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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

miércoles, 31 de enero de 2024

AQUELLAS MANIFAS

 

(de El País)

Vox anuncia que proyecta una nueva Ley del Suelo para agilizar los planes urbanísticos en el Mar Menor, y que la protección de la laguna sea compatible con todas las actividades económicas (LO-5/12).

¿Dónde están ahora todas aquellas multi-manifestaciones de los “amigos” de ese Mar Menor que proliferaban por toda nuestra geografía?.. Es la volubilidad del primer arrebato.

El cómo nos mueven a la masa. Siempre he pensado que la cantidad no hace la calidad, y esto me lo confirma. La gente no son las personas.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com


FANTASÍAS REALES, en programa de radio

 

https://youtu.be/4FL5cJhPoTI

martes, 30 de enero de 2024

HOY, COMO AYER...

 


Mi buen y querido amigo Manuel Santiago me envió un esbozo de libro, de remembranzas costumbristas, confeccinado por un grupo de amigos que formaron la infancia y juventud del antíguamente conocido por barrio de Los Molinos, de Cartagena, para que le diera mi más que humilde opinión (literaria, claro) sobre la construcción de su contenido… Así lo hice en su día, arrimando mi parecer a su experiencia recopilatoria.

Luego, al márgen de las formas, del modo y del estilo, una vez editado, y con su afectuosa dedicatoria en el papel y en el alma de quién recibe, toca leerlo, ya en letra de molde, por segunda vez y con otro talante… “Sesenta años después del Barrio Peral”, que así se titulan sus doscientas páginas de remembranzas, ahora no repasado, sino re-leído por asimilado con los ojos del sentimiento, que no de su métrica, encuentro su dimensión humana. La que ya forma parte de las personalidades de todos y cada uno de los que hoy son, porque así fueron ayer…

El libro-cooperativo (en su justa definición) de mi camarada Manolo y sus amigos, en su relectura, ya sin ánimo pedagógico, fue abriendo ventanas, que uno mantenía cerradas, que no olvidadas, al propio pasado… Al fín y al cabo se trata de un tiempo paralelo el que se relata, no importa el lugar, los personajes, los rostros o los nombres que se definen. Al ser el retrato de una misma generación, nuestra percepción se reconoce a sí misma en sus propios actores, y termina por “enrolarse”, y enrrollarse, en alguno de sus protagonistas, o en muchas de sus situaciones… Los sitios comunes son tan cercanos, cálidos, estrechos y familiares, que la transpolación identificativa se va produciendo conforme se va liando uno en su lectura.

Por eso me atrevo a recomendarla. No piense nadie que es algo ajeno a uno mismo… personajes, lugares, relaciones y situaciones foráneas a nosotros, y, por lo tanto, sin ningún interés para los que no sean sus propios autores. Error. No se trata de leer una novela, un ensayo, una obra maestra del relato, una joya de la literatura. Se trata de realizar un ejercicio de interiorización hacia nuestro propio pasado. Una especie de identificación para con nosotros mismos.

En mi caso, al menos, así mismo funcionó… Conforme iba avanzando en los testimonios a más de medio siglo vista, iban aflorando mis propios recuerdos de aquella tardía niñez y primera juventud; de aquellos distintos, pero a la vez tan iguales, lugares de reunión y paseo; de aquellos primeros amores… ¿o no llegaban a serlo?, pero que creíamos únicos e imperecederos; de aquellas relaciones de amistad primigenia, tan leales e intensas por ser únicas y primarias; de aquellos rostros tan cercanos en la lejanía, y de todos y cada uno de sus nombres; de aquellos amigos que quedaron, y que aún quedan, por alguna parte; de los que conservamos como un tesoro hasta el final…

Y pienso, y así lo lanzo en éste de hoy, por algún porsiacaso, que si alguno o alguna lo leyera, y le interesara, o sintiera la llamada, y le gustara rememorar un ayer común y compartido; y quieren intentarlo, pues que aquí me tiene todavía; que a lo mejor, que puede, no sé… Mi opinión personal es que tales iniciativas felices, como los de nuestros colegas de Los Molinos, son para copiarlas y disfrutarlas, y revivirlas, dentro de lo posible, si así se puede disponer. No es una fórmula registrada ni reservada, ni patentada, sino participada, y participativa, de actualizar un ayer que nos hace ser como somos hoy.

Yo suelo hacerlo de vez en cuando… En éstos, mis diarios escritos, en alguna que otra ocasión, se me vá el santo al pasado, ustedes que me suelen seguir lo saben; y, en solitario, hago mis inmersiones personales, con mis conclusiones igual de personales, naturalmente… Pero, estoy seguro, que vistas en común, cada uno de los que vivieron aquellas experiencias desde su propia distancia, daría un resultado mucho más rico y matizado. Cada cual guarda su propia perspectiva, su propia visión, sus propios sentimientos incluso…

…Y la confrontación de los mismos por los supervivientes de esos sesenta años contiene un valor que nunca, jamás, puede alcanzar uno solo. Las vivencias del pasado son pasado, cierto, pero ya irrepetibles. Y precisamente por eso, por su irrepetibilidad, merecen ser recordadas… Desde aquí, doy las gracias al libro de Manolo y sus amigos por hacerme recordar y valorar mis propios tiempos; tiempos sin los cuales éstos tampoco serían.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

EL BUEN MUSULMÁN

 

(de Protocolo.org)

Dice la Aleya 2:62 de El Corán: “los creyentes, los judíos, los cristianos, los sabeos, quiénes creen en Dios y en el último Día y obran bien: esos tienen su recompensa junto a su Señor. No tienen que temer y no estarán tristes”

Pero aún si eso no se tiene claro, el propio profeta Mahoma dijo en sus palabras recogidas por Abú Daúd: “Cualquiera que haga daño a un cristiano, o a un judío, será mi enemigo el Día del Juicio”…

Lo que deja bien explícito que aquellos que hacen lo contrario en nombre de Alá son los malos musulmanes, la escoria del Islam. Quédenos claro a todos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

domingo, 28 de enero de 2024

EN AQUELLOS TIEMPOS

 


Nunca he sabido por qué, en aquellos primeros años de los sesenta, en la pacata, y posiblemente atemorizada, sociedad de los pueblos (hablo del mío en concreto), los padres de chiquillas de doce o catorce años, las dejaban salir de noche, y acudir a una destartalada casa sin acabar, en una casi vacía calle de un oscurecido barrio, para recibir – aún bienintencionadas – clases gratuitas de francés, o sus rudimentos, por parte de otros aprendices a gañán, como yo mismo… Muchas veces me he acordado de aquello, y muchas veces me he preguntado qué tipo de confianza demostraban aquellas familias a zagalones de poca edad más a las de sus hijas, a las que dejaban ir durante un par de horas a nuestra custodia, y en aquella oscura y turbia época.

Y aún sigo sin explicármelo… porque luego, terminadas las clases, nosotros mismos éramos los encargados de acompañarlas y escoltarlas hasta sus respectivos hogares. Pónganse en aquellos años, en que las niñas y los niños aún se educaban en escuelas separadas; aquel tiempo plomizo de Catecismo Ripalda; de confesión por Pascua Florida; de censura amartillada; de novios bajo estricta vigilancia; de infierno y purgatorio a ultranza; de pecados a flor de piel… e imaginen la impensable liberalidad que se hacía con unos críos que andaban sus primeros pasos de muy controlada y sucedánea libertad, en lo que cabía, y en la incomprensibilidad de un fantasmal y afantasmado Club cultural Fénix en el ojo del huracán de los poderes fácticos (Falange, Iglesia, etc.).

Y me sigo admirando de ello y por ello… ¿Qué naturaleza de seguridad, certidumbre o tranquilidad había en aquellos padres y madres hacia nuestros aún difuminados personajes para confiarnos sus hijas a tan tierna edad?.. Aunque solo fuera por el, entonces poderosísimo, “qué diran”; por la falsa, pero muy obligada, moralidad gobernante; por cumplir con una apariencia de normas rígidas que entonces gobernaban vidas y existencias… Yo aún no lo entiendo. Ni siquiera con la perspectiva de más de sesenta años al coleto, me lo puedo presentar “in mente” razonablemente.

El fenómeno que vivimos aquellos de mi pueblo, cada vez que he tenido ocasión lo he dicho, con nuestros siempre arriesgados movimientos culturales: Club Cámping, Club Fénix, etc., con ribetes sobradamente neoliberales, por ponerle mote, y lo bien parados que salimos, fué, y es, algo digno de estudiar. Me encantaría juntarme con los sobrevivientes de todo aquello, para intentar sacar conclusiones de aquel poco normal comportamiento (mi amigo Tinín tampoco se lo explica aún) y la respuesta social a iniciativas entonces tan poco comunes…

Yo, desde luego, me siento muy orgulloso de aquellas experiencias. Mucho… como de mi ese otro pueblo, Los Alcázares, que nos dio una lección de tolerancia en la era de la intolerancia. Y el haber formado parte activa de aquello, me hace mejor persona de lo que yo mismo me creo, o puedo creerme.

¿Acaso es que aquella gente era mejor, sobradamente mejor, que aquellos que los gobernaban a martillazo limpio?.. Solo lo pongo aquí como punto de partida para la reflexión, nada más. Y conste que no deseo hacer, en principio, ningún juicio de valores; tan solo examinar un hecho y tratar de encontrar los porqués posibles… ¿Y uno de ellos no será, entonces, que no es que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, pero sí que cualquier personal pasado fuera mejor?..

Ya sé que estoy tocando un punto delicado que no a todos les va a sentar bien. Es natural. Pero solo quiero que piensen en esa posibilidad… repito: posibilidad. Es un simple ejercicio de retrospección. Solo eso. Descartemos el aspecto político, a ser posible. Aquel sistema social estaba sujeto a una despótica – y nepótica – dictadura, pero, aún y así, las personas, los ciudadanos, aquellos que se conocían, respetaban y apreciaban, mantenían sus valores humanos muy por encima del cesarismo moral de la tiranía política.

Hoy existen partidos que depositan esa virtud en los sistemas políticos que pregonan, creyendo, o queriendo creer, que es donde reside la calidad humana. Pero es una engañifa, claro, porque es justo al revés… La cosa funciona al contrario: es la persona, el ser humano, el que transmite la calidad, la calidez, y la cualidad, a los partidos; y suple, incluso supera, como en algunos sitios se demostró en época de la dictadura, la deficiencia política e ideológica de los partidos. Y no hablo de aquí ni de allá, pero que son fácilmente reconocibles.

Vuelvo a formularles otra pregunta: hoy, en oposición a entonces, vivimos una época de libertades (cada vez más supuestas) y democracia (cada vez más pseudodemocracia), mas ¿tenemos y actuamos con la misma confianza entre nosotros como en aquella época?.. Contéstense ustedes mismos por sí mismos y para sí mismos, no a mí. Al fin y al cabo, forma parte de lo que les quería decir.

Las calles vacías, solitarias y silenciosas, apenas iluminadas con alguna bombilla oscilante que componía extrañas sombras en la oscuridad de la noche, nos abrían camino hacia los diferentes destinos: a la carretera General, a la de Torre-Pacheco, al Barrio de los Cacharros… las íbamos dejando una a una en sus casas, seguras, confiadas y salvas, con un par de páginas del método Thierry para dentro de dos noches… A veces regresaba bordeando el mar; oyendo al oleaje besar los cantiles bajos; azotándome el levante la cara, y el olor y el sabor de la sal inundando mis sentidos. Incluso se podía escuchar la voz cansada de los viejos dioses hablando el latín del hermano Mediterráneo… Y no les digo a ustedes lo que entonces me decían…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

viernes, 26 de enero de 2024

MALOS MODOS, PEORES HECHOS

 

(de Onda Cero)

Cada vez que suben las pensiones suman a las imposiciones, y restan a la capacidad de subsistencia. No falla. Te incrementan y luego te quitan; es como la propina y la sisa.

Esta vez – por lo menos en mi caso – se quedan con la cuarta parte de lo que te dan, a modo de retenciones. El fisco siempre saca tajada aún de la nada.

No tienen la decencia de dejar estar la mordida, aunque sea en compensación del IRPF fraudulento y ladrón que nos cobran por dos veces como tasa legal pero inmoral… Es ésta una extraña izquierda que practica la peor derecha.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

jueves, 25 de enero de 2024

CUESTIÓN DE VALORES

 


(de Significados)

Más de dos, y más de cuatro, me insisten que cuente la historieta que dejé colgando en uno de mis últimos artículos, “Religio Pópuli”, como una de mis anecdotas con mi miu querido y añorado amigo y sacerdote Antonio… Tampoco tiene ninguna importancia más allá de su propia inanidad. Y, aún así, a pesar de las bastantes décadas transcurridas, todavía puede herir prestadas sensibilidades, sin que en absoluto sea tal mi deseo. Si la relato, es tan solo porque ese ruego venía acompañado por una petición muchísimo más importante que el mero sucedido.

En una visita que un Nuncio decidió hacer a la Diócesis, ya se sabe, el Obispado, como es lógico, movilizó a todas sus fuerzas vivas y estáticas a una multitudinaria reunión representativa de todas las parroquias, en un inmenso salón de una institución religiosa de la capital… Mi entrañable cura, metecharcos incorregible, se empeñó en que yo formara parte de cabalgata de nuestro pueblo. Tras un soporífero programa de naderías ripaldeñas e innecesarias, donde toda delegación decía lo que se esperaba que dijera, el alto dignatario papal, empezó, con sus adláteres, a repartir estampicas del pontífice de turno entre todo asistente, al tiempo que engrasaba una píldora sobre el Espíritu Santo, que decía residía exclusivamente en la Iglesia como institución, así como en la jerarquía de la misma, acabando por el fielato…

El brazo derecho se me disparó como a un autómata… Tras la indisimulada sorpresa por su parte e incluso por la mía (no estaba previsto), le pregunté si eso no era un tanto antievangélico, ya que, a una pregunta que le hicieron a Jesús sobre el tal, él contestó que “el Espíritu sopla cuando quiere, donde quiere y en quién quiere”, hasta por el más humilde y lerdo de los mortales puede soplar su sabiduría… Tras el correspondiente batiburrillo de voces y susurros, no pocos rostros escandalizados y miradas semiasesinas, el mitrado no me contestó, pero las jordanescas aguas volvieron a su cauce.

Con el primer descanso, mi vejiga dio aviso y apretón, y salí a evacuar. Ya no pude volver a entrar a aquél santo cenáculo. Los ángeles espadarios de las puertas no me dejaron reintegrarme. Habían recibido órdenes precisas. Tuve que esperar mi buen par de horas largas hasta que terminara el sínodo en un duro y solitario banco, hasta que pude recuperar a mi buen cura y volvernos con el parroquerío…

Como en la narración anterior, me doy por asegurado que la cumplida bronca y tomadenota se la llevó mi excelente amigo por llevarme a tales saraos… “Un cuasi terrorista de la fe, válgame el cielo (así me difinió una muy alta catequista) y un cura no hacen buena pareja”. Pero la hacíamos, y nos complementábamos, y servíamos a nuestros mutuos propósitos. Él como conciliarjuanista irredento, y yo como instrumento. Y hay otra cosa que la gente no comprende, porque le cuesta trabajo entenderla: que la amistad entre dos personas está por encima de confesiones, ideologías, creencias, partidismos, adherencias, poitiquerías e hipocresías de toda laya y condición. No entienden, no quieren entender, que todo ese petardeo deba estar al servicio del hombre, y no el hombre al servicio de sus propias tracas. Y ruego me disculpen los que no sepan escuchar. A esas gentes, les diría que se leyeran el libro «La No muerte de Jesús«, de mi amigo José Hernández Mondéjar, pero mi mala leche no llega a tanto como la de ellos. Enfín…

Pero ya puestos y hablando de libros, también me van a perdonar ustedes porque igual he dicho al principio que había personas me requerían otra cosa, si cabe, mucho más importante que las meras anécdotas, por curiosas que éstas puedan parecer, y no quiero que se me pase. Ellas, también otras, me preguntan algo, creo que realmente arduo: Que les diga qué Historia de Jesús; qué Vida de Cristo; que Biografía de Jesucristo, es para mí la mejor y más recomendable, sopesando todas las tendencias… Eso es realmente difícil, pues hay para todos los gustos, grados de según que (tipo de) fe, niveles de desarrollo, o de apertura mental.

Yo tengo en mis viejas estanterías varias docenas de vidas de Jesús, desde todos los puntos de vista, tendencias, ópticas y disciplinas… Pero si he de destacar a una entre todas, me inclino por Ernest Renan. No es un autor actual, escribió su obra en el siglo XIX, pero es un erudito respetable y respetuoso hasta decir basta. Un sabio de una pieza: historiador, orientalista, lingüista, filósofo, teólogo, estudioso minucioso y equilibrado de culturas… y sobretodo y por encima de todo: tan educado con todas las tendencias como independiente. Si tuviese que estractar todo este párrafo en una solo palabra, sería: fiable.

Fiabilidad absoluta porque no se deja llevar por confesionismo alguno, ni por ningún canonismo religioso, por mucho que se apoye en los Evangelios dentro de su justo valor. Un Jesús despojado de abalorios católicos, e incluso cristianos, superfluos e interpuestos. Baste decir de su honradez, aparte sus innumerables citas a pié de página en las que basa sus asertos, que emplea casi la cuarta parte de su libro en explicar con todo rigor, ecuanimidad y detalle, el qué y el porqué de su obra para que no haya equívocos y nadie se llame a engaño.

Creo que es más que suficiente, y que he cumplido por hoy… En el fondo, ambos requerimientos pertencen al mismo “corpus ideológicum”: esa fe que dicen dada por probada, pero que puede que aún no haya sido estrenada… La fe dada no es fe, pues ésta ha de ser buscada, y luego encontrada; y le estrenada luego a luego tampoco, pues antes ha de ser entrenada. La fe, si es, es pura búsqueda, es pié y camino. Cito y cierro con algo de ese mismo libro que lo corrobora:

Jesús tampoco fue un filósofo, un teólogo que tuviese un sistema mejor o peor construido. Para ser su discípulo no era preciso firmas formulario alguno, ni pronunciar ninguna profesion de fe; solo era preciso unirse a él, aceptarlo y amarlo. Nunca disputó acerca de Dios, porque lo sentía directamente dentro de sí mismo. El escollo de las sutilezas metafísicas con el que el cristianismo tropezó a partir del siglo III no fue, en modo alguno, establecido por el supuesto fundador. Jesús no tuvo ni dogmas, ni sistema; sí tuvo una resolución personal fija, que, al sobrepasar en intensidad a toda otra voluntad creada, dirige todavía hoy los destinos de la humanidad” (pág.128)… El que quiera entender, que entienda, y el que no, pues que tampoco se moleste.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

miércoles, 24 de enero de 2024

bien pudo ser así - programa de radio

 BIEN PUDO SER ASI. - programa de radio

https://youtu.be/lqSRTS3fw6A

martes, 23 de enero de 2024

EMPIEZA LA TIJERA

 

El primero en la frente: “PP y Vox dejan en a mitad los Plenos de Control al Gobierno Regional” (LO-20/09). Esto es, aumentan la censura a los demás, pero reducen la censura de esos demás hacia ellos mismos.

Ya empezamos… Aluden que así dejan más espacio a las Comisiones Especiales (¿?), pero quitan ese mismo espacio para rendir cuentas. Comienza la Ley del Embudo…

Pero todos felices y contentos: la oposición, porque tienen más munición con que justificarse, aunque ellos mismos lo hayan propiciado; y la ciudadanía porque es lo que, en definitiva, ha votado y consentido. Veremos más recortes en derechos y mayor abundancia en deshechos, pero si eso es lo que queremos…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

lunes, 22 de enero de 2024

¿QUÉ KARMA..?

 


(de Millenium)

Para nosotros, la vida (hay muchas vidas pero una sola existencia) es larga y tortuosa, pero para Dios resulta corta y recta… Puede que sea por la cosa de la perspectiva, entre la suya y la nuestra. Decía el sacerdote-teólogo-filósofo-humanista-antropólogo francés Teyllhard du Chardin, que los que vivíamos todas nuestras vidas juntas, sumadas unas a otras, apenas era un segundo en la “vida” de Dios, y, acto seguido, aclaraba que Dios no vivía porque Él era la vida misma… Todo esto, que así dicho puede parecer complicado, al final suele ser más sencillo de lo que aparenta. Un cura muy amigo mío me decía que la diferencia residía en que nosotros estamos hechos de tiempo, y Dios está hecho de presente. ¡Ahí es ná..!

Sea como fuera, ese eterno presente, compendia y abarca las existencias de toda la humanidad, tanto en su conjunto como en el uno a uno personal e individual… Y eso, la verdad, acojona como pocas cosas llegan a acojonar. Tan solo resulta comprensible si pensamos que las personas, como seres humanos que somos, o que pretendemos ser, procuramos encajar y coordinar nuestra humilde nota dentro del concierto universal; porque, sabido es, que una sola nota fuera de tono, puede arruinar toda una pieza maestra de ese mismo concierto. Adviertan vuecencias que no hablo de ningún juicio universal, sino de las notas de un concierto universal.

Naturalmente, yo me preocupo por la fusa o la semifusa que me toca… A mi edad, cuando la gatera de entrada apenas comienza a difuminarse, y la de salida se dibuja cada día más clara, es cuando uno empieza a contar los talentos que le tocaron en el reparto, y los talantes que he añadido o restado en la partida… Sinceramente, poco tiempo queda para rectificaciones, y aún menos para justificaciones. Y más sinceramente aún, tiro de caña y sedal y pocos peces veo en mi cesta. Como comprenderán, mi subjetividad en esto no me permite valorar en justicia.

¿He desperdiciado gran parte de mi vida en florilegios justificativos de supervivencia?.. Muy posiblemente que sí, o yo así lo creo. ¿He aportado o hecho algo que, en verdad, en verdad os digo, merezca la pena y la faena?.. muy posiblemente que no, o yo así también me parece creerlo… Miren, voy a ser claro con ustedes, mis lectores, a fín de intentar serlo conmigo mismo: no me puedo responder positivamente a la pregunta de haber aportado a mi vida un ápice de trascendentalidad al plan universal, ni en un solo minuto de todos mis años dando el follón por estos lares. Y no me hablen de cuánto he representado, por favor, que estaré más o menos satisfecho, bueno, pero no orgulloso… Válgales esto como confesión, pero yo lo utilizo como revisión.

Mi buena amiga María, me repite a menudo, a modo de mantra animoso, lo de “venga, adelante, que aún queda mucho por hacer”, y eso a pesar de sus penosas cargas y limitaciones de salud y de jurados enemigos que padece… Y, entonces, miro a mi alrededor, hecho un vistazo somero hacia atrás, y otro aún con más detalle hacia adelante, y me pregunto: ¿dónde?, ¿en qué?, ¿a quiénes?.. Ya no queda nada ni nadie que me reclame para nada. Puedo irme al desierto, a bautizar lagartos con arena, y miren, es posible que acabe allí, o aquí, que viene a ser lo mismo, pero ese esperanzado “amosallá” muere de propia desesperanza nada más ver el panorama que me resta… y me queda poco, muy poco…

…Y miren, puede que sea por esto mismo, por ser consecuente conmigo mismo hasta el puñetero final, el que crea y considere que no ande muy lejos mi “estación términi”. Un servidor de los frailes siempre he valorado la vida – o las vidas – en función a su utilidad, a su rendimiento, a su aportación (no a los rezos ni a las liturgias), aunque se deba a una demanda equivocada, errónea, o incluso egoísta, que bien nos podemos equivocar… Pero cuando ya no eres de necesidad, y más aún, cuando esta necesidad, al ser la postrera, ya se valora de oferta de alto nivel, la verdad es que no compensa los falsos floripondios que se nos ofrecen como mortaja, ni del externo radar interno que nos montamos nosotros mismos, tampoco. No soy un tipo del Inserso, ni adorante del tótem del dios Bingo, como habrán podido ustedes apreciar, y lo digo con todos mis respetos a sus mesnadas de nadas.

Sí… ya sé… es posible que algunos/algunas barrunten depresivos nubarrones en mi ánimo… Ánimo viejo, viejo ánimo. Pué ser, óigausté. Pero no se preocupen más allá de esa misma nada, porque no voy a hacer nada. Lo que pasa es que uno presiente la cercanía, ¿comprenden?.. y cuando se siente que los cabos del trinquete se aflojan sabe que el barco va a zarpar. Es natural. Si lo piensan bien pensado, la vida es una economía, tiene que tener un sentido, un objetivo, un “por qué” y un “para qué”. Cuando deja de tenerlo, pasa a modo stan bay, a modo espera. Puro sentido común. Lógico.

El único hilo de Ariadna que me mantiene unido al tejido del bordado es, precisamente, estas especies de comunicaciones diarias con la parte de mí mismo que no se resiste a abandonar el telar; esta relación… ¿literaria o estrafalaria?, con ustedes; este contacto, más fluído que asumido, que mantengo con los que quiero creer que me siguen regularmente. Y con lo que fabrico mi imposible telaraña de autoengaño. Pero quiero serles muy sincero: lo hago más por mí que por ustedes, porque yo los necesito más a ustedes que ustedes a mí, y no soy tan banalmente tonto como para creerme lo contrario.

Como igual reconozco que ese hilo es tan frágil, que, en última instancia solo depende de mí mismo: De que yo no pueda mantenerlo, o de que pueda seguir engañándome en mi autoespera. Soy consciente de ello… Bueno, y una vez soltado todo esto, amigos míos, dicho por lo general y por lo genérico, habré de incluirles en el lote una reflexión de rebote: que, en este invento de aqueste invierno, aquí no hay más karma que la furufalla con lo que se arma… Vale, compañeros, ahora piensen lo que quieran pensar.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

¿QUE NO..?

 

(de ABC)

Bueno, pues ya se arregló lo de los viajes del Inserso…Aleluyas, felicitaciones y parabienes para todos, jubilatas y hosteleros incluidos, naturalmente.

A mí me van a permitir un desacuerdo, aunque me caigan críticas generalizadas y chuzos de punta; pero no me parece bien que de nuestros impuestos se costeen viajes de placer a ningún sector, sea éste el que sea.

Existe una solución más justa: Distribúyase ese inmenso gasto entre todas las jubilaciones, aumentándolas, y que los eméritos empleemos esas perras en lo que nos dé la gana… sea en viajes, sea en bagajes o en companajes. Creo que a eso se llama (o se debería llamar) justicia distributiva.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

viernes, 19 de enero de 2024

LA INFALIBILIDAD DEL DOGMA

 

(de Religion Digital)

Algunos (as) me dicen, con buena intención y educación (esto hay que resaltarlo en contra de un fanatismo que solo sabe negar con el ataque violento y la sinrazón), que siempre nombro peyorativamente a los dogmas de la Iglesia Católica, casi que por sistema… Es cierto, lo admito, lo reconozco. Y solo a ellos les contesto en este artículo, porque el comedimiento merece toda explicación y conocimiento al respecto, ya que poseen la capacidad de pensar y razonar que no tiene el dogmático (de dogma, precisamente) y los fundamentalistas.

Y a eso mismo voy: para poder opinar sobre la Iglesia hay que conocer su propia historia en el concepto íntegro y total de la Historia – la doctrina dogmática que desarrolla esa Iglesia nada tiene que ver con la Historia -, de ahí que me base en hechos probados y comprobados dentro de ese mismo concepto histórico… Vale. Existe una premisa primordial, y es que no se pueden dictar dogmas sin estar revestido de una autoridad superior a la humana, por eso mismo se apela a la divina. De acuerdo. Pero, para eso, habría que ser infalible, y de ahí viene, precisamente, que el primero y más importante dogma sea la de la infalibilidad (papal, claro), sin lo cual los dogmas dictados tienen muy poco predicado.

Puro sentido lógico. Lo que ya carece de lógica es que la gente, sus “fieles”, crean que esa infalibilidad viene desde el principio, otorgada por el mismísimo Dios, o, en su defecto, Jesucristo. Nada más erróneo… Durante 1.900 años de ese inventado Catolicismo, más que cristianismo, no ha existido esa “infalibilidad” como tal, aunque sí como intención, claro. Busquemos, pues, en la Historia, y hagamos memoria:

A finales del XIX, el Vaticano aún poseía un poder territorial, temporal y anacrónico, desde Roma a Ancona, hasta Bolonia y Ferrara, bajo el poder feudal de Pío IX… Desde 1859 a 1870, con la derrota de los Augsburgo en la guerra de Austria con Francia, le fue arrebatado todo el poder político, siendo confinado al final por las tropas italianas, al reducto, más representativo que efectivo, que hoy conserva la sede vaticana dentro de la propia Roma… Ni apelando a la herencia de San Pedro (no sé qué herencia pudo dejar Simón Pedro), ni al Concilio de Constanza, donde tres Papas, tres, se disputaron, pelearon y acordaron sus posesiones e influencia sin bajarse ninguno del santo pollino, le fue repuesto a Pío IX su ya perdido poder temporal…

…Así que tuvo que contrarrestarlo adquiriendo un poder espiritual sobre todo bicho viviente y reinante… ¿Cómo?, pues muy fácil autoproclamando en sí mismo la infalibilidad de los papas, y, con ello, naturalmente, su propia infalibilidad y el poder de dogmatizar… Así que, a finales de 1.869, y oliéndose la tostada, proclamó el Concilio Vaticano I. En los documentos previos no se mencionó el objetivo del mismo, aunque tres cardenales de la Inquisición y algunos otros poderosos, estaban en la encerrona. A los dos meses del Concilio, la mayoría del Colegio Cardenalicio se vió sometida a presión, chantaje y amenazas, ante la negativa a promulgar semejante disparate. Otros fueron castigados con arresto domiciliario. El propio Papa en persona atacó físicamente a uno de los opositores. A pesar de la movida intimidatoria y violenta, la primera votación solo doblegó al 47% de la Curia… Al fin, el 18 de Julio de 1870 (¿qué tienen los 18 de Julio para los golpes de estado?) fue proclamada por mayoría simple la Infalibilidad del Papa… Ya se tenía la sobreguarda divina para atar y desatar en materia de fe cuánto le viniera en gana al Vaticano, según siempre sus intereses, naturalmente… Hasta aquí los hechos históricos tal cual, que los de la fe… bueno, como ya estaba sujeta al dogma infalible, ¿qué importaba eso..?

De aquí el sangrante contrasentido: ¿cómo se supone que una fe, cualquier fe, esté sujeta a dogma, cualquier dogma?.. Es algo que se contrapone a sí mismo, porque una fe dirigida y obligada puede ser cualquier cosa menos fe. Es todo lo opuesto, en realidad. Y me da lo mismo que sean dogmas islámicos, que católicos, que judíos – no vayan luego largándome anatemas poco cristianos – pero la fe y el dogma son contrarios en sus naturalezas.

Podría seguir destripando la propia Historia de la Iglesia, pero nos quedaríamos sin espacio para plantear las lógicas conclusiones, y creo que, con lo expuesto, basta y sobra para aquellos y aquellas que me planteaban sus legítimas dudas de tan buenas maneras… Yo me limito a aportarles una no menos legítima materia de reflexión, nada más. Y lo único que me quedaría añadir a tal respecto es que se me procure interpretar correctamente; y no estoy en contra de la fe, como muchos me achacan, de ninguna en realidad. Pero sí que estoy en contra de todo dogma. Por el mero hecho de que son cosas antitéticas, en la que la segunda fagocita a la primera.

Al margen y aparte de tal comentario, lo que sí es un aparente misterio, como así me hacen llegar otros, es la realidad general que se suele dar en los “creyentes”, de que estos hechos dogmáticos, como también, por ejemplo, el de la virginidad de María, sean vinculantes al cristianismo desde su propio nacimiento, cuando no es así, pues son añadidos muy posteriores que apenas tienen un par de siglos de los más de veinte que tiene ese mismo cristianismo.

Y la respuesta quizá esté en eso mismo: en que esos añadidos, esos dogmas impuestos por interesados, no pertenecen al cristianismo en sí, sino al catolicismo, que es una variación y adaptación paulina del primero, pero que en modo alguno son lo mismo… Hubo un cura, filósofo, investigador y teólogo, Director del Instituto Católico de Paris, de principios del siglo XX, Álfred Loisy, que publicó un estudio, y que, por una sola frase del mismo, fue apartado de su cátedra, y luego, excomulgado y expulsado… La dichosa frase fue la siguiente:

“Jesús proclamó el advenimiento del Reino, pero lo que vino fue la Iglesia”… Naturalmente, eso no estaba sujeto a dogma , porque, simplemente, decía una verdad como un templo, y raramente, la verdad y el dogma se hermanan. Lo grave no está en que esa verdad se oculte por unos pocos, sino en que se rechace por unos muchos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com