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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

viernes, 18 de julio de 2014

REGENERACIÓN

Me suelta un amienemigo que me estoy convirtiendo en la conciencia de Pepito Grillo. Y me lo dice así, con rentintín, con ganas, casi con maldad. Creo responderle que lo importante es la conciencia, no el nombre de quién la lleva, o algo parecido. Alguien que me acompañaba en ese momento se quedó un poco a cuadros. Eso es que algunos tienen el alma de Pinocho, comenta divertido… Sí, contesto, y no les gusta que les toquen las narices, porque es donde esconden las mentiras.  


                El tema del comentario del café estaba pues servido, horneado y en su punto. El nerviosismo, los malos modos y los pésimos tics de nuestros politicmen´s por un lado, y el desconcierto, el desencanto y la indignación de la ciudadanía por otro… San cucufate encima y mi hija en cueros, versión antígua de la actual: las elecciones encima y mi voto en pelotas. Es tal la visión desastrosa de este circo, donde la porquería y la desfachatez política campa sin miramiento alguno, que la gente piensa, desconsolada (espero que no resignada), que es igual a quién se vote porque nada se puede hacer… Tosoniguales es el mantra nacional.

                No sé… es posible que lleven algo de razón. Puede ser… Yo, sinceramente, en todos mi años de vida, y ya son muchos, no he conocido nunca, jamás, una situación de deterioro moral como la que se vive actualmente. La falta de valores en la sociedad, el grado de corrupción en la política, es tan enorme y generalizada que parece llamar al pesimismo más que al optimismo. Postosoniguales, como reza el mantra… Bien, pues entonces digo yo que habrá que desenmascararlos, ¿no..?

                Fíjense en la estampita que han sacado al foro tras el podemos de los que han podido: Hoy se habla mucho de regeneración. Todos los partidos venden su cabra llamada Regeneración. Unos con caras nuevas y muecas viejas, otros con propuestas pseudonovedosas con trampa, otros intentando vestir de nuevos modos viejos estilos. Regeneración es la palabra que sale en todos los discursos de todos los políticos de todos los partidos de todas las ideologías. Para regeneración, la nuestra, ñoras y ñores… Mi regeneración es la auténtica, no compre malas imitaciones… Regenere con nosotros… Se desgañitan los mercaderes del cuento entre los parroquianos del zoco público.

                Pero a mí me huele que, si no todo, sí que casi todo, o mucho, es falso. Lo único que quieren los políticos es seguir agarrados a las ubres del poder para seguir trepando, obteniendo canonjías, privilegios y dividendos postcargo. Y si para eso tienen que parir normas injustas, y torcer y manipular leyes para su exclusivo propósito, pues lo hacen. Sin ningún pudor. Se nota en sus desgarradas luchas por sentar culo. No lo disimulan nada. Y cuanto legislan va encaminado a su propio y exclusivo interés.

                Por eso, la regeneración ha de ser ciudadana, no política. De una sociedad corrompida solo pueden salir políticos corruptos, y éstos solo trabajan por y para sí mismos. La desconsoladora imagen que vemos hoy es la de esa fatal realidad. Pero no podemos, no debemos, cambiar el pellejo sin antes cambiar las tripas.

                La sociedad, la ciudadanía, debe regenerarse para que las leyes, las normas, todo, emane de esas mismas tripas sociales, no de su pellejo político, cada vez más duro, cada vez más insensible. Los políticos deben elegirse para servir al poder que salga del pueblo, no para servirse del pueblo para obtener el poder. Eso es lo que hoy está pasando. Por eso y para eso la víscera social, el pueblo, la ciudadanía, debe comenzar estableciendo nuevas leyes y formas electorales. Y por ahí empezar a cambiar todo lo podrido.

                Ahora vengan esos enemiamigos y me digan que me he convertido en un Robespierre… Va a resultar que ya me da igual lo que piensen de mí. Es que yo, a mi edad, también me estoy regenerando.


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