HISTORIA DE HISTORIAS
Dicen que los secretos, como los
hechizos, se desvanecen en el aire en el momento en que se cuentan. Desvelar es
como contrario a desvanecer, al fin y al cabo. Pero por esa misma razón, lo que
se rescata de la historia, con H de Historia con mayúsculas, de estar
desvanecido se devuelve a la vida. Y resucita a través de los oráculos de lo
antiguo, de los rescatadores de historias, de los cronistas de lo que un día
fue, y que, gracias a que fue, hoy somos nosotros… Pero si, además, esas
pequeñas, íntimas y familiares, próximas crónicas, son parte de una mayor y más
importante Crónica, como la historia de nuestro propio país, de nuestra propia
Europa, entonces adquieren una dimensión de la que hemos de confesarnos
incapacitados para poder darle la importancia que tienen y merecen.
Es lo que ha pasado con el ciclo
de conferencias que la Intercultural de Los Alcázares ha impartido
recientemente en Torre-Pacheco, como un bis
de las que ya se celebraron en su día como primicias con ocasión de los actos
del Centenario de la Aviación Española, allí, en mi pueblo natal. Así, ante
apenas unas pocas decenas de personas, han venido dándose cita, mes tras mes,
un montón de páginas históricas, que han configurado la sociedad actual, y que
nos son afines por los lugares comunes, por personas que conocimos, si bien que
desconociendo su participación en esa historia de todos, porque emana de
paisajes en y con los que hemos crecido, o por simple proximidad referencial…
Pero, sea como fuere, lo cierto es que nos hemos reencontrado con nuestra
propia historia. Con la historia hecha de piel propia, engarzada en la genética
y la sangre, como un eco que nace y se hace de nuestras propias entrañas…
…Más de cien años ha que la Base
Militar de Los Alcázares fue la primera en toda España, el primer nido para aquellos
hidroaviones legendarios de la historia de la aviación mundial, los primeros
cielos del Curtiss, que narró Luís Manzanares, y el primer escenario de las
primeras y temerarias hazañas de aquellos locos ícaros de alas humanas y tripas
de héroes, con su Ramón Franco, sus Dornier´s, sus primeras vueltas al mundo,
sus éxitos y sus fracasos… Escuela de Combate y Bombardeo Aéreo en la
fratricida y avergonzante guerra in-civil… Escuela de Suboficiales del Aire
cuando yo nací y la conocí, la traté y la amé… ¡Qué de enseñanza y
conocimientos entre sus aún vivo perímetro!.. ¡cuánta jodida historia en ese
pedazo de tierra tan pequeño!.. ¡qué crisol de asombrosas historias personales
en tan escaso roal de patria chica!..
…Como aquel Alejandro Evlampiev,
Jukoff, que vino de Rusia a este solar a seguir tejiendo aquí la fantástica y
frenética historia que comenzó con el final de los zares. Delegado por su
gobierno a EE.UU. para la adquisición de los primeros aviones por su país y que
le deparó su más peligrosa aventura última, digna de la mejor ficción, su huida
de los soviets, su encuentro con España, aquí, en nuestra tierra, su aportación
y participación en los primeros rudimentos de la aviación española, a través de
“nuestra” base aérea… La figura familiar
de “El Ruso”, su bicicleta, y su fiel perro… al que todos conocimos de niños, y
al que unos pocos hemos vuelto a re-conocer en toda su magnífica profundidad a
través de su propio hijo y amigo nuestro, Sergio Evlampiev Aguirre…
…O ese otro murciano de Cehegín,
Salvador Ruiz Fajardo, llegado de niño a este pedazo de tierra en busca de
supervivencia, que entra de cornetín en la Base alcazareña, caldero de
historias, de la que salió hacia Rusia para formarse como piloto, y que, haciendo
el viaje opuesto al de Evlampiev, se quedó allí al perder aquí una guerra para
la que se preparaba, y que hizo de Rusia su nueva patria, y murió por ella
luchando contra la Alemania nazi como partisano… O como la de mi propio padre,
contada y documentada por mi hermano, piloto de la República, Guerra Civil,
Segunda Mundial, campos de concentración, y toda una azarosa vida para poder
vivir una vida común, una vida normal en la que muchísimos conocieron y
trataron al Miguel Galindo Saura del para muchos desconocido Teniente Galindo…
Pero esa, es otra historia…
…Otra historia más de las muchas
historias aquí y de aquí contadas, que, entre los que compartieron su último
pedazo de vida con nosotros, o los que están enterrados en el cementerio de
Torre-Pacheco bajo hélices de piedra, conformaron la gran historia con sus
pequeñas historias por casi todos desconocidas.
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