¿RESPONSABLES?.. TODOS.
No
sé si desde que escribo este artículo hasta que aparezca publicado, habrá
llegado el momento de empezar a sacar algunas conclusiones sobre esta pandemia
de Coronavirus, o si será aún un poco prematuro hacerlo. Me estoy refiriendo a
las causas y a los efectos, naturalmente… Si bien, me van a permitir, si son
tan benevolentes, que yo lo haga al revés y empiece analizando los efectos, que
las causas tienen la ciencia y la investigación la palabra, aunque yo me tome
la libertad, al final del presente, de apuntar mi humilde opinión, si bien que
generalizando un poco. En lo que quiero centrarme es en la observación de un
detalle importante, y es que, aunque este virus resulta mil veces más
contagioso, en potencia y rapidez, que sus colegas gripales, también es cierto
que solo se transmite por contacto. Vamos, que no es como aquellas pestes
bubónicas del medievo, que se transmitían por el aire, tan solo que
respirándolo en las calles de los burgos.
Aquí, no. En este caso tiene que
haber contacto, proximidad, extrema cercanía, algo así como algo menos de un
par de metros. No existe contaminación en el aire. Por lo tanto, no lo ha
expandido ninguna corriente de aire desde ningún sitio, porque no está en el
ambiente, flotando, si no en las superficies de los cuerpos, sean de objetos o
sean de humanos… ¿es correcto?.. Pues entonces, la pandemia no se hubiera
extendido si, declarada en China, se la hubiera aislado (a China) del resto del
mundo, exactamente igual que ésta hizo con Wuhan, el foco de infección. Pero no
se hizo. Las fronteras siguieron abiertas, los contactos multiplicándose
progresiva y exponencialmente, y el contaminante extendiéndose. Recuérdese que
el primer infectado en España fue un turista de La Gomera que había tenido
contacto con un ciudadano chino… Por eso, contra este Covid-19 solo funciona la
ausencia de contacto, el aislamiento del mismo. Pero en Europa, sobretodo en
Italia y España, se siguieron celebrando actos multitudinarios, partidos
internacionales y hacinamientos masivos irresponsablemente. Y ahora vemos el
resultado en lo que tenemos: puro contagio por contacto.
Existen pruebas que avalan esta
teoría. Hay un pueblo de veraneo en España, Cádiz, Zahara de la Sierra, de
1.200 habitantes, que lo demuestra. Su ayuntamiento, viéndose venir la jugada,
antes que empezaran a descolgarse veraneantes adelantados, cerró el pueblo a
cal y canto. De las cinco carreteras de acceso selló cuatro, y solo dejó una
abierta solo para la entrada de suministros, vigilada y con la orden de rociar
cada vehículo que entrara con una solución de agua y lejía, haciendo lavar las
manos a sus ocupantes y dotándolos de mascarilla y guantes. Igual dotó a toda
la población y los puso en cuarentena con un servicio municipal que les llevaba
comida, medicinas y cualquier otra necesidad a domicilio, permitiendo solo la
salida para alguna justificada urgencia. Evitado el contacto, evitado el
contagio, pues en el aire no está el bicho. Precisamente ahora es más puro que
hace décadas… Hoy es un pueblo limpio de coronavirus, cuando el resto del país
estamos en la segunda prórroga de la cuarentena… Otro ejemplo: esta vez una
residencia de ancianos, en Estella, Navarra, y ni un solo caso infectado… ¿Qué
cómo?. Por lo mismo, porque la dirección se adelantó, habló con su personal –
no podían estar entrando y saliendo del local – o se enclaustraban con los
residentes o se marchaban a casa. Dicho y hecho. Sin más contactos con el
exterior que los suministradores y bien controlados, nada, ni uno con virus. Es
también la única residencia limpia de toda España. No contacto, no contagio.
Así de simple.
Por eso, esto no es una peste,
es una estupidez. El poner los intereses y la desidia por encima de la salud.
El no reaccionar a tiempo, cuando se estaba avisado y se tenía todo el tiempo
del mundo, por cuestiones meramente económicas, ha desatado una crisis y una
recesión mucho peor que la que, tan imprudentemente, se quiso evitar. El
descalabro económico, al final, va a ser mayor que el puntual que hubiera procurado
una reacción más ágil y lógica en su preciso momento. Intereses económico y
políticos (aquí entran también los mal-llamados deportivos) que miraron para
otro lado cuando tenían que haber actuado… Lo importante ahora es que esa
desgraciada forma de actuar, las consecuencias que nos ha traído esa inversión
de la escala de valores, es que nos enseñe, al menos, una de las lecciones que
hemos de aprender. Si así fuera, bien estará si bien acaba. Y mejor será que
aprendamos, porque pandemias, y ya lo están diciendo los epidemiólogos, habrá
más, y no todas serán benignas. Así que… nosotros mismos. Más nos vale empezar
a elegir políticos sensibilizados y que no se dejen comprar ni manipular por
intereses estrictamente bursátiles. Al final, como se está viendo, todos salen
perdiendo: la salud y la economía.
Estos son las consecuencias. En
cuanto a las causas, yo estoy convencido que es un efecto nocivo más del cambio
climático que nadie quería ver. Al menos, sí que está relacionado, y muy
directamente, por cierto. Desde el medio ambiente que respiramos hasta la
artificialidad con que nos alimentamos, no nos trae ninguna consecuencia
saludable. Tanto la climatología adversa como los virus y pandemias – ambos
participan de la misma reacción – no son otra cosa que factores correctores de
la propia naturaleza ante la agresión humana. Nuestra forma de vida, hedonista,
consumista y mercantilista, la ataca, y ella se defiende. Desde la quema brutal
de fluorurocarburos en los transportes al sistema de turismo invasivo, pasando
por la acumulación de residuos y basuras, es todo un ciego suicidio… Y solo
tenemos dos únicos caminos: o lo paramos en seco, o seguimos con lo nuestro.
Exáctamente igual que hicimos al comienzo de este Cóvid-19, que seguimos con lo
nuestro, y lo dejamos pasar…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h.
http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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