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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

jueves, 11 de enero de 2024

INVERSIÓN DE VALORES

 

(de Rankia)

No confundir con inversión en valores. Hablo de diferentes Inversiones y de distintos Valores, aunque, al final, todos acaban cotizando en Bolsa sin el menor pestañeo por parte de nadie… En estos casos, hasta la moral la convertimos en negocio que cotiza, pues, al fin y al cabo, todo lo tratamos a puñetera conveniencia.

Un mundo que acaba de competir a ver dónde se elevaba el (figurado) árbol navideño, más alto, más iluminado y más lujoso, y de mayor presupuesto, con dos guerras asesinas y consentidas en su seno, en una comunidad internacional enferma, decadente y podrida… Y más cuando son guerras abusivas y prepotentes, basadas en criminales intereses de dominio, que apoyan otras naciones que también elevan ídolos monstruosos y adoran al becerro de oro de la Navidad, y donde todos tiramos a la basura sobradamente suficiente comida como para evitar la muerte de seis millones de niños al año por hambre…

Países que han hecho una carrera de suntuosidad, delirios y agasajos en Cabalgatas que solo demuestran la falsedad, suplantación y burdo plagio de unos Reyes Magos que, más que nunca, debían haberse quedado en su orígen, en Palestina, justamente en Gaza, sembrando de regalos el dolor de los críos que los nuevos Herodes están matando por decenas de miles… y que también tienen problemas del mismo órden de decadencia moral y ética.

Si esos paises son de los que se recrean durante varios días en sus medios de comunicación comentando el atuendo de una despedidora de año bienpagada; o de los gestos de complicidad de una reina madre a su princesa hija en la celebración de la Pascual Militar, por ejemplos de fatuidad, además de otras cosas por triste estilo, encima tienen un problema añadido de incultura e ignorancia galopantes.

Si también en tales paises una buena parte de sus ciudadanos se consideran a sí mismos patriotas por el hecho de asaltar Senados e instituciones oficiales; o por salir y tomar las calles para exigir un golpe de estado… suman a todo ello un alto riesgo de involución social, económica y política; pues sus personas se les están convirtiendo en los sicarios de golpistas; en la soldadesca de los dictadores; en robots de los neopopulistas…

Y los aún considerados seres humanos, que todavía somos capaces de reconocer lo inequívoco de todas estas señales, al menos aparentemente, y en una sociedad con cada vez mayores índices de desigualdad , con un tercio de críos al límite de la pura indigencia, nos comportamos colectivamente jaleando y celebrando, y justificando, la misma ceguera de consumo desenfrenado y hedonismo desatado. Ese es el panorama.

Podremos negarlo, naturalmente, pero no podemos disimularlo. Caminamos hacia un cambio de paradigma donde los signos previos de descomposición de nuestras estructuras más cínicas comienzan a heder… Un ejemplo más entre muchos otros, que los hay a montón, es el tan vendido como cacareado Ingreso Mínimo Vital, un maquillaje de la izquierda social de puro selfie, que solo ha llegado al 5% de las personas sin hogar… donde un 95% de los más necesitados son los que menos posibilidad tienen de recibir la prestación, entre otras cosas, porque “la complejidad de los requisitos de acceso es extrema”, según un informe de Cáritas. Pues a lo mejor se ha hecho así por eso mismo.

Pero como, para que sea una inversión de valores en todo el espectro ético de una sociedad, ha de ser desde ambos polos y extremos de la misma, tanto del comunitario y colectivo politicosocial como del religioso, igual comprobamos que este último también ha sacado al uso las treinta monedas de plata de Judas sin ningún rubor ni disimulo. Y desde el nacimiento (Navidad) hasta su muerte (Semana Santa) está sujeto a transacción, se valora en cifras de negocio, y se examina según rendimiento en cajas registradoras del entorno. El valor de lo que llaman “fe” también cotiza en Bolsa.

Apenas acabadas las cuentas de Navidad; escurridos los bolsillos y las conciencias; exáustos de fiesta y jolgorio; con el espíritu navideño en alcanfor para la próxima, ya las instituciones y medios de comunicación cuelgan en portada la próxima recaudación (dad al César…): “los primeros peregrinos.- La “Ciudad Santa” (¿?) de Caravaca abre el Año Jubilar 2024 con el que espera convertirse en lanza del Turismo Religioso”… La hostelería, los comercios y todos los santos negocios vuelven a cotizar del agua bendita. A las reliquias inventadas se suman las recauchutadas, como no menos “santos” recuerdos bendecidos de bagatelía y quincalla, exentos de impuestos, claro, que suman gabelas para la santa madre.

En un par de meses “venderemos” de nuevo nuestra imaginería mil veces vendida, la más sacra y totémica, y reactivaremos las cajas registradoras; y moveremos y ordeñaremos otra vez al personal; y competiremos en la adoración del repetido ídolo becerril de la muerte de nuestro Dios-Profeta., resucitando al turismo religioso al tercer toque de trompeta, mientras nos hacinamos, alucinados de nuevo, ante los ricos y majestuosos trajes y tronos en sacabarrigas contínuo… Y vuelta a rular el sagrado euro.

No hace mucho que lo comenté en uno de mis breves: Me encantaría embarcarme en la Máquina del Tiempo de H.G. Wells; o en cualquiera de los Caballos de Troya de J.J. Benítez; y trasladarme a los albores del siglo I, allí donde hoy vemos correr la sangre de cientos de miles de inocentes mientras todos festejamos no sé qué fiestas, y buscar a aquél galileo al que llamaban el Cristo y sobre el que hemos erigido todos estos altares, tenderetes de chuches caras; y preguntarle: “y tú, Jesús, ¿qué opinas sobre el Turismo Religioso montado alrededor de tu persona?”.. y mirarle a ver la cara que pone.

Y llegados a este punto, por favor, con toda la sinceridad de que dispongan tras los últimos dispendios, y sin ánimo de molestar a nadie, ¿de verdad creen que no vivimos una época decadente?.. ¿de total y absoluta inversión de valores?.. Si ustedes mismos se contestan a sí mismos (a mí no tienen que decirme nada) que NO, entonces esto no tiene remedio, y ha de seguir su curso; y si se responden que SÍ, puede que exista algún hilo de esperanza. Yo lo ignoro. Pero me van a permitir que les diga una sola y única cosa: el pensamiento nos lleva al comportamiento. Tal y como sentimos, así seguimos… Así que por los frutos nos iremos conociendo nosotros mismos… No hay otra.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

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