ESCRIBURGO //// /// MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ Fué Juez de Paz, fundador de varias Ong´s y Presidente de Organizaciones empresariales y otras durante 30 años, entre otras cosas. Hoy es Mediador Profesional, diplomado en Responsabilidad Social Corporativa, y Patrón de la fundación ENTORNO SLOW. Tiene publicados seis libros...
Datos personales
- MIGUEL GALINDO SANCHEZ
- TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
- Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
viernes, 26 de octubre de 2018
El Mirador 26 octubre 2018 "MISTERIOS DE LA CRIPTA"
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
PROGRAMA MISTERIOS DE LA CRIPTA
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
miércoles, 24 de octubre de 2018
EL ATEO ESPECULAR
El ateísmo no es no
creer en Dios, sino no creer en uno mismo.
Los ateos que no creen en un dios determinado de una religión
determinada son solo ateos religiosos, nada más. Son de los que dicen – o
deberían decir – no creo en tal o cual diós, pero creo en este otro. Es el caso
de los islamistas actuales, o de los católicos medievales, por ejemplo. Ambos
se montan cruzadas del suyo contra el del otro, y se llaman mutuamente
infieles… ¿Pero en qué Dios no crees?, les preguntaba yo a los ateos
integrales… “En ninguno”,
contestaban, con lo que daban por supuesto tácito la existencia de varios
dioses. O, si cosechabas un raro y extraño “en
mi Dios solo, y punto pelota”, estaban reconociendo la de su exclusivo y
personal Dios. Ernesto Cardenal creo que fue quién dijo que no se puede ser
ateo de algo en lo que no se cree, sino de algo en lo que se cree. Yo digo lo
del principio de este párrafo, y es que si nos reconocemos a nosotros mismos,
estamos viendo un reflejo, por pálido que sea, de Dios, así que si no creemos
en Él, tampoco creemos en nosotros…
La libertad de culto en las sociedades avanzadas
reside en que cada cual elige su propio Dios a través su particular confesión.
Lo que pasa es que casi nadie elige por sí mismo, si no que se lo eligen otros
por él. Sus padres, a ellos sus abuelos, la sociedad, la costumbre… tradición
la llaman con veneración, pero en materia de dioses lo llamamos fé. Y estamos
dando culto a una fe heredada, no elegida. Así que el mostrarse ateo de ese
dios no es mostrarse ateo de Dios, sino una tradición adorada por la peana, que
es el fundamento básico, al fin y al cabo, de todas las religiones… Zeus,
Júpiter, Amón Ra, Quetzacoalt, Alá o Pachamama, qué más dá… Cuando alguien dice
que el único y verdadero Dios es el de Cristo, el de Mahoma, el de Moisés, el
de Zaratrusta o el de Hermes Trimegisto, está empobreciendo a Dios tanto como
se está limitando a sí mismo, porque no es que existe un solo y único Dios
verdadero, y los otros sean falsos, o de segunda categoría (lo que implicaría
su existencia), si no que todos los dioses existentes o que puedan existir,
convergen sus existencias en un solo y único punto: el ser humano que lo crea a
su propia imagen y semejanza. Yo puedo ser ateo de todos y cada uno de los dioses,
pero no puedo serlo de la suma de todo incluído yo mismo. Eso es un imposible.
Por eso Hermes, Zoroastro, Jesucristo, Buda… se
esforzaron por transmitirlo, pero la gente terminó por compartimentarlo y
fabricar religiones con sus mensajes, que, en definitiva, es un solo y único
mensaje. El Mensaje es de integración cósmica, sin cabida ni lugar para las
religiones ni los ateísmos. Sin embargo, las propias religiones nacidas de tal
Mensaje se encargan de des-integrar y dividir a la humanidad en nombre de sus
propios profetas de diferentes credos… y de ahí, precisamente, el nacimiento de
los ateísmos.- Paradógicamente, sin embargo, todos integramos en nosotros a las
distintas grandes fés que en las religiones (llamadas Del Libro) se han
esforzado en hacerse distintas, e incluso enemigas. Yo mismo llevo en mí ideas
del credo judío e islámico en comunión, o contraposición, con el cristianismo
que, a su vez se ha dividido en varios catolicismos. Y todos ellos coronados en
un diós celoso, todopoderoso y ominoso, en cuyo nombre se han librado
conquistas, cruzadas, guerras santas y sangrientas luchas para justificar el
poder y el dominio de sus representantes en la tierra. Para eso trabajan sus
prelados, sus ideólogos, sus publicistas y políticos, y para eso están las
legiones de fieles y seguidores, para desatar campañas confesionales, ciegas y
obtusas, en nombre de cualquier dios imposible. Es perfectamente lógico y
normal que existan los ateos y los ateísmos entonces…
Pero ya digo, exactamente igual que el ateo no cree
en el dios que no existe, yo tampoco creo en un ateísmo que no cree en el dios
equivocado. Es todo el reflejo del mismo error, de la misma falsedad. Que en un
espejo se refleje una imagen no dá por cierta la existencia de esa imagen – que
puede ser impostada – pero sí asegura la existencia del espejo. Y esto es así
porque, en definitiva, a Dios tenemos que vislumbrarlo a través del género
humano, de sus criaturas, de su creación de la que somos partícipes para bien o
para mal, pero no por lo que digan los dogmas de las personas, que solo
traducen parte de la verdad en su propio interés de dominio, influencia y
poder. Dios no es lo que dice la gente, por lo que nuestro ateísmo es hacia un
mensaje torcido (cuando no retorcido) de lo que se obliga a creer que es Dios
.
Yo soy más ateísta que ateo. Porque creo en las
causas de increencia más que en la increencia misma. Solo hay que meterse en su
esencia, pues tiene sus motivos pero carece de sustancia. Un ateo no debe de
caer en la trampa de no creer en lo que es increíble. Por eso dudo del ateo
real, no así del circunstancial. Y no creo en el ateo total, si no en el
parcial… ¿Ateísmo general?.. Puede, pero no capital… Menudo tole-tole el de hoy, acho, tío… Tal cual, don Pascual…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h.
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miércoles, 17 de octubre de 2018
7 SIGLOS DE GARANTÍA
Bélgica
no es solo la sede del Parlamento Europeo, ni la cuna de partidos nazis que dan
apoyo a Puigdemont, ni tantas cosas contradictorias que nos evoca y provoca el
nombre de Bruselas. También existe un pueblo allí, de unos 40.000 habitantes, Geel,
con todos los atractivos de estas pequeñas ciudades belgas, que tiene y
mantiene una curiosa actividad desde hace siete siglos, unida a una tradición
medieval, quizá una leyenda, que cuenta que, allá por el año 600, un rey de la
lejana tierra irlandesa enviudó de su atractiva esposa, y quiso componer su
vacío con las más hermosas mujeres de su reino, frustrándose siempre cualquier
intento. Y como que tenía una hija, Dimpna, que a sus quince años era tan bella
como su madre, el monarca quiso desposarla… Ella, aterrorizada por tan
incestuosas y enfermizas pretensiones, huyó a refugiarse en Geel, en compañía
de un clérigo de su absoluta confianza. Pero su progenitor la encontró, y loco
por su negativa, acabó por decapitarla.
Hasta aquí lo terrorífico. Luego
viene lo balsámico. Se cuenta que ese arranque de insana locura fue curado por
su hija Dimpna tras su violenta muerte, que arrancó al diablo de la mente de su
padre. Así que, los de Geel, convencidos de la capacidad sanatoria de su joven
mártir, en el siglo XIII se le empezó a rendir culto como santa, se le
instituyó en patrona de los enfermos mentales, y se erigió una iglesia en su
nombre, ya en 1.349.- Desde entonces, los peregrinos buscan una cura o alivio a
sus males acudiendo masivamente a rendirle un novenario. Fue tal su fama, que
se tuvo que edificar un centro asistencial junto al templo, que pronto quedó
escaso para acoger los pacientes que venían. Ante tal imposibilidad, comenzaron
a alojarlos con familias del lugar a cambio de una muy leve compensación
económica. Muchos de ellos se encontraban tan bien acogidos, y se sentían tan
felices, que ya nunca volvieron a sus lugares de origen, viéndose curados de su
mal, con el tiempo, una mayoría de ellos. Geel inició así un reconocido periplo
de fórmula alternativa de tratamiento a enfermos mentales que viene durando la
friolera de setecientos años.
En la actualidad, más de 200
familias acogen enfermos de esquizofrenia, depresión, epilepsia, paranoia,
alucinaciones, ansiedad, trastornos de la personalidad, bipolares y
obsesivo-compulsivos de la alimentación… Reciben una ayuda del Estado de 600
euros, y son seguidos, controlados y apoyados por las autoridades sanitarias y
doctores especialistas. Por supuesto, en la comunidad médica este experimento
social tiene sus defensores y sus detractores, pero los resultados obtenidos
durante 7 siglos son claramente positivos: se espacian las crisis, se aminoran
los problemas en los enfermos, se reducen hasta en un 60% la medicación… y
llegan incluso a tener una existencia normal. Y son cientos de niños, jóvenes,
adultos, que, como un miembro más de la familia de acogida, se integran de
pleno en las labores usuales de la comunidad. Unos están meses, otros años,
otros el resto de su vida…
El debate científico está
abierto desde el siglo XIX, y ya en 1.902 el Congreso Internacional de
Psiquiatría de Amberes proclamó que Geel es un modelo a imitar, pero tal
llamamiento fue ignorado y silenciado. Sin embargo, el modelo sigue
funcionando, y funciona bien, muy bien, hasta el día de hoy. Yo me he atrevido
a traerlo esta semana a mi columna, porque creo que hemos de reactivar la
polémica, a ver si sirve para algo. Es obvio que nuestra sociedad es una
sociedad enferma, cada vez con más y más personas que precisan tratamiento
mental continuado en mayor o menor grado. Y que lo que aquí salta a la vista es
una pregunta difícil de contestar: ¿por qué estos enfermos, en su entorno
natural y con sus propias familias no obtienen la mejoría y alivio que en otras
comunidades sí le procuran?.. No es una pregunta retórica. Estamos ante una
experiencia de 700 años que la avalan. Naturalmente, yo no estoy capacitado
para contestarla, pero sí que estoy decidido a exponerla y defenderla. ¿Por
qué, ese modelo que ha dado, y sigue dando, tan buenos resultados, no se
promociona y favorece?.. Quizá mi muy estimado amigo J.J., eminente profesional
y excelente ser humano, me lo diga al oído algún día. Y entonces puede que
llegue a entenderlo.
Por supuesto, este artículo de
hoy está dedicado a todas las familias en las que alguno de sus miembros
padecen problemas mentales, y que los sufren ante la práctica indiferencia de
los que no tenemos tal problema. Que tampoco somos tantos si nos contamos a
nosotros mismos. Y lo dedico con todo cariño a todas aquellas organizaciones
que, como el Prometeo de mi pueblo, intentan afrontar un reto tan valiente con
tanta generosidad y desprendimiento… Mi intención es solo darles voz, sacarlos
a la realidad y exponer un mal que ya no es vergonzoso, si no ominoso, y que lo
produce la propia sociedad y nuestro equivocado estilo de vida.. Pero que
también la propia sociedad oculta resortes y recursos que pueden revertir la
situación. A la vista está. En Geel lo llevan haciendo la friolera de siete
siglos. Está probado, comprobado, demostrado y documentado, por lo tanto, es
posible. La cosa está en querer hacerlo y en cómo hacerlo. Vamos, digo yo…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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miércoles, 10 de octubre de 2018
MISTERIOS DE LA CRIPTA
…O lo que es igual,
Misterios de la Administración. Porque la administración, la nuestra al menos,
es una cripta llena de historias de misterio, un costoso, esplendoroso y
fastuoso mausoleo, de enormes proporciones, donde, muchas veces, cumple el
objetivo opuesto para el que existe. Es más caro el mantenimiento que el costo
de custodiar los restos que conserva. De hecho, en nuestra multiplicada por 17
espléndida cripta, a mí, personalmente, claro, me surge la duda de que no sé si
los funcionarios se han hecho para la administración, o la administración se ha
hecho para los funcionarios. Y pienso que el costo (impuestos) de mantener esa
administración, muchas, muchísimas veces, es superior al costo real de los
servicios que se supone prestan al ciudadano. A veces, incluso, obra el efecto
contrario, sus absurdas normativas complican, embarullas y encarecen aquello
que su concurso debería de simplificar y abaratar. Y priva a la ciudadanía de
lo que debiera facilitarle.
Hace un tiempo, hablaba con un alto exponente de una
administración local sobre tales misterios de la cripta. Resulta que si una
asociación, organización, etc., sin ánimo de lucro, está dispuesta a prestar a
los ciudadanos un servicio de indudable interés público, al mero costo puesto
que no está subvencionada, pero con unos beneficios y ventajas concretas por su
reconocimiento por ciertos organismos oficiales, va y ofrece un convenio de
colaboración abierto a cambio de la cesión de un espacio, se le niega y se le
da con las puertas en las narices, porque se le considera un negocio, así, sin
más. No importa la inexistencia de beneficio; no importa que se limiten a
cubrir los costos; no importa que los profesionales a los que se pagan sus
servicios, faltaría más, declaren sus ingresos en renta; no importa que brinde
su oferta pública a la mitad de otros organismos, que incluso son oficiales; no
importa incluso que lo hagan como el propio Ayuntamiento con respecto a sus
propios contratados... O como otras organizaciones que funcionan exactamente
igual, con las que sí tienen convenio y con las que se establecen claros
agravios comparativos…
La solución dada es: Alquilen un local, dense de
alta, móntenlo, asístanlo y manténganlo, funcionen como cualquier empresa
privada, en fin, y cobre lo que tenga que cobrar al que precise de sus
servicios. Dá igual que salga el triple que el cuádruple. No problema… Y
entonces va uno y se pregunta si esa administración mantiene su alta y copiosa
nómina con elevados impuestos para facilitar mayores y mejores servicios a sus
ciudadanos, o, por el contrario, está para evitar que se les pueda ofrecer con
enormes ventajas a través de su concurso y buena disposición. Se nos puede
acusar de propiciar la competencia desleal, puede aducirse en su descargo…
Negativo. Para eso tal competencia debe existir, y no existe. Viene desde un
canal oficial a una organización reconocida por dicho canal. Punto. Son
normativas esas que no defienden el interés ciudadano, sino que lo dificultan.
Se prefiere que tales ciudadanos tengan que desplazarse, o pagar el doble o el
triple de lo ofertado, y con una mayor rigidez e incomodidad, porque una dudosa
normativa legal, o lo que fuera, impide que esos ciudadanos puedan beneficiarse
de lo contrario. Y eso aun contando con el equipamiento y medios sobrados para
poder hacerlo. Así que uno, al menos, se pregunta un par de cosas: una, si
nuestros impuestos sirven para algo más que pagar sueldos, y dos, si uno pagara
los escuetos y mínimos impuestos exclusivamente necesarios, tendríamos más que
suficiente para costearnos lo que debiera facilitar pero obstaculiza esa
administración de ventanilla y zancadilla.
Naturalmente, quiero dejar bien claro que no estoy
culpando a los políticos que han de torear con esas normativas absurdas y
miopes. Los de abajo, porque están sujetas a ellas como un reo a unas argollas.
No. Me estoy refiriendo a las propias normas que retrasan a la sociedad e lugar
de ayudarla a avanzar. En las que gravan en vez de liberar. Culpo a esas leyes,
normas, o lo que sean, involucionistas. Y si culpo a algún político,
naturalmente, son a los de arriba. A los que las paren y las imponen. A los
ciegos que guían a los sufridos tuertos. A los que viven de los administrados y
solo se sirven a ellos mismos. A ellos culpo…
Algún alguien me sopla al oído que muchas veces tales
normativas han de ser interpretadas, que puede darse el caso que en unos sitios
lo hagan de una manera y en otras de otra. No lo sé. Lo cierto y verdad es que
ignoro tal posibilidad. Pero si una norma está sujeta a interpretación, existen
maneras, formas y fórmulas, salidas… y si no lo está, pues punto pelota. Eso
queda para la aptitud o ineptitud, competencia o incompetencia, del político que se encierra en ella y se
cierra a buscarle la vuelta. Dicen que lo que es igual pá tós no es beneficioso pá naide…
aunque en este caso que nos ocupa, más bien es perjudicial pá tós…
Misterios de la Cripta, como aquél viejo cómic de
Marwel, luego llevado a la pantalla. Un clásico del terror… Aquella Oficina
Siniestra de La Codorniz… Misterios, historias oscuras de la administración…
Las de la ficción, y las de una realidad que supera a esa misma ficción…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h.
http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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miércoles, 3 de octubre de 2018
LA OTRA CENSURA
Cuando
algunos álguienes se empeñan en cortarme los laureles por leer lo que no
escribo… e interpretar lo que me cuido mucho de no decir, siempre me acuerdo de
aquel sargento de mi período de instrucción en aquella “mili” obligatoria, donde
todo españolito pasábamos por las armas (o nos pasaban por las armas en sentido
figurado), que, en las prácticas de tiro, siempre nos decía aquello de “prefiero a los tíos que donde ponen el ojo
ponen la bala”, señalándonos con su ominoso dedo acusador. Cuando, en los
descansos de chusco y cantimplora, se nos acercaba a confraternizar, como tropa
que era, en el círculo de soldatas, ya en plan distendido, yo le soltaba a
aquel suboficial si no le daba igual los que donde poníamos la bala, allí
poníamos el ojo. Y como que bizqueaba con la pregunta y yo intuía que no lo
había captado, le aclaraba que, la inmensa mayoría éramos de los que, tras
disparar la bala, mirábamos dónde la habíamos puesto…
En los temas delicados
(sociopolíticamente hablando, aclaro) que trato en mis artículos, procuro no
apuntar al centro de la diana, aún sin dejar de dar dentro de la diana, no sé
si me explico… Intento acercarme al blanco pero sin dar plenamente en el
blanco. Y suelo hacerlo así porque sé que vivimos en hipócritas tiempos de
juicios mediáticos que, si te sales de lo establecido como lo políticamente
correcto, no solo te pueden caer las del pulpo, sino que, los que administran
tus paridas, te pueden censurar el parto hasta que tu criatura fenezca antes de
ver la luz. Y aún y así, de vez en cuando aparece algún tribunal inquisidor que
puede adivinar tu pensamiento aunque no lo hayas puesto por escrito, o incluso
puede pensar lo que tú no habías pensado. Tal es su exacerbado virtuosismo.
Hace tiempo, un patronato de cultura
de por estos andurriales de dos reales, que estaba liado en preparar los fastos
literarios de un Día de la Mujer (ya no recuerdo si trabajadora o genérica), al
ver que se le echaba el tiempo del escrutinio encima y no tenían una sola
aportación que llevarse al paraninfo, alguien decidió echar mano de mi amistad
a través del compromiso (para eso están los amigos, claro) y pedirme el favor
de enviarle a tal efecto y con tal motivo mi óbolo literario. Aún no gustándome
estas calandracas, e incluso desconfiando de tales cosas, accedí, y mandé un
trabajo encuadrado en el marco de la historia, pintando el lienzo con los
colores de la cultura pura y dura. O sea, dibujé una diana lo suficientemente
versada como para que no se apreciara que aquello era un tirofijo… Pues algún
avisado o avisada tuvo que olerlo, cuando se agenció del más próximo a mano el
clásico canto lírico a la belleza de la mujer de la tierra, y a sus primores y
encantos, bordados en dulces sinfonías de juegos florales y esencias patrias,
que es de lo que van tales paridas. Y se me porfaveó,
o no gustó, o se caló, pero mi solicitada aportación desapareció del mapa sin
ni siquiera un miserable acuse de recibo.
Últimamente incluso se me ha
llegado a censurar alguno, y sí, digo censurar, aun soltando verdades
constatadas, constatables e incontestables. Se creyó que podría herir
susceptibilidades que hoy apuntan a casi una especie de dirección al
pensamiento único políticamente correcto. Exactamente igual que en Cataluña con
todo aquel que no piense independentista se le etiqueta de fascista, en el
global de la sociedad todo el que no sea feminista a toque de pito es un
machista cavernario. Por ejemplo, los que no defiendan a rajatabla y sin
matices el día del orgullo de algo, es un monstruo de homofobia sin paliativos.
Directamente. O el que no se apunte a determinadas consignas sociales, que
desaparezca o calle para siempre. El que no está con nosotros es que está
contra nosotros… A ver, usted, identifíquese, santo y seña…
Y me trae al recuerdo aquellos
juegos florales de mi primera juventud, en plena dictadura, de Marcha de Áida,
de accésit y de Flor Natural, de los Delegados de Gobierno del Glorioso
Movimiento Nacional y su guardia de corps falangista vigilantes a que no se
moviera nadie, de censores e inquisidores azules atentos a cada palabra, a cada
estrofa, a cada párrafo, a cada título, con dianas secuestradas y balas de
fogueo. Cante usted al sol, a la femineidad de nuestras bellas mujeres y a la
virilidad de nuestros recios hombres, cante usted a las virtudes castrenses y a
la patria y a los luceros, pero no se me salga del guion establecido y no haga
de su capa un sayo, porque aquí el único que capa el sayo soy yo… Y había que
realizar verdaderas florituras literarias, auténticos rizadores desrizantes de
rizos, genuinos decir sin decir y sin parecer pareciendo, a fin de colar
sutilmente el pálido reflejo de algún algo para quiénes lo supiesen captar. Un
apuntar a la diana para disparar fuera de la diana.
Aquellos controles de aquellos
comisarios políticos desaparecieron con Franco. Ya no te meten en la cárcel, ni
te amenazan, ni te dan palizas por ello… bueno, en algunos sitios este último
supuesto puede que sí. Pero se advierte una vuelta a un cierto clima de
prevención. Esto no lo toque, o no lo toque así, porque puede parecer machista,
o fascista, o… puede tocarles los sagrados cogolondrios a lo que se ha
establecido como línea de pensamiento único. Mejor, mire usted, no se lo
publicamos, entiéndalo… O te dan con la puerta en las narices tras haber
solicitado tu mano, como aquel patronato cultureta de pito y pandereta. O te
dicen, directamente, como en aquella agrupación de estómagos apesebrados, “si te firmo esto nos pueden quitar el bingo
y no sacarnos de excursión…”. Poco a poco, esto se va pareciendo más a
aquello.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h.
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