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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

martes, 3 de abril de 2018

EL MAL, EL BIEN...



Recibo una petición en forma de reto: ¿te atreves a escribir sobre el bien y el mal?.. Pues, la verdad, no. ¿Estás seguro que no puedes?.. No es que no pueda, es que no me atrevo. Entonces, ¿no quieres?.. No es eso tampoco, es que no… Ya me has negado tres veces. Te lo he negado, pero no te he negado a ti. Viene a ser lo mismo, ¿no?.. Bueeeno, pero advierto que es jodido, y difícil, y árido, y no es de interés general, ni mucho menos… Lo cierto es que ni los más versados pensadores se ponen de acuerdo. Y aquí andan enredados siempre teólogos y filósofos, y no hay manera. La teología es algo así como el departamento de filosofía de la religión tal, y las religiones, ya se sabe, suelen salirse por la tangente, ya que tienden a exculpar a Dios del concepto del mal. Ellos dicen que “el bien es la ausencia del mal”… Pues vale. Entonces, ¿qué es el mal?, ¿la ausencia del bien?.. ¿Puede estar ausente Dios, que es el bien, del mal?.. Y, entonces, vienen y se amohínan, y lo resuelven echando la culpa al Diablo. Ya está. Así de fácil, el bien lo creó Dios y el mal el Diablo. Sencillo. Ya…, pero ¿quién creó al Diablo, si no Dios?.. Y ya la tenemos liada, mi brigada…

            Lo cierto es que la propia naturaleza del mal no es nada fácil definirla. Pongamos el ejemplo de la muerte violenta de un ser humano, pero vamos a ser bordes, y que esa muerte sea la de un niño, que es el ser humano más inocente de la creación, y por lo tanto, el peor crimen. Vale. Si es por un conflicto, por un asesinato, por causas provocadas, hablamos de maldad… Pero si es por un desastre climático, víctima de un animal salvaje, un accidente, una enfermedad, entonces es una fatalidad, una desgracia. Sin embargo, sea por lo que fuera, la muerte del niño está ahí, doliéndonos, se produce lo mismo sea por la causa que sea… ¿Es una maldad que muera un niño, o solo es una maldad si existen responsables de su muerte?.. Y, entonces, cuando el responsable no es otra persona o personas, ¿quién lo es?.. ¿Dios?.. ¿el Diablo?.. ¿nadie?.. La misma dicotomía puede producirse entre una guerra o un terremoto, o un tsunami… ¿Cuándo la maldad deja de ser maldad para convertirse en desgracia o en una catástrofe natural?.. Y, ¿en las catástrofes naturales no hay nada malo?.. ¿por qué?.. ¿Porque no hay responsables visibles?..

            Demasiadas preguntas para tan pocas respuestas. Lo único aparentemente cierto es que si el mal existe, y no cabe duda de que existe, no debe tener la misma perspectiva visto desde la humanidad que visto desde la divinidad. Ni el mismo valor, tampoco. Mientras desde una óptica parece ser que el mal es necesario para apreciar y construir el bien, desde otra superior aparenta ser la misma cosa, o como si ambas no existieran, no lo sé… La tragedia no es divina, pero sí es humana, y mucho. Lo mismo que el drama, o la comedia, o la felicidad, o la infelicidad. Parece como que el bien lo utilizáramos para nuestra diversión, y el mal nos fuera usado para nuestra evolución. O puede que sea el propio sistema evolutivo el que lo utiliza para con nosotros, que somos parte del mismo… Lo único que sé es que vivimos, nos movemos y existimos en medio de un universo dual, que funciona en base a los pares de opuestos. Luz y oscuridad, frio y calor, placer y dolor, alegría y tristeza, salud y enfermedad, guerra y paz, muerte y vida, justicia e injusticia, riqueza y pobreza, hambre y saciedad, vacío y plenitud… Y que todo, todos, son solo conceptos, y como conceptos que son, totalmente relativos, y como tales, sujetos a contínuos cambios, gradaciones, mezclas, matices, valoraciones culturales, e incluso desde puntos de vista distantes y distintos…

            Al final de todo solo se me ocurre que el bien y el mal son dos partes de una misma cosa que, además, también forma parte de nuestra propia naturaleza. Como dos polos del mismo imán, como dos caras de una misma moneda, como dos ingredientes de un mismo alimento, como dos notas de una misma melodía… Y son inseparables porque se destruirían el uno al otro y ambos en sí mismos, ya que no pueden existir por sí solos. Sin uno de ellos no existiría el imán, ni la moneda, ni el alimento, ni la melodía… A la religión no le gusta nada esta explicación, pues su idea de Dios es demasiado humana (hemos hecho a Dios a imagen y semejanza del hombre), y no admiten que el mal tenga a Dios como posible origen. Pero es que la energía puede ser electricidad, luz, vida, enfermedad y muerte a la vez y al mismo tiempo, sin dejar de ser la misma energía. Es más, la electricidad existía ya antes que la bombilla, al igual que le energía existía antes de ser descubierta, que no inventada…

            Así que a mi amigo el que negué tres veces, como el apóstol al maestro, solo puedo ofrecerle mi más profunda, pero sincera y honesta, ignorancia a tal respecto. Yo sé que él ya sabe lo que yo sé, y que no quería que se lo contara a él, sino que lo contara. Así, sin más razones, solo porque sí. Simplemente, para que algún alguien pueda encontrar y servirse de algún algo. Nada más que por eso… Y nada menos que eso.
               

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

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