LO QUE VALE UN PEINE
Vengo de andar y cavilar en mi confinamiento, a fin de que no se me encasquillen ni los remos del cuerpo ni los remos de la cabeza. Veinte vueltas a mi roal por la mañana y otras veinte por la tarde. Hay tiempo para todo, para pensar, escribir, leer… Por cierto, me he metido entre neura y neura en la segunda prórroga del quedatencasa un tocho de mil cien páginas, que les recomiendo por su enganche. No deja de ser una especie de culebrón, un tanto folletinesco, del que no creo, por cierto, que se tarde en hacer una serie, ya que posee el formato y los ingredientes para ello, lo que pasa es que yo soy adicto al papel más que a la pantalla. Este libro tiene una cosa buena para las generaciones de cota más baja a la mía: que ilustra bastante bien nuestra guerra civil y la segunda mundial que le siguió, aunque el relato sobre su protagonista resulte un tanto previsible conforme avanza su lectura. Hubo un momento en que pensé que se iba a cruzar con mi padre en los campos de concent