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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

viernes, 30 de junio de 2017

A CATALUNYA





Toda esta triste historia de la crema catalana viene del 2.006… Recuérdenlo. Entonces se celebró en Catalunya un referéndum, legal, vinculante, y todo lo que usted quiera, sí, pero donde no llegó a  votar ni la mitad del censo. Apenas si llegó al 48%. En ese escaso porcentaje, los votantes aprobaron un nuevo Estatuto Autonómico. Entonces, el PP, que no España ni los españoles, solo el PP como partido en el gobierno, se dio con las paticas en el culo para interponer un recurso en inconstitucionalidad, que, por cierto, se resolvió a su favor cuatro años después, ya en el 2.010… Sobradamente suficiente como para que el problema se enquistase, se encancerase, y los nefastos políticos catalanes, que prometieron venganza, lo gangrenasen. El único, solo y exclusivo escollo estuvo en una, y nada más que una, palabra: Nación. El término, el concepto, nación. Nada más, y nada menos, que eso.

                Mi opinión personal, que es una opinión despersonalizada y descremada, por cierto, es que España perdió entonces una oportunidad de oro para haber aprovechado ese obstáculo como transformador del Estado en un modelo superior y mejor de convivencia y estabilidad social. Intentaré explicarme, aunque no sea muy bueno en eso. Veamos… Catalunya no puede calificarse como nación sin que el resto de comunidades españolas no sean igualmente naciones. La unilateralidad no vale, solo sirve el consenso. Bien. Si se hubiese promulgado un cambio institucional nominativo de comunidades autónomas (históricas, claro) a naciones, se hubiera logrado, al menos, un par de cosas: rebajar las contínuas tensiones con los Catalunya, Euzkadi, Galicia, etc., y dejar sus veleidades nacionalistas vacías de contenido, y propiciar algo importantísimo, como es montar un escenario en el que Portugal se hubiera integrado gustoso. Estoy hablando de la Comunidad de Naciones Ibéricas, una entidad supranacional, un estado federal que, sin la menor duda, se hubiera puesto a la cabeza de Europa en peso, influencia e importancia.

                Pero en este pobre, aciago y desgraciado país, los políticos, mezquinos, mediocres y cobardes, abundan como los piojos, y los estadistas con visión de futuro y amplitud de miras escasean como la kriptonita. Es una auténtica y absoluta desgracia. Una plaga de langosta de proporciones bíblicas empeñada en frustrar cualquier oportunidad de crecer como personas, como seres humanos, y, por supuesto, como colectivo cultural, o multicultural, e histórico, dentro del consorcio europeo. Es más, somos tan rematadamente inútiles, y tan incapaces, que queremos separarnos de nosotros mismos para seguir perteneciendo a una misma realidad social, política y económica: Europa. Hay que ser burros, y no miro a nadie… Pero los catalanes sí que deberían hacérselo mirar. Y que sepan distinguir, que se ve que se les ha olvidado, lo que es un gobierno de lo que es un país. España no es el PP, y yo entiendo que estén cabreados con el PP, pero no con España. Y a los españoles les digo lo mismo, no confundamos a Catalunya con sus gobernantes. No es lo mismo, por mucho que algunos se empeñen…

                Eso sí… Hay algo donde mantengo mis dudas. Y es que a la opinión pública catalana le han lavado el cerebro hasta el punto que comienza a defender una historia falseada, mentirosa, manipulada y embustera. La historia no es catalana ni española. La historia es solo Historia. No tiene padres. Y la auténtica historia es que ellos provienen de la Corona de Aragón, y tendrían que decidir con los maños cómo llamarse, sentirse, relacionarse y entender una historia en común… Pues en la hipotética Confederación de Naciones Ibéricas, lo lógico, lo natural, lo normal, lo de sentido común, es que la integraran los siete antiguos reinos que formaron y conformaron España y que están en nuestro escudo nacional… más Portugal, por supuesto, que ya perteneció a esa Iberia original. Como tampoco sin la Marca Hispánica, o sea, Cataluña, o sea Hispania, o sea España…

                Ya… ya sé lo que los catalanes y/o españoles me van a decir… Un sueño, una utopía, una fantasía. Bueno, vale, pero que nadie olvide una cosa: todo lo que es planteable es posible. Es una máxima que siempre, a la larga o a la corta, funciona en la historia. Eso hace que las utopías de ayer sean las realidades de hoy, que lo son, y que las utopías de hoy sean las realidades de mañana, que lo serán, no lo duden…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com – Viernes, 10,30 h. en http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

martes, 27 de junio de 2017

LOS TRES PODERES




                Si nos fijamos en el transcurrir de la historia, y nos subimos lo suficientemente alto como para abarcar una panorámica de conjunto, nos daremos cuenta que las civilizaciones, desde milenios acá, se ha ido aglutinando alrededor de tres grandes poderes. De hecho, desde mil años A.C., esos tres gigantescos centros de poder se han ido clarificando como significativos en su enorme influencia. Me estoy refiriendo, naturalmente, al poder político, el poder religioso y el poder económico. Lo miren desde el ángulo que lo miren, esos tres vórtices de poder se combaten mutuamente, se complementan, se asocian y disocian entre ellos, se unen y se separan, compiten o se alían, son amigos o enemigos entre sí… Los tres buscan lo mismo: el poder absoluto.

                El poder religioso, quizá el más antíguo y primigenio de la humanidad, en sus enunciados advierte sobre los gobernantes impíos que guerrean, matan y someten, y abomina del dinero hasta el punto de satanizarlo, llegado el caso. Sin embargo, no tiene inconveniente en coronar reyes y aliarlos a Dios, si son afines a sus intereses. Las guerras santas y los gobernantes dispuestos a montar cruzadas han sido bendecidos como brazos armados de las fés y las iglesias, y, por otra parte, ninguna ha hecho ascos a la acumulación de bienes y riquezas. El estar santificados o demonizados solo depende del altar en que se adoren a sí mismos. Y esto va con todos los credos y fés con dominio sobre el ser humano.

                El poder político siempre ha andado paralelo al religioso. Antiguamente iban estrechamente unidos. Desde el arcano Egipto hasta nuestra reciente Edad Media, las sociedades han sido regidas por reyes-dioses, o por reyes, ya no dioses, pero sí ungidos por Dios, que llegan incluso al día de hoy, a pesar de la moderna separación de los estados laicos y el funcionamiento de ideas o creencias. Fíjense, como ejemplo de ello, las recientes dictaduras y tiranías facistoides, o las yihadistas, o incluso la rancia retórica de una vieja reina Isabel que aún conserva ser la Cabeza de la Iglesia de Inglaterra. El propio auge del cristianismo se fundó aliándose al poder temporal de Constantino, que no se nos olvide… A pesar de ello, y en el fondo, los poderes laicistas siempre han combatido a sus competidores con aquello de que “la religión es el opio del pueblo”, ya saben…

                En cuanto al poder económico, el último poder de los tres, surgido de la actividad comercial entre las sociedades humanas, no tiene ningún problema de competencia con los otros dos poderes, y hace caso omiso de los anatemas lanzados desde la religión, que los redacta más por autojustificación que por convicción. Y no lo tiene, por algo muy simple: Porque sabe que los puede comprar, ya que ambos lo necesitan. De hecho, ya los tiene comprados. Los mercados y el flujo de las corrientes financieras dominan la política, levantan y hunden gobiernos, quitan y ponen partidos y administraciones, dominan las empresas desde la banca… Hasta las religiones necesitan acumular dinero para financiar sus ansias expansivas y acumular bienes para hacerse con el control. Por eso, el poder económico, el más joven de los tres dioses hermanos, es el más discreto, prudente y silencioso. Y callado. No actúa lanzando proclamas, ni promulgando dogmas, ni leyes ni leches… Solo aspira a convertirse en la carne y la sangre de los que mueven el mundo.

                Luego, el poder político viene y dice que para la buena gobernanza, los tres poderes son el político, el judicial y el legislativo, pero estos son dioses menores que dependen a su vez de uno de los medianos, pues el mayor de todos es el económico, no nos engañemos… Y todos bailan conforme toque la chirimía del de la bolsa, según una avanzada democracia, o una esclavizada satrapía, que de todo hay en la viña del señor… perdón, de los señores, de los tres señores.

                No hay conclusión para este artículo de hoy. Cada cual ha de sacar la suya propia y personal. Cada uno – y una – debe ejercitar su maquinica de cavilar, sin perjuicio ni prejuicio de sus propias creencias. Cada sesera ha de parir su propio juicio. Yo no voy a dar ninguna opinión al respecto. Que los que tienen el vicio de leerme, que no de creerme, ya son mayorcitos como para pensar por sí mismos, pues lo de seguirme o no, eso ya es otra cosa…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com – Viernes, 10,30 h. en http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

domingo, 25 de junio de 2017

El Mirador 23 junio 2017

lunes, 19 de junio de 2017

PENSEMOS...




Lo de la matanza de Manchester, y lo sobrevenido después, pone de relieve, una vez más, el cambio de paradigma a que nos enfrentamos la sociedad actual, con respecto a dos conceptos tan complementarios como aparentemente (y recalco lo de aparentemente) antagónicos: la libertad y la seguridad. Entre ambos conceptos hay un amplio campo virgen en el que se puede buscar y encontrar otros, como responsabilidad, formación, elección, escala de valores, y un amplio y extenso etcétera… Lo de menos ya es lo del fenómeno del terrorismo, un recipiente donde verter cada masacre. Es muy posible que se termine con la existencia del ISIS en los países donde opera, y los adeptos sigan captándose por medio de las redes. Lo de menos es que una religión fanática (apoyada, financiada y dirigida desde nuestros propios aliados, por cierto) actúe en ellos. El problema está en tales zombis mentales, no en la supuesta religión que se usa para manejarlos. De hecho, cualquier religión o idea social o política puede fundamentalizar cualquier cerebro deformado, desinformado o no formado. La cuestión no es el qué, si no el por qué y lo que lo utiliza desde lo oculto.

                Y mientras no resolvamos ese desequilibrio educacional, cualquier aglomeración de personas, cualquiera, no importa su naturaleza, es susceptible de que un desequilibrado, un loco, un tarado, un alienado, provoque una mortandad. Es rematadamente fácil… Y ya digo, el asunto ya no reside en los motivos, la cosa está en el descerebrado que lo hace, en por qué esta sociedad nuestra fabrica locos peligrosos. Fíjense, por un ejemplo, en las matanzas que se dan con tanta frecuencia en las escuelas norteamericanas. No son yihadistas. Son alumnos de los propios centros. La violencia gratuita, ciega e indiscriminada es algo que está naciendo dentro de nuestra propia civilización, y que se está abriendo camino poco a poco con actos que nos dejan estupefactos cuando vemos que no hay una etiqueta clara a la cual apuntárselos. Y cada vez hay más de ambos. Pero la raíz, si la buscamos, puede que sea la misma. Lo que pasa es que nos asusta encontrarnos con una realidad para la que no estamos preparados. Y entonces vemos lo que otros quieren que veamos.

                Como tampoco estamos preparados para admitir y reconocer que, hoy por hoy, los hacinamientos multitudinarios, sean religiosos o profanos, lúdicos o deportivos, festivos o políticos, son proclives a que se cometan tales acciones, por su facilidad, no por su naturaleza. Igual dá un partido de fútbol que un festival, que una manifestación o un botellón o una procesión. Son sencillísimos de atentar. Y unos se prestan más y mejor que otros. En un foro como el de Manchester, la realidad es que causó más víctimas la estampida que la propia explosión. Los centros de transporte humano (estaciones, aeropuertos, etc.) son relativamente más controlables, pero el amogollanimiento indiscriminado de gente que suelen darse en los espectáculos de masas conforman la diana perfecta e ideal para cualquier loco idiotizado. Y en esto no hay placebo alguno que valga… Bueno, sí, hay un mantra social, como un mandala, que se utiliza cada vez más, “no lograrán cambiar nuestro estilo de vida”, como una especie de “no pasarán”, nuestro escapulario detentebala.

                Pues muy bien. Pero ante este mortal fenómeno solo tenemos dos caminos reales y racionales. Al menos, de momento. Uno, es sacrificar una parte de nuestra libertades, las más superfluas y de menos valor, a cambio de una mayor vigilancia, y por ende, una mayor seguridad. Esto es, cámaras, cacheos, controles, incomodidades… a cambio de reducir el riesgo. Otro, priorizar la importancia de lo que hacemos. Ya saben, mi diversión o mi seguridad, lo que quiero o lo que debiera, lo que es prioritario y lo que no lo es. O sea, establecer una escala de valores inteligente y con sentido común, aunque sea el menos común de los sentidos. Eso es ejercer la responsabilidad personal. La lógica de cada cual. Algo que, hasta ahora, no hacemos, porque no hemos tenido necesidad, de planteárnoslo.

                Por supuesto, no seré yo quien establezca tal escala de valores. Yo tengo la mía, y no es la de nadie. Lo que quiero decir es que se hace necesario que cada cual forme y conforme la suya, y se arriesgue según el valor que le aplique a las cosas de la vida, de su vida, de la de los suyos… Y ya digo, a los conceptos de libertad, ley, riesgo, derecho, prudencia, etc. Que cada cual los vista o disfrace como sepa o quiera, pues, como decía mi abuela, “a buen entendedor...”.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com – Viernes, 10,30 h. en http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

domingo, 18 de junio de 2017

El Mirador 16 junio 2017

lunes, 12 de junio de 2017

MUJERES




Fuera como fuese, la cuestión es que, según el Génesis, Dios le preparó a Adán el Jardín del Edén, o el Jardín del Adán, en un rincón del planeta, a fin de que estuviera entretenido y eso. Según alguien con muy mala uva dijo en algún momento, Dios quiso hacer del hombre un jardinero a fin de tenerlo el mayor tiempo posible de rodillas. Ya saben, cuidando los parterres y demás… Lo que pasa es que los dioses casi nunca se ponen de acuerdo entre ellos… Y digo bien, hablo de dioses porque Elohim, que es como se llama a Dios en tal pasaje de la creación, es plural: dioses, y no singular. Y así está escrito en el hebreo más antiguo de la Cábalah, de donde fue sacado el Génesis bíblico, y no por fastidiar al personal.



                Bueno… pues decía que los dioses discrepaban entre ellos, que si no lo iban a tener siempre arreglando los rosales y poniendo nombre a todo bicho viviente, que eso terminaba por aburrir al más pintado, y que mejor sería complicarle un poco tan demasiada plácida existencia, dándole por compañía a un igual, o mejor aún, a una iguala. Para que tuviera alguien con quién disputar, al igual que disputaban entre ellos. Ya sabéis, “a nuestra imagen y semejanza”, dijo el más espabilado de los elohim. Así que se pusieron a la faena, lo anestesiaron – le infundieron un sueño profundo, dice el Libro – y de una costilla, o costado, o sea, a su costa, lo clonizaron separando, de paso, los sexos, que de eso se trataba: “No es bueno que el hombre esté solo”… en sí mismo, o ensimismado consigo mismo. Aunque yo, personalmente, creo que fue al revés, pero bueno…



                …A lo que iba. Que en el Jardín del Edén le pusieron una compañera, una hermosa hombra (hembra), que es el concepto biológico, pues “mujer” es un concepto cultural. O, como digo, a lo mejor fue al contrario, que de Eva nacieron a Adán. Pero, el caso, es que a la doña no le iba lo de ponerse de rodillas para replantar geranios. A ella le iban más los árboles, así, de pié, erguida, como Dios no mandaba… Por ejemplo, los manzanos. Así que fue a decirle a su pareja de hecho (no andaban casados aún) aquello de déjate lo de las patatas, todo el día arriñonado en actitud servil, y dedícate a las manzanas, tontolhaba… Lo que vino después, de todos es sabido, aunque mal sabido, eso sí. Los expulsaron del huerto de malas maneras, y colocaron en la propiedad un portero galáctico con un láser en la mano. Si regresan, los fríes… le ordenaron al macero flamígero, los jodíos elohim estos…



                Luego, después, pasados los tiempos, los machistas y ginéfobos sacerdotes condenaron a la mujer a ponerse de rodillas ante el hombre, a ella, que puso pié en la finca para poner en pié al hombre, precisamente… Y durante siglos, quizá milenios, no sé, las civilizaciones han sido misóginas por naturaleza… bueno, por naturaleza no, por cultura. Si bien aquí, reconozcámoslo, historiadores y antropólogos no parecen ponerse de acuerdo. Mientras los primeros suelen alinearse, al menos aparentemente, con las tesis feministas, los segundos no lo tienen claro. De hecho aventuran la existencia a lo largo de la historia de culturas y civilizaciones donde la influencia y preponderancia de la mujer fueron innegables. Incluso aún se conservan sociedades arcaicas en la actualidad, reminiscencia de aquellas, cuya organización social es exclusivamente matriarcal. Hasta algún investigador hay que llega a decir que, al ser la historia cíclica, se ven claros indicios del advenimiento de una nueva era en que la humanidad volverá a regirse por principios matriarcales.



                Bueno… yo tengo mi opinión a tal respecto. En el reparto de inteligencia primordial, que no de la fuerza, Dios, o los Elohim, o lo que fuera, se mostraron más generosos con la hembra y más cicateros con el hombre, que le pusieron tal nombre para arrimar el hombro. Quizá para compensar o descompensar eso, el hombre ha usado esa fuerza para domeñar la inteligencia de su compañera. Porque sabe que, en igualdad de condiciones intelectuales, la eva nos da sopas con honda, y eso no pué ser. Pero, en el ínterin, la mujer ha aprendido de su histórico sometimiento lo que no está en los escritos, y está preparada para demostrarlo y hacerlo efectivo. De hecho, a lo largo de esa misma historia, ha sabido utilizar su invalidez y debilidad para que fuese el hombre el que se jugara el pellejo por ella – existe infinidad de ejemplos – con otros tan meromachos como él, quedándose ellas en el puente de mando, eso sí, de cuidadoras, criadoras, creadoras y educadoras de las nuevas crías de machombres.



                Cuando pasen milenios, quizá, y al igual que antes de ser escrito el Génesis, exista otro en el que Dios será, otra vez, mujer. Y las diosas vuelvan a ser diosas, no vírgenes. Y los mimbres y los anales del mundo se tejan y se escriban con manos femeninas. Entonces, llegado ese día, atémonos los machos, machos…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com – Viernes, 10,30 h. en http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php