PARTE DE GUERRA
Ha caído el Sr. Gómez, el de la tienda de calzados. El banco le ha quitado el bajo, los dependientes han ido al paro y él se ha quedado en la calle, una mano atrás y otra delante. El taller de reparaciones de Paco ha trincado, agobiado por las deudas y el poco negocio. Tiene su casa hipotecada y tres hijos a los que mantener. La fábrica de curtidos ha presentado un Ere, y si las cosas no se arreglan de aquí a final de año, tendrá que parar su actividad y cerrar sus puertas. Martínez, que ayer era el hombre-orquesta de la comunidad, y encima se lo podía permitir sin pedir nada a cambio, hoy anda como perro sin amo, mendigando un par de euros por sus antes generosos e impagables servicios. A la mujer de D. Antonio la han visto pidiendo, discreta y avergonzada, las sobra del restaurante de su calle. A Juan lo cambió el banco de albañil a promotor, y hoy está en la ruina. El tío Pedro, el de la lechería, avaló a su hijo para una casa, y le han embargado hasta las vacas.