Datos personales

Mi foto
TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

miércoles, 28 de diciembre de 2016

EL GAADÍ

Dicen los onirólogos… ¿se llaman así?.. Pues bueno, como se llamen, que todos los seres humanos soñamos todas las noches, lo que pasa es que no solemos acordarnos de nuestros sueños… O que le damos a la tecla deletter y los borramos, o que el consciente, que es un inconsciente, no se queda con lo que el subconsciente le ha ido largando desde que entramos en fase “rem”. Yo no lo sé. Pero si sé que el soñar no es patrimonio nuestro solo, que hay animales-personas que también sueñan, como los perros. Que yo he visto al mío hacerlo  y me parto de risa. La cuestión es porqué sueña, y a qué viene que nos acordemos solo de unos pocos, o, lo que es más curioso aún, que tengamos sueños/recuerdos que nos hagan revivir punto por punto vivencias y experiencias ya pasados y olvidados… como extrañamente me ocurrió a mí hace poco. Y se lo voy a contar, si me lo permiten…  


                Fue en mi primer viaje a los campamentos de refugiados saharauis, hace ya muchos años… Habíamos llegado a Tinduff, y nos adentramos en la Hammada argelina, ya pleno desierto, al centro desde donde se nos distribuiría a los diferentes destinos por parte de los del Frente Polisario. Allí nos encontramos con gente de Médicos Sin Fronteras y de Acnur que nos avisaron que se habían declarado focos de disentería, y que se nos reubicaría en otros asentamientos libres de ella. Al día siguiente, partimos hacia donde seríamos acogidos…

                Nuestro grupo fue ubicado en la wilaya de Assuer, donde nos repartimos entre diferentes familias. Un destacado componente de la expedición y gran y buen amigo mío, soltó la broma dirigida a mi persona: “cuidadme a ese, que es el Juez de Paz de mi pueblo…”, y nos separamos dirigiéndonos cada cual a la jaima asignada de aquellos que nos recibían. Tras el descanso de la primera noche y una ajetreada primera mañana, a primeras horas de la tarde, se presentó a las puertas de la tienda un comité de jóvenes saharauis. Parece ser que era invitado por el Gaadí (juez civil y religioso) de la wilaya, y debían conducirme a su presencia, como así mismo se hizo… Cuando llegamos, el gaadí, asistido por un traductor y pertrechado con el inevitable e imprescindible equipo de té humeante, me esperaba, invitándome a sentarme a su lado, sobre la mullida pero vieja alfombra. Tras los primeros saludos, y…

                Ya mezclados y perdidos entre rituales y rituales de tés y más tés, hablamos durante horas de cuanto divino y humano hay sobre la tierra. Él, interpretando El Corán, y yo el Evangelio. Citas y citas de uno y de otro puestas una junto a otra, comprobamos las escasas – yo diría ninguna – diferencias morales entre ambas creencias. Hablamos del tronco común de donde nacen las tres religiones de “los pueblos del libro”, del mismo origen, Abraham, del cómo y de los porqués de los casos y de las cosas… Llegado un determinado momento, Hussaín me pidió parar para salir a orar. El lugar sagrado, fuera de la jaima, era un espacio rectangular al aire libre flanqueado por cuatro grandes piedras encaladas de blanco en las esquinas, y una central en uno de sus lados que señalaba hacia La Meca. Él entró en aquella humilde área y yo me quedé fuera respetuosamente…

                …Se volvió, y me invitó a traspasar los límites… “Tú eres un gaadí. Pasa conmigo”, me dijo. Entré y oramos los dos, uno al lado del otro, él como musulmán, yo como cristiano, y los que nos acompañaban, tras nosotros. / En mi sueño reviví las mismas emociones que entonces /. Acabado el rezo, volvimos al interior de la jaima, al rosario de un té tras otro té, y de nuestra inacabable cháchara sobre temas universales de la fé… De la tienda del gaadí de la wilaya de Assuer salí ya anocheciendo. Ya en la puerta, me abrazó, me besó la mejilla, y me repitió al oído, “tú eres un verdadero gaadí”. No… yo solo soy un juez de paz, apenas nada… le contesté… Pero, poniéndome un dedo en los labios, me cortó… “Aunque no lo sepas, aunque no lo creas, eres un auténtico gaadí…”

                Bien… El sueño de lo que no fue un sueño termina aquí, aunque siguieron otras muchas vivencias de aquellos días de soles, estrellas y arenas, y de las que tengo unas pocas crónicas esturreadas por algunos escritos para el recuerdo… No sé por qué. Pero el revivir ésta, una noche de estas, paso a paso, momento a momento… ¿A alguien se le ocurre algo?, ¿algún tipo de explicación?.. Pues, si lo sabe, que hable ahora, y si no, que calle para siempre… Es que, acojona un poco, no me digan que no…


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

miércoles, 14 de diciembre de 2016

CONÓCETE

Hay un conocido aforismo griego, que está grabado en el frontis del templo de Apolo. Es la famosa frase “Conócete a ti mismo”… Ahí es nada, monada. Yo no sé si alguien sería capaz de eso, pero de verdad, en serio, sin trampas ni subterfugios, ni falsas presunciones. Yo, de quien lo inscribió en la piedra, lo hubiera cambiado por otra frase, parecido, pero no igual: Reconócete a ti mismo. Y, aun así, ya sería harto difícil. Porque, si no te conoces, mucho menos te vas a re-conocer. Aunque… y esto es cierto, nos es más fácil reconocernos por vernos reflejados en el espejo de los demás, en la imagen que tienen de nosotros mismos, que conocernos a través de nuestro propio yo, de nuestro propio ego…

                …Sí, de acuerdo, me acuso de que ya estoy otra vez con el mismo tole/tole. Y no es necesario que me riñan, pues ya me riño yo solo a mí mismo. Lo que pasa es que considero importante que, aún de vez en cuando, nos paremos en nuestro día a día, dejemos de dar vueltas a la misma noria, nos bajemos del tiovivo un momentico, y nos pongamos a pensar. Solo eso, pensar. No es malo, aunque nos ponga de malas. Es como enjuagarse un poco por dentro para que no se adhieran muchas roñas a la piel del alma. Solo las justas y necesarias, como se dice en misa… ¿o “es justo y necesario” lo que se dice?.. Bueno, es igual, imagino que si nos es necesariamente justo, es justo lo que necesitamos. Al menos hoy, de momento, en nuestro actual estado… Vamos a pensarlo un poquito.

                Y ya sin coñas, ¿ustedes creen que se conocen a sí mismos?. No me cabe la menor duda que los antiguos pensadores y filósofos sabían lo que se decían. Y que, si fue grabado en el frontispicio del templo de uno de sus dioses más importantes, Apolo, es porque supone una verdad de importancia incuestionable. Pero, entonces… ¿es una imposibilidad manifiesta?. Yo creo que no, en absoluto. Pienso que era – y sigue siendo – esa misma llamada a parar a la que antes he aludido. Como un stop, un semáforo en rojo de la antigüedad, que ha transcurrido a lo largo de la historia casi inédito… ¿Qué leches es eso de conocerse a sí mismo? .. ¡Bah..!, cuentos de antes, y de los cuentistas que siguen escribiendo sobre tales tontunas. Como yo, mismamente…

                Pero no, lo que subyace en esa frase es que el ser humano está hecho para trascenderse a sí mismo como personas. Y solo hay un camino. Y es conocerse a sí mismo. No vale el creer conocerse, que es lo que nos pasa a todos, si no el conocerse de verdad, ya que en el instante en que nos conozcamos dejaremos de ser lo que somos. Jesús, Buda, y muchos otros más, llegaron al punto de conocimiento en que trascendieron de sí mismos, y a su propia realidad. A eso me refiero. No estamos hechos de lo que suponemos, ni de lo que vemos y sentimos, si no de la materia en que están hechos los sueños… y esta bonita frase no es mía. La dijo un filósofo, o un poeta, u otro alguien más alguien que yo. Sin embargo, el estar formados de nuestros propios sueños suena guay, pero como que no me veo saliendo de mis fantasías oníricas. Puestos a creer, prefiero creer que somos de la materia de que están hechos los sueños de Dios.

                No obstante, sí que nos podemos permitir un pequeño milagro. Es posible vivir en un universo mental a la vez que en uno físico. Nuestras fantasías y nuestra realidad viven en mundos distintos, pero ambas existencias forman y conforman nuestro propio ser. Nuestro yo más profundo. Muchas veces enredan entre sí en una batalla brutal, una auténtica guerra civil, y en otras tantas pactan treguas y concesiones mutuas. Es cierto. La historia de mi vida es la de una negociación permanente entre mi naturaleza mental y mi naturaleza material. Esta negociación, analizada desde la perspectiva de los años (demasiados años para tan poco tiempo) es agotadora, pero jamás la he roto sin llegar a algún tipo de consenso… no sé si algún alguien por ahí fuera me entenderá.

                …Porque el secreto, cuando uno reconoce que no se conoce a sí mismo, ya no está en saber vivir con uno mismo, sino en saber vivir a pesar de uno mismo… Y tan es así, que cuando nos apeamos, aunque solo sea un momentillo, de la vorágine de nuestra vida, y nos miramos en el espejo de nuestros hechos, no suele gustarnos lo que vemos. Y entonces nos inventamos aquello que nos gustaría ver… y que nos gustaría ser.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador  – los viernes a las 10,30 h. en: http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

lunes, 12 de diciembre de 2016

De lo divino y humano: INCOHERENCIAS

De lo divino y humano: INCOHERENCIAS: Lo cierto y verdad es que el mundo de las incoherencias es fascinante. Yo admito que clamo contra los incoherentes como ángel de espada fl...

martes, 6 de diciembre de 2016

DEL COMERCIO

“¿Te has imaginado alguna vez cómo sería tu barrio sin los pequeños negocios…?”.- Así comienza un cartel que una iniciativa personal ha logrado que los comercios del centro de mi pueblo lo cuelguen de sus puertas y escaparates. No lo ha costeado ninguna asociación ni gremio, si no cada cual de su propio bolsillo, libremente… Bien, eso es algo, aunque algo tarde llaga. Incluso alguno de ellos me ha parado para comentarme y solicitar comentario… quizá por aquello que un día fui, o representé, sin lograr nada, y que hoy ya no soy, ni represento, ni me interesa, ni quiero, quizá por eso mismo, por no haber conseguido nada. Pero de donde hubo, algún rescoldo debe quedar, cuando estoy escribiendo sobre aquello que me han pedido, me digo a mí mismo.    


                …Pero lo cierto y verdad es que mi pueblo decae y languidece, y, como el Mar Menor vecino, muere lentamente, poco a poco, a cada día que pasa. Y nadie hace nada. Y van cerrando pequeños comercios, uno tras otro, y se van quedando huecos vacíos por las calles, como rincones apagados de sí mismos, como las mellas de una dentadura vieja. Y es triste, muy triste, haber conocido un comercio vivo, pujante, estable, de donde sacaban su pan y a sus hijos abrían camino muchas familias del pueblo, tanto propietarios como empleados de toda la vida… fulanico de tal, del comercio, se decía y publicaba… un comercio en el que ya tan solo la precariedad hace nido en él. Entre todos lo mataron y él solico se murió, reza el refrán. Porque no es menos verdad ni cierto que todos, comerciantes y ciudadanos, tienen su parte de culpa en ello. En realidad, se la reparten toda entre ambos. Cada cual la suya. Y esos pueblos cuya apariencia es la de tristes pueblos abandonados y despojados de sus comercios deben su triste situación a ambas partes por igual.
               
                Los comerciantes tuvieron la culpa en su momento, cuando tuvieron en sus manos la oportunidad de frenar y revertir la situación, y no supieron, o no quisieron saber, aprovecharla y hacerlo. Soy testigo vivo, como fui agente activo. Hace +20 años se veía venir esto, y comenzaba a hacerse sentir la competencia brutal de las grandes áreas y zonas comerciales. Fue el momento preciso, justo y decisivo. Existían medios y ayudas. Desarrollé cantidad de técnicas de fidelización de la clientela y potenciación de ventas, adoptadas de otros centros históricos comerciales con éxito y adaptadas a mi pueblo, cursos y estrategias de concienciación, formación y colaboración intercomercial, un portal corporativo de ventas, el desarrollo de una tarjeta de crédito del comercio local, se ensayó el Centro Comercial Abierto… Enfín… Y nada, ni caso, cada cual se miraba su propio ombligo y todos en conjunto pasaban de todo. Fracasé en todas y cada uno de mis intentonas e iniciativas que expuse al colectivo, y que hoy hubieran resultado técnicas y herramientas eficacísimas que hubieran evitado, en todo o en parte, la decadencia actual. Si cuando se pudo y se obtenían recursos y fuerzas, no se quiso, hoy, sin fuerzas ni recursos, ya no se puede. La guerra se gana o se pierde dependiendo de la primera batalla.

                Pero también los ciudadanos de esos pueblos tienen su buena parte de culpa. Aunque sea compartida con una administración insensible que los ha acostumbrado a que exijan, cojan y se aprovechen de todo sin que les cueste nada a cambio. Hoy la gente emigra cada fin de semana a las áreas de comercio y ocio, dando la espalda al suyo y vecino de toda la vida. Al que siempre le fió pero del que nunca se fió. Arguyen que no les ofrece diversidad, ni precio, ni diversión… y no quieren ver que lo uno y lo otro vienen del consumo y la demanda. A menos demanda, menos oferta. No es no querer, es no poder… Como tampoco se quieren dar cuenta que los ciudadanos han de alimentar a los pueblos donde viven, incluso de donde viven muchos de ellos. La ingratitud tiene un nombre, y un precio final… Como tampoco parecen darse cuenta que los pueblos son pobres o ricos en virtud de dónde emplean sus recursos sus propios ciudadanos… Y que resulta de un ilustrado cinismo culpar de abandono a lo que nosotros mismos hemos abandonado.

                Aunque, ya digo, todos tenemos nuestra carga de culpa en ello. Quizá aún haya una débil esperanza, no lo sé… Pero lo que sí sé, es que cada vez quedan menos oportunidades. Lo del cartel es un canto de cisne, una llamada a las conciencias de las personas… No deseo otra cosa que equivocarme, créanme, pero es una lástima, una pena, que esto lo tenga que escribir yo ahora, cuando, ni unos ni otros, tuvieron nunca conciencia de nada.


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador  – los viernes a las 10,30 h. en: http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

miércoles, 30 de noviembre de 2016

SUBVERSIÓN

No deja de ser una elucubración mía, pero, a veces, pienso que estamos pervirtiendo e invirtiendo el sentido de la democracia. Me parece a mí que estamos acabando por creer que la democracia, al respetar la voz de las minorías, es el sistema que garantiza que cualquiera de esas minorías puede imponer su voluntad por encima del resto. Y, en consecuencia, creo que estamos perdiendo el auténtico valor y sentido de la democracia, que es el respeto más absoluto por los votos de una mayoría, sea ésta única o coaligada, y el acatamiento aunque yo no piense igual. Pero se está dando la circunstancia de que esa exigencia – a veces violenta y coactiva – de una “no mayoría”, quiere imponer un derecho que las urnas no le ha concedido… Esa es la sensación que me da a mí, no sé a vos… Pero si es tal y como yo lo veo, eso es subvertir la democracia.
 
                Así, tenemos un partido en el parlamento, por (mal) ejemplo, frustrado por no obtener la mayoría que perseguía, que arremete con toda su rabia, odio, y pésimas maneras contra todo lo que no significa su interesado, parcial y miope visión de las cosas. Es un grupo que se rebela contra el lugar que la ciudadanía le ha otorgado, y lo hacen amenazando, insultando y actuando como agentes provocadores y movilizadores. Nada que ver, como comprenderán, con el papel ordenador, conciliador y moderador de cualquier partido demócrata en democracia.
               
                Como igual tenemos un ex secretario general que pone sus particulares deseos por encima de su partido, sus militantes por encima de sus votantes (exigua minoría sobre apabullante mayoría), y sus intereses personales por encima de los intereses generales del Estado y del país… Pero no son los hechos, que se es libre de pensar como se quiera, si no las formas, que las usa utilizando la democracia cuando le conviene y atacando sus principios cuando le es adversa a su interés. Un ex alto cargo, que incluso se permite acusar a los demás de lo mismo que él hizo en Madrid con quiénes les estorbaba (cesarlos a pesar de haber sido elegidos por la base en unas primarias / Tomás, Madina, etc.), incluso que se permite incumplir su palabra y sus promesas a costa de perder votantes una y otra vez, aunque su partido baje a mínimos históricos, o hasta declarando públicamente (entrevista de Jordi Évole) todo lo contrario a lo que había estado diciendo en campaña semanas antes. Ahora, amenaza a ese su propio partido, a enfrentarlo a las bases, exigiendo lo que no le corresponde a él establecer. Bien… pues hasta esas deslealtades pueden hacerse en democracia, siempre, claro, que no sea usando y utilizando la misma democracia para tan ruines fines.

                Como también tenemos organizaciones, los animalistas, por otro (peor) ejemplo, que se permiten en su nombre hasta burlarse de los muertos, o desearles la muerte a un niño enfermo, o amenazar a los que no piensan como ellos. Incluso aquellos que usan la fuerza y las coacciones en lugar del diálogo y la razón. Están más cerca de aquel Millán Astray que aquel otro Miguel de Unamuno le hizo un molde con su “podéis vencer, pero jamás convencer”… desgraciadamente, porque yo soy de los que me parecen más animales los humanos que los torturan que los pobres animales que sufren tales torturas. Y siempre defenderé lo contrario a lo que hacen en esas fiestas bárbaras de esos pueblos bárbaros. Pero, mientras ellos sean una gran mayoría frente a mi minoría, habré de inclinarme ante lo inevitable, e intentaré convencer más que vencer. No se puede defender la democracia siendo antidemócrata al mismo tiempo.

                Como todas esas personas que solo entienden lo que les conviene entender, y no quieren ver lo que no les interesa ver. Toda esa gente que votamos democracia y luego defendemos posiciones que van contra la esencia de esa misma democracia, tan solo porque las cosas no salen como deseamos que salgan. Llevemos o no llevemos razón en ello. Y aquellos que se dejan utilizar por los que, precisamente, se saltan las normas democráticas cuando les conviene. Hitler lo hizo. Y muchos otros también… Y a través de las urnas, precisamente.

                Pero no… no es eso la democracia. La hemos retorcido tanto, que cualquier ambición personal se ampara en ella para imponerse a la mayoría. El victimismo utilizado por los nacionalistas es otro ejemplo de lo mismo: atacan el sistema desde su minoría exigiendo el respeto que ellos no muestran hacia los demás. Cuidado… Nos estamos cargando aquello de lo que presumimos y no somos, aunque creamos serlo. Que cada cual se examine a sí mismo.           


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

miércoles, 23 de noviembre de 2016

INCOHERENCIAS

Lo cierto y verdad es que el mundo de las incoherencias es fascinante. Yo admito que clamo contra los incoherentes como ángel de espada flamígera, lo reconozco… sin embargo, debo asumir que yo mismo debo caer en incoherencias más o menos continuas, lo que pasa – puede ser – es que nos ocurre con las incoherencias como con las pajas oculares, que no nos damos cuenta de las propias pero vemos todas las ajenas. Es posible, o mejor aún, es casi seguro, que debe ser así o algo muy parecido. Y que estamos hechos de materia incoherente todos, aunque nos falta humildad (yo, el primero) para reconocerlo. 


                Es que si no, no se entenderían tantas cosas… La Pepsi y la Coca, estoy hablando, naturalmente, de las primas hermanas de apellido Cola, por ejemplo, financian estudios y organizaciones que recomiendan reducir drásticamente nuestra ingesta de azúcar, y, sin embargo, fabrican bebidas intensamente azucaradas… ¿Cómo se entiende tal incoherencia?. Puede ser para compensar su culpa promoviendo un movimiento contrario a sus intereses… Puede ser porque sus consejeros en publicidad insten a hacerlo para cubrirse con cierta imagen de honestidad social, o puede que sea porque el ser humano tiende a hacer lo contrario a lo que se le aconseja… no lo sé. Creo que, al igual que la fórmula de ambas bebidas, eso también pertenecerá al más absoluto secreto.

                Es como el PP, que por un lado se las dá de perseguir la corrupción, mientras por otro es el partido que mayor grado y cantidad de corrupción ha aportado a este país. Por un lado, alienta y apremia a los jueces a llegar al final de todo, a la vez y al mismo tiempo que destruye pruebas, dilata los procedimientos y solicita anulación de los juicios (caso Gürtel) y pone cuantos palos en las ruedas de la justicia puede poner. Por un lado, habla de perseguir a los culpables, y por otro abre cuantas puertas giratorias están en su mano para su buen escape (Ana Mato, por ej.) etc… No sé si los motivos serán los de la Coca Cola, pero yo creo que son disimulos, poses, algo así como el pirómano que también hace de bombero. Pero donde en verdad abundan estas pestilencias contradictorias son en las personas. Y más, mucho más, en la clase política.

                Aquí tienen casos como un Pablo Iglesias que ayer se las daba de socialdemócrata y hoy abomina de la socialdemocracia, de una Cospedal que es campeona olímpica en decir y mentir con cualquier caso y en su contraria, más incluso que su yedi Rajoy, que ya es, ya… En esta formación, hasta sus jóvenes valores compiten en al arte del despropósito. Su portavoz echaba balones fuera con respecto a la basura que les está cayendo con Gürtel, alegando que él estaba en Cou, cuando, en campaña, se las dio de haber estado en el derribo del muro de Berlín, presumiendo de demócrata, para luego, después, hablar de uno de sus grandes imputados de que ya no pertenecen al partido, obviando que el desmán, lo hizo en ejercicio y beneficio del partido. Enfín… Un portavoz que no cae en cuenta que sus declaraciones responden al partido al que representa como tal, sin personalizar en uno mismo… No hablemos del Psoe, desde un Zapatero que se contradecía a sí mismo de hoy para mañana, hasta un Hernando que, ratificado en su carguico, justifica hoy lo que ayer negaba con fruición, y defiende lo contrario a lo que hace días defendía…

                Bueno… se me dirá, eso es defender las habichuelas, y no otra cosa. Ya… pero mientras, los ciudadanos nos sopamos todo esto en una confusión de noticias, declaraciones y contradicciones, a punto de explotarnos la sesera como un Galaxy Note7 de Samsung. Yo propongo que, en vez de esconder las hemerotecas, se las reivindiquen, en lugar de ocultarlas, estén siempre presentes, se hagan accesibles a la ciudadanía, se incluyan en la legislación y en la jurisprudencia, e incluso se lleven a escuelas, institutos y universidades. Y al personaje público que se le muestre su propia imagen cometiendo flagrante contradicción, o se explique, o confiese, o se arrepienta, o se avergüence, o abandone su cargo y deje de engañar al personal… No por nada, solo por principios, por pura lógica, por sentido común. Que jamás olvidemos recordar….

-          Pero tú decías al principio que todos somos proclives a la incongruencia, ¿no?.
-       Possí, como todos lo somos a la violencia, a la incompetencia, o a meternos el dedo en la nariz… pero hay casos en que la incoherencia puede llegar a ser un delito… ¿o tampoco?.


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador  – los viernes a las 10,30 h. en: http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

miércoles, 16 de noviembre de 2016

LO QUE (NO) SOMOS

La otra noche, viendo un programa de divulgación científica en la uno, me llamó la atención lo que decía una bióloga, doctora en física molecular… Bueno, debía haber dicho que me rellamó la atención, dado que su aseveración ya la había leído, u oído, o lo que sea, hace ya bastante tiempo. Pero, lo que son las cosas, aquello que en su día, aún aceptándolo como axioma, no me puso a pensar, ahora sí que me arreó la meditativa. Y es que cada breva tiene su tiempo, y cae de la rama cuando le toca, no a toque de ninguna trompeta.
  
              Y lo que en esta ocasión sí me puso a rumiar fue cuando aseguró aquello de que ninguno somos lo que fuimos (físicamente hablando) en nuestro más inmediato pasado. Mucho menos, en el lejano. Que las células de todo nuestro cuerpo, órganos, sangre y casquería surtida, mueren cada mes, poco más o menos, a excepción de las hepáticas, que lo hacen cada tres o cuatro, y las cerebrales, que duran dos o tres años, siendo constantemente suplidas por otras nuevas de trinca. Y así, en una renovación contínua durante toda nuestra puñetera vida…
                O sea, piénselo bien, joer, que el que hace unos meses estuvo veraneando con la familia y el perro en Cascajos de Mar, no era usted. Como tampoco ellos eran los de ahora. No. Usted y los suyos eran otros conglomerados de células, no las que ahora son. Usted no es que fuese PocoYo, es que era OtroYo. Y ni sus hijos, ni su santa, ni la abuela, son sus hijos, santa y abuela de la playa. Son otros, como usted es otro. Hay que joerse que yo (el de hoy) tenga que estar pagando a Hacienda un atraco contra alguien que fue otro. Pero imagínense de críos… No somos los niños que fuimos ni de coña marinera. Han pasado cientos, miles, de generaciones celulares entre ellos y nosotros, de tal forma que de aquellos menúos no queda ni la raspa. Somos los requetetataranietos celulares de nosotros mismos, con más cambios de chaquetas celulares que ni sé… como dice una allegada mía. La verdad es que no somos nadie, apenas unos fantasmas de lo que fuimos.
                Sin embargo, hay algo intrigante en esto. Si celularmente nos destruímos en una letra vencimiento a treinta días fecha… ya saben, “este mensaje (que es usted) se destruirá automáticamente una vez leído”, ¿dónde coño anidan nuestros recuerdos, nuestras vivencias y experiencias, por las que nos reconocemos a nosotros mismos?.. Si los archivos se destruyen una y otra vez, ¿dónde leches se guarda la conciencia de quiénes somos, ya que no de lo que somos?.. ¿Dónde reside nuestra identidad, puesto que nuestra entidad caduca periódicamente?.. ¿Dónde está el que anda en mí?.. ¿ánde andaré yo..?. Estas preguntas no las puede contestar ni conquistar ningún físico molecular, ningún biólogo. Estas preguntas son certezas sin respuesta. Están en la mente, dirán algunos. Y puede que sí, pero… ¿dónde ponemos la mente?. Hay cosas que no son de este mundo (de esta naturaleza) pero están en él…
                Y esto me lleva a la teoría que formulan otra clase de físicos – esta vez, físicos quánticos – sobre las vidas paralelas. Aventuran estas personas que cada vez que escogemos una de las varias opciones que se nos presentan a lo largo de nuestra existencia, cada vez que ejercemos una de las opciones en el ejercicio de nuestro libre albedrío, generamos dimensiones paralelas donde esas otras opciones no ejercitadas se desarrollan por sí mismas con diferentes consecuencias y distintos resultados. O sea, que existen por esos éteres de Dios un número casi infinito de nosotros mismos posibles viviendo otras posibles vidas que nada tienen que ver con ésta. Por supuesto, aquí no tiene nada que ver la biología, ni la materia, ni las estructuras moleculares tal y como las conocemos… En potencia, estamos siendo a la vez, santos y golfos, criminales, justos, víctimas y verdugos, buenos y malos a un tiempo. Somos de todo dentro de una variedad infinita… Esto, no me digan que no es más acojonante que lo anterior…
                Así que, con esa primera realidad comprobada y esta otra teoría probable, usted va luego, se levanta por las mañanas, se ve reflejado en el espejo, mira (si se atreve) en el fondo de sus propios ojos, y lo único que se le ocurre es musitar… “Ángel de la guarda, dulce compañía…”.

Viernes, a las 10,30 hh. en: http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php / después, en FaceBook o YouTube de Radio Torre-Pacheco

miércoles, 9 de noviembre de 2016

ANTONIO, EL CURA.

Querido Antonio… Cuando me enteré de tu partida, estaba solo. Y lloré. Lágrimas amargas primero. Serenas, después… Las primeras, por mí, las segundas, por ti, pero de inmediato recordé que tú desterrabas la tristeza, así que… Te has marchado como viniste a mi vida, y a la de muchos, de puntillas, sin hacer ruido, como pidiendo excusas por estar ahí. Te has ido como siempre has estado, perdonando a todo el mundo y pidiendo perdón por las molestias. Tú mismo, hasta el final. Pero quiero que estas letras te alcancen allá donde estés, y te sirvan de lo que te puedan servir, si es que nos sirven para algo. Que quizá me sirvan a mí más que a ti, puesto que tú ya sabes lo que te voy a decir…

                …Y es que has dejado una huella en mí que nunca, jamás, podría borrar aunque quisiera. Que tampoco quiero… Mira, tú me conoces, he pasado más de treinta años de mi vida prestando mis servicios desinteresados a diversos colectivos, pero como los catorce que estuve contigo, codo con codo, ideal con ideal, alma con alma, ningunos. Fueron los mejores, los más bonitos, los más satisfactorios, los más valiosos y hermosos de toda mi existencia. Los recordaré siempre. Y fueron a tu lado, juntos, con unos cuantos más elegidos. Solo en esos años mi árbol dio sus mejores frutos, entérate… Tú me decías, ¿te acuerdas?, “coge de mí cuanto necesites, que yo me aprovecharé de ti todo lo que pueda”… Pues se ve que cogí de ti más de lo que te imaginas… Cuando nos conocimos, y uso tus mismas palabras, unimos como el velcro, y yo te contestaba que sí, que éramos distintos pero combinábamos bien, como la tónica y el vodka. Mi voz decía lo que tú no podías, según dónde y cuándo, y luego hacíamos lo que más convenía. Tú respetaste siempre mis ideas, y yo, sin querer, o eso me contabas, influía en las tuyas, yo qué sé!..

                Pero lo que logramos contigo durante aquellos años en este pueblo, fue impensable. Un Consejo de Pastoral Parroquial, nada menos que presidido por un seglar, “ad experimentum” aprobó el obispado, ¿recuerdas?.. La revolución que tú y yo hicimos en Cáritas, junto al aliado Pedro Jiménez en el ayuntamiento… Fundamos Murcia Acoge regional, aquí, en Torre-Pacheco. Aquel Hogar del Transeunte del que tan orgullosos estábamos.  La vuelta de tortilla que dimos a los Prematrimoniales, tan avanzadísimos… y la libertad de conciencia, la que me dabas y yo me tomaba… los frentes que combatimos juntos… y tantos casos y cosas de las que todavía conviene mantener calladas, puesto que el horno (ahora menos que antes) aún no está para ciertos bollos. Fuiste el mejor cura, la mejor persona y el mejor amigo, todo en una sola pieza… Bueno, había otro antes que tú, cura también como tú, Jesús Arias, que estoy seguro andará por donde tú andes ahora, ya que sois piezas del mismo paño.

                Tras esos catorce años a tu lado te largaron de aquí. Tú y yo siempre creímos que fue por querer cumplir con la conciencia del que lo hace, no del que lo permite, ya me entiendes… Luego, nos vimos en la boda de una íntima colaboradora de Cáritas, que tú oficiaste. Allí, en la sacristía de esa ermita, nos abrazamos y gemiste en mi hombro. “La cruz te la echan encima los tuyos propios. Así fue siempre…” me susurraste al oído. Tú sabías lo que estabas pasando… La última vez fue en la muerte de mi padre, en que te enteraste y viniste a concelebrar el funeral. Luego marchaste, un par de veces, a Centroamérica, a tu sitio natural, y no entre una burguesía tan acomodada como farisea. Esos fueron los mejores años de tu vida. Ya ves, cada uno tenemos los nuestros, aún coincidiendo en la sola parte que lo toca a cada cual… Cuando regresaste de tu segundo viaje, creo que ya viniste tocado de tu enfermedad. Yo no me sentí con fuerzas, no fui capaz, de localizarte y visitarte. Fuí un cobarde. Lo soy en ciertas situaciones. Y no quiero excusarme ante ti, si no confesarme ante ti. La cobardía de lo que no se desea mover de como está, de lo que queda congelado en el recuerdo y en el espíritu. Perdónamelo.

                …Ahora, Antonio, has partido de este puerto. Y has soltado amarras, rumbo a (tu) mar abierto de aguas tranquilas… Yo ya solo quiero decirte que tú vivirás en mí en esa habitación cálida de las almas perdidas y queridas, que todos guardamos en nuestro interior como un sancta-sanctórum hecho de vivencias compartidas con seres especiales. Y te guardaré ahí hasta que a mí también me llegue la hora de levar anclas y largarme de aquí… Llegado ese momento, solo espero merecer encontrarme contigo. Encontrarnos en algún lugar de plenitud, aunque allí no habrá el arroz verde que tanto celebrabas y del que mi mujer te avisaba cuando se hacía en casa… Pero confio poder estar contigo en algún sitio de ese Dios inmenso en el que ambos creemos.

Viernes, a las 10,30 hh. en: http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php / después, en FaceBook o YouTube de Radio Torre-Pacheco

martes, 1 de noviembre de 2016

UNIVERSOS

Algunos de los que me leen me han dicho, no sin cierta sorna y razón, que suelo citar mucho, en algunos de mis artículos, lo del Bing-Bang, y a Stephen Hawking, y demás, casi que como una muletilla, pero que nunca me he parado a explicar en qué consiste esa teoría en la que tanto apoyo ciertos razonamientos… Y me invitan a hacerlo, aunque el tema sea para minorías. Y la verdad es que no les falta un tanto de razón. Lo que pasa, y lo confieso sinceramente, es que, aunque ha leído de cabo a rabo, un par de veces al menos, el libro de Hawkings, Historia del Tiempo, donde la explica a lerdos como yo, sin embargo no me veo capacitado para hacer lo propio con los demás. Lo siento. En estos casos echo de menos a mi amigo Simón García, astrónomo aplicado y versado, de cuyos conocimientos en la materia anda sobrado. De existir ese deseado círculo cultural que tanto anhelan algunos y tan pocos están dispuestos a mantener, podría ser invitado a ilustrarnos en tan apasionante tema, pero…
                No obstante, aportaré, con toda humildad, la escasa ilustración de la que soy capaz. Veamos. La cosa viene desde primeros de siglo pasado, creo, en que Hubble descubrió que el universo se estaba expandiendo, y, de entonces acá se ha visto ratificada y perfeccionada su medición por múltiples investigaciones posteriores, hasta la radiación de fondo (microondas) de ese mismo principio o fuente, que se puede escuchar hoy. El universo se expande a una velocidad estimada de 300 km/segundo, y con la particularidad de que las galaxias más alejadas de nosotros se desplazan con mayor rapidez que las más cercanas. Así que, por conclusión lógica, si le damos a la moviola al revés, se puede calcular, marcha atrás en el tiempo, cuando empezó esta historia… Y echadas las cuentas, salen 13.700 millones de años, si bien el universo observable, repito, solo el que podemos observar, está en un radio de 93.000 millones de años luz. Calculen ustedes la velocidad de la luz a 300.000 km. por segundo y saquen números, que a mí me salen con un disparate de ceros… Bueno, pues a ese punto inicial se le conoce por la Gran Explosión, el principio del tiempo, el Bing-Bang en definitiva…
                Pero lo apabullante, lo acojonante, ya no es eso, que sí, que también. Lo mareante son las cifras. Ese espacio conocido se calcula que puede albergar 350.000 millones de galaxias como la nuestra, unos 7 billones de galaxias enanas, que contienen unos 30 millones de billones de estrellas… ¡¡treinta millones de billones!!.. De esa burrada estelar, a las pocas estrellas que han podido observar, se han descubierto más de 2.000 planetas, de los cuales, al menos 30 podrían ser habitables, si bien los cálculos de los potencialmente habitables arrojan decenas de miles de millones… Pero, mucho ojete Periquete, que, como he dicho antes, esto es solo la parte de nuestro universo observable, que es tan solo del 5%, quedando aún un 95% al que aún no podemos meter mano, digo ojo… Sumen a esto, que, además, hay infinidad de universos posibles. Se calculas unos mil millones. O sea, vuelvan a calcular: solo conocemos el cinco por ciento de uno solo de los mil millones posibles… ¡menuda cerrera llevamos!.
                Pero lo que a mí me llama la atención de todo este balamío, es nuestra espeluznante insignificancia dentro de ese mapa… ¿Quiénes coño nos creemos que somos, si entre todos y los que puedan venir conformamos menos que un átomo de un punto de una cabeza de alfiler en un mundo de mundos incalculables?.. Pensábamos que éramos el centro del universo, y somos la nada de ningún centro de nada. Si el conocer esto no nos procura una cura de humildad, entonces es que no tenemos remedio, y en verdad somos los seres más diletantes,  estúpidos y cretinos de la creación… Al menos en cuanto a la materia de la que estamos formados, claro, que, otra cosa del caso es la mente, el discernimiento, la inteligencia, el pensamiento, o lo que sea, de lo que estamos dotados, y que no parece aparecer en el resto de seres animados… Para bien, o para mal.
                Y, llegados a este punto, yo ya solo me atrevo a preguntar… Sí, sí, vale, bien, de acuerdo con todo eso… pero… ¿qué es lo que había antes del Bing-Bang?.. La nada, me contestarán. Imposible, colega, porque algo hubo que provocó el propio Bing-Bang… ¿o no?.. Digo yo que por algún Motivo tuvo que producirse… Bueno, pues póngale usted el nombre que quiera, pero a lo mejor es esa puñetera Mente, o Discernimiento, o Inteligencia, o Pensamiento, o lo que sea…


MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. en http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

miércoles, 26 de octubre de 2016

PAYASOS

La figura del payaso me produce una sensación agridulce. Es lo que siempre me ha suscitado. Sé que existen y existieron grandes, eminentes y sublimes payasos, como Charly Rivel, y otros, pero yo solo los conocí a través del couché. Yo solo conocí a aquellos pobres que iban a los pueblos de posguerra en circos astrosos, famélicos, con el hambre de la necesidad y la censura pegados a su carpas remendadas. El de la cara pintada de blanco, el listo, que decía al tonto, al zapatones, - A ver, toca el saxofón… - ¿el salchichón..? contestaba el otro infeliz… - A ver, ¿qué es la filosofía?.. preguntaba el del cachirulo, - Pues la Filomena y la Sofía, contestaba el singraciado del otro. Y lo cierto es que daban más lástima que risa. Al menos para mí era como la sensibilidad del que buscaba lo que le faltaba entre los que no teníamos nada. Algunos pocos de mi edad quizá entienden lo que quiero decir… Aquellos payasos hacían llorar entre risas, y hacían reír entre las lágrimas. 


                Hoy existen muchos, muchísimos, tipos y modelos de payasos. Casi una infinidad de clases. Desde el prêt a porter, que redondea su economía vistiendo el uniforme y alquilándose en las fiestas de niños cumpleañeros, a mayor gloria de padres con poderío, y a mayor imitación del modelo de vida americano, con sus cuatro gestos y habilidades aprendidos a golpe de manual googlero, hasta los que visitan campamentos de refugiados y hospitales infantiles buscando arrancar a mordiscos la tristeza de los niños pintándoles una sonrisa en su cara, y que me producen una inabarcable ternura que no soy capaz de asumir de intensa que es. Y el mismo poso agridulce de risa y desgracia que con aquellos primitivos payasos, se mete en las arrugas de mi alma. No lo puedo evitar. Me hacen llorar de pena y sonreír de tristeza… ¿o es alivio al comprobar que aún existen seres humanos?.. No lo sé.

                Ahora salta y nos invade una nueva modalidad e payaso, procedente, naturalmente, de EE.UU., nuestro inefable e inevitable alter ego comunal. El payaso del terror. Se visten de payaso y se pintan horrorosas carátulas a modo de muñeco diabólico factoría Hollywood, se apostan en esquinas solitarias, calles y carreteras desamparadas, y te saltan y asaltan metiéndote el miedo en el cuerpo, o para otras delincuencias, ya puestos, más rentables o inconfesables. Es Hacker, el personaje opuesto al héroe Batman, el enemigo, el antipayaso… Y si me permiten un paralelismo, curiosamente aparecido, tanto en la geografía como en su tiempo, ahí tenemos a Donald Trump, por ejemplo… Un escalofriante payaso americano, con su antinatural melena teñida de rubio psicosis, con sus soeces ademanes y su terrorífico discurso entre amenazador y apocalíptico. La aparición del payaso malvado en el mundo urbano americano es simultánea a la aparición del malvado payaso Trump en el mundo político americano. Es como una simbiosis. Como una erupción social y política inevitable. Como el síntoma de una enfermedad maligna a la que hay que combatir y conjurar… Y si no es eso, desde el luego es algo que se le parece mucho.

                Porque esa erupción es una irrupción. Esa clase de políticos, payasos terribles y horribles, están apareciendo también en Europa… Gran Bretaña, Holanda, Hungría, Turquía, Polonia, Albania… incluso España, son países donde están naciendo y proliferando esos horrendos clowns que hacen con su exacerbado populismo que surja una patética mueca de maléfica sonrisa. Es una sonrisa de temor, no de alegría, salvo para sus siniestros acólitos, claro… Son políticos-payasos vociferantes, amenazantes y excluyentes. Tremendamente excluyentes. Esos políticos disfrazados de payasos escatológicos que nos acechan en la oscuridad de las calles, están usando la democracia para cargarse la propia democracia. Son payasos vestidos de listos y tontos, de izquierdas y derechas, políticos travestidos y payasunos que irrumpen bajo la carpa para hacer reír y llorar, pero lo único que buscan, es apoderarse del circo… hacerse los dueños de todo el tinglado. Y, una vez suyo el circo…

                …Enfín, lo que decía al principio de esta reflexión. Que, al final, y a pesar de mi mezcla de sentimientos por aquellos alegres payasos tristes, por aquellas hondas melancolías apenas coloreadas de tibias alegrías, voy a terminar por añorarlos, no te jode… Que los voy a extrañar, dada la infame fauna que nos asoma en estos tiempos no menos extraños. Tiempos, no sé si últimos tiempos, en que demonios y gilipollas andan sueltos.


martes, 18 de octubre de 2016

EL PRESENTE

En un relato corto de una persona a la que han diagnosticado una enfermedad terminal, leo la frase: “entiendo que, cuando no tienes futuro, ya solo te queda el pasado”. La verdad es que es muy dura… Ciertamente, dadas las circunstancias. Sin embargo, y esforzándome en entender lo que la motiva, me atrevo a sugerir una variante un tanto correctora. Y perdonen mi audacia… Pero yo pienso – casi creo – que el pasado solo vale para conformar el presente, y el futuro no existe (al menos, desde nuestra percepción del aquí y el ahora). O sea, no existiría el hoy sin un ayer, como no existirá ningún futuro sin un hoy. Esto es, el pasado ya no existe, y el futuro aún no existe. Al final, solo nos queda una sola y única cosa: el presente.


                Sin que esto invalide el concepto atemporal de la realidad (teoría de la relatividad), ni la del presente contínuo, ni nada de nada, sí que es cierto que nuestra percepción de tal realidad es la del presente, y entiéndase como vivir la experiencia de cada momento – sí que con las referencias del pasado – en toda su plenitud. No como aquel amigo mío que solía “ponerse en presente” cada vez que quería, precisamente, eludir el mismo presente. No, no es eso. Hay algo que no podemos evitar, y es la responsabilidad de nuestros actos más actuales, que nos sobrevendrían en ese hipotético futuro por venir. De hecho, nuestro presente, piénsenlo bien, es la responsabilidad actual de nuestros actos pasados. Al menos, en una parte importante, ya que, lo admito, hay otra que se me escapa, y que no sabría explicar sin la existencia de una cierta providencia.

                Pero el futuro, en realidad, es un acto de fé. Una especie de… tengo presente, luego habré de tener futuro. Por eso me explico, y entiendo, que una persona a la que le diagnostican que se va a quedar sin futuro, se refugie en el pasado, puesto que ya no tiene un futuro en el que pensar. En cierta forma, es un sentimiento lógico y normal. Pero es una percepción falsa, porque, aún en esos casos, queda lo más importante de todo lo que existe, y es el presente, la causa y el origen de la existencia. Es cierto que los que superan esa primera fase, comienzan a relativizar, y a darle un valor trascendental a la realidad del día a día, a vivir intensamente todos y cada uno de sus momentos, a distinguir con claridad cuánto merece la pena su personal presente. Solo aquellas que han sufrido tal experiencia no van a tener dificultad en entender lo que me esfuerzo en explicar. Es más. Me lo podrían explicar ellos a mí, y no yo a ellos.
                Y en eso, sinceramente, les envidio. Y mucho. Si todos pudiéramos experimentar y valorar nuestros actos cotidianos desde esa dimensión, estoy absolutamente seguro que cambiaríamos el mundo. Y cambiaríamos el futuro tan solo que cambiando nosotros en nuestro presente. Pero no podemos… O no sabemos poder. Los recuerdos nos arrastran y el futuro nos angustia, y eso hace que no sepamos vivir el presente, y que nos preocupemos por nuestros hoys de cada día como burricos enganchados a una noria. Una noria virtual, por cierto, que hemos construido nosotros mismos a base de darle vueltas y más vueltas.
                A veces, me quedo mirando a mis perros, y veo que saben aplicar a la perfección aquello de “si esto tiene remedio, no te preocupes, y si no lo tiene, tampoco lo hagas”. Saben vivir su presente como aquellos pájaros del cielo o aquellas flores silvestres de aquel mal entendido Evangelio de aquel peor entendido Jesús… Quizá sea porque carecen de la capacidad de recordar el pasado más pasado, y por ende, la de prevenir su futuro, y entonces no se lían como el ser humano. Tampoco lo sé. Solo sé que las personas, que por nuestras capacidades podríamos transcender nuestras autolimitaciones, no lo hacemos.

                Fíjense hasta donde ha llegado la reflexión inducida por la frase del principio. Que ha cubierto el artículo de esta semana. Ustedes ya conocen, y saben de mi debilidad por compartir con los que tienen el vicio de leerme, todo lo que considero importante. Y esto, lo es, sin duda alguna… En verdad, deberíamos de pararnos de vez en cuando, sosegar el barullo de nuestra mente, y darle unas cuantas vueltas de tuerca a estos pensamientos. Y ojalá lo hiciéramos a menudo, y con la frecuencia que necesitamos. Nuestro espíritu lo agradecería. Y otro gallo nos cantaría. Así que voy a ver si me hago caso y presento más mi presencia al presente. ¿Y usted?..

martes, 4 de octubre de 2016

DESIGUALDAD

Un economista amigo mío, me decía que él era de derechas, pero le daba igual quién gobernara, siempre que arreglase el asunto de la desigualdad económica en España. Que era un pésimo negocio. Que, además de sus efectos socialmente perniciosos, el abismo que existe entre las rentas arruina cualquier tipo de crecimiento… Pues a mí me ocurre lo mismo, óigan, que aún siendo de lo contrario, o eso dicen, porque hoy considero de una soberana idiotez ser de aquí o de allá, o, al menos a este servidor le importa un bledo, incluido lo que piensen de este escribidor… pues, eso, que a mí me ocurre igual. Que me da tres leches quien gobierne, si mete mano a las enormes, y cada vez mayores, diferencias entre pobreza y riqueza en este país. Hay puntos tan importantes en que no existen distancias ni desacuerdos porque son de estricto sentido común. Y la cuestión de las matemáticas no tiene ideología alguna. 


                Un informe de Oxfam-Intermón subraya que, tras Chipre, España “es el país de la OCDE en el que más ha crecido la desigualdad desde el inicio de la crisis, superando 14 veces a Grecia”… ¡¡Catorce veces más que Grecia!!.. Aquellos que tanto criticaban, se mofaban, asustaban y advertían sobre el nefasto modelo griego, son, precisamente, los responsables que han provocado que, al menos en ese vergonzoso sentido, los superemos con creces. El conocido analista económico Göran Therborn ha publicado en Alianza Edit. un libro cuyo título es suficientemente explicativo por sí mismo: “La Desigualdad Mata”. El que quiera saber de que va, aunque solo sea un poco, que le eche un vistazo, y el que no quiera saber nada, pues que siga de fiesta en fiesta, negando y negándose a sí mismo lo evidente. Pero la desigualdad, además de matar, perjudica la economía desde la base, recorta el crecimiento, reporta un empleo escaso, pobre y de baja calidad, y así, en un círculo vicioso, se retroalimenta a sí misma aumentando y haciendo crecer esa desigualdad exponencial y progresivamente… Lo que, en definitiva, está pasando aquí.

                Pero no creamos que esto es cosa solo de Ong´s, no… El FMI demostró en 2.011 que “los países con desigualdad estructural, crecen peor y más lentamente, y son más frágiles política y económicamente”, una foto-robot a la que, cada vez más, España parece ajustarse, por cierto. Pero es que, la OCDE sostiene igual conclusión en otros tantos estudios e informes. Una de sus conclusiones es: “Más desigualdad implica que algunos, los ricos, puedan sacar mayores ventajas de las oportunidades económicas que los pobres… de forma que el crecimiento resulta lento, desequilibrado, injusto y desproporcionado, y eso crea pobreza e inseguridad política y social”. No puede ser más clarico, pajarico. Y en sus recomendaciones, destaca: “no solo es cuestión de atacar la pobreza, si no de arreglar también los bajos ingresos”. Y añade algo más: “La creciente desigualdad en España, reduce la capacidad de las capas más pobres de la población, el 40%, para invertir en su propia formación y educación, lo que genera un circuito malsano… y muy arriesgado y peligroso”. ¿Les suena a algo..?.

                Pero por si les quedase alguna duda de lo que supone este problema, lean “El Precio de la Desigualdad”, de Joseph Stiglitz (Ed. Taurus). Lo dice muy clarito: “cuando los más ricos utilizan el poder político para beneficiar a las grandes empresas que ellos mismos controlan, se desvían unos ingresos muy necesarios hacia los bolsillos de unos pocos, en vez de dedicarlos en beneficio de la sociedad en general”… ¿No es esto lo que vengo repitiendo como un cansino?... “Trasladar el dinero de la parte de abajo a la de arriba reduce el consumo, pues la gente con rentas altas consumen un porcentaje menor de sus ingresos que la gente de rentas más bajas; los de arriba ahorran entre el 15% y el 25% de sus ingresos, mientras abajo se los gastan todos”. Concluye diciendo que “a mayor desigualdad y mayor poder de los ricos, menos propensión a la inversión pública en infraestructuras, gasto social, educativo, médico, o de asistencia, pues los de la cúpula no lo necesitan”…
                Si no se ve claro lo que se está gestando en este país, es que necesitamos unas buenas gafas… ¿A qué creen que se debe el auge de los populismos, por ejemplo?.. Las medusas aparecen cuando existe la infección, acuérdense… Y la sabiduría antigua dice que el maestro no aparece hasta que el alumno no está preparado. No aclara si es buen o mal maestro, pues, a la postre, ambos enseñan. A ver si de ésta aprendiéramos algo, que buena falta nos hace…


martes, 27 de septiembre de 2016

MEDITACIONES

Me entretengo dándole vueltas a una frase de Julián Barbour, en su obra El Final del Tiempo… Dice así: “Si no sucediera nada, si nada cambiase, el tiempo se detendría. Porque el tiempo no es más que cambio, y es precisamente el cambio lo que nosotros percibimos, no el tiempo. De hecho, el tiempo no existe”. La verdad es que, reléalo usted, pero esto tiene migas. Si no fuera el pensamiento de un filósofo, diría que el axioma es el de un científico. Concretamente de Einstein. Prácticamente es pura física quántica, pero en fin… Soy consciente de que los artículos a los que se les empieza a ver el plumero, como éste, resultan un poco áridos… aunque yo diría más bien, incómodos, al menos para algunas ciertas personas. Y eso que intento vulgarizar estos temas, pero es más cómodo no entender que esforzarse en entenderlos. Y no crean que no lo comprendo. Lo comprendo perfectamente bien.
 
                Solo existe un problema. Un jodido problema. Y es que a mí me atraen cosa mala, y eso me autoriza a meter alguno que otro de vez en cuando. Ustedes disimulen, porfa… Pero, piénsenlo bien, please. No existe el tiempo, si no lo que transcurre a través del tiempo. Es otra forma más corta de decir lo que Barbour. Porque lo que ocurre, es verdad, son los cambios de las cosas y los casos, solo cambios, una sucesión de cambios, de mudanzas… no sé si para bien o para mal, pero se sucede un cambio tras otro. Bien, vale… Pero, ¿eso qué significa?, ¿para qué sirven tales cambios?.. Me imagino que son para adquirir experiencia. Bueno, de acuerdo, y esa experiencia, ¿por qué y para qué?.. Y me sigo imaginando que es para evolucionar… por algún motivo y razón estamos metido en algún tipo de evolución. La consecuencia, por lo tanto, es que si no produjéramos esos cambios continuos, si no necesitáramos esas experiencias, el tiempo, al no existir, cesaría de manifestarse, o, mejor dicho, dejaríamos de sentirlo. Ahora bien, ¿puede haber una existencia sin tiempo..?.

                Los pocos que se hayan atrevido a seguirme hasta aquí, ya se estarán ciscando en los calostros que mamé… Tampoco se lo reprocho. Pero ya que han llegado conmigo, siguiendo la línea de mi pensamiento, hasta este punto, jodido punto, si es que pueden intentar concebir tal cosa, una existencia sin tiempo, sin duda pensarán que eso es Dios. Quizá otros dirán que eso es la muerte, lo que pasa es que entonces se incurriría en una contradicción, por otro lado muy normal en mucha gente, que es achacar a la muerte una no-existencia, y entonces eso sería un contrasentido en sí mismo. Así que mejor vamos a largárselo a Dios, que para eso está. ¿no?.. Al fin y al cabo Ël es donde siempre acudimos para explicar lo para nosotros inexplicable. Cada vez que un razonamiento nos lleva a un aparente callejón sin salida, usamos una de las millones de ideas disponibles y posibles de Dios. Dios es cojonudo. Dios es la respuesta a todas las incógnitas, y es el órden en todos los cajones de sastre del desastre humano. Como diría un amigo mío, de sabio colofón, “…joer, pá eso es Dios, ¿no..?”. Pues eso.

                Vale entonces. Sigamos con lo que sabemos hasta ahora. Hubo una existencia sin tiempo que algo o alguien puso en movimiento. San Juan habla del Verbo, del hágase, de la palabra creadora… Stephen Hawkings habla de la gran explosión inicial, del Bing-Bang… Fuese como fuese, el caso es que a partir de ese momento, empezaron a suceder cosas y a sucederse cambios. Tic-tac, tic-tac… y algunos algos, luego devenidos en algunos alguienes, empezamos a experimentar algo que vinimos en llamar tiempo… o la ilusión del tiempo, porque si el tiempo no existe, y, desde luego para Dios no existe, solo está por necesidad para nosotros, y solo mientras lo necesitemos…

                Quiere decir entonces que vivimos un sueño temporal. Mejor dicho quizá, vivimos EN un sueño. Algo así como EN el sueño de Dios, o lo que Dios fuera. Y si para Él no existe ese jodido tiempo, todo lo que para nosotros es presente, pasado o futuro, esa pre-Existencia ya lo sabe, puesto que conoce el final de todo de antemano, así como las consecuencias pre-establecidas desde el principio por nosotros mismos, por nuestro libre albedrío o lo que sea. Hagamos lo que hagamos, sabe lo que vamos a hacer porque ya está hecho desde que empezó este lío. La ley de las causas y los efectos es nuestra herramienta, no la de Dios, que ya sabe el desenlace de lo que no tiene desenlace posible… ¿Me siguen?..

                O sea, que lo que decía al principio de esta broma del tiempo. Dios se lo está pasando bomba, pero nosotros vamos como pajaricos sin niar. Así que miren… no hagamos nada, quedémonos quietos, paraos tós… entonces se acabará este puñetero mundo y volveremos a la casa del Padre, de donde, por otro lado, tampoco nunca llegamos a salir… ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo?.. Naturalmente.

jueves, 22 de septiembre de 2016

CAPITÁN TRUENO

Por un casual, me he enterado de la noticia de la muerte de Víctor Mora… Bueno, decirlo así, a palo seco, eso ni es noticia ni es nada, pero cuando se sabe que ese hombre fue el autor del Capitán Trueno, eso ya es harina de otro costal, porque ese personaje ha acompañado a toda mi generación desde su empine hasta la madurez, y ha formado parte de nuestra génesis lectora, y de nuestra genética lectiva y comprensiva, y aventurera y pinturera… Nos guste o no, queramos o no queramos, aquel tebeo de Bruguera en cuarto apaisado, fue el chute semanal de cientos de miles, millones quizá, de críos de postguerra. Fue el esnife de unos valores en los que, si no nos reflejábamos, sí que deseábamos reflejarnos, y mirarnos, y desearnos a nosotros mismos, a través de un grupo de camaradas entregados a la aventura, aparte la inevitable Formación del Espíritu Nacional. 


                Porque el Capitán Trueno encarnaba un héroe clásico, conservador, y más carca que la Falange que lo toleraba y casi tutelaba, las cosas como son… Siempre amigo de los suyos, Goliath y Crispín, dispuesto a dejarse las muelas por los más débiles, necesitados, e injustamente tratados. Generoso y desinteresado. Con una novia, Sigrid, a la antigua usanza, con la que no podía casarse porque no tenía donde caerse muerto, pero con la que nunca, jamás, se permitió el más mínimo homenaje de cremallera… faltaría más. Siempre puso distancia y bragueta de castidad por medio. Eso sí, su único lujo, es que el “capi” se recorrió el mundo entero así, por las buenas,  como el que no quiere la cosa, e hizo turismo global como el que más. De hecho fue el mayor y más grande turista español de toda la historia. Luchó y bregó en todos los países habidos y por haber, y sin disponer de más doblones que los dispuestos por la divina providencia. Toda una figura… y todo un figura.

                Pero había algo de extraño en su dibujo (y esto es verdad, es cierto) que siempre me llamaba la atención, y no sabía qué era específicamente. Un efecto visual dual, raro, como opuesto en sí mismo, en su figura, en su concepción gráfica, en su pose… creada por Víctor Mora. Muy mucho después, ya mayor, dí con el detalle discordante: Los vientos. Sí señor, al Capitán Trueno le daban dos vientos contrarios, uno desde la derecha, por abajo, que hacía que el faldón de su sobrecota se abriera hacia su izquierda; y otro desde la izquierda, por arriba, que hacía que su corta melena ondeara hacia su derecha. Ese efecto a primera vista extraño, que reunía en su figura a dos de los cuatro vientos, en el mismo lugar y a un mismo tiempo, siempre me dejó esa sensación indefinible de que quizá el tal héroe, el Capitán Trueno, el Capitán Dosvientos, estaba transmitiendo una especie de mensaje en clave, como el que se deja para que se descubra a lo largo del tiempo. Una figura, la suya, sometida a dos fuerzas de lados opuestos. Como dos valores diferentes que se hacen encajar en un mismo personaje. Como un solo emblema, pero con dos lemas distintos…

                Ahora creo que ya lo sé. Víctor Mora, su creador, construyó gran parte de la obra de su vida desde la cárcel, desde la Prisión Modelo de Barcelona, donde estaba recluído por su militancia comunista y ser miembro activo del Psuc. Ahí es nada… El franquismo fascista se encontró con un icono que encarnaba la mejor – aunque más rara – parte de su ideología de derechas, con el Capitán Trueno, mientras a su autor lo tenía en chirona por todo lo contrario. Por venirle el viento de izquierdas. Y su autor, que padecía en galeras por su fidelidad a sus ideas, creó un personaje magistral, todo un héroe, que defendía, al menos en su apariencia, lo opuesto a las suyas propias… si bien, ya sabemos que todo es relativo, y que existen valores comunes y positivos inalterables. El caso es que esa supuesta ambivalencia le sirvió a Víctor Mora para ganarse la vida desde la cárcel, y para crear un ser inmortal al que envidiaría el mismísimo y universal Don Quijote, de haber nacido tras el paladín Trueno, y en el que se hubiera visto reflejado como el mejor caballero andante de todas las épocas.


                Pardiez que sois hombre de agallas, noble Capitán, si os comparamos con los bellacos y malandrines de ahora. Todos necesitamos en un tiempo de vos, de vuestra hidalguía y vuestra audacia, tanto como hoy os recordamos… ¡¡Sus y a ellos, voto a bríos..!! 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

FIESTAS

Me pide el cuerpo escribir sobre las llamadas fiestas populares, pero escribir sobre ellas casi que significa escribir contra ellas, y eso me supone un pequeño trauma, y que me llamen aguafiestas, y agonías, y muchas cosas peores, todos los que aún no se han enterado que solo el mal tiempo puede aguar unas fiestas. Es un desahogo contra el que va a la contra. Porque nunca, jamás, ningún antifiesta – que sería el calificativo correcto – tiene poder para ello, puesto que con no hacernos puto caso, asunto concluido… Pero sí, me apetecería escribir sobre tales fiestas de los sanotes y aguerridos pueblos de aqueste reyno, sobre todas las siempre nobles y muy leales villas de la España mesetaria, montaraz o costera, que aún piensan, sueñan y creen que sus fiestas, patronales y benditas, populares y cainitas, siguen siendo el sol que los calienta y la sal que los alimenta… 

                …Y quisiera escribir sobre cabras descalabradas desde campanarios altivos, de toros picados, alanceados, embolados, ensogados, despeñados, cegados, quemados vivos y torturados hasta la más soez y cruel saciedad… pero no me atrevo, y me dá cosa, no sea que me acusen de traidor a la tradición. Que tal falta, Dios mío, es de gravedad manifiesta. O de ser un hipócrita, ñoño y tontiblando, que mira con asco esa barbarie, mientras se zampa un chuletón entre agradecidos eructos de bien sentar y mejor sentir… o que sea un antiespañol y antipatriota, enemigo de los valores señeros…

                Me gustaría escribir algo sobre cómo un amable, gracioso y festivo grupo de personas, con mucho alcohol y algo más en las venas, en las tripas y en los sesos, con la capacidad pulmonar de un par de docenas de asnos, se apropia de cuanto espacio público le apetece, y anteponiendo su propio desbarre a cualquier otro derecho ajeno, y arrogándose la encarnación del espíritu de la fiesta, berrean, burrean y hacen cuanto le dicta su santa y real gana… pero, por otro lado, se me hace muy cuesta arriba, porque temo que me llamen dictador, tirano, y hasta antidemócrata… y eso sí que no, antidemócrata no…

                Me encantaría escribir un poquico sobre la intimidación a los débiles, a los más tímidos, a los ancianos, a los simplemente educados, sobre el abuso a las chicas, la violencia y las humillaciones que los borrachos y los chulos ejercen al amparo de toda fiesta santopatrónica, y que suelen ser silenciados, si no justificados, ante la jarana propiciatoria en la que la alegre muchachada se desfoga sanamente. Cosas de chicos, ya se sabe, la juventud… Pero no lo voy a hacer. Y no lo voy a hacer porque no quiero que me llamen reprimido, puritano, y puede que hasta mojigato sexual, si no algo peor…

                Escribiría también sobre los atentados sonoros y visuales de mal o peor gusto, de charangas, verbenas, discomóviles o discofijos, y que las comisiones de festejos y ayuntamientos consideran que a toda pastilla y a máximo volumen es sinónimo de apto para todos los públicos. Y sobre todo, ese binomio ruido igual a fiesta, que se impone porque sí, porque el concepto de que lo ruidoso, cutre y machacón  tenga que oírse hasta el último confín del universo-pueblo, ahora significa cultura, cuando es todo lo contrario… pero me dá apuro, no sea que me llamen snob, o elitista, o superio, o directamente gilipollas…

                …E igual quisiera escribir un algo sobre cómo muchos municipios con las arcas vacías, de cuentas ruinosas y desastrosa tesorería, que a duras penas si pueden mantener los servicios públicos más básicos y elementales, ningún año restan de sus gloriosas fiestas patronales un solo acto, un solo cohete, no sea que les canten que los mozos del pueblo, riau, riau, s´han cabreau… pero tampoco lo voy a hacer para que no me acusen de populista, o demagogo, o me sienta herido con un algo insultante…

                Así que para que no me tachen de hipócrita, ni de sátrapa, ni de antipatriota, ni de elitista, ni de puritano, ni de demagogo, ni de represor ni reprimido… este año no voy a escribir sobre las fiestas, por mucho que me apetezca hacerlo… ¡¡ Hala..!!