¿AVANZAMOS O ATRASAMOS?..
No hace mucho, llevamos a nuestro programa radiofónico de La
Pinza, Radio TP 87.7 Fm (en Facebook Life) un asunto más que interesante: La
privacidad y el derecho a la intimidad ante las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación. Muy controvertido tema, no me digan que no…
Teníamos con nosotros a dos perfectos
conocedores del asunto: un experto en desarrollos informáticos y un experimentado
ciudadano. Si a los contertulios habituales se nos iba la pinza – se nos iba el
programa – ahí estaban ellos para centrarlo y ponerlo en su sitio. Así es como
funciona el invento, o, al menos, así intentamos que funcione…
En fin… lo
cierto y verdad es que conciliar nuestra privacidad con nuestras ventajas y
comodidades actuales, e incluso con nuestra propia seguridad, resulta un tanto
arduo y un pelín difícil, porque, a veces, hasta resultan ser cuestiones contrapuestas.
Un par de ejemplos para que me entiendan: si queremos obtener nuestros
servicios básicos, como bancarios, de seguros, o médicos, o todo tipo de
prestaciones administrativas y ciudadanas, como la seguridad social, comercio
electrónico, cualquier suscripción o contratación, y un larguísimo etcétera, no
lo podemos hacer si no facilitamos nuestros datos personales. Es sencillamente
imposible. La premisa consiste en que, si no los facilita, usted no existe.
Otro ejemplo, que ya es casi que una norma básica de partida, y es que a mayor
seguridad, menos intimidad. Las cámaras que nos salvaguardan de posibles
violencias, también invaden una parte de nuestra intimidad, ya que somos
vigilados para ser protegidos.
Por lo
tanto, si queremos un medio seguro y/o de cómodas prestaciones, hemos de
arriesgar. Internet es un paradigma en sí mismo. No es que forme parte de la
sociedad, es que ya ES la sociedad, y constituye la clave del concepto
Globalización, o mundialización, en su pleno sentido: comercial, económico y de
información y conocimientos… Es una herramienta que conecta a personas,
estrategias e intereses, y es un producto de masas inevitable. La cosa es,
¿existe garantía de neutralidad en esas nuevas tecnologías?, ¿son plenamente
democráticas?, ¿respetan nuestros derechos fundamentales de privacidad
realmente?, y la pregunta del millón: a estas alturas, ¿podemos prescindir de
lo uno para preservar lo otro?.. It ist
the question, que dijo el de Elsinoor. Y esa question, es la reflexión crucial de si su derecho a la intimidad
cabe en el mundo actual con el formato actual, esto es, tal y como hasta ahora
se ha entendido.
Porque
los riesgos no son solo los dos primeros ejemplos. Con nuestros datos
personales, además de hacernos la vida más fácil, también se están manipulando
nuestras tendencias y nuestras actuaciones políticas, económicas y sociales. Se
le llama Desinformación, Post-Verdad, Face News, etc… Con sus datos personales
y los de millones de personas como usted se fabrican retratos robots de cada
cual (gustos, tendencias, aficiones, preferencias, inclinaciones…). Supongamos
que se suscribe a esas recepciones gratuitas de noticias. Si son nocivas, aún
con apariencia contraria, se les enviarán manipuladas para obtener de usted una
reacción determinada. Que lo suyo es estar contra la inmigración, pues solo
recibirá las de ataques de extranjeros y violaciones, robos, asaltos de los sin
papeles, etc… Que es un “pro” en vez de un “anti”, un “onegeísta” humanitario,
ya sabe, pues las recibirá de palizas a los inmigrantes por parte de grupos
nazi-cabezas-rapadas, ataques a indigentes, etc… Así se alimenta la xenofobia y
el fanatismo racista, y su fundamentalismo contrario, que haberlo también háylo...
Ante
tales retos, y otros no menos importantes y graves, solo cabe preguntarse si los mecanismos
jurídicos tradicionales son suficientes para defendernos de los riesgos, sin
menoscabo en el avance que supone su uso. Y creo, me parece, mucho me temo… que
no. Es necesario adecuar las herramientas de investigación, legales y
judiciales, para hacer frente a este inmenso reto. Y reforzar los mecanismos de
garantías que protejan los derechos más elementales de las personas en materia,
ya no solo de privacidad e intimidad, sino también de no ser mentalmente
manipulados.
Pero… y
esto quizá sea lo más importante, esos mecanismos valdrán de poco si no se
acomete, con toda energía, un plan serio, formal y efectivo, de formación
integral desde la más tierna infancia y escuela más elemental. No existe mejor
arma que un buen Plan Educativo… Lo demás, el resto, no dejan de ser pañicos
calientes muy poco valientes…
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