7 SIGLOS DE GARANTÍA
Bélgica
no es solo la sede del Parlamento Europeo, ni la cuna de partidos nazis que dan
apoyo a Puigdemont, ni tantas cosas contradictorias que nos evoca y provoca el
nombre de Bruselas. También existe un pueblo allí, de unos 40.000 habitantes, Geel,
con todos los atractivos de estas pequeñas ciudades belgas, que tiene y
mantiene una curiosa actividad desde hace siete siglos, unida a una tradición
medieval, quizá una leyenda, que cuenta que, allá por el año 600, un rey de la
lejana tierra irlandesa enviudó de su atractiva esposa, y quiso componer su
vacío con las más hermosas mujeres de su reino, frustrándose siempre cualquier
intento. Y como que tenía una hija, Dimpna, que a sus quince años era tan bella
como su madre, el monarca quiso desposarla… Ella, aterrorizada por tan
incestuosas y enfermizas pretensiones, huyó a refugiarse en Geel, en compañía
de un clérigo de su absoluta confianza. Pero su progenitor la encontró, y loco
por su negativa, acabó por decapitarla.
Hasta aquí lo terrorífico. Luego
viene lo balsámico. Se cuenta que ese arranque de insana locura fue curado por
su hija Dimpna tras su violenta muerte, que arrancó al diablo de la mente de su
padre. Así que, los de Geel, convencidos de la capacidad sanatoria de su joven
mártir, en el siglo XIII se le empezó a rendir culto como santa, se le
instituyó en patrona de los enfermos mentales, y se erigió una iglesia en su
nombre, ya en 1.349.- Desde entonces, los peregrinos buscan una cura o alivio a
sus males acudiendo masivamente a rendirle un novenario. Fue tal su fama, que
se tuvo que edificar un centro asistencial junto al templo, que pronto quedó
escaso para acoger los pacientes que venían. Ante tal imposibilidad, comenzaron
a alojarlos con familias del lugar a cambio de una muy leve compensación
económica. Muchos de ellos se encontraban tan bien acogidos, y se sentían tan
felices, que ya nunca volvieron a sus lugares de origen, viéndose curados de su
mal, con el tiempo, una mayoría de ellos. Geel inició así un reconocido periplo
de fórmula alternativa de tratamiento a enfermos mentales que viene durando la
friolera de setecientos años.
En la actualidad, más de 200
familias acogen enfermos de esquizofrenia, depresión, epilepsia, paranoia,
alucinaciones, ansiedad, trastornos de la personalidad, bipolares y
obsesivo-compulsivos de la alimentación… Reciben una ayuda del Estado de 600
euros, y son seguidos, controlados y apoyados por las autoridades sanitarias y
doctores especialistas. Por supuesto, en la comunidad médica este experimento
social tiene sus defensores y sus detractores, pero los resultados obtenidos
durante 7 siglos son claramente positivos: se espacian las crisis, se aminoran
los problemas en los enfermos, se reducen hasta en un 60% la medicación… y
llegan incluso a tener una existencia normal. Y son cientos de niños, jóvenes,
adultos, que, como un miembro más de la familia de acogida, se integran de
pleno en las labores usuales de la comunidad. Unos están meses, otros años,
otros el resto de su vida…
El debate científico está
abierto desde el siglo XIX, y ya en 1.902 el Congreso Internacional de
Psiquiatría de Amberes proclamó que Geel es un modelo a imitar, pero tal
llamamiento fue ignorado y silenciado. Sin embargo, el modelo sigue
funcionando, y funciona bien, muy bien, hasta el día de hoy. Yo me he atrevido
a traerlo esta semana a mi columna, porque creo que hemos de reactivar la
polémica, a ver si sirve para algo. Es obvio que nuestra sociedad es una
sociedad enferma, cada vez con más y más personas que precisan tratamiento
mental continuado en mayor o menor grado. Y que lo que aquí salta a la vista es
una pregunta difícil de contestar: ¿por qué estos enfermos, en su entorno
natural y con sus propias familias no obtienen la mejoría y alivio que en otras
comunidades sí le procuran?.. No es una pregunta retórica. Estamos ante una
experiencia de 700 años que la avalan. Naturalmente, yo no estoy capacitado
para contestarla, pero sí que estoy decidido a exponerla y defenderla. ¿Por
qué, ese modelo que ha dado, y sigue dando, tan buenos resultados, no se
promociona y favorece?.. Quizá mi muy estimado amigo J.J., eminente profesional
y excelente ser humano, me lo diga al oído algún día. Y entonces puede que
llegue a entenderlo.
Por supuesto, este artículo de
hoy está dedicado a todas las familias en las que alguno de sus miembros
padecen problemas mentales, y que los sufren ante la práctica indiferencia de
los que no tenemos tal problema. Que tampoco somos tantos si nos contamos a
nosotros mismos. Y lo dedico con todo cariño a todas aquellas organizaciones
que, como el Prometeo de mi pueblo, intentan afrontar un reto tan valiente con
tanta generosidad y desprendimiento… Mi intención es solo darles voz, sacarlos
a la realidad y exponer un mal que ya no es vergonzoso, si no ominoso, y que lo
produce la propia sociedad y nuestro equivocado estilo de vida.. Pero que
también la propia sociedad oculta resortes y recursos que pueden revertir la
situación. A la vista está. En Geel lo llevan haciendo la friolera de siete
siglos. Está probado, comprobado, demostrado y documentado, por lo tanto, es
posible. La cosa está en querer hacerlo y en cómo hacerlo. Vamos, digo yo…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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