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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

jueves, 16 de mayo de 2024

Programa de radio EL EFECTO EGO

 Programa Radio: EL EFECTO EGO:

https://youtu.be/rjSRxuMI8TI

SIGO SIENDO, PERO NO ESTANDO.

 

(de Alamy)

Me llama un amigo de otra vida… No se asusten, las personas vivimos varias vidas en la misma vida, y cuando lo explique me entenderán: El amigo que me llama me retrotrae a mis tiempos de la Confederación Comarcal de Empresarios. Me dice, armado de recuerdos: tú fuiste Presidente en tu pueblo, Vicepresidente de la comarcal, Presidente de los Autónomos de la Croem… sí, cierto, y unas cuantas bastantes cosas más. Compartimos ambos varios amigos comunes, a los que evocamos también. Cuando uno ha pisado tantos charcos – le digo – es fácil encontrarnos en lugares y con amistades comunes, y más donde hemos compartido luchas y batallas.

Él es más jóven que yo, inquieto y activo como pocos, y sigue enganchado a esas lides de las que yo participé tan activamente (el último, y reciente, encuentro, fue compartir un espacio radiofónico de tertulia en MurciaEconomía, sobre temas vigentes por cierto)… Me pregunta unas cosas, me pide otras, y me invita a seguir formando parte activa de esas plataformas politi-socio-económicas en las que me batí el cobre durante décadas, y de las que saqué unas experiencias, de las que, no me arrepiento, pero sí que me defraudaron. Al fin y al cabo, ambos términos conllevan enseñanza y riqueza de conocimientos.

Prometo echarle una mano en lo que me pide, pero declino la invitación. Como decía al principio, eso pertenece a una etapa cerrada, a una vida distinta a la que, ya postrera, me he fijado en mi menguado hoy… No sé si lo ha llegado a entender, y espero que tal negativa no me la tome en cuenta. Ahora fondeo en otras aguas, otras culturas, otras dimensiones del alma. En mi actualidad he priorizado otros caminos más… digamos inmateriales. Es mi esprint final. No es que desprecie los primeros, en los que él sigue en la brecha, sino que mi escala de valores ha vuelto a los segundos, si se me permite expresarlo así… Digamos que, cuando me jubilé, no me jubilé de mí mismo, pero sí de una determinada forma y manera de ver las cosas y sentir la vida.

Para poder avanzar tienes que dejar cosas atrás. Has de aprender a despedirte de parte de tu equipaje, y de muchos sitios que fueron tu casa… No se avanza si no se anda, y no se anda quedándote parado. Los sitios son lugares de paso, no de estancia. Naturalmente, cada cual se traza su propia senda, y no diré yo que ninguna sea mejor que otra, pero sí que son las adecuadas para cada cual. Nadie necesita todo el tiempo las mismas sandalias, que se van cambiando a lo largo de la andadura… Y yo cambié las últimas hace la friolera de una docena de años. A veces, miro atrás, y me reconozco tomando un cruce de caminos, pero ya no me conozco en el que anduve, aunque sí me reconozco.

Los que aún me conocen de entonces les cuesta trabajo comprender “que hayas cambiado tanto”, como alguno me dice todavía. La verdad es que tan solo he cambiado de dirección, pero sigo siendo el mismo… o eso creo. Las personas cambiamos con arreglo a las circunstancias que vamos elaborando y cumpliendo sobre la marcha, pero somos los mismos seres humanos que nos parió nuestra madre, y que algún día, más o menos lejano, o más o menos cercano como es mi caso, habremos de encararnos con nuestra propia mochila para llevarnos lo imprescindible allá donde desembocamos todos.

Y es que ese es el objetivo de esos mismos todos y de cada uno de nosotros, al fín y al cabo. Que lo sepamos o no, que lo reconozcamos o no, no varía un ápice el resultado final. Se llama evolución, y evolucionamos con nuestras experiencias y desde nuestras expectativas; a través del conocimiento que saquemos de ellas… Lo demás, como decía uno de mi pueblo, son “pan, pijo y habas”, y ustedes sepan disculparme la grosería.

Voy a intentar ilustrarles esto de hoy con sueños deshilachados que, de vez en cuando, tengo, pero que estoy seguro que, en mayor o menor grado, todos tenemos, lo que pasa es que no nos detenemos en echarles una pensada… Y sueño que vuelvo atrás en mi particulas y personal máquina del tiempo, y revivo situaciones de entonces, en lugares de entonces, y con personas de entonces, pero con la mentalidad de ahora. Y las revivo, por supuesto, desde una muy diferente perspectiva. Total y absolutamente distinta en “pensamiento, palabra, obra y omisión”, como dicen los del catecismo.

¿Y eso, pour quoi?.. Pues muy sencillo: porque añado al análisis, aún subconscientemente, claro, mi experiencia actual. Y ya no lo re-vivo con el estrés, la frustración, la falsa satisfacción u orgullo de entonces, sino desde la serenidad y la distancia que otorga la perspectiva del conocimiento añadido. Nada más, y también nada menos, que eso. Esto es: algunos sueños, que no todos, nos enseñan a relativizar lo que despiertos no somos capaces de hacerlo. Esa, y no otra, es la conclusión… De ahí que yo me pregunte si la verdadera realidad está más en lo onírico que en la vigilia.

La vigilia está construída con todas las limitaciones y condicionantes que nosotros mismos nos creamos, porque así mismo lo creemos. Y a eso lo llamamos realidad. De esas ataduras nos libramos en los sueños, pero las llamamos irrealidad. Nosotros nos lo cocemos y nosotros nos lo comemos. Pero lo cierto y verdad es que ambas dos forman parte del mismo todo: de la existencia humana… Cada hijo de vecino sepa desliar su madeja según Dios le de a entender.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

martes, 14 de mayo de 2024

REFLEXIONAR

 

Oigo un atinado comentario de un sacerdote: “Dios te perdona si tú te perdonas”… y me salta el respondón como un tiro: ¿entonces, para qué ha de perdonarnos ningún confesor?.. Y me arrepiento, padre, de haber contestado.

El poner un perdonador como intermediario entre Dios y uno mismo… o mejor: entre uno y su propia conciencia, es como jugar al despiste con esa misma conciencia. El perdón ajeno ayuda, pero es el propio el que sana.

Solo se me ocurre lo del arrepentimiento sincero: ¿quién puede saber si de verdad existe?, ¿el cura o tú?.. pues sabiéndolo el segundo sobre el primero. De ahí lo acertado pero “dedospillado” de soltarlo…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

EL AZAR

 

(de Ethic)

En este mundo, todo, absolutamente todo, hasta lo más nimio que nadie tiene en cuenta, lo que nos pasa desapercibido y lo que “desapercibimos” nosotros, lo que se dice todo, está relacionado. Vivimos y nos movemos en una tela de araña (la física quántica lo llama “constantes”) que hace que nada de lo que suceda en este mundo se deba a la casualidad, si no a la causalidad… Esto es: que todo efecto viene por una causa. No quiero con esto dar a entender que todo está predestinado ni nada parecido. En absoluto. Es que esa aparente predestinación la fijamos nosotros mismos con nuestro concedido “Libre Albedrío”, o sea, nosotros producimos la causa, y a nosotros nos viene la bendición, o la maldición, del efecto que sea. Pero todo está entrelazado… Decía Jesús que “no se mueve una sola brizna de hierba…”.

Permítanme un ejemplo histórico: el padre de la Teoría General de la Evolución por Selección Natural de las Especies, Charles Darwin, todo el mundo sabe que anduvo cinco años embarcado en el Beagle, dando vueltas por el mundo conocido, tomando muestras, estudiando tortugas, pinzones y todo bicho viviente, antes de soltar la célebre ocurrencia que revolucionó al mundo científico… Pero muy pocos saben que fue leyendo un libro de Thomas Malthus, un estudioso monje pionero sobre la herencia genética, que le hizo exclamar: ¡Pero qué peazo tonto soy, al no haber pensado en esto!, y entonces fue cuando postuló su conocido enunciado.

Curiosidad o no, la misma frase, literal ésta, “qué increíblemente estúpido por mi parte no haber caído antes en esto”, está escrito que se le escapó a Thomas Huxley, cuando Darwin le explicó sus conclusiones… Vamos de torpes por la vida cuando nos damos cuenta que otro, u otros, habían encontrado en su camino lo que nosotros íbamos buscando. Naturalmente, lo de SU camino es una manera coloquial de decirlo, porque “el camino” no es de nadie, pero los pies, cada cual anda con los suyos. Y todo está en la senda para que lo vayamos encontrando.

Aquí, en este punto, voy a meter una malévola cuña, con su también punto de mala leche, lo sé, pero de verdadero y auténtico interés: si lo que hoy llamamos Inteligencia Artificial hubiera existido, o mejor, se hubiera conocido, hace doscientos años, estoy seguro que las Leyes de Malthus ya estarían en la “caja negra” de la I.A; ende el llamado Azar de tropezarse con su libro no hubiera sobrevenido así. Simplemente, el Sr. Darwin hubiera consultado la IA de los cogolondrios, y hubiera caído en el “Ah, joer, qué gilipuertas soy…”.

De lo que deduzco, como otros también, que no inventamos nada, tan solo descubrimos lo ya “inventado”, y que está ahí desde el principio. O mejor, re-descubrimos, interpretamos, y cuando lo sumamos con la interpretación del otro buscador, lo re-interpretamos con nuevas cosas y casos. Si lo pensamos, nuestra creatividad es tan misteriosa como el propio y puñetero Chat Gpt o lo que sea. No sabemos cómo se hallan nexos entre información dispar y dispersa.

En pocas palabras: la información la vamos, o “se va” acumulando y soltando de lo que depuramos en nuestros intestinos mentales, y sepan disculparme tan escatológica definición, pero esos “nexos” invisibles que coordinan y relacionan, ya formaban parte del engranaje. Y estaban ahí puestos y dispuestos para su uso… Por esos hay quiénes dicen, y yo coincido, que el hombre no hace otra cosa que copiar cuanto existe y ha sido creado; que otra cosa es copiarlo bien o copiarlo mal, naturalmente…

Si el tal mecanismo funcionase así, y de momento no hay por qué despreciarlo, lo de la controvertida I.A. era cuestión de tiempo el que, más pronto o más tarde, se le viera el pelo… Ha estado ahí funcionando en modo automático y aleatorio desde que el mundo es mundo, haciéndose decir al ser humano de sí mismo “cacho burro que soy, mira que no darme cuenta”, hasta que se ha topado con ello. Y eso, a lo largo de toda su Historia: El fuego, la rueda, la electricidad, la radiactividad, y todo el universo entero que vamos descubriendo a trozos, cacho a cacho.

Hasta ahí llego, y así se lo traslado a ustedes. Pero me cabe una sangrante y desagradable duda: ¿todo evoluciona hasta su prevista aparición, menos el Hombre, que anda siempre más atrasado que la oveja renca del hato de ganado?.. Porque todo nos pilla a todos más verdes que la ova, no me digan que no. Nos enseña sus tripas el átomo y lo primero que hacemos es desarrollar bombas atómicas; estudiamos los intríngulis de la célula, y sacamos las armas químicas; avanzamos en la estructura cerebral, y la usamos para el dominio mental del prójimo hasta en técnicas de supermercado…

Así que tampoco sé lo que haremos, o desharemos, con el nuevo juguetico de la IA… Pero, visto lo visto, me puedo esperar cualquier cosa, eso sí, ya no me hablen del azar, por favor; si acaso de agua de azahar, que es lo que vamos a necesitar. Cuando me pongo en plan Isaac Asimov doy por decir que nosotros, los humanos, somos algoritmos de Dios… pero autónomos, claro. Que se nos ha dotado de una autonomía tal que solo cargamos la escopeta para hacernos la puñeta, por decirlo al mejor estilo tío Juan Rita.

Y ahí mismo es donde me pierdo. ¿Qué propósito hay implícito en que seamos tal calamidad?.. Quizá seamos esos llamados “renglones torcidos de Dios” con los que se escribe derecho, y no somos capaces de ver una jodida papa; o puede que seamos los satanes necesarios de la Creación, que las iglesias nos han trampeado para ponerlos como enemigos cuando parecen ser sus colaboradores necesarios… Ya me contarán los que vayan por delante hasta que yo me plante.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

domingo, 12 de mayo de 2024

ANATEMA SEA

 

(de La Razón)

A los Caballos del Vino se les forra literalmente de cutres arabescos y fotografías, sofocándoles su sudor natural (fatal para un caballo) y en toda su respiración. Luego se les lanza a una carrera, tirando a su vez de “imitamozos” que lastran sus laterales.

Llegan pifiando, y algunos con las rodillas lisiadas y sangrando… Pero aquí no hay maltrato animal. El equino disfruta como un cochino. No sufre, no se le fuerza…

Y al que se le ocurra decir lo contrario se le cuelga la doble cruz de plomo por falso y por blasfemo. Y se le echa encima toda Caravaca a modo de ¡nene, caca..!

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

viernes, 10 de mayo de 2024

¡ OH, MUNDO !

 


(de Instagram)

Hace mucho, mucho tiempo, me compré una chaqueta, que, al poco de su uso, se empezó a deshilachar por el cuello de la solapa. Así que la llevé al comercio donde la merqué, y me dijeron que lo sentían, pero eso era debido a un mal uso por mi parte, y no por defecto de la prenda: me explicaron que eso lo producía yo por el roce de mi barba (¿?), no por la mala calidad del género. Le inquirí que debían haber especificado que se abstuvieran de adquirirla los barbados, y que me la cambiaran por alguna apta para barbas, pero no me hicieron puñetero caso. Llevé la cosa a la Oficina del Consumidor, pero nada de nada.

Sin embargo, ese caso desencadenó en mi escasa “imaginación” otra posibilidad a lo grande, llevada la comparación a efectos planetarios, o quizá universales, o puede que hasta cósmicos… Supongan ustedes, a mal ejemplo, que a estas alturas del mundo (si medimos los tiempos siderales, en realidad apenas estamos en el extremo en que el ser humano se hizo cargo de él), que ese tal ser humano quiera devolvérselo al fabricante porque le ha salido defectuoso, en pleno período de garantía.

Oye, Dios, que mira la chapuza de mundo que nos has largado, que se le van todas las costuras”… o algo parecido a eso. Y que el Hacedor nos contestara algo así también como “te regalé un traje de buena pana, pero has hecho de él lo que te ha dado la gana”, y que nos señalara la puerta con una especie de recomendación escatológica, como puede ser, siguiendo la cosa en verso: “lo has tratado como un mulo, ahora te lo metes por el…”. Estoy seguro que sabrán todos perfectamente la palabra que corresponde sin yo tener que escribirla, para que luego no me llamen grosero… Y es que yo siempre he creído, no sé por qué, que Dios es un gran repentizador que nos habla en trovo, como el Repuntín.

Tengo un amigo muy amigo que le ha dado por decir que él es un extraterrestre, porque es una persona muy activa y comprometida, pero que se avergüenza de su filiación terrenal, dados los resultados… “Yo estoy censado aquí, pero no soy de aquí”, se excusa y justifica cuando suelta algo que son las verdades del barquero por muy políticamente incorrectas que puedan parecer; que la inmensa mayoría de las veces no es que lo parecen, sino que lo son. Así que se cubre los lomos de recibir desde otro Registro Civil.

Tú deberías hacer lo mismo”, me aconseja con consejo de vieja, y le respondo que, en mi caso, creo no necesitarlo porque capto que cada vez hay más congéneres que me toman directamente por marciano sin yo tener que decirlo… así que, simplemente, en vez de ofenderme, lo que hago es asentir con la cabeza, y ya está. Efectivamente, lleva razón mi colegamigo, y resulta más cómodo y menos embarazoso pasar por lunático antes de por el despeñadero de la Caverna platónica. Y llevo algo de experiencia en ello, y sí, cierto, es preferible…

Por eso cuento lo que cuento y digo lo que digo… y desde cuándo lo estoy diciendo y repitiendo, largo tiempo ha de ello, por cierto. Cuando, digamos el “Proyecto Tierra”, por llamarlo de alguna manera, fue abordado por la inteligencia planetaria delegada al efecto y encargada del caso (lean mi libro Cosmogénesis, que aquí no me cabe) el traje de pana les salió de hechura perfecta a la cofradía de sastres, y, si algo les salió malparido, dados los resultados, fue un género malparado: el humano que había de vestir el traje… De ahí que Dios, como dije al principio, no admita reclamaciones ni devoluciones…

…Salvo, claro, que el verdadero, auténtico y genuino Plan, no fuera hacer al hombre como nos creemos que somos, sino a la carcoma… Que no seamos “los reyes de la Creación”, como nos hemos coronado, sino los destructores de la misma. Veamos: la primera ley de la termodinámica es el movimiento entrópico del universo, en que el ciclo energía-materia-forma-energía es continuo e inapelable. No resulta pues descabellado pensar que el humano haya sido incorporado al invento como agente disolvente más que constituyente.

Y en tal caso, se entendería que seamos el último elemento aparecido como guinda del pastel para, de seguido, empezar a “desmontar” (en apariencia) la composición del escenario donde hemos sido depositados… si no cagados, con perdón. Sea como fuere, en la “experiencia” solo ganamos y/o perdemos nosotros. Nadie más. Al crío al que se le ha regalado un juguete y lo rompe, la mejor enseñanza es que el próximo se lo componga él mismo. No podemos valorar aquello que no hemos sudado. Pues quizá es por eso que…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

jueves, 9 de mayo de 2024

¿SOMOS TONTOS O NOS LO HACEMOS?

 

(de Time Out)

No me salen las cuentas. Oigo en los medios – la 7 – que “uno de cada dos españoles” literalmente (eso es la mitad, el 50%) han de sacrificar en la alimentación, en el dentista, en equipamiento de primera necesidad, en atención médica, porque no le llega la economía…

Pero veo las terrazas llenas, la hostelería a tope, las fiestas a reventar, el veraneo con todo ya reservado, las carreteras colapsadas, los festivales a rebosar…

Y no me encaja. Salvo que seamos unos falsarios, claro; o unos llorones que mienten más que hablan; o unos descerebrados que tiramos de lo que nos falta… Pero ambos datos se repelen.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

miércoles, 8 de mayo de 2024

PUES HABLEMOS SOBRE LA VERDAD...

 ¿hablamos sobre La Verdad?.. Programa semanal radiofónico:

https://youtu.be/5pqM-jeIafM

martes, 7 de mayo de 2024

CONOCER-SE

 


(de Medium)

Hay un par de maneras de quererte mal: creer que eres peor que los demás, o creer que eres mejor que los demás. En los libros de autoayuda… que, por cierto, cuando tanto abundan y se venden debe ser porque la mayor parte de las personas nos sentimos unos desgraciados, suelen pregonar lo de la autovaloración por encima de cualquier otro consejo. Quizá sea debido a eso mismo, a pesar de lo que nos gusta hacernos notar y aparentar en la sociedad que nos hemos construido actualmente.

Tan solo hay que meterse en las plataformas y en lo que llamamos “redes sociales” para ver el mundo de postureo y pastoreo, “selfies”, bulos, ataques, mentiras y falsas noticias; cuando no la afirmación de sí mismos insultándonos entre unos y otros… De verdadera pena. Luego, después, simplemente echamos la culpa a la existencia de esas mismas redes sociales y plataformas, para así justificar nuestra propia vaciedad. Esto es, responsabilizamos a la herramienta y no a las manos que las manejan. Como solemos decir generalizándolo todo: “la culpa es del mundo, que está como está”.

Nos negamos a ver que “los tiempos que corren”, como también decimos, están habitados por las personas que formamos esos tiempos… El mundo es como lo hemos hecho, y está donde lo hemos puesto entre todos, cada cual por sí mismo y con su granico de arena. Lo que pasa es que, en el fondo, nos sentimos huecos, sin sentido, sin ninguna trascendentalidad que echarnos al coleto; y por eso mismo consumimos esos libros de ayuda personal, que los convertimos en best-sellers; Y porque, inconscientemente, nos sentimos unos gilipollas. Esos autores nos venden el que debemos sentirnos super héroes… quiérete, ámate, mímate a ti mismo, te dicen.

Y pasa lo que pasa, que lo hacemos tan superficialmente, que tenemos lo que tenemos: una sociedad de ludópatas, egoístas y hedonistas; en consumo y fiestas continuas, tan solo que pendientes de nuestro propio físico y bienestar, como perfectos narcisos, entre otras cosas superfluas e intrascendentes… Y me parece a mí, no lo sé, ustedes que me leen valorarán si quieren, que no es así, ni mucho menos. Yo creo que no somos ni peores ni mejores que nadie… eso sí: tenemos la capacidad y aptitud para poder ser los mejores, y los peores, por supuesto, pero que solo somos lo que somos, o sea, nosotros mismos y nuestra actitud cerrada, errada… y herrada. Y que más que forraje de autoayuda deberíamos consumir un producto de autoconocimiento. Y para conocerse a uno mismo no hay nada mejor que “conocer el conocimiento”, valga la redundancia.

Desde luego (es una opinión personal, naturalmente) la solución no está en autoregalarnos a nosotros mismos para tener mejor concepto de nosotros mismos, ya que no sabemos buscar el regalo con el que autopremiarnos, ni sabemos para qué, ni a causa de qué, ni por qué motivo… Lo primero que deberíamos preguntarnos es si lo merecemos, dado que somos tan guays. Y si lo pensamos bien, a lo mejor sabemos contestarnos que no lo merecemos, pero que sí lo necesitamos… y no poco.

Pero lo que necesitamos es emprender el camino del conocimiento, y no la huida hacia adelante, que es el abalorio que nos ofrecemos a esos nosotros mismos… Quizá lo que precisamos es detener nuestra alocada carrera de salidas y regresos, de idas y venidas, de vueltas y revueltas a ninguna parte, y pararnos a pensar y a dialogar entre nosotros, si lo que hacemos es la solución a los problemas que estamos liando; o si deberíamos empieza a preguntarnos qué es lo que podemos comenzar a hacer personalmente o en nuestro pequeño grupo o célula humana (la infección viene por una célula, y por una célula se cura la enfermedad), e imponernos un código de conducta y de prácticas que solo sea una sola y única cosa: coherente.

Lo primero de todo es que pensamos y decimos lo contrario a lo que hacemos – salvo que lo digamos para quedar bien, claro – y esa es una de las incoherencias que aparecen en nuestros hechos, como ésta que hoy mismo comentamos aquí… Que nos sentimos perdidos y frustrados, buscamos cómo ayudarnos enriqueciendo a cuentistas (no todos lo son) y actuamos como zagales maleducados que se creen con derecho a todo. Nos equivocamos, por supuesto. Y nos buscamos un flautista para nuestro particular Hammelin.

Pero la verdad es que no nos merecemos nada que no sepamos ganarnos por nuestro propio esfuerzo… no puedo tampoco decirles otra cosa que esa. Y lo cierto es que tan solo puedo darles unas pálidas, y puede que hasta frágiles, pistas: que el conocimiento no se compra, ni se encuentra gratis, que se busca; que no se ofrece ni se regala, se reconoce y se merece; que no se impone, se expone; que no existen caminos establecidos, sino pies para caminarlos; que se puede compartir, pero no adquirir…

Hay personas que lo tienen al lado y mantienen ojos y oídos lejos, o cerrados; pues no quiere saber, no quieren hacer, no quieren comprender, ni comprometerse… Como también las hay que lo combaten allí donde aparece. La oscuridad tiene sicarios que le sirven, pero la luz solo se tiene a sí misma, y está sola, por si alguien quiere acercarse a ella. El problema es que nos da hasta vergüenza el reconocer que estamos más necesitados que sobrados.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com