DOGMA Y ANATEMA
El Papa ha vuelto a casa por Navidad, como el turrón, y nos ha puesto su regalico de Reyes en forma de libro. En él se carga a la mula y al buey del belén, a la estrella de ídem, al mismo turrón si allí lo hubiera habido, y a los propios Reyes Magos si es que llegó a haberlos. Gracias sean dadas por abrirnos los ojos, cerrados por la fina pero supina ignorancia. Su título, “La infancia de Jesús”, que cierra trilogía: un millón de ejemplares en su primera edición, aborda tan trascendentales temas para la fé, la teología y los cuentos de Calleja. Aleluya. Mientras tanto, “Jesús, una aproximación histórica”, del sacerdote y teólogo José Antonio Pagola, sigue secuestrado por la inquisición vaticana. He aquí las dos caras de la misma moneda – yo diría píldora – eclesiástica: el dogma y el anatema.
Como dogmática recomendación de quien opina protegiéndose con el autoconcedido don de la infalibilidad, está que dejemos de creer en una mula y un buey, de los que tan solo se habla de ellos porque allí había un pesebre. Que no. Que lo mismo habían sido desalojados por el banco por no pagar la paja. Que vete tú a saber también con el “caganer”… Que eso es solo circunstancial, anecdótico y folklórico. Nada… Y que lo de la estrella de Belén con su cola, óiga, bien pudo ser… no ya un cometa, que haberlos háylos y habíalos, si no… ¡una supernova!.. que ya puestos en los saberes actuales de la astronomía no vamos a condenar de nuevo a Galileo ni vamos a pecar de antíguos, faltaría más… Eso sí, traída y atraída por el Niño Jesús, que para eso es la figura central del reparto en la obra, por supuestísimo... En cuanto a los Reyes Magos de Oriente, bueno, puede que sí, puede que no, reconozcamos su aspecto histórico, pero no olvidemos su aspecto simbólico… Igual eran los de la Comisión Judicial con los guardias (pajes) para lo del desalojo del buey y su señora mula…
…Óiga, señor mío, pero entonces, ¿hubo Adoración o no hubo Adoración de los Reyes?.. Bueno, vale, es posible, pero eso no afecta a ningún aspecto esencial de la fé. Así que punto en boca..
En lo que ya no hay rebajas de invierno es en la cuestión del nacimiento virginal ni en la concepción por obra y gracia del Espíritu Santo hecho paloma mensajera. Ahí, ni una sola tilde, carallo… Aunque el mismísimo San Agustín – que ya es decir – diera una explicación más ajustada a la razón y a la lógica, sacándose de la saya unos votos maritales o así. Aunque la virginidad de la vírgen, valga la redundancia, sea por otro dogma papal concebido sin mancha de pecado original 1.800 años después de lo del pesebre. Que nani, que dice Benedictus que el nacimiento virginal de Jesús fue un hecho único en la historia de la humanidad, y sanseacabó… Posfale… si no fuese porque igual Osiris, y Attis, y Mitra, y Khrisna, y Manú, y Platón, y Buda, y Dánae, y Auge, y Melanina, y Antíope, y Rómulo.. también tuvieron nacimientos virginales. ¿Qué parte de ellos son personajes mitológicos?.. Pues sí, algunos, otros son reales, y todos son históricos… Lo que pasa es que copiar y transplantar un mito es lo más fácil del mundo, ¿o acaso no?.. Y también, amigos míos, lo más fácil del mundo es poner, y construir, y manipular una fé sobre prodigios y milagros, que sobre una filosofía de vida a palo seco.
El aggiornamiento de lo sobrenatural hace buen maridaje – como se dice hoy – con el mensaje, aparte lo bueno que éste pueda llegar a ser. Lo que pasa es que yo creo en un buen hombre antes que en un mal dios. Creo más, mucho más, en el manso Jesús que en el colérico Yahwé, ya vé… Y no necesito, ni me gusta, ni quiero, el portento y la maravilla para que me coloquen un producto de excelencia. No puedo evitar pensar que cuanto más celofán, menos caramelo… Ya me entienden.
Más vale que demuestren lo que dicen vender respetando más y manipulando menos. Cuanto más se respete a los demás, más respetable se es, y no se puede respetar a aquellos que no respetan, ya saben… Por eso mismo que la carta de platos guisados a base de infalibilidades, dogmas, prohibiciones, persecuciones, descalificaciones, secuestros y anatemas, cada vez haya menos gente que la trague. Y, encima de todo, si una vez armado el belén, se cargan a la mula y el buey, pues ya me dirán si el menú, sin una pizca-sal, es un menú como Dios manda…
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