FEMINAE, FEMINI...
Vale. Pero nunca había puesto
sobre el tapete la lógica de que, si el lado que consideramos positivo, la
bondad, Dios, tiene una parte femenina, en correspondencia, el lado considerado
negativo, la maldad, Satanás, igual deba tener una parte femenina, ¿no?.. Es de
sentido común. Aunque, al igual que a Dios nos empeñamos en hacerlo macho, al
diablo igual nos encamotamos en otorgarle sexo varón… ¿a que sí?. Sin embargo,
en las culturas más antíguas de la humanidad, donde ya existía la idea de la
separación del bien y del mal, al demonio se le reconocía también una entidad
femenina: Lilith. Una diablesa comedora de niños, agostadora de cosechas, mala
de toda maldad… y visitadora nocturna de hombres a los que exprimía su jugo vital
hasta dejarlos más secos que unas pasas. Natural, no podía ser de otra manera.
Si el macho cabrío judeocristiano cohabita con brujas, a ver por qué esta
vampiresa-diablesa no puede hacerlo con los tíos, digo yo… Las antiguas
escrituras relatan que hubo un momento en que “los ángeles de Dios vieron que las hijas de los hombres” estaban
más buenas que el pan, y bajaron a tomarlas… por las ingles… y que de esa unión
nacieron “varones de gran nombradía”…
¡Y dale con los varones, siempre varones… Bueno, vale, pero ¿por qué los
ángeles también los ponen como varones?.. ¿no pudo haber ángelos y ángelas que
se pusieran al tajo con hombres y mujeres? Pues lo más fijo que sí.
Miren… Aquí cerca, en Orihuela,
hay un Paso de Semana Santa donde sale La Diablesa. No el demonio, como en
muchos otros, no, la demonia. Es de Nicolas De Bussy (siglo XVII), y la talla
encierra un marcado significado oculto – esotérico, si quieren – de profundo
calado. La Diablesa tiene cuernos, para fijarle su filiación demoníaca, un
rostro con marcados rasgos de malsana lubricidad, como corresponde a sus
perversas intenciones, una manzana en una mano, para indicar su conexión con
Eva con toda la mala leche del mundo, y un montón de signos que no cabrían
todos en este artículo… Y, naturalmente, más fea que la leche. Y digo fea, y no
feo, porque existe un detalle en La Diablesa tan curioso como revelador. Tiene
pechos, sí, pero también tiene pito. Sus órganos sexuales se adivinan de macho
y hembra. En una palabra, sus atributos abarcan ambos géneros. Definitivamente,
es un ser andrógino.
El recado, el mensaje, resulta
clarificador. Si el principio generador (masculino) y el creador (femenino) se
reúnen en, y parten de, Dios, deben reflejarse en cuanto ha sido creado de Él y
por Él… “Macho y hembra lo creo” (…) “A su imagen y semejanza lo creó”. Y señalo que lo dice en singular,
no en plural. Si aceptamos como hipótesis que don Chivo era una creatura de Dios, pues una de dos, o es
un ser andrógino, o sufrió una intervención de separación de sexos en algún
momento del proceso, como ocurrió con el ser humano (salvo que seamos lo
mismo), y entonces hay demonios y demonias jodiendo por ahí… quiero decir
fastidiando, dando por saco, haciendo diabluras…
Así que sí. Si Dios fue (es)
mujer, el diablo, también. Lo siento mucho. Tampoco es eso tan malo, no me
engüisquen ni me malentiendan. Eso quiere decir que el principio femenino,
aunque la cultura machista quiere esconderlo, está presente en los signos y
símbolos importantes, en todas las claves de la creación, en todos los
misterios y orígenes de la humanidad, en todas sus fés, sus religiones y
creencias… Lo de la cosa masculina, también, pero de otra forma, de otra
manera… Y es que esa es otra historia…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador – los viernes a las 10,30 h. en: http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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