Datos personales

Mi foto
TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

miércoles, 28 de diciembre de 2016

EL GAADÍ

Dicen los onirólogos… ¿se llaman así?.. Pues bueno, como se llamen, que todos los seres humanos soñamos todas las noches, lo que pasa es que no solemos acordarnos de nuestros sueños… O que le damos a la tecla deletter y los borramos, o que el consciente, que es un inconsciente, no se queda con lo que el subconsciente le ha ido largando desde que entramos en fase “rem”. Yo no lo sé. Pero si sé que el soñar no es patrimonio nuestro solo, que hay animales-personas que también sueñan, como los perros. Que yo he visto al mío hacerlo  y me parto de risa. La cuestión es porqué sueña, y a qué viene que nos acordemos solo de unos pocos, o, lo que es más curioso aún, que tengamos sueños/recuerdos que nos hagan revivir punto por punto vivencias y experiencias ya pasados y olvidados… como extrañamente me ocurrió a mí hace poco. Y se lo voy a contar, si me lo permiten…  


                Fue en mi primer viaje a los campamentos de refugiados saharauis, hace ya muchos años… Habíamos llegado a Tinduff, y nos adentramos en la Hammada argelina, ya pleno desierto, al centro desde donde se nos distribuiría a los diferentes destinos por parte de los del Frente Polisario. Allí nos encontramos con gente de Médicos Sin Fronteras y de Acnur que nos avisaron que se habían declarado focos de disentería, y que se nos reubicaría en otros asentamientos libres de ella. Al día siguiente, partimos hacia donde seríamos acogidos…

                Nuestro grupo fue ubicado en la wilaya de Assuer, donde nos repartimos entre diferentes familias. Un destacado componente de la expedición y gran y buen amigo mío, soltó la broma dirigida a mi persona: “cuidadme a ese, que es el Juez de Paz de mi pueblo…”, y nos separamos dirigiéndonos cada cual a la jaima asignada de aquellos que nos recibían. Tras el descanso de la primera noche y una ajetreada primera mañana, a primeras horas de la tarde, se presentó a las puertas de la tienda un comité de jóvenes saharauis. Parece ser que era invitado por el Gaadí (juez civil y religioso) de la wilaya, y debían conducirme a su presencia, como así mismo se hizo… Cuando llegamos, el gaadí, asistido por un traductor y pertrechado con el inevitable e imprescindible equipo de té humeante, me esperaba, invitándome a sentarme a su lado, sobre la mullida pero vieja alfombra. Tras los primeros saludos, y…

                Ya mezclados y perdidos entre rituales y rituales de tés y más tés, hablamos durante horas de cuanto divino y humano hay sobre la tierra. Él, interpretando El Corán, y yo el Evangelio. Citas y citas de uno y de otro puestas una junto a otra, comprobamos las escasas – yo diría ninguna – diferencias morales entre ambas creencias. Hablamos del tronco común de donde nacen las tres religiones de “los pueblos del libro”, del mismo origen, Abraham, del cómo y de los porqués de los casos y de las cosas… Llegado un determinado momento, Hussaín me pidió parar para salir a orar. El lugar sagrado, fuera de la jaima, era un espacio rectangular al aire libre flanqueado por cuatro grandes piedras encaladas de blanco en las esquinas, y una central en uno de sus lados que señalaba hacia La Meca. Él entró en aquella humilde área y yo me quedé fuera respetuosamente…

                …Se volvió, y me invitó a traspasar los límites… “Tú eres un gaadí. Pasa conmigo”, me dijo. Entré y oramos los dos, uno al lado del otro, él como musulmán, yo como cristiano, y los que nos acompañaban, tras nosotros. / En mi sueño reviví las mismas emociones que entonces /. Acabado el rezo, volvimos al interior de la jaima, al rosario de un té tras otro té, y de nuestra inacabable cháchara sobre temas universales de la fé… De la tienda del gaadí de la wilaya de Assuer salí ya anocheciendo. Ya en la puerta, me abrazó, me besó la mejilla, y me repitió al oído, “tú eres un verdadero gaadí”. No… yo solo soy un juez de paz, apenas nada… le contesté… Pero, poniéndome un dedo en los labios, me cortó… “Aunque no lo sepas, aunque no lo creas, eres un auténtico gaadí…”

                Bien… El sueño de lo que no fue un sueño termina aquí, aunque siguieron otras muchas vivencias de aquellos días de soles, estrellas y arenas, y de las que tengo unas pocas crónicas esturreadas por algunos escritos para el recuerdo… No sé por qué. Pero el revivir ésta, una noche de estas, paso a paso, momento a momento… ¿A alguien se le ocurre algo?, ¿algún tipo de explicación?.. Pues, si lo sabe, que hable ahora, y si no, que calle para siempre… Es que, acojona un poco, no me digan que no…


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

miércoles, 14 de diciembre de 2016

CONÓCETE

Hay un conocido aforismo griego, que está grabado en el frontis del templo de Apolo. Es la famosa frase “Conócete a ti mismo”… Ahí es nada, monada. Yo no sé si alguien sería capaz de eso, pero de verdad, en serio, sin trampas ni subterfugios, ni falsas presunciones. Yo, de quien lo inscribió en la piedra, lo hubiera cambiado por otra frase, parecido, pero no igual: Reconócete a ti mismo. Y, aun así, ya sería harto difícil. Porque, si no te conoces, mucho menos te vas a re-conocer. Aunque… y esto es cierto, nos es más fácil reconocernos por vernos reflejados en el espejo de los demás, en la imagen que tienen de nosotros mismos, que conocernos a través de nuestro propio yo, de nuestro propio ego…

                …Sí, de acuerdo, me acuso de que ya estoy otra vez con el mismo tole/tole. Y no es necesario que me riñan, pues ya me riño yo solo a mí mismo. Lo que pasa es que considero importante que, aún de vez en cuando, nos paremos en nuestro día a día, dejemos de dar vueltas a la misma noria, nos bajemos del tiovivo un momentico, y nos pongamos a pensar. Solo eso, pensar. No es malo, aunque nos ponga de malas. Es como enjuagarse un poco por dentro para que no se adhieran muchas roñas a la piel del alma. Solo las justas y necesarias, como se dice en misa… ¿o “es justo y necesario” lo que se dice?.. Bueno, es igual, imagino que si nos es necesariamente justo, es justo lo que necesitamos. Al menos hoy, de momento, en nuestro actual estado… Vamos a pensarlo un poquito.

                Y ya sin coñas, ¿ustedes creen que se conocen a sí mismos?. No me cabe la menor duda que los antiguos pensadores y filósofos sabían lo que se decían. Y que, si fue grabado en el frontispicio del templo de uno de sus dioses más importantes, Apolo, es porque supone una verdad de importancia incuestionable. Pero, entonces… ¿es una imposibilidad manifiesta?. Yo creo que no, en absoluto. Pienso que era – y sigue siendo – esa misma llamada a parar a la que antes he aludido. Como un stop, un semáforo en rojo de la antigüedad, que ha transcurrido a lo largo de la historia casi inédito… ¿Qué leches es eso de conocerse a sí mismo? .. ¡Bah..!, cuentos de antes, y de los cuentistas que siguen escribiendo sobre tales tontunas. Como yo, mismamente…

                Pero no, lo que subyace en esa frase es que el ser humano está hecho para trascenderse a sí mismo como personas. Y solo hay un camino. Y es conocerse a sí mismo. No vale el creer conocerse, que es lo que nos pasa a todos, si no el conocerse de verdad, ya que en el instante en que nos conozcamos dejaremos de ser lo que somos. Jesús, Buda, y muchos otros más, llegaron al punto de conocimiento en que trascendieron de sí mismos, y a su propia realidad. A eso me refiero. No estamos hechos de lo que suponemos, ni de lo que vemos y sentimos, si no de la materia en que están hechos los sueños… y esta bonita frase no es mía. La dijo un filósofo, o un poeta, u otro alguien más alguien que yo. Sin embargo, el estar formados de nuestros propios sueños suena guay, pero como que no me veo saliendo de mis fantasías oníricas. Puestos a creer, prefiero creer que somos de la materia de que están hechos los sueños de Dios.

                No obstante, sí que nos podemos permitir un pequeño milagro. Es posible vivir en un universo mental a la vez que en uno físico. Nuestras fantasías y nuestra realidad viven en mundos distintos, pero ambas existencias forman y conforman nuestro propio ser. Nuestro yo más profundo. Muchas veces enredan entre sí en una batalla brutal, una auténtica guerra civil, y en otras tantas pactan treguas y concesiones mutuas. Es cierto. La historia de mi vida es la de una negociación permanente entre mi naturaleza mental y mi naturaleza material. Esta negociación, analizada desde la perspectiva de los años (demasiados años para tan poco tiempo) es agotadora, pero jamás la he roto sin llegar a algún tipo de consenso… no sé si algún alguien por ahí fuera me entenderá.

                …Porque el secreto, cuando uno reconoce que no se conoce a sí mismo, ya no está en saber vivir con uno mismo, sino en saber vivir a pesar de uno mismo… Y tan es así, que cuando nos apeamos, aunque solo sea un momentillo, de la vorágine de nuestra vida, y nos miramos en el espejo de nuestros hechos, no suele gustarnos lo que vemos. Y entonces nos inventamos aquello que nos gustaría ver… y que nos gustaría ser.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador  – los viernes a las 10,30 h. en: http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

lunes, 12 de diciembre de 2016

De lo divino y humano: INCOHERENCIAS

De lo divino y humano: INCOHERENCIAS: Lo cierto y verdad es que el mundo de las incoherencias es fascinante. Yo admito que clamo contra los incoherentes como ángel de espada fl...

martes, 6 de diciembre de 2016

DEL COMERCIO

“¿Te has imaginado alguna vez cómo sería tu barrio sin los pequeños negocios…?”.- Así comienza un cartel que una iniciativa personal ha logrado que los comercios del centro de mi pueblo lo cuelguen de sus puertas y escaparates. No lo ha costeado ninguna asociación ni gremio, si no cada cual de su propio bolsillo, libremente… Bien, eso es algo, aunque algo tarde llaga. Incluso alguno de ellos me ha parado para comentarme y solicitar comentario… quizá por aquello que un día fui, o representé, sin lograr nada, y que hoy ya no soy, ni represento, ni me interesa, ni quiero, quizá por eso mismo, por no haber conseguido nada. Pero de donde hubo, algún rescoldo debe quedar, cuando estoy escribiendo sobre aquello que me han pedido, me digo a mí mismo.    


                …Pero lo cierto y verdad es que mi pueblo decae y languidece, y, como el Mar Menor vecino, muere lentamente, poco a poco, a cada día que pasa. Y nadie hace nada. Y van cerrando pequeños comercios, uno tras otro, y se van quedando huecos vacíos por las calles, como rincones apagados de sí mismos, como las mellas de una dentadura vieja. Y es triste, muy triste, haber conocido un comercio vivo, pujante, estable, de donde sacaban su pan y a sus hijos abrían camino muchas familias del pueblo, tanto propietarios como empleados de toda la vida… fulanico de tal, del comercio, se decía y publicaba… un comercio en el que ya tan solo la precariedad hace nido en él. Entre todos lo mataron y él solico se murió, reza el refrán. Porque no es menos verdad ni cierto que todos, comerciantes y ciudadanos, tienen su parte de culpa en ello. En realidad, se la reparten toda entre ambos. Cada cual la suya. Y esos pueblos cuya apariencia es la de tristes pueblos abandonados y despojados de sus comercios deben su triste situación a ambas partes por igual.
               
                Los comerciantes tuvieron la culpa en su momento, cuando tuvieron en sus manos la oportunidad de frenar y revertir la situación, y no supieron, o no quisieron saber, aprovecharla y hacerlo. Soy testigo vivo, como fui agente activo. Hace +20 años se veía venir esto, y comenzaba a hacerse sentir la competencia brutal de las grandes áreas y zonas comerciales. Fue el momento preciso, justo y decisivo. Existían medios y ayudas. Desarrollé cantidad de técnicas de fidelización de la clientela y potenciación de ventas, adoptadas de otros centros históricos comerciales con éxito y adaptadas a mi pueblo, cursos y estrategias de concienciación, formación y colaboración intercomercial, un portal corporativo de ventas, el desarrollo de una tarjeta de crédito del comercio local, se ensayó el Centro Comercial Abierto… Enfín… Y nada, ni caso, cada cual se miraba su propio ombligo y todos en conjunto pasaban de todo. Fracasé en todas y cada uno de mis intentonas e iniciativas que expuse al colectivo, y que hoy hubieran resultado técnicas y herramientas eficacísimas que hubieran evitado, en todo o en parte, la decadencia actual. Si cuando se pudo y se obtenían recursos y fuerzas, no se quiso, hoy, sin fuerzas ni recursos, ya no se puede. La guerra se gana o se pierde dependiendo de la primera batalla.

                Pero también los ciudadanos de esos pueblos tienen su buena parte de culpa. Aunque sea compartida con una administración insensible que los ha acostumbrado a que exijan, cojan y se aprovechen de todo sin que les cueste nada a cambio. Hoy la gente emigra cada fin de semana a las áreas de comercio y ocio, dando la espalda al suyo y vecino de toda la vida. Al que siempre le fió pero del que nunca se fió. Arguyen que no les ofrece diversidad, ni precio, ni diversión… y no quieren ver que lo uno y lo otro vienen del consumo y la demanda. A menos demanda, menos oferta. No es no querer, es no poder… Como tampoco se quieren dar cuenta que los ciudadanos han de alimentar a los pueblos donde viven, incluso de donde viven muchos de ellos. La ingratitud tiene un nombre, y un precio final… Como tampoco parecen darse cuenta que los pueblos son pobres o ricos en virtud de dónde emplean sus recursos sus propios ciudadanos… Y que resulta de un ilustrado cinismo culpar de abandono a lo que nosotros mismos hemos abandonado.

                Aunque, ya digo, todos tenemos nuestra carga de culpa en ello. Quizá aún haya una débil esperanza, no lo sé… Pero lo que sí sé, es que cada vez quedan menos oportunidades. Lo del cartel es un canto de cisne, una llamada a las conciencias de las personas… No deseo otra cosa que equivocarme, créanme, pero es una lástima, una pena, que esto lo tenga que escribir yo ahora, cuando, ni unos ni otros, tuvieron nunca conciencia de nada.


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador  – los viernes a las 10,30 h. en: http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php