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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

miércoles, 26 de abril de 2017

EL VALOR DE LAS COSAS





A ver… pregunta: ¿Cuál es el valor de las cosas, el que tiene, o el que se le da?.. Es que, piénsenlo bien, no es lo mismo. Miren el pseudo/robo de joyas en la última gala de los Goyas. Esas que ceden afamados joyeros para que sean lucidas por el artisteo y salgan en las fotos.  Estaban en un cuarto revuelto, dentro de una caja de cartón, totalmente descuidadas. Una absoluta desidia, pero, claro, a quien no le cuesta no lo valora, que esa es otra… Bueno, el caso es que las ve un currante, y, lógicamente, piensa lo que yo hubiera pensado, que no tenían ningún valor, que eran pura bisutería, y se dijo, “joer, qué alegría le voy a dar a mis zagalas”, y se las llevó a casa. Es el valor que se le da, no el que tiene, que muchas veces no se sabe, se ignora… Y se ignora porque los no profesionales, la gente del común, valoramos según dónde se expongan, o cómo se guarden, o quién las luzca. Valoramos el cuadro por el marco. Unas joyas guardadas en caja fuerte las valoramos, pero en una caja de cartón, pues como que no…
                Miren, les voy a poner un ejemplo. En lo de los Oscar mismamente, aparece la Naomí Campbell, a un suponer, con un collar de plástico rojo guinda, y estoy seguro que al día siguiente los collares de plástico rojo guinda triplicarían su precio, se agotarían, y empezarían a aparecer en cuellos femeninos en una imparable moda. Y ya puestos a imaginar, imaginen que cualquier dama-juana aparece por la boda de un sobrino, encima por lo civil, en un merendero de la Cuesta de las Perdices, con unas recargadas pulseras y gargantillas de un montón de quilates… Pues creeríamos que son más falsas que el parné del Palé, una mala imitación baratijera, de pésimo gusto además. O sea, le damos valor a las lentejuelas dependiendo de las orejas de las que cuelguen o de la pechuga que las cargue.
                Pasa exactamente igual con las obras de arte, que valoramos el arte de las obras según cuándo, dónde y cómo estén. No le damos igual valor si están en la plaza del pueblo, que si lucen en un museo tras un cristal blindado conectado a una alarma. Aunque la escultura sea un Botero, pensaríamos que sería, o una imitación, o de un artista tipo Cristo de Borja… En el año 1.992, en el Reina Sofía, se exponía una escultura en acero de 38 toneladas, de Richard Serra, que nuestro Ministerio de in(Cultura) adquirió por 217.000 euros para colocarla en algún lugar guapo de la capital de los reinos de España. Solo que la arrumbó en un almacén de trastos y cacharros municipales del extrarradio madrileño a la espera de ubicarla. Naturalmente, pasaron unos rateros, valoraron su peso en metal, y se la llevaron para desguace. Lógico y natural. Consideren ahora las latas de sopa Campbell, de Andy Warhol, o la Merde D´Artiste envasada en frascos, de Manzoni, o el meadero público (bidé) que Duchamp expuso en la S.A.I. de New York, a qué desorbitados precios se pagaban todas esas… “obras”. Todo depende del cerebro que ha pensado tal genialidad – provocación – o de las manos que las han tocado… Por eso mismo abría este artículo con la pregunta de ¿el valor, lo tiene, o se le da?.. ¿..Y quién se lo dá?.
                Pero el valor de las cosas, aparte del valor intrínseco que tengan los materiales de que están hechas, sean joyas u obras de arte, no se queda solo en eso, en las cosas. También está el valor de los casos. De los gestos, de las palabras, de los lugares, de los hechos… Que yo diga que “hay que joerse” no tiene el más pálido valor que si lo dice Felipe VI, aunque ambos celebremos el cumpleaños el mismo día. No somos del mismo lugar, ni nacimos del mismo tálamo ni en el mismo cenobio, no sé si me explico… Dalí hacía muchas payasadas y necedades, pero sus gilipolleces eran genialidades porque resultan que salían de un genio, y la gententendida así lo valoraba. En realidad, se reía del personal, y cuanto más lo hacía, más se le aplaudía.
                Yo tenía un viejo amigo viejo, que lo clavaba. Aviso a los lectores susceptibles, que muy escatológicamente, cuidado, pero lo retrataba: “según de qué culo, así vale la mierda”… Y esa escueta y corta frase de aquel viejo amigo viejo, es de una genialidad, clarividencia, validez, intemporalidad, sensatez, graficismo y concreción, incuestionables. Lo que pasa es que era un  humilde panadero con cultura. Solo eso. Porque si llega a ser un ilustre gonfaloniero con altura, esa frase colgaría hoy del eterno lapidario de la más depurada sabiduría. Estoy seguro de ello, óiganme…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

miércoles, 12 de abril de 2017

DOLOR MORADO



Este viernes pasado, 14 de Abril, no solo fue Viernes Santo, sino que también fue el aniversario de la República. Curiosa coincidencia. Extrañas matemáticas las que manejan los ángeles para encajar en una misma fecha dos eventos tan distintos como distantes entre sí y en sus diferentes significados. Aunque comparten detalles y destellos, conceptos como la sangre derramada, el drama y la muerte. En la Pasión ya se sabe, el sacrificio del inocente, de la víctima propiciatoria, del cordero. En la República, los prolegomenos de una guerra civil y fratricida, con más drama, y muerte, y sangre derramada. También comparten el morado como color emblemático. La Semana Santa en sus túnicas y sus paños, como símbolo de sufrimiento. La República, en su bandera, como símbolo quizá de lo mismo... Hay hilos ocultos que saben lo que tejen más y mejor que nosotros interpretamos lo que vemos.

La vieja mujer y el creyente sincero lloraron, y sintieron, seguro, una punzada de dolor, mientras los impostores de tapa y birra entre paso y paso, entre misa y misa, se rasgaron sus vestiduras, moradas, claro, y recompusieron de fingida seriedad su semblante, mientras repetían las torrijas. Es la tradición, se dirían a sí mismos, y se justificaron con eso. También los ya escasos supervivientes de la historia, que aún llevan en sus rostros y en sus almas las profundas arrugas talladas a bayoneta, recordaron con sufrimiento las vidas humanas que se cobró aquella locura, mientras los nuevos republicanos tricoloristas, jóvenes, privilegiados y burgueses, juegan a poses, selfies y postureo, se descorbatan y se empuñetan, y se comportan como los críos maleducados que en realidad son.

Días de luto, días de muerte... Carmen Chacón, socialista de las buenas, casi seguro que buena republicana, también tenía su cruz marcada en el calendario un día de esta Semana Santa. Precisamente. Casualmente. Acabó su procesión demasiado temprano, demasiado pronto, demasiado poco recorrido... qué pena. Igual que lo de los días de Pasión, reunió en sus exequias a compañeros y camaradas que la lloraron sinceramente, con sentimiento, con reconocimiento y sentido de pérdida. Y como en esos días también, llevó en su cortejo penitentes cosidos a su palabrería vacía, a sus gestos postizos de dolor, a sus estudiadas rasgaduras de calculadas vestiduras... Y a ver qué pasa ahora, y a ver quién ocupa su hueco en el escalofón... El privilegio de servir o el privilegio del poder. Antes, como ahora. Poder servir, o servirse del poder... ¿Quién sirve y quiénes se sirven?.. Desde la República acá todo ha sido un inacabable viernes santo. Dolor, sacrificio, luto, puestos para servir y ser vistos, lugares de penitencia y de presunción... O la presunción de la penitencia... Provecho y confusión...

José Antonio, enfermo terminal de Ela, también ha rondado con la procesión de su proceso su semana de pasión, para acabar muriendo solo. Como el crucificado. En la más espantosa soledad porque no quiso implicar con la ley a los suyos en una muerte buscada. O mejor dicho, adelantada, por su propia mano. Hay muchas cruces de las que colgarse y muchas cruces de las que ser colgado. Y hay algunas, como en estos casos, a las que uno se acerca voluntariamente tras haber sido condenado previamente a ella... Hay que ser muy de izquierdas, y muy publicano, para pasarse por los forros uno de los más acendrados valores de una moral equivocada. Y tener mucho valor, y serenidad, y amor, y capacidad de entrega, y sentido de la justicia, como el del Gólgota, al que pasean cada viernes santo bajo el común luto de color morado...

Pero no se puede morir sin haber vivido antes. Eso es un imposible. Como tampoco se puede vivir sin morir, que esto vino a decirnos Aquel que resucitó. Por eso, casi estoy seguro, que Él bromeó con la muerte, como todo el mundo alguna vez, o aún mejor que todo el mundo. Y cuando cató el buen caldo de Canaán, tuvo que decir - o pensar - este vino está de muerte... O cuando se le ocurrió hacer coincidir a dos mil años vista una República izquierdosa con lo que sabía íbamos a convertir su sacrificio, tuvo que decirse a sí mismo, "jó... para morirse de risa".


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

miércoles, 5 de abril de 2017

CAPIROTES


                Es inevitable. El pasado se filtra por los resquicios del presente. Sobre todo cuando el presente está construido con un pasado del que se ha mantenido la forma exterior como un escenario, el decorado de un pingüe negocio: la Semana Santa. Lo único que ha cambiado es la truculencia de su oscurantismo original por la rentabilidad de su exhibicionismo actual, naturalmente… Pero el escaparate es idéntico. El escenario se conserva intacto, y toda la parafernalia se repite, año tras año, como un auto de fé congelado en el tiempo de la historia, si bien hoy, destinado únicamente a consumo autoturístico, a que cumpla su función ordeñadora reponiendo la función teatral evocadora. Y lo que yo evoco resulta tan castrante y frustrante que me pregunto qué semana era  la verdadera, si aquella o ésta, aunque ambas sean idénticas en las maneras, en la cáscara, y me contesto a mí mismo que ninguna es verdaderamente auténtica. Que ambas son falsas. Por lo que tampoco nada se ha perdido como tampoco nada se ha recuperado, tan solo que el foco de la película se ha trasladado… de sitio, y ahora se ve desde la perspectiva del negocio.

                Mi infancia vivió unas semana santas opresivas y represivas. A la escenificación escalofriante de procesiones de encapuchados kukuxclanescos, penitentes, como los actuales autoflagelantes shiíes del profeta, se añadía el ominoso culto a la sangre derramada, las ceñudas y oscuras damas de mirada acusadoras y escrutadora tras sus velos y mantillas, que escupían a la vida durante esa semana… - Nene, no se puede cantar… - Niño, no silbes… - No se puede jugar… - No puedes reír, crío del demonio… - ¿Cómo te atreves a estar contento?, tienes que estar triste… ¿Por qué..?, preguntaba el más osado, o el más infeliz… No se puede cantar, ni silbar, ni jugar, ni reír, ni estar alegres, porque se ha muerto el Señor, y estos son días de luto, tristeza y rechinar de dientes… era lo que te contestaban con severa admonición y casi que con odio, bajo los ropajes y crespones negros de aquellos días.

                …Menos mal, menos mal que aquella censura inquisitorial nos dejaba, al menos, las películas de romanos, casi como un clavo de espinas al que agarrarse para sobrevivir a aquellas semanas santas. Luego supe que su cerrazón mental, su obtuso pensamiento religioso, las permitían porque, al fin y al cabo, aquellos pecholatas eran parte de la escenificación de aquellos días. Algo así como la ubicación histórica de los hechos pasionales. Leches fritas… Era cine de aventuras donde mismo se prohibían otras aventuras de cine, otras películas iguales, al fin y al cabo. Quo Vadis?, Ben-Hur, La Túnica Sagrada, Rey de Reyes, Barrabás, Espartaco, La Caída del Imperio Romano… Para mí era glorioso cine bélico, a la postre, de casco y espada en vez de sombrero y colt, pero a caballo igualmente. Y mucho más lucidas y espectaculares que los western´s, dónde va a parar. Porque hasta los dramas de “a moco tendido”, típicos de una época en que se tapaban desgracias reales con desgracias ficticias, se consideraban obscenas en Semana Santa… Y pecaminosas, por lo inadecuado del calendario, ¡…falta de respeto, joer!. Eran tan inaceptables como inaceptable era vivir un poco contento.
        
Y resulta curioso que hoy, en la actualidad, bastante más de medio siglo después, las cadenas de televisión sigan abonadas a tal absurdo. No sé si es por falta de imaginación, o por el deseo de recrear aquella atmósfera idiota y asfixiante, o qué motivo les mueve a recurrir a los mismos subterfugios cansinos y burdos. Ya no creo que esté el censor de las 4R con reparos tocándoles a la puerta cada Semana Santa de cada año, ¿verdad?.. Aunque tampoco me extrañaría demasiado que este gobierno, confesional y monaguillo, enviara ovejunos consejos a los medios. Pero no creo, pues esto también ha pasado con gobiernos de pundonoroso socialismo…

                Yo creo que España ya lleva el capirotazo inserto en su Adn. Lo llevamos los españoles de épocas atrás en nuestros genes como una marca de fuego, luto y sangre, que los más fundamentalistas intentan transmitir en los suyos a los suyos. Así que, aún aparentemente, nos flagelamos con ellos en primavera lo mismo que luego nos bañamos en verano. Y carnavaleamos a nuestras imágenes, y las sacamos a la calle en interminable procesioneo, entre lujos y presunciones vanas, entre una fé torcida y enfermiza y un espectáculo formal y productivo. Y en los entreactos del teatro, mientras se cuentan ases y sextercios que han caído en las mesas de los comerciantes y cambistas, seguimos poniendo y re-poniendo, por pura costumbre y tradición, películas de romanos… A mí, fíjense, ya me resultan entrañables, y me produce hasta cierta ternura verlas… Pero, por favor, váyanse a hacer gargarismos los capirotes mismos.- Ándele, ándele…
               

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php