NADA NUEVO
En Dakar, por ejemplo, deambulan por las calles nada menos que 30.000 niños recitando versos del Corán en voz baja. Van pidiendo comida y bebida, y dinero, que luego entregan a sus Marabú (maestros) en las daaras (escuelas). A veces reciben palizas o se les encadena en clase. Algunos pocos se rebelan y pueden huir de este infierno, pero el resto, la inmensa mayoría, se someten a él. Se les conoce por los Talibés … ¿les suena?.. La comunidad internacional, por cierto, tan pronta a actuar allí donde hay un galón de petróleo, aquí no mueve un solo dedo por ellos. Eso sí, claro, naturalmente, participa activamente, vende y explota al señorito cortijero y el narcisismo deportivo con el superarchifamoso Rallye París-Dakar, franquicia de aventurilla tipo tienda Coronel Tapioca, con el que se forran unos pocos a costa de la memez de unos muchos. Como es normal en estos casos. Pero lo que allí se hace con esos niños, el adoctrinamiento irracional a una causa irracio