CONCLUSION(ES)
P ermítanme terminar la serie coronavírica – de momento al menos – contándoles una historia que no es un cuento, aunque bien puede serlo: Existía un pequeño poblado de arapahoes en lo alto de una colina boscosa, en cuyo hábitat vivían satisfechos y con los medios necesarios a su alrededor para una estable subsistencia. Vivían felices y contentos de sus trabajos y sus fiestas hasta que, un crudo invierno, uno de los osos de las colonias que habitaban aquellas latitudes, se volvió especialmente dañino, y comenzó a atacar indiscriminadamente a los indios, y a matar a los pobladores de aquella tribu, diezmándolos, hasta que el lugar se convirtió en un serio peligro para sus moradores . Reunidos jefes y chamanes en busca de una solución, optaron por confinarse en su perímetro para protegerse. Durante unos meses se redujeron las víctimas al mínimo, pero los recursos de la comunidad mermaron hasta el punto que la pobreza y la necesidad se convirtió en una amenaza añadida, casi peor que