y, entonces, vienen y se amohínan, y lo resuelven echando la culpa al Diablo. Ya está. Así de fácil, el bien lo creó Dios y el mal el Diablo. Sencillo. Ya…, pero ¿quién creó al Diablo, si no Dios?.. Y ya la tenemos liada, mi brigada…

            Lo cierto es que la propia naturaleza del mal no es nada fácil definirla. Pongamos el ejemplo de la muerte violenta de un ser humano, pero vamos a ser bordes, y que esa muerte sea la de un niño, que es el ser humano más inocente de la creación, y por lo tanto, el peor crimen. Vale. Si es por un conflicto, por un asesinato, por causas provocadas, hablamos de maldad… Pero si es por un desastre climático, víctima de un animal salvaje, un accidente, una enfermedad, entonces es una fatalidad, una desgracia. Sin embargo, sea por lo que fuera, la muerte del niño está ahí, doliéndonos, se produce lo mismo sea por la causa que sea… ¿Es una maldad que muera un niño, o solo es una maldad si existen responsables de su muerte?.. Y, entonces, cuando el responsable no es otra persona o personas, ¿quién lo es?.. ¿Dios?.. ¿el Diablo?.. ¿nadie?.. La misma dicotomía puede producirse entre una guerra o un terremoto, o un tsunami… ¿Cuándo la maldad deja de ser maldad para convertirse en desgracia o en una catástrofe natural?.. Y, ¿en las catástrofes naturales no hay nada malo?.. ¿por qué?.. ¿Porque no hay responsables visibles?..

            Demasiadas preguntas para tan pocas respuestas. Lo único aparentemente cierto es que si el mal existe, y no cabe duda de que existe, no debe tener la misma perspectiva visto desde la humanidad que visto desde la divinidad. Ni el mismo valor, tampoco. Mientras desde una óptica parece ser que el mal es necesario para apreciar y construir el bien, desde otra superior aparenta ser la misma cosa, o como si ambas no existieran, no lo sé… La tragedia no es divina, pero sí es humana, y mucho. Lo mismo que el drama, o la comedia, o la felicidad, o la infelicidad. Parece como que el bien lo utilizáramos para nuestra diversión, y el mal nos fuera usado para nuestra evolución. O puede que sea el propio sistema evolutivo el que lo utiliza para con nosotros, que somos parte del mismo… Lo único que sé es que vivimos, nos movemos y existimos en medio de un universo dual, que funciona en base a los pares de opuestos. Luz y oscuridad, frio y calor, placer y dolor, alegría y tristeza, salud y enfermedad, guerra y paz, muerte y vida, justicia e injusticia, riqueza y pobreza, hambre y saciedad, vacío y plenitud… Y que todo, todos, son solo conceptos, y como conceptos que son, totalmente relativos, y como tales, sujetos a contínuos cambios, gradaciones, mezclas, matices, valoraciones culturales, e incluso desde puntos de vista distantes y distintos…

            Al final de todo solo se me ocurre que el bien y el mal son dos partes de una misma cosa que, además, también forma parte de nuestra propia naturaleza. Como dos polos del mismo imán, como dos caras de una misma moneda, como dos ingredientes de un mismo alimento, como dos notas de una misma melodía… Y son inseparables porque se destruirían el uno al otro y ambos en sí mismos, ya que no pueden existir por sí solos. Sin uno de ellos no existiría el imán, ni la moneda, ni el alimento, ni la melodía… A la religión no le gusta nada esta explicación, pues su idea de Dios es demasiado humana (hemos hecho a Dios a imagen y semejanza del hombre), y no admiten que el mal tenga a Dios como posible origen. Pero es que la energía puede ser electricidad, luz, vida, enfermedad y muerte a la vez y al mismo tiempo, sin dejar de ser la misma energía. Es más, la electricidad existía ya antes que la bombilla, al igual que le energía existía antes de ser descubierta, que no inventada…

            Así que a mi amigo el que negué tres veces, como el apóstol al maestro, solo puedo ofrecerle mi más profunda, pero sincera y honesta, ignorancia a tal respecto. Yo sé que él ya sabe lo que yo sé, y que no quería que se lo contara a él, sino que lo contara. Así, sin más razones, solo porque sí. Simplemente, para que algún alguien pueda encontrar y servirse de algún algo. Nada más que por eso… Y nada menos que eso.
               

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php