Datos personales

Mi foto
TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

viernes, 26 de abril de 2019

El Mirador 26 de abril 2019 "FANATISMOS, tan iguales, tan distintos..."

El Mirador 15 de marzo 2019 "VEJEZ"

martes, 23 de abril de 2019

¿AVANZAMOS O ATRASAMOS?..


No hace mucho, llevamos a nuestro programa radiofónico de La Pinza, Radio TP 87.7 Fm (en Facebook Life) un asunto más que interesante: La privacidad y el derecho a la intimidad ante las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Muy controvertido tema, no me digan que no… Teníamos con nosotros a dos perfectos  conocedores del asunto: un experto en desarrollos informáticos y un experimentado ciudadano. Si a los contertulios habituales se nos iba la pinza – se nos iba el programa – ahí estaban ellos para centrarlo y ponerlo en su sitio. Así es como funciona el invento, o, al menos, así intentamos que funcione…

                En fin… lo cierto y verdad es que conciliar nuestra privacidad con nuestras ventajas y comodidades actuales, e incluso con nuestra propia seguridad, resulta un tanto arduo y un pelín difícil, porque, a veces, hasta resultan ser cuestiones contrapuestas. Un par de ejemplos para que me entiendan: si queremos obtener nuestros servicios básicos, como bancarios, de seguros, o médicos, o todo tipo de prestaciones administrativas y ciudadanas, como la seguridad social, comercio electrónico, cualquier suscripción o contratación, y un larguísimo etcétera, no lo podemos hacer si no facilitamos nuestros datos personales. Es sencillamente imposible. La premisa consiste en que, si no los facilita, usted no existe. Otro ejemplo, que ya es casi que una norma básica de partida, y es que a mayor seguridad, menos intimidad. Las cámaras que nos salvaguardan de posibles violencias, también invaden una parte de nuestra intimidad, ya que somos vigilados para ser protegidos.

                Por lo tanto, si queremos un medio seguro y/o de cómodas prestaciones, hemos de arriesgar. Internet es un paradigma en sí mismo. No es que forme parte de la sociedad, es que ya ES la sociedad, y constituye la clave del concepto Globalización, o mundialización, en su pleno sentido: comercial, económico y de información y conocimientos… Es una herramienta que conecta a personas, estrategias e intereses, y es un producto de masas inevitable. La cosa es, ¿existe garantía de neutralidad en esas nuevas tecnologías?, ¿son plenamente democráticas?, ¿respetan nuestros derechos fundamentales de privacidad realmente?, y la pregunta del millón: a estas alturas, ¿podemos prescindir de lo uno para preservar lo otro?.. It ist the question, que dijo el de Elsinoor. Y esa question, es la reflexión crucial de si su derecho a la intimidad cabe en el mundo actual con el formato actual, esto es, tal y como hasta ahora se ha entendido.

                Porque los riesgos no son solo los dos primeros ejemplos. Con nuestros datos personales, además de hacernos la vida más fácil, también se están manipulando nuestras tendencias y nuestras actuaciones políticas, económicas y sociales. Se le llama Desinformación, Post-Verdad, Face News, etc… Con sus datos personales y los de millones de personas como usted se fabrican retratos robots de cada cual (gustos, tendencias, aficiones, preferencias, inclinaciones…). Supongamos que se suscribe a esas recepciones gratuitas de noticias. Si son nocivas, aún con apariencia contraria, se les enviarán manipuladas para obtener de usted una reacción determinada. Que lo suyo es estar contra la inmigración, pues solo recibirá las de ataques de extranjeros y violaciones, robos, asaltos de los sin papeles, etc… Que es un “pro” en vez de un “anti”, un “onegeísta” humanitario, ya sabe, pues las recibirá de palizas a los inmigrantes por parte de grupos nazi-cabezas-rapadas, ataques a indigentes, etc… Así se alimenta la xenofobia y el fanatismo racista, y su fundamentalismo contrario, que haberlo también háylo...

                Ante tales retos, y otros no menos importantes y graves,  solo cabe preguntarse si los mecanismos jurídicos tradicionales son suficientes para defendernos de los riesgos, sin menoscabo en el avance que supone su uso. Y creo, me parece, mucho me temo… que no. Es necesario adecuar las herramientas de investigación, legales y judiciales, para hacer frente a este inmenso reto. Y reforzar los mecanismos de garantías que protejan los derechos más elementales de las personas en materia, ya no solo de privacidad e intimidad, sino también de no ser mentalmente manipulados.

                Pero… y esto quizá sea lo más importante, esos mecanismos valdrán de poco si no se acomete, con toda energía, un plan serio, formal y efectivo, de formación integral desde la más tierna infancia y escuela más elemental. No existe mejor arma que un buen Plan Educativo… Lo demás, el resto, no dejan de ser pañicos calientes muy poco valientes…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonlin

viernes, 12 de abril de 2019

El Mirador 12 de abril 2019 "TODA UNA LECCIÓN"

jueves, 11 de abril de 2019

FANATISMOS, tan iguales, tan distintos...



El atentado ocurrido en Nueva Zelanda contra una mezquita, protagonizado por un fanático de extrema derecha australiano, debería hacernos pensar que el terrorismo no tiene una ideología concreta ni definida, si no que anida en cualquiera de ellas. Deberíamos meditar que la repulsa y el rechazo que muchos occidentales sentimos hacia esa barbarie es la misma que muchos árabes sienten cuando uno de sus fundamentalistas se lanza contra nosotros. El sujeto es el mismo descerebrado, el mismo vaciado mental, el mismo tipo de cáncer, venga del lado que venga. Este producto nuestro había publicado en las redes un “manifiesto” de 74 páginas (muy parecido en su fondo y estilo al Meïn Kampf de Adolf Hitler), se reconocía como “víctima” blanca, racial, expulsada de sus derechos por invasores sin alma. Su ídolo era el ultra noruego Breivik, que mató a 77 personas en Utoya, y su mesianismo lo llevó a grabar la masacre y presumir de ella como una cruzada, hasta la propia inmolación si necesario fuera… O sea, calcado, exactamente igual, que cualquier fanático islamista.

            A los pocos días, en Utrecht, quizá como reacción, como una respuesta automática, un turco fue el que disparó contra la gente de un mercado. Y los whatshaps de contenido racista y supremacista empezaron a gotear en mi móvil… Es matemático, y lo vengo observando desde hace tiempo. El odio se retroalimenta a sí mismo, y mutuamente además, en una especie de terrorífico movimiento continuo. El combustible que alimenta esta triste procesión es la desconfianza y la intolerancia, y nos lo suministran los partidos populistas con sus mensajes envenenados y venenosos: que si nos quitan el trabajo, que se comen nuestro pan, que están ocupando cotas de poder, que nos están invadiendo, que si no se integran en nuestra cultura, que, al final, nos harán rezar a todos de cara a La Meca… Es lo mismo, idéntico, que los nazis largaban de los judíos. Muy curioso, sí, pero así es. En el fondo de este odio arcaico subyace, aun subliminalmente, las diferencias de religión. Yo no sé si las razas hacen su religión, o son las religiones las que fabrican sus propias razas…

            Pero las creencias religiosas impuestas por dogmas, a lo largo de la historia han separado más que unido, han desatado guerras santas, y persecuciones, y cruzadas, y odios y venganzas, más, mucho más, que logros de paz y de conciliación entre los pueblos. El sustrato que los seres humanos llevamos dentro de origen religioso es brutal, más importante de lo que todos creemos. En sociedades modernas y educadas (nosotros las denominamos avanzadas) el barniz aparenta ser más superficial con más cultura – sea el concepto de cultura el que sea -, y en los pueblos considerados como más atrasados, o menos desarrollados, o de culturas distantes y distintas, la religión supone un bagaje más sólido e importante, más impuesto y sentido, aunque sea por una costumbre con la que se identifican y conforman su identidad… Nosotros tenemos lo que llamamos nuestras tradiciones, que tampoco es moco de pavo cuando nos ponemos en defenderlas con toda fruición… reconozcamos su parte de fanatismo, o no. Pero que, si nos damos cuenta, la inmensa mayoría de ellas se sustentan en una base religiosa, que nos viene de genética vieja, de la tribu a la que pertenecimos, y que, desgraciadamente, aún nos esforzamos por pertenecer (romerías incluídas)…

            El otro día, en mi diario y terapéutico paseo, o como yo lo llamo, la hora del paréntesis, caminaban delante mío tres chicas adolescentes. Pantalones vaqueros ajustados una, con desenfadada camiseta decorada con moderno rotulaje en inglés, como deben ser las camisetas que se precien; otra con pantis bajo minifalda, y la tercera con falda plisada y estilosas y altas botas. Esta última con un pañuelo a la cabeza, y sus dos amigas con el pelo al aire. Largo el uno, una hermosa trenza el otro… Una de éstas, conforme iban llegando al portón de uno de los edificios que flanquean el parque, sacó de la mochila, esa que ahora llevan las jóvenes en vez de bolso, un pañuelo oscuro, que se fue liando a la cabeza antes de pulsar el timbre, sin duda alguna, de su casa… De las otras dos, la descubierta, sacó otro de no sé dónde, y se lo preparó al cuello, antes de perderlas de vista…

            Que cada uno de mis lectores u oyentes saque sus propias conclusiones. Esta es la generación femenina nacida aquí, de nuestros actuales inmigrantes… Feminismo aparte, se observa un doble comportamiento (no me atrevo a calificarlo de doble moral, porque no lo es), y es el del estatus social y el estatus familiar. El segundo, inhibido a la costumbre religiosa familiar, y el primero, deshinibido por la sociedad en la que vive y “amiguea”. El hogar y la calle, no encajan. Esta chica, mañana, tendrá que elegir por una ruptura dolorosa siempre: o dice adiós a su libertad personal y se somete a la autoridad del clan, o rompe con su familia para poder liberarse. El problema es cuando fuera empiece a ver rechazo en vez de acogida, odio en lugar de ayuda, marginación en vez de integración… Ante dos fundamentalismos frente a frente, abrazará el suyo, claro… Y nosotros, encima, nos justificaremos a nosotros mismos, diciéndonos, mira cómo actúan…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

viernes, 5 de abril de 2019

El Mirador 5 de abril 2019 "¿QUE HISTORIA...?"

jueves, 4 de abril de 2019

TODA UNA LECCIÓN



A veces llegan crónicas amables, reconfortantes, que nos reconcilian ante tanta burricie… He dejado pasar un tiempo de ésta que voy a tratar aquí, hoy, por si hubiera sido cosa de un espejismo en la aridez del triste panorama actual. Pero no ha pasado nada, y eso es una buena señal, una señal de auténtica madurez democrática, si bien que ciudadana, no política… y más aún, de cierta ciudadanía. Yce cosa de algo más de un mes, que cincuenta mil separatistas catalanes (es la cifra con la que me quedo, pues ni es la declarada por el gobierno, ni la delirada por los nacionalistas, si no la facilitada por un periódico nacional), se manifestaron en Madrid, con entera libertad, y con menos problemas, muchos, muchísimos menos, que los que ellos mismos crean cuando lo hacen en Barcelona, allí, en su propia tierra. De lo que me alegro mucho. Fueron 50.000 catalanes cerrados, de la Catalunya profunda, a los que trajeron en autobuses y trenes con un bocadillo de butifarra, botellín de agua y pancarta precocinada, con algunos líderes jaleadores, y los soltaron en la capital del reyno borbónico y maldito, la huraña España, según el tórrido Torra.

            Y se encontraron con un magnífico día, un Recoletos, Cibeles y Prado abiertos, a su disposición, y un Madrid acogedor, respetuoso y tolerante que contrasta demasiado con la imagen de dictadura y nula democracia que se esfuerzan en esparcir por todo el mundo, y que ellos traían embutida bajo sus mediatizadas barretinas, en cabezas debidamente vaciadas y lavadas. Les hubiera encantado que se les hubiese abucheado, silbado, insultado e incluso agredido, que es lo que ellos hacen a los españoles y a sus propios hermanos que así se consideran, allí, en la República Catalana. Es lo que deseaban y esperaban. Pero no fue así, y les salió del tiro por la culata del trabucaire. Ningún energúmeno patriotero les atacó, ningún Estado opresor les prohibió sus falsos discursos, ninguna policía torturadora les empujó siquiera… Nadie les amenazó, ni les pintó dianas en sus autobuses, como ellos suelen hacer en las fachadas de los hogares de sus catalanes españoles. Nadie les restregó bandera alguna por sus morros, nadie les dijo que España los odia, ni que son una raza inferior, ni siquiera los llamaron supremacistas. Ninguna TV los denigró, como su Tv3 hace con cuantos no son los suyos. Nadie les escupió, ni les dijeron que allí no los querían, ni los mandaron de vuelta a ningún sitio, porque estaban en la España de todos… Y todo eso, les tuvo que joder un montón su moral, si es que tienen algo de moral.

            Así que, cuando se les vaciaron las baterías trufadas de tonterías, esa machada que nos iban a soltar ante las narices de los españoles lo que vale un peine catalán, y esa caterva de cincuenta mil vieron cómo reacciona un pueblo civilizado ante la provocación, con la prudencia y hasta con el seny que ellos han perdido, tuvieron que regresar a sus pueblos-cubiles desinflados, sin poder presumir de nada roto por la barbarie española. Y lo que es peor, sin poder justificar su propia estulticia… Resulta, nen… que esa denostada España, en su propia capital, nos han tratado como ciudadanos, y lo que más jode, como ciudadanos españoles. Unos más de los muchos que se manifiestan en sus calles y plazas con entera libertad por los motivos que sea… Y deben estar cuantos vinieron, tan consternados y confundidos que, hasta la fecha, no ha habido ninguna reacción, ni nada se ha sabido de la muchachada, mucho menos de sus representantes en ninguna parte ni por ningún medio… Que Puigdemont de Waterloo, y toda Europa ya de paso, vayan tomando debida nota de quiénes son quienes son.

            …Pero es que, además, se pagaron su excursión por gentileza española. Igual que se les financia su gobierno reaccionario, sus mercenarios en los medios y en la política, sus insidiosa gentuza acogida nuestra cámara de diputados por la democracia española, como indignos representantes de su propio pueblo, o sus fantasmales embajadas, y hasta todas y cada una de sus senyeras y esteladas con que hacen la guerra a quiénes se las pagan. Incluso esas falanges de camisas pardas, los CDR, se han abonado con dinero español. Y nunca, jamás, al revés, como a ellos les han hecho creer. Todo pagado por las hienas (Torra dixit) españolas.

            Y ni siquiera esto se les echó en cara en su visita a Madrid. Ni se les gritaron las verdader que no quieren oír, ni las mentiras que ni siquiera merecen escuchar. Solo se les trató del modo que ellos no saben tratar: con educación y con respeto… Así que fueron, demostraron lo que son, y se volvieron a casa. No cosecharon ni un mal gesto con el que justificarse… Nada… En fin, lo que digo, toda una lección. Chapeau.-

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php