BORREGOS Y CORDEROS
No. No son lo mismo. Los primeros son aquellos que imitan la tendencia marcada, los gregarios, los que no se cuestionan nada, los que no piensan, los que siguen la huella de los de delante… Los segundos son los conformistas, los entregados, los derrotados, los resignados, los mansos, los silenciosos… No, no es igual un borrego que un cordero. El primero hace o que ve, y el segundo ve lo que hacen los demás. Uno se deja hacer, el otro no hace nada. El primero no ve, y el segundo no quiere ver. España es un país abundoso en ambas especies. La tribu de acogedores de hombres y la de los encogedores de hombros. En tiempos de pre-elecciones, como los que vivimos, es cuando más se nota este fenómeno urbano. Estamos en un período interelectoral, entre dos urnajes, y este desalentador efecto se hace notar demasiado mucho en una ciudadanía, cansada, sí, defraudada, también, pero políticamente inculta, socialmente ignorante. Y el desencanto se nota en un par de cosas: en el