LA CHARCA
Vivimos en una
enorme y brutal indefinición. Estamos siendo testigos de tiempos indefinibles,
donde la política, las ideologías, las leyes, los comportamientos, e incluso la
propia idea de democracia, parecen diluirse y convertirse en todo una extraña
sopa donde todos somos parte del menú, si bien nada más que meten cuchara los
de siempre. En una informe e infame charca espesa en que todos nadamos, si bien
nos siguen pescando con la misma caña, aún con distinto cebo.
Tenemos, por ejemplo, un Podemos
que iba a cambiar la faz de la tierra prometida nada más tocar poder con su
cayado mosáico de mando, a fin de hacer realidad la promesa de una tierra de la
que manara leche y miel, y justicia… Y sí, donde están han cambiado de nombre
las calles, y han quitado de la vista a regios bustos del ¿absolutismo? monárquico,
y han prohibido carteles y escuelas taurinas, y han multiplicado la dialéctica
escolar en algunas ínsulas de barataria donde tienen gobierno. Y han pintado de
verde muchas ciudades, y han puesto bicicletas en otras… Pero coinciden con su
casta bipartidista en no tocar los privilegios forales (agravios comparativos
donde los haya), en doblar los impuestos a los ya empobrecidos jubilados, en no
tocar la injusta fiscalidad, en robar la caja de las pensiones, en silenciar
las escandalosas diferencias entre funcionarios y trabajadores de la calle, o
en ver como se asalta la independencia judicial y mirar para otro lado… Esa
nueva izquierda que se alía con el neofascismo de Más, esa extraña izquierda
que olvida sus principios de ser ciudadana del mundo para atarse a sus ruines
patios de corrala, a lo más mezquino del pelo de la dehesa. Esa izquierda burda
y ramplona que rechaza el patriotismo para abrazar el patrioterismo…
Como
también tenemos en la charca, y viene al paso, utilizar el sagrado nombre de la
libertad para coaccionar, chantajear y alentar a las masas a la desobediencia
ilegal e inconstitucional. El invocar un dudoso derecho para ir contra el derecho
mismo. El perseguir la imposición de una república bananera incumpliendo unas
leyes que luego querrán imponer a sus súbditos… ¿con qué autoridad moral?, ¿con
qué perversos principios?, ¿con qué pervertido ejemplo?.. Y es que, en nuestra
charca, los fascismos y los izquierdismos se han hecho un mismo comunismo, o un
“común lo mismo”, donde se revuelcan y se amanceban sin ningún pudor ni
vergüenza (véase por ejemplo esa ERC en la corte artúrica). Y ese “lo mismo en
común” no es otra cosa que la ausencia de todo principio y la presencia de toda
ansia desatada de poder. Y como coinciden en lo esencial, se asocian en lo
particular, corrompiendo cualquier ideología. Al fin y al cabo, ¿qué es una
ideología, sino el medio de atraer, engañar y manipular a la gente?.. Pero, en
el fondo, todos buscan lo mismo, y por eso actúan juntas y cohesionadas, como
la m… que son.
El origen de todo reside en la
mediocridad política. Y la mediocridad política es el fruto de la ambición y de
los intereses bastardos personales y de partido por encima de los generales,
incluso de la coherencia ideológica. Por eso ocurren esos flagelantes
travestismos políticos. Ya no es cuestión de coherencia, si no de interés, de
estrategia, de oportunidad… de ahí que se fiche un político de uno a otro
partido como un futbolista cambia de equipo. Las explicaciones dadas son tan
realistas como poco idealistas: es lo que ahora conviene… Sí, pero, ¿a quién?,
¿a quiénes conviene?.. ¿y, porqué..?. He citado antes, como un valor nuevo en
esta charca, el total y absoluto desprecio por toda autoridad o ley. Según
convenga, claro, en cada momento. Los nuevos valores podemistas de la nueva
izquierda hacen gala de ello, acompañando las dictaduras localistas del
separatismo o manipulando a las masas con doctrinas populistas tan añejas como
parejas. Pero es que los que los acusan de populismo hacen lo mismo. Desde los
padres de una patria a la que están despojando y ocupando su justicia al
alcalde que desdeña cualquier imputación porque se considera por encima de
cualquier ley y se niega a hacer lo que debe por pura y consecuente honradez y
honestidad… ¿Qué diferencia hay entre ellos y Más y sus antisistemas?.. Pues,
salvando las distancias, ninguna en lo fundamental. Se utiliza la ley en
defensa del propio interés, y cuando viene contra el mismo, entonces se declara
que la justicia es injusta y se proclama en rebeldía.
Pues cojonudo… A mí no me
parecería mal cuando se proclame la acracia en vez de la democracia y todos
podamos hacer lo mismo. Pues si un político puede imponer leyes a los demás
saltándosela él cuando le conviene, yo prefiero ser un ácrata, pues eso, al ser
igual para todos, es mucho más honrado que lo que ellos practican… Me puede
valer el transformismo político (allá las conciencias de sus idiotizados
seguidores) pero no me sirve el secuestro de las instituciones del estado y la
manipulación de las leyes a su conveniencia. Y… sin embargo, esta es nuestra
charca. Charca de aguas cada vez más sucias y espesas, con actuaciones espesas
de muy espesos personajes. Aguas oscuras, aguas negras, de contradicciones, de
apaños y de todovales… ¿Alguna vez dejaremos de ser lo que somos para cambiar
el cómo somos?..
Miguel Galindo Sánchez
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