MALDITOS
Somos un país que ama el dinero pero desprecia la cultura. No hablo de la inteligencia. Lo que pasa es que una inteligencia desprovista de cultura es terrible y temible, porque levanta su estatus a base de trampas y admira y aprende del que mejor sabe trampear. Un país que desprecia la formación y la cultura se enriquece rápido y se empobrece aún más rápido. Y siempre es el último en recuperarse de sus caídas. Carece de conocimiento y se refocila en su propia ignorancia. Se enorgullece de sentir con las tripas, y con eso oculta su incapacidad de pensar con la cabeza. Es el famoso orgullo hispano, pegado siempre a consignas, a etiquetas caducas, a modelos bastardos, a logros que no requieren esfuerzo mental… Yo me desasné en una escuela de posguerra. Carencias, miserias y miedos. Pero con unos hombres y mujeres cuya dignidad personal y talla profesional eran gigantescas si establecemos comparaciones en el resultado de las cosechas humanas. En aquellas escuelas h