¿NACIONALISMOS, COMUNIDADES, HISTORIA..?
Soy consciente de
que, con éste de esta semana, puede que alguno se pregunte estupefacto si es
que me he vuelto gilipollas, o qué… De hecho, sé que me llevaré críticas,
fundadas o infundadas, y que unos cuantos pueden verse sorprendidos por tamaña
ocurrencia. Aunque, si me conocen, tampoco debería extrañarles mucho…Pero
miren, esta vez me voy a preguntar, y ustedes disculpen la osadía, por la
racionalidad de nuestro estado autonómico, fíjense qué atrevimiento,coña
Desde que se trazó el mapa de
las 17 comunidades autonómicas en España, ciertamente que basado en la anterior
división de las provincias, se asumió la misma artificialidad que tenía la
partición territorial por regiones, paridas con más calado político que
histórico, tal y como adolecía la última división administrativa del estado.
Quizá – y digo quizá – por esto que las así mismas consideradas históricas,
como Cataluña o el País Vasco, han estado siempre dando por saco con sus
nacionalismos y sus independentismos, derivados de ese mismo sentimiento
nacionalista marcado por una historia que no se puede eludir por muchos
intereses estatales que se pongan sobre la mesa, y que va, ineludiblemente, en
la herencia genética y cultural de los propios pueblos que la conforman
Y no es que yo esté
intentando demostrar, ni mucho menos justificar, nada. Lo que intento es
comprender esos sentimientos de pertenencia histórica, no sé si me explico… Por
eso creo que la sensación que tales comunidades tienen no es que les joda no
tener más que las demás, si no que las otras, las no históricas, tengan lo
mismo que ellas. Se trata de la legitimidad de las raíces, que ellos pueden
creer y sentir, lo que se esgrime en el rechazo y las exigencias con respecto
al resto. Es muy posible que pueda equivocarme, sí, pero pienso que, en el
fondo de su manifiesta insolidaridad, de su egoísmo más o menos aparente, lo
que subyace es el sentimiento de tener unas razones históricas que las otras
comunidades no comparten, ni reconocen, ni parecen respetar, y que han de
defenderlas por el único camino que esa misma historia les muestra: tratando de
imponer su diferencialidad a todas las demás. Si queremos relajar la tensión,
diríamos que es cuestión de pedigrí.
Y aquí es donde viene mi
bombica: ¿Qué pasaría si reorganizáramos las autonomías, vía Constitución, solo
por razones históricas y no por intereses políticos?.. Al ser todas iguales
ninguna se sentiría ajena a la otra ni fuera de lugar dentro del contexto
histórico. Todas ellas tendrían el mismo peso que les concede su propia
referencia histórica desde la conformación del estado español. Ninguna sería
artificiosa y ninguna reclamaría más derechos que otra. Incluso ganaríamos en
una reducción importante del gasto administrativo, y en un mejor control y
encaje político y económico, ya que se reduciría ostensiblemente el aparato,
pasado de 17 a una media docena aproximadamente, y con mucho menos desigualdades,
o sentimientos de desigualdad, entre ellas…
Porque se trata de reconocer
y reconformar las seis, por ejemplo, que figuran en el escudo de España,
asumiendo los agregados extrapeninsulares que hubiera que asumir. Las
comunidades que fundaron el moderno estado español en esencia, de 1469 a 1512,
por el matrimonio de Isabel y Fernando hasta la incorporación del reino de
Navarra. Más o menos… Y hacer con ello un gobierno federal – que ya funcionó en
tiempo de los Reyes Católicos – con las mismas competencias para todos, con
iguales derechos y obligaciones… Con idénticas posibilidades de sus hechos
diferenciales. Incluso en tal proyecto podría reunificarse Portugal, para
formar un gran estado ibérico confederado.
¿No se están uniendo
ayuntamientos?..¿pues, porqué no las comunidades?.. ¿Acaso no es lógico,
racional y de sentido común?.. Es la única forma de que las comunidades
históricas no se aprovechen de las no históricas. Y es la única manera también
de que las comunidades no históricas no parasiten a las históricas. Existen
modelos, como EE.UU., India, Suiza, Alemania, Rusia… Donde comparten derechos y
deberes, recursos, responsabilidades, conciencia de estado… porque también
comparten su historia. Nosotros compartimos historia, es cierto, pero hemos
hecho una caricatura de estado… un desastre, una verdadera pena… Es tan solo mi
opinión, claro, es tan solo mi opinión…
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