LA MAYOR VERGÜENZA
Hay una desgracia mayor, mucho mayor, que la reforma laboral… Existe una injusticia mayor, mucho mayor, que la merma en los derechos adquiridos… Existe una vergüenza mayor, mucho mayor, que nuestra política demagoga. Algo peor, mucho peor que nuestra propia mediocridad y apesebramiento, peor que nuestra incultura y nuestra indignidad crecientes… Y es que mil quinientos millones de seres humanos pasen hambre, no tengan derecho a la salud, ni a la educación, ni a la mínima escudilla de agua potable con que subsistir, ni el más mínimo derecho a la vida que el respirar mientras pueda hacerlo. El intento de reparar tal ignominia que les procura nuestro modelo de globalización económica consiste en producir impuestos indirectos, como el que ya grava los pasajes de avión en quince países (En España, no. Que aquel zapatero remendón que se llenaba la boca con la palabra sóoolidaridad,, con acento en la primera de muchas “o”, se negó) y con el que se recauda 1.656 millones