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Mostrando entradas de diciembre, 2015

COHERENCIA

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Vivimos un mundo incoherente, es cierto… Pero el mundo, incoherente o no, está hecho o deshecho, formado o deformado, y modelado, por las personas. Por todos y cada uno de nosotros. Luego la incoherencia del mundo, de la sociedad, es nuestra propia y personal incoherencia. No hay peor enemigo de la coherencia que el tándem sentimientos/intereses. El ser humano muy a menudo se comporta según su sentimiento, y luego actúa según su interés. No hablemos de los políticos, que hacen oficio de las mayores incongruencias, puesto que actúan al revés de lo que predican, y hacen lo contrario de lo que proclaman.                 Un ejemplo de pura incoherencia ilustrada, y sin culpa propia, pues si está en el mercado es por demanda social: Icon es una revista estilosa para dandys, de clase, para hombres con estilo y money, una revista, diría yo, para moneyman´ s, perfecta, de gran calidad, donde sus anuncios se reparten entre el Moët Chandón y Guzzi, pasando por Hugo Boss o Rólex. En una de

PARALELISMOS

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El organismo humano es un mecanismo extraordinariamente complejo. Y, a la vez, cuanto más complejo y evolucionado en su estructura, más expuesto a romperse y más delicado en su funcionamiento. Casi podríamos decir que a mayor perfección, mayor riesgo. El de los seres humanos, por ejemplo, está sujeto a mil factores: alimentación, hábitos, medioambientales, mentales, culturales, sociales, económicos incluso… que lo limitan, lo condicionan o lo enferman, y que son factores que, en teoría al menos, escapan a su control. Y digo en teoría, porque, en realidad, es el propio hombre el que influye y modifica directamente esos factores para bien o para mal. Resulta paradójico, pero realmente es así. Nosotros mismos nos construimos o destruimos nuestra propia salud viviendo como vivimos. Lo que pasa es que igual que tenemos capacidad para arruinar el medio natural y nuestro propio organismo en el mismo kit, igual desarrollamos la misma capacidad para recomponernos en parchearnos sobre la march

RETROVISIONES

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Tengo ante mí una foto de alrededor de sesenta años, quizá algo más. Una enorme pared blanca de bajos desconchados y manchas de humedad en donde se abre una gran boca rectangular, negra, de oscuro interior. El sobrio estilo de las sólidas escuelas que construyó la República, y que, curiosamente, tan buen resultado dieron al régimen que la destruyó. Delante del escueto edificio, sobre suelo de tierra y piedras, alzan sus cuatro palmos de estatura ocho niños, como un conjunto daguerrotípico. Aún estiraba la postguerra, si bien las postguerras de las guerras civiles nunca parecen terminar, ni acabar jamás…                 …Juanico, Gabriel, el Doroteo, José Luís, Joaquinito, Antonio, mi hermano y yo. No sé si esa instantánea con bastante más de medio siglo recogía un grupo de la escuela regular o de las clases particulares con que aquel buen don Joaquín se afanaba en desasnarnos. No consigo acordarme bien. Ni siquiera puedo recordar el motivo de la foto. Ni porqué esos ocho preci