ESCRIBURGO //// /// MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ Fué Juez de Paz, fundador de varias Ong´s y Presidente de Organizaciones empresariales y otras durante 30 años, entre otras cosas. Hoy es Mediador Profesional, diplomado en Responsabilidad Social Corporativa, y Patrón de la fundación ENTORNO SLOW. Tiene publicados seis libros...
Datos personales
- MIGUEL GALINDO SANCHEZ
- TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
- Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
miércoles, 17 de diciembre de 2014
De lo divino y humano: LA GRAN INMORALIDAD
De lo divino y humano: LA GRAN INMORALIDAD: Para las preguntas sencillas tendrían que haber respuestas sencillas. Por ejemplo: ¿por qué, si el BCE tiene puesto el interés del dinero ...
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
martes, 16 de diciembre de 2014
AQUEL LEJANO AMIGO CERCANO...
Aquella persona
sabía lo que me estaba diciendo. Y me recordaba algo que yo también sabía, para
que no se me olvidara: no me tomes por
sabio, pues no es sabio el que sabe, si no el que vive según lo que sabe, y yo
no lo hago. Pues no… ni yo tampoco, por supuesto, ni yo tampoco… Esa
antigua enseñanza, hoy como ayer, se mantiene nueva y fresca, actual, y así
seguirá siendo mientras el hombre sea humano. Y seguimos charlando delante de
unos cafés humeantes… Llamamos libertad a
lo que solo es independencia – añadió – conocimiento
a lo que solo es cultura, profesión a lo que solo es ocupación, verdad a lo que
solo es posibilidad, fé a lo que solo es creencia…
Y es cierto. Tenemos suficiente
independencia para hacer esto o aquello, poseemos una capacidad de elección más
que razonable, podemos optar por una cosa u otra, y creemos que eso es
libertad. Pero no lo es. Si nos fijamos bien, en realidad la mayoría de las
veces somos esclavos de lo que elegimos y perseguimos. La libertad es un estado
espiritual más que material o físico. Era más libre Mandela en su prisión y
Gandhi en su pobreza que todos los demás… Igual creemos que poseer una vasta
cultura supone tener conocimiento. Mas tampoco es así. El conocimiento es la
ciencia de conocerse a sí mismo, la gnosis, y, a veces incluso, según qué
cultura sea ésta es un estorbo y un obstáculo para conseguir el conocimiento.
La cultura es la burda y pobre pintura que tapa el oro del conocimiento.
También pensamos que ocuparnos
de algo es profesionalizarnos en ese algo, cuando no es así, porque confundimos
oficio y profesión. Pues no. Profesión es vocación, no ocupación. Raras veces
alguien hace oficio de su vocación, sin importarle si se ganará bien o mal la
vida. Pero casi siempre se hace profesión buscando una buena salida que permita
un buen pasar, un buen vivir… No es lo mismo, no… Como no es igual la
posibilidad de lo que puede ser y la verdad de lo que siempre es. Lo cierto se
oculta en lo probable, y nosotros confundimos la verdad con lo posible. Todo lo
que es posible lo vemos, lo tocamos, lo sentimos… sin embargo, la verdad es
invisible, intangible. La posibilidad es una vida llena de normas, la verdad es
una norma de vida.
Porque esa vida llena de normas,
en el fondo, son dogmas. Por eso también confundimos la fé con la creencia. Los
dogmas fabrican las normas y de las normas nacen las creencias, pero nada tiene
que ver con la fé, pues la fé es iluminación, no una guía de normas para ciegos
que necesitan ser guiados, normalmente, por otros ciegos. Nos han dicho que la
fé es creer, pero la fé es saber. La fé tampoco es contagiosa, si no sería un
virus. La fé es tremendamente personal e intransferible. Es una joya única y
cambiante hecha para ti solo, que, si la buscas, siempre acabas por encontrarla.
Pero no tienen que dártela, no tienes que recibirla de nadie, haz de buscarla
por ti mismo. Busca y encontrarás, fue dicho.
“Sigues siendo niño y viejo, sigues estando más allá y más acá de la
muerte, sigues siendo todo y sigues estando en todo, porque tú nunca, jamás,
naciste…”. Esta cita no me la achaquéis a mí, con la idea de tacharme de
loco. Esto lo dejó escrito hace muchos miles de años Hermes Trimegisto, el tres
veces grande. Si pensamos en la profundidad, no en una superficie inducida por
otros, a lo mejor nos acercamos al conocimiento, a la verdad, a lo auténtico, a
la fé… Pero, mirad, un antíguo libro cuenta que Dios quiso poner un anzuelo al
Diablo. Así que Dios se disfrazó de Hombre… y el Diablo picó.- El Diablo quiso
pescar al Hombre, y fué Dios quién lo pescó a él.
Mi viejo amigo, se despide, - Somos distintos a lo que fuimos, y
seguiremos cambiando, pero siempre seremos los mismos. Y yo le contesto, - Sí, y conocemos muchas cosas, pero no
sabemos ninguna…
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
martes, 9 de diciembre de 2014
LAS FRONTERAS
Hay una frontera en todo y para todo. Unas veces parece que nos vienen
impuestas, bien por los demás, bien por el tiempo, aunque el tiempo sea nuestra
más necia creación, bien por las circunstancias, aunque así llamemos a nuestra
excusas, bien por causas ajenas a nuestra voluntad, aunque no a nuestro
subconsciente… Otras veces, la mayoría de ellas, esas fronteras las ponemos
nosotros, nos vienen colocadas por nuestro propio interés, o comodidad, o
utilidad, porque así dividimos y parcelamos nuestros asuntos, y de ese modo nos
parecen más fáciles de abordar… Hay veces que las fronteras son inconscientes,
pues es una manera de convertir lo voluntario en involuntario, una cierta
evasión de responsabilidades…
…Pero el caso es
que vivimos con fronteras y entre fronteras. Somos seres fronterizos, con todo
lo que ello implica. El café te llega hirviendo, pero a ti te gusta caliente,
ni hirviendo ni tibio, así que aguardas la calidez justa, pero siempre hay algo
que te traiciona en esa misma frontera, y no lo logras, así que, o te quemas, o
lo vomitas mentalmente. Igual que nunca captas la frontera mágica entre la
noche y el día. O te pilla durmiendo, o te pilla insomne, pero nunca te pilla
viviéndola. Como la frontera entre el otoño y el invierno, o entre la primavera
y el verano, que jamás somos capaces de experimentarlas, de convertirlas en
emociones…
Tampoco nos
paramos nunca en el sobrenatural paisaje
que nos brinda la frontera entre la niñez y la adolescencia, ni entre la
mocedad y la madurez, ni entre ésta y la vejez… No apreciamos el relevo de
guardia, los cambios, hasta que éstos se han adueñado de nosotros y nos han
hecho sus esclavos. Y entonces nos damos cuenta de lo que hemos perdido sin
apenas sentir que lo perdíamos.
Observamos con
expectación al recién nacido, una milagrosa creación repleta de pequeñas y
múltiples fronteras maravillosas, y pasan todas y cada una de ellas ante
nuestra vista de ciegos, sin verlas, sin sentirlas, sin disfrutarlas, sin
experimentarlas… Al igual que el café, el niño pequeño te hierve en las manos y
en el alma, pero te entretienes en los prolegómenos y pierdes la calidez para
encontrarte con la tibieza. Jamás con la plenitud. Las fronteras pasan deprisa
para lo despacio que vamos nosotros… ¿o es justamente al revés?..
Nuestros
hermanos, amigos, esposos, hijos o nietos… Fronteras vivas a nuestro lado que
son como el pié de rey, la medida, como el contraste del metal de nuestra
propia vida. No vemos cómo crecen y descrecen con nosotros, maduran y envejecen
en distintas escalas de nuestro camino pero en el mismo escenario de nuestra
vida… Como no vemos el nacer de la flor del cactus, o como no percibimos el
madurar de una fruta verde, o el agostar de una planta. Al cruzarse sus
fronteras con la nuestra no apreciamos ninguna de ellas. Vemos los porqués pero
no vemos los cómo. Sabemos porqué se encanece pero no sabemos cómo se encanece.
Y eso es porque hemos perdido las fronteras… mejor dicho, hemos perdido la
oportunidad de borrar las fronteras al no tener la capacidad de vivirlas. No
podemos eliminarlas, por el hecho de no verlas. Al no ser dueños de los pasos,
no nos hacemos dueños del camino.
Fijadse en esta
columna de hoy. Existe el aúge del principio y la decadencia del final. Un café
caliente que se vá enfriando… ¿Podemos hacer nuestro el lugar exacto de esa
frontera?, ¿podemos conquistar ese paso fronterizo entre dos valles?.. Si nos
esforzamos, las anularíamos, y entonces quizá encontraríamos otra cosa: el
auténtico sentido de la existencia.
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
miércoles, 3 de diciembre de 2014
AUTOFOTO
Ya sé que yo no
voy a descubrir a estas alturas lo que es un “selfie”. Cuando ya todo el mundo que está en el mundo hace lo que
todo el mundo hace. Un “selfie” es una autofoto. Nada más. Con todo lo que eso
lleva consigo de moda, vaciedad, complejo y necesidad. Es una moda, porque se
ha extendido como la pólvora el que un mono imite a la manada de monos que, a
su vez se imita (fotografía) a sí mismo. Es vaciedad, porque tal es el hueco
interior que no sabemos mas que llenarlo de lastimosa autocomplacencia. Es un
complejo, aún de no reconocida inferioridad, que nos lanza compulsivamente a
promocionar nuestro yo, pensando que el yo es nuestra cara. Es una necesidad,
porque cada vez que vemos algo o alguien que consideramos importante, sentimos
el impulso de fotografiarnos con ello a fin de compartir – robarle – esa dudosa
importancia.
Prueba de todo esto, es que,
acto seguido de la parida, procedemos a colgarlo como desaforados en las redes
sociales, para que se nos vea bien vistos lo guapos, inteligentes, originales o
valerosos que somos. Y las redes se llenan de millones de selfies de personas
despersonalizadas que hacen lo mismo delante de lo que otros tantos tontos han
decidido consagrar como celebrity. Si dentro de unos cuantos siglos, algún
movimiento antropológico decide estudiarnos, a la gente de hoy se nos
considerará como una subespecie atrasada, que desarrollamos una cámara en una
de nuestras extremidades para mirarnos a nosotros mismos a través de ella y que
nos vieran los demás. Y sin mayor concepto mental que emigrar como ganado hacia
objetivos comunes. Nos etiquetarán como los autofotus
gregarium, o algo por el estilo…
Hace años, en El Louvre, pude
experimentar in situ el furor idiota
de la moda codigodavinciana en su más clamorosa incultura. Cientos de
celebrados descerebrados, cretinizados ante la Gioconda, no para verla, no para
admirarla, no para estudiarla, si no con el único objetivo de meterla dentro de
un objetivo. Nada más. Hoy, en una revista, veo a otros cientos de idiotas
descendientes de aquellos idiotas hacer lo mismo, pero con una sutil variación:
dan la espalda a la genial obra para añadir a la imagen de la Monna Lisa su
propia imagen de idiota. Ayer era la idea mema de mostrar un cuadro relacionado
con un Best Seller, que ni se comprende ni se quiere entender tampoco, y hoy es
inmortalizar la obra de arte, ya inmortal por cierto, con nuestra triste
presencia, como en un onanismo imbécil.
Lo único que se rasca en el
fondo de esto es el patético “yo estuve
allí”. Eso es el todo y la nada. Necesitamos formar parte de la historia, e
ignorantemente, creemos que basta con pasarse por allí y hacer la autofoto.
Como si nuestra presencia influyese en los acontecimientos. Y no nos damos
cuenta que no participamos de nada y en nada, tan solo “estamos”… Y “estar”, no
es “ser”. Ni mucho menos.
Estamos, pero no somos. Y no
somos, porque solo vamos a captar nuestro careto con quien o con lo que sea que
consideremos importante en ese momento. Y eso no vale nada, porque no es nada.
Eso es presunción barata, actualizado estantigüismo, pura banalidad. No vamos a
los sitios, a las personas o a las cosas para aprender con ellas, o de ellas, a
estudiarlas, a fundirnos (no confundirnos), en ellas, a SER con ellas… No,
vamos a hacernos, o a deshacernos, en una autofoto, una autosatisfacción, una
autopose, un autoengaño… un selfie…
Enfín, no sé lo que durará esta
moda, este adocenamiento vulgar y mediocre, esta necesidad estúpida de autoafirmación
vana, que creemos conseguir autofotografiándonos de manera compulsiva, y
colgándonos en la cartelera del mundo de las redes. Solo confío en que la
próxima ocurrencia del género humano sea menos narcisista, menos egocéntica,
menos gilipollas…
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
martes, 2 de diciembre de 2014
De lo divino y humano: HISTORIA, TRADICIÓN, CULTURA...
De lo divino y humano: HISTORIA, TRADICIÓN, CULTURA...: ¿Es cultura la incultura?.. me preguntas, clavando tu pupila, pupila mía, en mi pupila – joer, cuánta pupila – azul metalrock. La cultura,...
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
lunes, 1 de diciembre de 2014
COITUS INTERCORRUPTUS
Siempre he mantenido que un estado corrupto, un gobierno corrupto,
obedece a una sociedad corrupta. Siempre he dicho que una clase política
corrupta nace de una ciudadanía, si no corrupta, si, al menos, corruptible.
Nunca al contrario. Jamás al revés. Un político, antes de ser político es
ciudadano. Si se mete en política llevado por su instinto de medro, ya está
corrompido de antemano, y si se corrompe una vez que participa en política,
entonces es que era un aspirante a corrupto, aún sin saberlo él mismo. Una
sociedad educada, culta, consciente, responsable e íntegra no suele producir
elementos irresponsables e ineptos, incapaces y sinvergüenzas. Ni mucho menos
crea hábitats legales para su conservación y crianza, si no que crea leyes para
su extinción, y espacios de luz transparente para su visión.
En nuestro país,
desde los tiempos de las vacas gordas acá, ha existido siempre un cuasi
confesado y latente matrimonio entre los poderes públicos, políticos, y los
económicos, a través de oscuras relaciones empresariales y financieras. Un coitus corruptus no interruptus, que
todo el mundo ha reconocido y tolerado en mayor o menor grado, como engrase
normal institucional. Incluso se ha aspirado a participar en esa grasa y
ensalzado y envidiado al que lo hacía. Desde el tonto el que no lo haga hasta
la búsqueda del enchufe amiguil pasando por el a mí sin Iva por favor... Todo
un sistema creado para la producción y el mantenimiento de la corrupción… Y del
cocinamiento de una sopa de la que no puede salir otra clase de gusarapos.
Al final del 99,
cuando comenzó esta jodida crisis, la percepción social de la corrupción y el
fraude en España era del 5,8%... el penúltimo lugar en la preocupación de los
españoles. Al final del 2014 está en el 43,2%, o sea, se ha encaramado a un
segundo lugar – por debajo del paro – y ya nos preocupamos mucho por ella…
Pero, ¿porqué este cambio?.. ¿Qué ha pasado en esos cinco años para ser tan
sensibles ahora a la corrupción?.. Pues, muy sencillo: antes éramos
razonablemente ricos y ahora somos rematadamente pobres. Cuando participábamos
del botín, todo estaba bien y nada se veía mal, y cuando no hay migas para
todos, reclamamos nuestra parte a los ladrones que se las están llevando. Pero
a esos ladrones los pusimos nosotros de administradores en su día, para que
engrasaran el sistema bien engrasado. Que no se nos olvide…
Sé que muchos me van a protestar y negar tal hecho.
No… ni hablar, nosotros no elegimos a los sangradores estos. Se echaron a
perder ellos solicos, cuando se vieron en medio de la tarta, pero no aceptamos
esa responsabilidad … me parece oír por ahí. Sin embargo no es verdad, no, no
es cierto. En las últimas elecciones del 2011, el 40% de los regidores
imputados fueron reelegidos. Casi la mitad. Y, que yo sepa, los que metimos el
voto en la urna fuimos nosotros, bajados de una higuera, no los marcianos,
bajados de un ovni…
Hoy, la corrupción ya es nuestro segundo problema
nacional más valorado. Sin embargo, curiosamente tan solo un 12% de la
ciudadanía se siente afectada. Nos seguimos mirando al espejo por detrás del
espejo. Pese al cambio de tendencia en los últimos tiempos, muchos ciudadanos
aún toleran las corruptelas de los políticos. O incluso las justifican… O es
mala conciencia, o es mala costumbre, o es mala educación, no sé lo que puede
ser, pero sí sé que no es nada bueno, y mucho menos cultura democrática. Se
habla mucho de regenerar la política, y no se dice nada de regenerar la
sociedad. Pero mientras sigamos pensando que la responsabilidad social es de
los políticos, y no nuestra, seguiremos cayendo una y otra vez en el mismo agujero. Es la política la que es
responsabilidad de la sociedad… E interrumpamos ese jodido coitus corruptus de
una puñetera vez… Resulta aberrante.
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...
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