Datos personales

Mi foto
TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

martes, 24 de noviembre de 2015

CUENTO SAGRADO

Como está claro que este gobierno quiere hacer de la población española una grey de mansos chupacirios a los que se les quite la capacidad de pensar y razonar con lógica, de ahí el destierro de la filosofía del sistema educativo y la implantación de la religión en el mismo, y yo estoy por defender el estado laico e independiente de nuestra Constitución, y no el confesional de ninguna iglesia dictadora, me voy a permitir, en clave liberal y de humor, el versionar alguno de las pasajes de esa Historia Sagrada que vuelve a por sus fueros desde el oscurantismo del nacionalcatolicismo de mi niñez. Así lo iré salpicando de vez en cuando, mientras que algún gobierno no abducido vuelva a poner el raciocinio, el sentido común y la lógica donde corresponde. Así que esta semana, si me lo permiten, voy a contar mi visión de cómo pudo ocurrir el sucedido de lo de Abraham, que, como sabéis, fue el patriarca sobre el que se fundaron las religiones del libro, a saber: islamismo, judaísmo, y, por extensión, cristianismo, emanando de esta última multitud de iglesias interpretativas, entre las que destaca nuestra católicapostólica y romana, que, durante dos mil años, menos los primeros 33, nos ha venido machacando con cuentos de sacras historias, entre otros, inventados por interesados, dogmas.
 
Añadir leyenda
                Abrám, que así respondía al principio, era un jefe de tribu nómada premosáica que vivía como un patriarca, con su legítima y su concubinaje, entre sus rebaños y su vasallaje, al que, según cuenta una interesada leyenda, un día lo visitó un tal Ángel que hizo que su mujer, ya en edad (de la época) de no parir, le gestase un tal Judá, luego apodado Israel, o “el Isra” pá los amigos, que le iba a hacer padre de muchas naciones, y de ahí que alargara su nombre al de Abraham, como le alargó la nariz al hijo de Gepetto. Bueno, esto vino a ser después del episodio en que cedió el uso de su señora al faraón en pago al arriendo de sus tierras por un tiempo definido, así que, ante la inexistencia de un análisis genético fiable, tampoco aventuraré yo la paternidad de tal vástago, que luego ya se sabe… Bien. Pues la fama le viene a este jefe beduíno, que eso y no otra cosa era el buen hombre, porque el puñetero presumía de tener línea directa con Dios, y le calentaba la oreja con las cosas más peregrinas, como la muy conocida sobre uno de sus innumerables bastardos, que era la prolongación humana de sus incontables ganados, como signo de la época. De ahí que no viera mucha diferencia tampoco entre sacrificar a un cordero cebado que a un hijo de su incontrolada descendencia. A saber si, por otro lado, tampoco era la primera vez… Y aquí viene lo del tan famoso Isaac.

                Así que estaba el ilustre personaje metido en faena, dispuesto al descabello, cuando oyó una voz de alguien que pasaba por allí, y que le gritaba algo así como: “¿Pero ánde vas, desgraciao?.. pos no que vá a matar al zagal el mú burro.. ¡suelta la faca ya mismo, gilipollas..!”, al que le contestó, un tanto azorado, el Abra: “¿Y tú quién eres?”, respondiendo el interpelado: “Pos el Ángel, ¿o es que ya no t´acuerdas de mí, joío..?”, o algo muy parecido… Claro, el relacionar al Ängel con Dios y tal, puesto que Dios y él se las daba de ser uña y carne, era cosa de conveniencia hacer lo que aquellos jefecillos tribales solían hacer, que era colocar de su parte a cualquier poder o autoridad superior que se le pusiera a tiro. De ahí lo consabido en estos casos del “ven a mi tienda a descansar y comparte conmigo mi vino, mis viandas, mis chicas y lo cagafarta, tío…” y que vean los míos con quién se codea su puñetero jefe. En una de esas recepciones no es descabellado pensar una ida de pinza por la libaciones del ufano Abraham, padre de muchos pueblos, tras reflexionar para sí, “bueno, pos ahora que he largao a mi concubina Agar con su Ismael a que se las busquen como puedan, pues a mí amiguete Yahvé no parecen gustarles los ennegrecíos, a ver si se me ocurre algo como marca de la casa pá lo de mis tribus y eso…”

                Y puede también que, un día, ante el padrino Ángel, o ante otros, se le iluminara el turbante y lanzara su Eureka: “¡yastá… o´yess que el Altísimo m´a hablao, el tío, y m´a encargao que señale a mi pueblo, que pá eso va a ser el escogío, y lo circuncide, que en eso se reconocerá que es el pueblo elegío del único Dios verdadero… Así que mañana mismo me pongo al tajo y los capo a tós, y dejaré mandao a mis descendientes que no dejen a uno sin descapullar”… Y no te extrañe que Ángel y cía celestial pusieran alas en polvorosa y no se dejasen tomar más la pluma por el jodío viejo… Es de ahí probablemente lo de que los exégetas estén de acuerdo desde entonces en no poner sexo a los ángeles.… Y colorín colorao / aquí se inició la Historia Sagrada / con tós los tíos capaos / y la religión coronada…

                Sí, ya, vale… Sé que me arriesgo a que lo más meapilas del personal, animados por la santa curia, me arranquen la piel a tiras. Y que se me excomulgue antes de ser lapidado. Pero el humor solo es irrespetuoso para el ignorante, y un bálsamo para el culto. Solo los fanáticos lo persiguen… Todas las mitologías vienen del estudio de las religiones, o al revés, y ésta, como la persa, la romana o la griega, no dejan de ser más de lo mismo y devenir las unas de las otras. Y como tal ha de ser tratada, monada…


martes, 17 de noviembre de 2015

FORMAR OPINIÓN

No existe transformación política sin transformación social. Es imposible. Salvo en los golpes de estado y las dictaduras, la forma de hacer política viene dada por la actitud de la ciudadanía, no por sus políticos, ya que éstos son el reflejo directo de los propios ciudadanos. Cuando se quiere cambiar las maneras de hacer política, los votantes, la gente de a pié, las personas, los vecinos, han de cambiar sus propias maneras. No existe otra posibilidad ni jamás ha existido. Lo que pasa es que este pueblo es novato en democracia, y lerdo y cansino en entendederas, y no lo sabe, lo ignora casi todo de la democracia, cree que es votar cada cuatro años y dedicarse a las fiestas en los intermedios. Pero es no es democracia. Eso solo es mansocracia. Y de ello se aprovecha la partidocracia. 


                Me preguntan muchos con-ciudadanos de mi solar y roal que qué se puede hacer… que si merece la pena… que si vá a cambiar algo… Y yo siempre digo lo mismo. Que hay que hacer (formar) opinión, y que claro que merece la pena, naturalmente que sí, y que por supuesto que eso cambia las cosas… Y que esas cosas y casos nunca, jamás, cambiarán, mientras nosotros no cambiemos nuestra forma de actuar, o mejor dicho, de no actuar. Lo que pasa es que no sabemos, o no queremos saber, que todo lo que debería preocuparnos es todo lo que nos afecta, y pueden ser tantas cosas que ni siquiera llegamos a pensarlo, o pensamos que no podemos abarcarlo. Mucho menos ocuparnos. Así, el que no se preocupa, tampoco se ocupa…

                Pero todo nos afecta directamente. La política sanitaria, la educativa, la de nuestras pensiones, nuestra seguridad, el costo de la vida, la cesta de la compra, los impuestos desproporcionados, una justicia justa y cercana, nuestros derechos y nuestras obligaciones, y nuestras compensaciones, y… nuestras necesidades más domésticas: nuestro pueblo, su calidad de vida, sus costos de mantenimiento, su empleo, sus servicios, su atención y su desatención, su limpieza, su policía, su imagen, sus problemas y sus soluciones… o, como dice un buen amigo mío, lo que nos cuesta y lo que vale, que no siempre se corresponde lo uno con lo otro…

                …¿Y en todo esto podemos influir?.. me preguntan bastantes con la incredulidad en los ojos y el derrotismo en el alma. Contesto lo de siempre: debemos influir, estamos en nuestro derecho y en nuestra obligación hacerlo. Lo que pasa es que a los que nos administran, a los que nos gobiernan, les interesa mucho hacernos creer todo lo contrario, y caemos en la trampa de nuestra propia falta de fé. Nuestros políticos han aprendido a practicar el régimen del Gran Hermano. El de “confía en mí, que yo me ocupo de todo, pero tú no interfieras. Tan solo, vótame”. “Yo te daré fiestas, y te mantendré cómodamente entretenido en una pista de circo contínua, a cambio de que no intervengas”.

                Les vá la paga en ello. Y es una gran, enorme, inmensa y sustanciosa paga. Tanto en  dinero como en privilegios. Me dá lo mismo un presidente(a), ministro(a), que un consejero(a), que un alcalde(sa). Dicen que los buenos consejos son gratis, desinteresados, pero en España nos salen caros, muy caros, por lo que, al ser tremendamente interesados /5.000 euros el cafelito, por ejemplo/, no deben de ser nada de buenos, salvo para los políticos, claro… Aquí, un servidor público, primero y ante todo, es servidor de sí mismo. Un gestor debe ser compensado, pero no dejar que él se compense a sí mismo, porque el pago suele convertirse en abuso…

                Y es por este mantenido por interesado estado de cosas, el porqué en este país (menos en algunos pueblos del norte, a decir verdad) no conviene que el ciudadano participe en la toma de decisiones, ni influya, ni siquiera se forme, en una opinión real y cabal de todo lo que tan directamente le afecta. Mientras más se le mantenga amodorrado, mayor impunidad para obrar en consecuencia, y, por supuesto, a conveniencia. Sin embargo, saben que cuando se empiece a despertar de ese sopor inducido, nada podrá – ni deberá – ser igual, y todo comenzará a cambiar, mal que les pese… Por eso tienen dispuestas una serie de alternativas de fogueo para que sigamos jugando al Palé, mientras ellos siguen con sus negocios reales.

                Llegados a este punto, alguno que otro me pregunta… aunque en realidad se lo está preguntando a sí mismo… ¿y, cómo?, ¿cómo se hace para empezar a concienciarnos?, ¿qué se puede hacer para comenzar a ser operativos?, ¿para ser coprotagonistas y no simples víctimas?, ¿para que se cuente con nosotros, y no solo nos utilicen?, ¿para que no seamos simples y mansos pagadores de impuestos?..

                Pues formándose e informándose, y formarse en círculos ciudadanos de opinión, alrededor de los cuales la ciudadanía se conciencia, se organice, se aglutine y pueda ejercer su influencia en las decisiones públicas que le atañen. No es nada difícil. Es tan sencillo que no somos capaces de creerlo, y al no creerlo tampoco somos capaces de crearlo. Pero es posible, y poderse, se puede. Solo hay que quererlo y ponerlo en marcha. Si en cada pueblo hubiese un círculo de opinión ciudadana podrían relacionarse, confederarse y organizarse, y convertirse en una potentísima arma de participación ciudadana a niveles superiores.


                Los países de mayor calidad democrática los utilizaron, y los siguen usando. Es una herramienta tan deseable como aconsejable, pero solo es útil para las personas vivas, no para los zombies. Y, por supuesto, para la gente con inquietudes y responsabilidad en su espíritu. Los demás, sobran todos. Aunque luego, en realidad, todos faltemos porque todos fallemos…

martes, 10 de noviembre de 2015

LA CHARCA

Vivimos en una enorme y brutal indefinición. Estamos siendo testigos de tiempos indefinibles, donde la política, las ideologías, las leyes, los comportamientos, e incluso la propia idea de democracia, parecen diluirse y convertirse en todo una extraña sopa donde todos somos parte del menú, si bien nada más que meten cuchara los de siempre. En una informe e infame charca espesa en que todos nadamos, si bien nos siguen pescando con la misma caña, aún con distinto cebo.
               
                Tenemos, por ejemplo, un Podemos que iba a cambiar la faz de la tierra prometida nada más tocar poder con su cayado mosáico de mando, a fin de hacer realidad la promesa de una tierra de la que manara leche y miel, y justicia… Y sí, donde están han cambiado de nombre las calles, y han quitado de la vista a regios bustos del ¿absolutismo? monárquico, y han prohibido carteles y escuelas taurinas, y han multiplicado la dialéctica escolar en algunas ínsulas de barataria donde tienen gobierno. Y han pintado de verde muchas ciudades, y han puesto bicicletas en otras… Pero coinciden con su casta bipartidista en no tocar los privilegios forales (agravios comparativos donde los haya), en doblar los impuestos a los ya empobrecidos jubilados, en no tocar la injusta fiscalidad, en robar la caja de las pensiones, en silenciar las escandalosas diferencias entre funcionarios y trabajadores de la calle, o en ver como se asalta la independencia judicial y mirar para otro lado… Esa nueva izquierda que se alía con el neofascismo de Más, esa extraña izquierda que olvida sus principios de ser ciudadana del mundo para atarse a sus ruines patios de corrala, a lo más mezquino del pelo de la dehesa. Esa izquierda burda y ramplona que rechaza el patriotismo para abrazar el patrioterismo…

Como también tenemos en la charca, y viene al paso, utilizar el sagrado nombre de la libertad para coaccionar, chantajear y alentar a las masas a la desobediencia ilegal e inconstitucional. El invocar un dudoso derecho para ir contra el derecho mismo. El perseguir la imposición de una república bananera incumpliendo unas leyes que luego querrán imponer a sus súbditos… ¿con qué autoridad moral?, ¿con qué perversos principios?, ¿con qué pervertido ejemplo?.. Y es que, en nuestra charca, los fascismos y los izquierdismos se han hecho un mismo comunismo, o un “común lo mismo”, donde se revuelcan y se amanceban sin ningún pudor ni vergüenza (véase por ejemplo esa ERC en la corte artúrica). Y ese “lo mismo en común” no es otra cosa que la ausencia de todo principio y la presencia de toda ansia desatada de poder. Y como coinciden en lo esencial, se asocian en lo particular, corrompiendo cualquier ideología. Al fin y al cabo, ¿qué es una ideología, sino el medio de atraer, engañar y manipular a la gente?.. Pero, en el fondo, todos buscan lo mismo, y por eso actúan juntas y cohesionadas, como la m… que son.

                El origen de todo reside en la mediocridad política. Y la mediocridad política es el fruto de la ambición y de los intereses bastardos personales y de partido por encima de los generales, incluso de la coherencia ideológica. Por eso ocurren esos flagelantes travestismos políticos. Ya no es cuestión de coherencia, si no de interés, de estrategia, de oportunidad… de ahí que se fiche un político de uno a otro partido como un futbolista cambia de equipo. Las explicaciones dadas son tan realistas como poco idealistas: es lo que ahora conviene… Sí, pero, ¿a quién?, ¿a quiénes conviene?.. ¿y, porqué..?. He citado antes, como un valor nuevo en esta charca, el total y absoluto desprecio por toda autoridad o ley. Según convenga, claro, en cada momento. Los nuevos valores podemistas de la nueva izquierda hacen gala de ello, acompañando las dictaduras localistas del separatismo o manipulando a las masas con doctrinas populistas tan añejas como parejas. Pero es que los que los acusan de populismo hacen lo mismo. Desde los padres de una patria a la que están despojando y ocupando su justicia al alcalde que desdeña cualquier imputación porque se considera por encima de cualquier ley y se niega a hacer lo que debe por pura y consecuente honradez y honestidad… ¿Qué diferencia hay entre ellos y Más y sus antisistemas?.. Pues, salvando las distancias, ninguna en lo fundamental. Se utiliza la ley en defensa del propio interés, y cuando viene contra el mismo, entonces se declara que la justicia es injusta y se proclama en rebeldía.

                Pues cojonudo… A mí no me parecería mal cuando se proclame la acracia en vez de la democracia y todos podamos hacer lo mismo. Pues si un político puede imponer leyes a los demás saltándosela él cuando le conviene, yo prefiero ser un ácrata, pues eso, al ser igual para todos, es mucho más honrado que lo que ellos practican… Me puede valer el transformismo político (allá las conciencias de sus idiotizados seguidores) pero no me sirve el secuestro de las instituciones del estado y la manipulación de las leyes a su conveniencia. Y… sin embargo, esta es nuestra charca. Charca de aguas cada vez más sucias y espesas, con actuaciones espesas de muy espesos personajes. Aguas oscuras, aguas negras, de contradicciones, de apaños y de todovales… ¿Alguna vez dejaremos de ser lo que somos para cambiar el cómo somos?..
                                                                                                            Miguel Galindo Sánchez