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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

lunes, 30 de mayo de 2016

HISTORIA DE HISTORIAS

                
Dicen que los secretos, como los hechizos, se desvanecen en el aire en el momento en que se cuentan. Desvelar es como contrario a desvanecer, al fin y al cabo. Pero por esa misma razón, lo que se rescata de la historia, con H de Historia con mayúsculas, de estar desvanecido se devuelve a la vida. Y resucita a través de los oráculos de lo antiguo, de los rescatadores de historias, de los cronistas de lo que un día fue, y que, gracias a que fue, hoy somos nosotros… Pero si, además, esas pequeñas, íntimas y familiares, próximas crónicas, son parte de una mayor y más importante Crónica, como la historia de nuestro propio país, de nuestra propia Europa, entonces adquieren una dimensión de la que hemos de confesarnos incapacitados para poder darle la importancia que tienen y merecen.

              Es lo que ha pasado con el ciclo de conferencias que la Intercultural de Los Alcázares ha impartido recientemente en Torre-Pacheco, como un bis de las que ya se celebraron en su día como primicias con ocasión de los actos del Centenario de la Aviación Española, allí, en mi pueblo natal. Así, ante apenas unas pocas decenas de personas, han venido dándose cita, mes tras mes, un montón de páginas históricas, que han configurado la sociedad actual, y que nos son afines por los lugares comunes, por personas que conocimos, si bien que desconociendo su participación en esa historia de todos, porque emana de paisajes en y con los que hemos crecido, o por simple proximidad referencial… Pero, sea como fuere, lo cierto es que nos hemos reencontrado con nuestra propia historia. Con la historia hecha de piel propia, engarzada en la genética y la sangre, como un eco que nace y se hace de nuestras propias entrañas…

                …Más de cien años ha que la Base Militar de Los Alcázares fue la primera en toda España, el primer nido para aquellos hidroaviones legendarios de la historia de la aviación mundial, los primeros cielos del Curtiss, que narró Luís Manzanares, y el primer escenario de las primeras y temerarias hazañas de aquellos locos ícaros de alas humanas y tripas de héroes, con su Ramón Franco, sus Dornier´s, sus primeras vueltas al mundo, sus éxitos y sus fracasos… Escuela de Combate y Bombardeo Aéreo en la fratricida y avergonzante guerra in-civil… Escuela de Suboficiales del Aire cuando yo nací y la conocí, la traté y la amé… ¡Qué de enseñanza y conocimientos entre sus aún vivo perímetro!.. ¡cuánta jodida historia en ese pedazo de tierra tan pequeño!.. ¡qué crisol de asombrosas historias personales en tan escaso roal de patria chica!..

                …Como aquel Alejandro Evlampiev, Jukoff, que vino de Rusia a este solar a seguir tejiendo aquí la fantástica y frenética historia que comenzó con el final de los zares. Delegado por su gobierno a EE.UU. para la adquisición de los primeros aviones por su país y que le deparó su más peligrosa aventura última, digna de la mejor ficción, su huida de los soviets, su encuentro con España, aquí, en nuestra tierra, su aportación y participación en los primeros rudimentos de la aviación española, a través de “nuestra” base aérea…  La figura familiar de “El Ruso”, su bicicleta, y su fiel perro… al que todos conocimos de niños, y al que unos pocos hemos vuelto a re-conocer en toda su magnífica profundidad a través de su propio hijo y amigo nuestro, Sergio Evlampiev Aguirre…

                …O ese otro murciano de Cehegín, Salvador Ruiz Fajardo, llegado de niño a este pedazo de tierra en busca de supervivencia, que entra de cornetín en la Base alcazareña, caldero de historias, de la que salió hacia Rusia para formarse como piloto, y que, haciendo el viaje opuesto al de Evlampiev, se quedó allí al perder aquí una guerra para la que se preparaba, y que hizo de Rusia su nueva patria, y murió por ella luchando contra la Alemania nazi como partisano… O como la de mi propio padre, contada y documentada por mi hermano, piloto de la República, Guerra Civil, Segunda Mundial, campos de concentración, y toda una azarosa vida para poder vivir una vida común, una vida normal en la que muchísimos conocieron y trataron al Miguel Galindo Saura del para muchos desconocido Teniente Galindo… Pero esa, es otra historia…


                …Otra historia más de las muchas historias aquí y de aquí contadas, que, entre los que compartieron su último pedazo de vida con nosotros, o los que están enterrados en el cementerio de Torre-Pacheco bajo hélices de piedra, conformaron la gran historia con sus pequeñas historias por casi todos desconocidas.

lunes, 16 de mayo de 2016

LA FÉ

Una buena amiga, no hace mucho tiempo me comentaba que ella controlaba su buen estado de salud con meditación. Nunca, jamás, diré yo que eso no sea posible, pues lo es sin duda alguna. Otra cosa es que le funcione a todo el mundo. Más bien a pocos, muy pocos… Yo creo que existen personas dotadas para ello (poquísimas) y personas no dotadas (muchísimas). Por supuesto que un servidor se considera de las segundas. “Es que eso se aprende”, me asegura la afortunada. Bueno, pues entonces cambio el supuesto: existen personas dotadas para aprender (poquísimas) y otras que no lo están (muchísimas). Yo sigo siendo de las segundas. Y sí… llegué a practicar todas esas técnicas recomendadas de la visualización creativa y/o sugestiva, etc… Pero, nada, como el que tenía un tío en Graná, que ni tito, ni ná de ná… “Eso es que no tienes fe”, se me argülle como explicación. Pues eso será. Que, a pesar de creer en la posibilidad, no creo en la realidad. Que mucha práctica y poca factibilidad. Pos pué ser…


                Aunque la meditación bien entendida, la auténtica, al menos en teoría, es no pensar en nada, conseguir un vacío mental absoluto, contactar con la nada interior. Los maestros yoguis de pata negra lo hacen ordinariamente de forma natural. Solo trascendiendo la realidad aparente (la que vivimos) se puede conectar con la verdadera realidad, con la verdadera naturaleza de las cosas, no la materia con la que se cubren y captamos, y sentir que estamos fundidos con ella, que somos parte de ella. No es, ni más ni menos, que lo que hizo Buda. Dejar irse todo el barullo mental para terminar sintiendo que él y lo absoluto es todo lo mismo… Como verán, la teoría me la sé toda, pero la práctica… ¡joder con la práctica..!, ahí soy también el absoluto, pero un absoluto negado. Así que intento arrimarme al Cristo, a Jesús, que, si bien Él fue otro “avatar” – adelantado – que lo practicaba como el respirar, lo enseñaba a los burricos como este que escribe esto, dando un amplio rodeo… o varios. Y aquí viene lo de la fé, lo de creer si ver, y todo eso. O, al menos, y hablando de creer, así lo creo yo.

                Él se hartó de decir en su Evangelio a los que curaba, que no dijesen que había curado a nadie, pues no era así, ya que los que sanaban eran ellos, que se sanaban a sí mismos. “Tu fé te ha curado, no yo”, les repetía a todo quisque al que le hacía un favor… Es uno quien se hace el “milagro” a sí mismo. Los otros, o lo otro, es solo un catalizador de la propia energía enfocada por la fuerza de su fé. Ese catalizador puede ser una Virgen, un Santo, una fuente, una cueva, o cualquier lugar santimágico, como yo digo. También una medicina que no es tal medicina. Lo que pasa es que la ciencia, muy dada a concretar, lo etiqueta como efecto placebo, y la religión, muy dada a generalizar, lo mete en el saco de los milagros por la fé. Pero, tanto en un caso como en el otro, es la fuerza interior de la persona la que logra el efecto, es el convencimiento pleno, la confianza absoluta, la creencia sin límites, ni dudas, es el saber más que el creer en la certeza que se va a producir lo que se desea… Y eso, amigo mío, no es tan fácil como se dice, aunque así mismo se piense.

                Lo que ocurre es que, en esto, la Iglesia ha barrido para casa, como siempre. Y manipula esa fuerza, esa llamada fé, a través de su inacabable iconografía, y por medio de sus dogmas, otorgándose una exclusividad que nunca ha tenido, y una interpretatividad que jamás ha poseído, y manejando los hilos para propio beneficio, argumentando siempre que los resultados se obtienen por mediación de algún agente sagrado de su exclusiva propiedad, controlado por ellos, y combatiendo con todos sus medios para que la persona no actúe por libre y busque en su propio interior, que es donde se encuentra el Padre, como el mismo Jesucristo enseñó…

                Pero yo pienso, y así lo creo, que si se pide a Dios valentía, no es que nos haga valientes, no, si no que nos da la oportunidad de adquirir esa valentía. Que si le pedimos serenidad, no nos hace serenos, si no que nos concede la posibilidad de obtener serenidad. Que si le pedimos conocimiento, no nos hace sabios en absoluto, si no oportunidades de obtener sabiduría… Yo no creo que Dios nos de fé si se la pedimos, pero sí posibilidades infinitas de encontrarla… Yo creo que Dios nos da esas mismas infinitas oportunidades para conseguir logros igual de infinitos, pero nosotros hemos de poner nuestra parte de trabajo. Solo así sería justo. Pedid y se os dará la oportunidad de obtener lo que pedís, pero esforzaos en ello… y pensad un poquico que para eso se os ha dotado de inteligencia… vamos, digo yo…

Los viernes a las 10,30 horas en: http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

martes, 10 de mayo de 2016

EVOLUCIÓN

               
 Y el verso se hizo carne y habitó entre nosotros… ¿O fue el Verbo..?. ¿Acaso no es lo mismo?. Desde el principio de la creación, se “dio suelta” al espíritu, al Verbo, para que habitara en la materia y la dotara de razón, de imaginación, de pensamiento, de sentido y sentimiento, y, como consecuencia de todo eso, de albedrío… Por eso mismo quizá, también desde el inicio de la Historia de todas las historias, incluso antes de que el mismísimo Homero hubiera sido concebido para poder él así mismo concebir La Ilíada, por ejemplo, estaba el Verbo propiciando el verso. No sé si sabré explicarme. Igual que Esquilo versó sus tragedias griegas o Pitágoras el verso de sus matemáticas de algún lado, de alguna parte, de algún verbo… más o menos pre/existente, más o menos latente. 

                Yo así entiendo el versículo - de donde viene el verso – o, si acaso, una de las formas de entenderlo. En un principio fue la capacidad (el verbo) para que la carne (la materia) tuviera entendimiento (espíritu) y evolucionara por sí misma. Todos los eones de evolución humana tienen el mismo principio. Pero no hablo de evolución darwiniana. Ya sé de qué venimos. Ya sé que venimos de la genética de los grandes monos, y que tenemos casi el mismo ADN que la mosca del vinagre, que eso es física pura y antígua, pues la quántica ya es otra cosa, mariposa.. No… hablo de un valor añadido que le vino al simio del que venimos y que no lleva Adn físico porque no es materia, es otra energía más sutil que la carne que la acoge… Y sigo sin saber si me estoy sabiendo explicar. Es que eso, el verbo, el verso, el razonamiento, no tiene genética alguna, al menos que yo sepa, o, al menos que hayamos encontrado… No, no la tiene. Viene de donde al principio era ese mismo Verbo que se empeñó en habitar en nosotros, tarugos vivientes de carne, hueso y sangre... Y no sabemos mucho más.

                Pero, sin embargo, y esto es una bella paradoja, se hizo carne para eso mismo, para que lo sepamos. Los frutos vinieron en teorías y geometrías, ciencias y filosofías, las maravillas escritas de las Mil y una Noches y las tejidas de líneas y colores como el Juicio Final de la Capilla Sixtina. Desde el Buen Salvaje de Rosseau a la cucaracha humana de Kafka, de los paraísos perdidos de Proust a la manzana de Newton… Del Príncipe de Maquiavelo al don Quijote de Cervantes. De Sheakspeare al Bing Bang de Hawkings… Y todo ese impulso creativo (también destructivo, también) que ha caracterizado al ser humano. Todo el arte, la ciencia, la técnica, el pensamiento, la belleza, la armonía y el consuelo ha bajado de algún modo de y con ese Verbo, desde el mundo de las esferas al de la dura tierra. La electricidad, el teléfono, el aeroplano, el motor, las vacunas, o el coñac… o la aceituna y el Martini, ¡qué más dá..!. Ignoramos las batallas aún por rendir, y ganar o perder, de una mente encarnada en la materia cerebral, que es lo que al fin y al cabo suponen el verbo y la carne. Y los insondables misterios aún por desvelar. Que ya serán menos de los que han sido pero más importantes de los que ya fueron.

                En algún rincón del futuro – intuyo del más cercano futuro – algún genio encarnado en este lacerado mundo habrá aún de captar la manera de aniquilar lo que separa al tiempo del espacio, y demostrar que ambos conceptos son la misma cosa, y que no existen por separado, aunque nosotros así lo creamos, y, por creerlo, así mismo lo sintamos… Entonces, el hombre, y/o la mujer, que también son dos formas de ver y sentir una misma y única realidad, libres de la materia que dá forma a esa forma, a la que adora y se esclaviza, entrará en el reino que le asusta y se liberará. Pues liberarse no es otra cosa que volver al lugar de donde uno procede… Y podrá sentirse invisible y todopoderoso, y eterno e inmortal, el menos en cuanto a carne que habitar…


                …Pero puede, es posible, tal vez, que esa esperada y esperable conquista última y final, de la que sin ella nada tendría sentido, dicho sea de paso, habrán de anunciarla antes el filósofo y el poeta, en sus verbos y en sus versos, pues son los únicos precursores, los únicos profetas, capaces de captar en el aire lo que, antes de dársenos por la ciencia, nos tiene que ser ofrecido por la palabra.

martes, 3 de mayo de 2016

De lo divino y humano: EL AGUA

De lo divino y humano: EL AGUA: Me van a permitir que esta semana les escriba sobre un tema que, por su enorme importancia, nos afecta y nos interesa a todos. Y del que h...

EL TIEMPO

Las horas no duran, los minutos no llegan, los segundos no están… Tempus fugit, que dijo aquel filósofo de ayer, y sabio de siempre… Y no es que el tiempo vuele, no, es que el tiempo no existe. Simplemente, no existe… Hace un siglo, Einstein lo demostró en su teoría de la relatividad, y puso su conocido ejemplo de los hermanos gemelos, conjugando la distancia y la velocidad. Dos niños de igual edad. Uno sube a un vehículo espacial que se desplaza a la velocidad de la luz, y el otro queda aquí, esperando a su hermano. Los años-luz del que viaja son mucho más cortos que los años terrestres del que queda, de modo que, cuando el primero regresa, aún es muy joven, mientras el que lo espera ya es un viejo. El tiempo ha pasado mucho más despacio aquí que viajando por el espacio. Luego el tiempo como tal, no existe. Eso es pura física…
 
                Entonces… si el tiempo, como fenómeno, es elástico, y como concepto, es relativo, ¿qué es lo que realmente mide nuestras existencias?.. Pues, bueno, yo voy a responder a esa pregunta con otra teoría, que, aún siendo mía, no por eso deja de ser teoría. Y la contestación es que son las vivencias, las experiencias, la vida, o más exactamente, lo que cada cual tiene necesidad de vivir. A ver si pudiera explicarlo… Si volvemos a los gemelos, uno ha vivido más que el otro, ergo es más viejo. ¡Menuda perogrullada, mi brigada..!, exclamarán algunos. Pero, claro, yo me refiero a vivir la medida de nuestras experiencias, no al transcurso del espacio-tiempo, aunque también. Naturalmente, se pensará no sin lógica, pero es que lo uno es directamente proporcional a lo otro… O no, contestaré yo, con perdón…

                Lo cierto es que nunca sabremos si el tiempo pasa por nosotros, o somos nosotros los que pasamos por el tiempo. Mejor dicho, nos lo inventamos, lo fabricamos, porque lo necesitamos para vivir nuestras experiencias. Es como la nata montada, como las matriuskas rusas, como una ilusión dentro de otra… Por eso mismo ese tiempo se ralentiza con las experiencias fatigosas y se acelera con las agradables… Pero, leches, eso es una ilusión, se me dirá. Pues sí, ¿qué he dicho yo?.. que el tiempo es una ilusión, ¿no..?, que no existe como tal. Por eso mismo aseguran estudiosos y científicos que, estadísticamente, está demostrado que las personas felices viven más que las personas desgraciadas. Quizá sea porque, al parecernos corta por la dicha, la alargamos, y, por el contrario, al parecernos larga por el sufrimiento, la acortamos…

                ¡Claro, joer, es que todo es relativo, mira tú..!. Pues ya lo sé, eso digo, y ese fenómeno, que nosotros vemos tan lógico y normal, es la parte más cotidiana y doméstica de la famosa teoría de la relatividad con la que, hace cien años, Einstein revolucionó la física convencional y abrió el camino a la física quántica. Y en esas mismas estamos. Que hace apenas unos pocos meses que han descubierto lo que don Albert aventuró como el principio de todo lo creado, o, al menos, su sonido: las llamadas por él ondas gravitacionales. Un ruido de fondo del universo que comenzó hace 13.500 millones de años… de años terrestres, se entiende, estáticos, no en movimiento, porque, si así fuera, entonces a mayor velocidad menor tiempo, hasta llegar al mismísimo punto cero, al lugar, el momento y el origen de todo.

                Y con esta aparente paradoja, valga la redundancia, volvemos al principio de este artículo. Si hace tantos miles de millones de años, ¿cómo es que oímos la música del principio de la creación como si estuviese sonando ahora?.. Pues por eso mismo, porque el tiempo no existe como lo vivimos. Porque el pasado y el futuro están pasando a la vez en un solo y único tiempo hecho de presente. De ahí que escuchemos lo que pasó ayer como si estuviese pasando hoy. Porque, en realidad, no ocurrió, sino que está ocurriendo…

                …Y conste que no he visto un solo capítulo del jodido Ministerio del Tiempo. El guión me parece muy bueno, pero los actores son muy malos. Malísimos. Y eso sí que no es relativo…


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador/ www.escriburgo.com