Datos personales

Mi foto
TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

martes, 29 de enero de 2013

MALDITOS

Somos un país que ama el dinero pero desprecia la cultura. No hablo de la inteligencia. Lo que pasa es que una inteligencia desprovista de cultura es terrible y temible, porque levanta su estatus a base de trampas y admira y aprende del que mejor sabe trampear. Un país que desprecia la formación y la cultura se enriquece rápido y se empobrece aún más rápido. Y siempre es el último en recuperarse de sus caídas. Carece de conocimiento y se refocila en su propia ignorancia. Se enorgullece de sentir con las tripas, y con eso oculta su incapacidad de pensar con la cabeza. Es el famoso orgullo hispano, pegado siempre a consignas, a etiquetas caducas, a modelos bastardos, a logros que no requieren esfuerzo mental…

                   Yo me desasné en una escuela de posguerra. Carencias, miserias y miedos. Pero con unos hombres y mujeres cuya dignidad personal y talla profesional eran gigantescas si establecemos comparaciones en el resultado de las cosechas humanas. En aquellas escuelas había cantidad de críos con capacidades sobradas para haber sido excelentes médicos, ingenieros, investigadores, científicos, profesores, escritores… condenados de antemano a ser braceros o aprendices de todo y de nada, por carecer de carnets y antecedentes azules. Qué sangrante desperdicio, si lo sumamos al más de medio millón de exiliados, capaces y formados, a los que aquella España negra y vengativa dio una patada en el culo y en el alma. ¡Qué pobreza material trajo aquella pobreza de espíritu..!

                   Luego, después, aquellas obligadas aprendidurías de oficios tapahambres, sirvieron para armar a tres millones de emigrantes que agarraron su maleta de cartón y tuvieron que irse, con el único patrimonio de sus manos vacías, a buscarse el pan fuera y mandar el mendrugo sobrante a los que aquí se quedaban… Francia, Alemania, Bélgica… se levantaban de su – posterior a la nuestra civil -  guerra mundial, con miles de españoles trabajando en sus talleres, sus fábricas y sus campos, mientras aquí aún nos lamíamos las heridas de la nuestra entre odios y represalias. ¡Cuán buenos obreros si hubieran tenido buen señor!.. como decían del Cid, que ganaba tierras para un rey que no lo merecía.

                   ¡Qué triste España… qué necia, atada a la ciega rueda de su historia en lo de renegar de sus hijos cuando más los necesita!.. Desde los Reyes Católicos, loados por lograr una dudosa unidad, pero cuidando de ocultar la profunda pobreza, miseria, incultura e ignorancia que, durante siglos, trajo la expulsión de los españoles judíos, hasta el incivil cainismo de nuestra historia contemporánea. Sin embargo es la historia real, la verdadera, la auténtica, la que no se cuenta porque no es triunfalista ni sirve a patrioteros caudillajes. Pero que son lecciones ciertas y no aprendidas.

                   Porque seguimos igual. O quizá incluso peor, pues mucho peor es lo de ahora. Que tras desprendernos del último sable invicto e inaugurar una época de luces y esperanzas, la hemos tirado por las alcantarillas de la economía del trepa, del aprovechado y del corrupto, de la ganancia tramposa, de la especulación y del cuento. Aunque para eso hayamos abusado, sin aprender nada de nuestra jodida historia pasada, del hambre y la necesidad de otros tantos millones de inmigrantes despojados también de la más mínima formación, y que venían a participar de nuestros despojos…

                   Total, para nada. Para que, ahora, nuestros hijos, nuestros jóvenes, a los que sí que esta vez hemos preparado bien a costa de los desgraciados de la posguerra y de los importados, tengan que sacar de nuestro armario aquella vieja maleta de cartón y volver a marcharse, otra vez, a los mismos lugares de los que un día regresamos. A rendir allí lo que aquí nos ha costado, y mucho... A producir fuera lo que hemos pagado dentro, y muy caro...

Españoles fuera de España, otra vez, fuera de este país, del que no sé muy bien si es que es maldito, o es que está maldito.

miércoles, 23 de enero de 2013

REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA

Los pobres políticos se quejan amargamente de su mala fama. De su desprestigio. De su caída de aprecio ante la opinión pública. De que ya no los valoramos, si no todo lo contrario… Ángelicos míos, no será porque no se lo han ganado a pulso.

                   Ya forma parte de nuestro pan diario. Camps, Fabra, Costa, la trama Gürtel, el caso Brugal, Campeón, los Eres andaluces, el pisito del millón dollar´s baby del presidente madrileño, la hermanísima de la Sra. Valenciano y otros esposísimos de otras excelentísimas, de la nómina creciente de doña Cospedal, de los sueldos a nombres falsos en la fundación Ideas del Psoe, de los sospechosos e injustos indultos del ministro de la mal-llamada justicia, del escandaloso y misterioso patrimonio del Sr. Bono, del de los catalanes Pujoles, del caso Palau que apunta a Unió y afecta a Roca… y donde los ami/enemigos PP y PSOE se hermanan en el acuerdo de ponerse de perfil por no encabritar el deshonor del honorable, el caso Bárcenas que se intenta lavar con una auditoría interna que lo acondicione para la externa, cuando hasta el más negado sabe que los sobres B y el dinero negro nunca aparecen en una contabilidad como Dios manda… Y mil y un chorretes de mugre más que han empapado, empapan y aún empaparán la divisa política de este país.

                   Mucho estorbaba Garzón. A la vista está, si no. A los jueces superestrellas hay que estrellarlos antes que se estrellen ellos solos contra el muro de corrupción pública y hagan saltar algunos ladrillos importantes en el choque. Lástima de pared, coña… Mientras tanto, aquí pasa de todo: sumarios que se pierden, procesos que, ¡plaff!, explotan como pompas de jabón, testigos que se arrepienten, leyes redactadas a la carta, sentencias incomprensibles, fiscales desautorizados, tribunales recusados, indultos descabellados… Rian vá plus, no va más, que ya desbordan las fichas del tapete verde, y verde que te quiero verde, verde ladrón.

                   Los que antes – está grabado en las hemerotecas – apostaban, defendían y apoyaban la inocencia de sus chorizos, hoy reconvierten el discurso en lo de “que cada palo aguante su vela”, y se quedan tan frescos. Saben que la plebe adolece de ausencia de memoria histórica. Ni aún a corto plazo. Nada. Pero eso no los justifica. Carecen de autoridad moral, y solo convencen interesadamente a los suyos cuando ellos mismos intentan alzarse como garantes de la transparencia. No son creíbles. Es como el cuatrero que se autopostula para sheriff. Nani. Que no pué ser, nene, que no pué ser

                   Hace falta una regeneración política y democrática como el comer. Alguno de los presuntos implicados, con más escamas ya que los dragones, como Griñán, y otros de la otra orilla del Mississipi, se apuntan sin empacho a este discurso. Es necesaria la regeneración democrática, dicen… pero con su culo pegado al ya recalentado sillón, claro, hasta que San Juan baje el dedo y el apocalipsis nos corte los pendejos de raíz. Per sécula, seculorum, a ver amén.

                   Pero no. Los cambios pueden hacerse desde dentro, pero las revoluciones se hacen desde fuera. Si los cambios los hacen los mismos, solo cambia para lo mismo.- Me han dicho que en Murcia han presentado, precisamente, un nuevo partido, el PRDE, Partido para la Regeneración Democrática de España. No sé… Me gustaría conocer su programa, saber de su ideario… Pero yo, de momento, le quitaría la definición de Partido, y le pondría Grupo, o Coalición, o nada. Todo lo partidista huele a podrido, a apaño, a corruptela. Es sinónimo de trepa, de aprovechado, de amiguismo. No, ya no… Es la hora de la gente capacitada y honrada. La hora de los carnets ya ha pasado.

viernes, 18 de enero de 2013

EL FENOMENO GREY

Hace algún tiempo, en una consulta médica creo que fue, cedí mi asiento a una dama que esperaba de pié. Me encaró seria, y antes de darme dignamente la espalda, me soltó por lo bajini un ¡machista! que me llegó hasta la vesícula. No sé si el desprecio que sintió por mi gesto fue un posado de feminismo yihaidista, o si es que se sintió realmente ofendida por mi osadía. Y creo que nunca llegaré a saberlo. Pero desde aquel día procuro hacer deferencia por motivos de senilidad y no diferencia por motivos de sexo. Desde que advertí que la galantería bien podía interpretarse como  insulto sexista, mi prioridad son “las arrugas y los niños primero”, dejando para las mujeres intacta la posibilidad de valerse por sí mismas como perfectos caballeros… Por si las moscas… Sobre todo cuando, en estos casos, hay más moscas que moscos.

                   Por eso, que ahora el fenómeno editorial Grey destape que esas mismas mujeres, sin límite de edad ni de nivel cultural ni de ningún otro nivel, tipo o condición, les “ponga” el sometimiento, la violencia controlada, el desprecio, el maltrato y la vulgar sumisión física y moral, pues, la verdad, me descoloca mogollón del mejillón, qué quieren que les diga… Nunca jamás se ha dado un contraste tan descabelladamente ilógico en una sociedad donde los principios feministas llegan a cotas a veces delirantes, por un lado, mientras por el otro, sus fantasías cada vez menos ocultas tiran por todo lo contrario. Se desea lo opuesto a lo que se pregona y exige.

                   Ya no puedo achacar a la subcultura o a la atrasada educación de aquella mujer que me confesaba en mi juzgado de paz, ante la duda en denunciar a su marido por infidelidad y abandono, “…es que ya no me quiere porque no me pega como antes me pegaba…”. No, ya no. Precisamente el grueso de ávidas lectoras Grey son de una capacidad intelectual, cultural, formacional y profesional muy superior a las que ni siquiera tienen el hábito – a veces ni la posibilidad – de leer un jodido libro. Estamos hablando de señoras mediana y altamente educadas y cultivadas las que confiesan sentirse excitadas con el método del palo y la zanahoria… Cuanto más ajadas, más mojadas.

                   Se alega que es violencia contenida, se habla de humillación consentida, de que no es lo mismo acordar que soportar. Pues puede ser, no sé… Igual el imán de Fuengirola, que enseñaba al hombre cómo pegar a su mujer sin dejar señales, equivocó el destinatario de sus consejos, y si llega a desarrollar un método dirigido a las féminas de cómo ser pegadas de forma placentera, se hubiera convertido en un best sellers y se hubiese hecho millonario, en vez de ser condenado como un vulgar delincuente instigador del maltrato machista.

                   La cuestión es que feminismo y femineidad es posible que anden caminos distintos, y puede que sean conceptos diferentes. El feminismo es una marca, la femineidad un sentimiento. El feminismo es una pose, la femineidad una condición. El feminismo es tremendamente previsible, la femineidad profundamente misteriosa. No se explica si no el (sangrante más que aparente) contrasentido del fenómeno Grey. La humillación y el sometimiento, por muy pactado que esté, no deja de ser una violencia voluntariamente aceptada por gusto. De ahí lo que parece que, cuando las mujeres asumen, encantadas de haberse conocido, el rol de misses, el papel de deseables objetos publicitarios, de muñecas sensuales o de vacíos jarrones decorativos, que rebajan su persona al estado de cosa, la femineidad se esponja y el feminismo se calla. Yo puedo entenderlo, pero no llego a comprenderlo. En modo alguno.

                   Quizá todo se deba a que la mujer encarna la complejidad y el hombre la simpleza. Y, claro, yo lo esté examinando hoy, en ésta mi columna habitual, desde mi propia y natural simpleza de varón. Puede ser. Se me ocurre también que, al fin y al cabo, los seres más violentos suelen ser los más simples, elementales, como los animales, y de ahí la posible explicación de la violencia de género. Tampoco lo sé…  Lo único que se me ocurre es que si, en vez de molestar a aquella dama ofreciéndole la silla, le hubiera arreado un sillazo, a lo mejor se hubiera sentido complacida, ¿no?..

viernes, 11 de enero de 2013

CRÓNICA DE UN MISMO DÍA

Madrid. Un inmigrante rumano, parado, con hijos pequeños y aviso de desahucio inminente, pidiendo limosna por las calles, encuentra a la puerta de un banco una cartera en el suelo. Es de un jubilado y lleva 200 euros. La entrega al director de la sucursal para que sea devuelta a su dueño. En los días siguientes la gente lo felicita por su gesto, pero él sigue suplicando unas monedas que le permitan tapar algo de hambre en su familia. Cara.

                Sagunto, Valencia. El día de Navidad, un matrimonio octogenario es abandonado por su hijo en una parada de autobús, sin comida, ni ropa, ni sus medicamentos. Los ancianos son trasladados a una residencia. El hijo se justifica por el mal carácter del padre. Cruz.

                Alicante. Su Hospital General rebosa de suciedad y basura acumulada. Los pacientes ingresados han de limpiar sus propias habitaciones. El motivo es la huelga del personal de la empresa de limpieza porque la Generalitat no les paga los atrasos que debe… Andalucía. Miles de niños no pueden ser atendidos en los comedores escolares por la misma razón. La Junta debe suministros y servicios a la empresa de cátering encargada de ello… Aragón, tres cuarto de lo mismo por la falta de pago al personal que los atiende… Granada. Las calles hieden de porquería y basura que se amontona sin recoger, por igual motivo…

                Pero en todas partes, en todas, acaban de salir a esas mismas calles portentosas y ostentosas Cabalgatas de Reyes, a cual de ellas más sacabarrigas. Esa, y no otra, es nuestra escala de valores. No hay dinero para limpiar hospitales, ni para dar de comer a los niños en los comedores escolares, ni para cuidar de la más elemental salud pública y cívica, pero sí lo hay para montar circos urbanos y fiestas populares. Esas, y no otras, son nuestras prioridades.

                La cara y la cruz del ser humano. El ángel y el diablo. La esplendorosa honradez del más pobre y la miserable hijoputez del más ruín. A ambos se les paga con el mismo denario, pues ni uno recibe su premio ni el otro su castigo. La indiferencia es la injusta respuesta administrativa, política e incluso social, porque unos andamos dormidos entre cabalgatas y alharacas y otros andan insomnes entre sus dramas personales y familiares. La frivolidad y la tragedia en obscena convivencia.

                Mientras, el país se desgarra entre protestas, masas de parados, desahuciados, legiones de jóvenes que lo abandonan en busca de su pan, gentes que no pueden pagarse una buena medicina ni una mala justicia, cientos de miles de víctimas de buitres financieros y bancos carroñeros que obtienen impunidad por sus fechorías, por un lado, y políticos, allegados y empresarios asociados en una espiral ininterrumpida de corrupciones, cohechos, robos, financiaciones ilegales y apropiaciones indebidas, por otro. También el hambre y el latrocinio andan juntos. En España, hasta los payasos lloran.

                Mas de pronto, cruza el paisaje como una exhalación la joya de la corona patria y de sus patrioskas. Es el AVE más César que Fénix. Y pasa indiferente y exultante. Indiferente a las pequeñas estaciones que esperan en la desesperanza, y exultante por su prestigioso destino final: Europa. Aunque, al final, para llegar a ella tengamos que atravesar una nueva frontera de una nueva vergüenza. En sus refulgentes vagones viajan los cerebros y prohombres elegidos por los hados, los idus y los votos. Son los llamados a dar grandes soluciones a los grandes problemas. Los insignes escogidos para enderezar todo lo torcido. Pero ni siquiera juntos allí dentro, tan preclaros próceres se entienden entre ellos. Cada uno va a su bola, cada cual con su película, cada perro disputa su propio tasajo, cada mediocre tira de su propia mediocridad.

                Esta es la miscelánea de un mismo día. La miscelánea de un país, de una nación, de un estado… o lo que al final quede de esta cosa en lo que nos hemos convertido. Miscelánea de sus pueblos, de sus gentes, de sus ciudadanos, de sus ladrones y de sus ineptos. La miscelánea de su última e íntima, de su más reciente y renuente, pero también más triste, historia. El deslumbrante tren llega a su estación términi, y los genios sonríen satisfechos. Ahora, albricias, vítores, loores y honores, que todos estamos más unidos, más cerca, y sin embargo, nunca más lejos unos de otros. Nunca más separados que hoy. Jamás hubo más egoístas, ciegos e insolidarios juntos… a pesar de la florida y falsa verborrea de los salvapatrias de turno. Mientras ellos entonan los vivas, a mí solo me quedan ganas de aullar a la luna… ¡Auuuuu..!.

jueves, 3 de enero de 2013

EL EGO - solo para raros y sensibles -

Imaginad la primera inhalación en la vida de cualquier vida humana. En ella se instala una gónada invisible, eterna, una chispa de inteligencia divina, un quantum inmaterial e intemporal, pero que se somete al juego ilusorio de la materia y el tiempo. Viene a experimentar jugando, o a jugar experimentando, en una inacabable creación. En ese mismo instante, emite un reflejo de sí mismo y crea una entidad paralela, dependiente e incipiente. Una entidad que ha de ser convertida en identidad, dotándola de una aparente independencia. Y, una vez hecho esto, esa chispa queda como presencia silenciosa, latente, que solo se dedica a observar…

                Lo primero que siente el recién creado es que está solo, y al gobierno de una existencia física de la que comienza a recibir mensajes a través de un maravilloso organismo vivo y autónomo. Y empieza el aprendizaje. Los sentidos corporales recién estrenados le hacen llegar las primeras sensaciones que él ha de interpretar, interpenetrar, clasificar y, por ende, aprender a obrar en consecuencia. La luz y la percepción de las formas, el frio y el calor, el hambre y la saciedad, la compañía y la soledad, las vibraciones familiares y las desconocidas, el dolor y el placer… De momento entiende solo un par de cosas: lo desagradable y lo agradable. Y aprende a ejercer el llanto para alejar lo primero y atraer lo segundo. Es la noción más importante. En esto basará su instinto de supervivencia. Porque está él solo al mando, y debe sobrevivir por encima de todo. Tiene que hacerse cargo de aquella maquinaria perfecta y manejarla por su propio bien y para su propia satisfacción. Él es el capitán de su propio barco.

                Pronto se dará cuenta que existen a su alrededor otros barcos con otros capitanes, y ha de aprender a interactuar con ellos, conforme va creciendo su cuerpo y expandiéndose sus capacidades. Y su ansia de ser y de saber lo convierte en una apasionante esponja que absorbe conocimientos y experiencias. Ya sabe que cuando no funciona el exigir, lo hace el solicitar, y si eso tampoco, hay formas más sutiles, como el negociar, o menos sutiles pero más efectivas, como el chantajear. Y ve que conociendo las cosas también se va conociendo a sí mismo, al tiempo que va con-formando su trato con las demás formas. Y a personalizarse a sí mismo en su relación con las demás personas. Por cierto, que esos demás son fantásticos espejos para mirarse, adaptando y adoptando la personalidad que más convenga según con quién o en cada momento… y eso es una herramienta de enorme utilidad y aprendizaje. Poco a poco va haciéndose y conociéndose. Él es su propio creador. Él es él. Ergo, sum, se dirá a sí mismo de sí mismo. Hay otros muchos, pero no son él. Él sabe lo que hace y lo que debe hacer, planea y persigue objetivos, estrategias, proyectos, en solitario y/o en coordinación con el resto de el-los… La vida es corta y hay que darse prisa…

                Sin embargo, en algún momento de alguna de esas cortas vidas, por algún motivo fuera de su propio control, o simplemente porque le ha llegado una ocasión que escapa a sus parámetros, se dará cuenta que no está solo, que en su parte más vacía e ignota, en el fondo de su nada, hay una presencia, silente, un observador atento. Y el descubrimiento le producirá sobresalto, y un cierto terror desconocido, un miedo desconfiado. He aquí a mi adversario, mi competidor, mi enemigo, se dirá entonces el ego a sí mismo… Y desde ese momento comenzará a concebir trampas para eludirlo, y ardides y tretas con que engañarlo para conservar el control, y a mantener pulsos y luchas con armas forjadas en la fragua de las creencias, las ideologías… y a librar batallas intelectuales. Y a montar añagazas acumulando interesados méritos, adoptando falsas humildades, o practicando el victimismo, para no perder el terreno conquistado, o a utilizar la sublimación, usando la religión como moneda de cambio… Pero todo será inútil.

                ¿Quién eres tú, que vienes a disputarme mi poder, mi control, mi señorío sobre mi vida y mi existencia..?, preguntará, al fin, el ego a aquel que tan solo mira y calla.

-          No tengo nombre, pónmelo tú… Yo soy la Presencia, soy el Observador… Soy EL que Soy, mientras tú eres LO que eres. Yo no formo parte de ti, pero tú sí que formas parte de mí, porque yo te he creado y te he dotado de una mente para que esté a tu servicio. Pero en tu intento de hacerte pasar por mí, solo te engañas a ti mismo.
-          ¿Y  qué quieres de mí?..
-          Solo que me reconozcas, y que no me suplantes. Entrégate a mí con tus experiencias, y tú volverás a ser yo. Habremos hecho lo que hemos venido a hacer, y regresaremos juntos con nuestra ofrenda al Alfa y el Omega, a donde pertenecemos y de donde somos desde la eternidad.
-          ¿Y si no lo hago?..
-          Entonces, sufrirás mucho hasta que te des cuenta, o hasta que desaparezcas como lo que eres en realidad. Lo demás no importa. Yo puedo hacer nacer de mí infinitos egos. Es mi trabajo.
-          Pos hay que joerse… Sea usted ego para esto…

miércoles, 2 de enero de 2013

HISTORIA e HISTORIETAS

Tengo una carta de un catalán criado con cava y educado entre sardanas, diadas y caganers con barretina, y formado en una escuela donde le enseñaban la historia de su senyera, cuyas cuatro barras fueron pintadas por el emperador franco con la sangre de Wilfredo el Velloso sobre tela dorada. Un catalán ilustrado en el odio al Borbón, versus español, por la derrota anexionista (¿?) infligida a su pueblo por Felipe V, el resentimiento fóbico a todo lo hispánico, y el exaltado amor por los Pirineos, la Caixa, las xirucas y la butifarra. Un escrito de un catalán honesto y cabal, encomiablemente justo, que un día salió de sus cuatro paredes barradas, que viajó al extranjero – incluída España – vió otras realidades, leyó otras historias, amplió su mente con otras culturas, empapó su espíritu de otros horizontes, vivió una vida mucho más respirable y desprejuiciada, enfín, y descubrió que la verdad es tan bella, libre y generosa como frágil, manipulable y falseable.

                   Un catalán que escribió lo que sintió cuando comprobó que cualquier ciudad medianamente populosa del ancho mundo, como Shangay por ejemplo, tiene ella sola el triple de habitantes que toda Cataluña junta, o que cualquier banco mediano de ese mundo global es diez veces mayor que todas las caixas juntas habidas y por haber, o de que hay cientos de otros Pirineos…

                   … Y que las cuatro barras de Wilfredo el Velloso no tienen la más mínima base histórica, entre otras cosas porque ni siquiera llegó a ser contemporáneo del emperador franco de marras, ni en esa época se usaba la heráldica, y aunque así hubiera sido, el emblema de los Condes de Aragón, a cuya corona pertenecía el condado franco, era la cruz de San Jorge sobre campo de plata… Y que en 1.714 no hubo nunca ninguna guerra entre catalanes y españoles, ni jamás existió derrota alguna, dado que fue una guerra de sucesión, que no de secesión, entre dos candidatos por la corona española tras morir Carlos II sin descendencia, entre los borbones francés y austriaco, participando los catalanes en el conflicto igual que todos los españoles en el resto de la península… Que incluso, hay que ver lo que son las cosas, el propio nombre de España, si a eso vamos, es un provenzalismo que le viene al castellano a través de la histórica Marca Hispánica catalana…

                   … Un catalán universalizado que descubrió con los ojos del alma y los del cuerpo, que la sardana la inventó en 1.817 un tal José Ventura, de Alcalá la Real, Jaén, hijo de un comandante del ejército español por más señas, pero que, al ser una danza única, no comparable a la jota que, para más inri, se daba en otras partes de España, se eligió como símbolo estrictamente catalán, como el pantoumaca, que para ellos no es el pan con tomate de cualquier parte del mismo mundo mundial...

                   … Un catalán que llegó a conocer que su Caganer del belén es una generalización del pasado siglo XIX, ayer mismo como quién dice, y que no tiene más tradición catalana que la interesadamente impuesta como inventada seña identitaria de una zona. Yo mismo puedo dar fé que en el belén que me ponían mis padres, hace casi 60 ya, años había un pastor agachado haciendo caca, pero, claro, sin nombre en catalán… Creo que se le llamaba el tío cochino, o algo así, con perdón del puñetero belén.

                   Pero yo le contesto a este honrado y admirable catalán, que estas manipulaciones ocurren en todas partes y épocas, si bien según, cómo, porqué, cuándo y dónde se acusan especialmente sensibles. Que es tristemente normal que los patrioterismos espurios, los nacionalismos ombligueros, usen estas tretas ruines para torcer y torticear la verdad sacando falsas historietas de la historia real. Que siempre ha pasado, pasa, y, por desgracia, siempre pasará…

                   … Pues siempre se han escrito dos historias. La falsa y la auténtica. La primera la escriben los políticos sin escrúpulos, y la segunda los investigadores decentes y honestos . A la primera la siguen los amantes de la verdad, y a la segunda los engañados y los engañadores. Pero todos participamos, en mayor o menor medida, de la primera, de la falsa, porque los intereses económicos, sociales y políticos pesan más que la verdadera historia.

                   ¿Un ejemplo?.. Ahí tienes, sin ir más lejos, lo del propio santo patrón Santiago de la propia España una… Y es que, querido amigo catalán, en todas partes cuecen habas, pero lo que es en nuestras casas… a carretás.