¿ROBO O APROPIACIÓN..?
No
sé si recordarán ustedes que en un par de ocasiones he escrito sobre el fenómeno
de rapiña de las llamadas inmatriculaciones, con que la Iglesia se hizo con más
de cinco mil propiedades por la cara, desde que, en el 2.003, Aznar reformase
la Ley Hipotecaria – artículo 206 – que, si bien es cuestionado por
inconstitucional, sumado a que desde 1.944 (Franco) equiparó a los obispos como
fedatarios públicos, han podido hacerse con miles de propiedades ajenas y de
patrimonio público, sin emisión de edictos al estar exenta de ello, y con
absoluta opacidad, tan solo que por el costo registral. Por supuesto que “este proceso es incompatible con los
principios constitucionales de igualdad religiosa, neutralidad y separación
entre Iglesia y Estado” conforme rezan los estudios realizados al efecto
por prestigiosas universidades, pero amigo mío…
Así que un buen día, un
ciudadano cordobés, mosqueado porque en algunos folletos turístico-religiosos
sobre la Mezquita de Córdoba rezaba como Santa Iglesia Catedral, y entre
paréntesis “antígua mezquita”, inquirió al Obispado, donde le dijeron que “era de propiedad de la iglesia desde tiempo
inmemorial”, así que acudió al Registro de la Propiedad, y hete aquí que
descubrió que, desde el 2 de Marzo del 2.006 era propiedad del obispado por el
costo registral de 30 €. Lo curioso del caso es que la Junta de Andalucía ha
invertido, y sigue invirtiendo, millones en conservación, mejoras y
mantenimiento sin oponer la más mínima reacción al latrocinio (sociatas rojos
que son…) a pesar de que todos los ingresos por entradas – a 8 euros – que
genera, se lo chupa la diócesis y lo declara como “donativo” para, encima, no
pagar un jodido céntimo en ningún tipo de impuesto… Por no pagar, no paga ni el
Ibi.
Esta esquilmación masiva se ha
dado en toda España, y, si bien aún se mantiene en vergonzoso ocultamiento
muchos de sus casos más flagrantes, dado que, ante la exención de hacer
públicas tales “adquisiciones”, se hace en el más absoluto secretismo, dá lugar
a que venza el plazo de dos años para alegaciones públicas, que hay de carencia
por ley para la primera inscripción, sin que nadie lo advierta – o lo quiera
advertir – y por lo tanto, recurrir. Hay comunidades, como Navarra, donde,
desde 2.007, la avaricia del buen ladrón afecta a 117 municipios y más de 1.100
propiedades: edificios patrimoniales, prados, solares, casas, cementerios,
parques… al precio de unas docenas de euros por inscripción.
Pero en esto, ni el gobierno de
Zapatero, que pudo y hubo, ni el actual, que no quiere, han puesto coto a
tamaña rapacidad. En Octubre de 2.012, ayer mismo, el Senado, en moción
presentada por el grupo catalán Entes y la Asociación Europa Laica, en la que
se pedía la supresión de la reforma del gobierno Aznar que posibilita tal
atrocidad, se debatió este flagrante asunto, saliendo la tésis de la Iglesia
(apropiación indebida) adelante, por 12 votos a 8, gracias a la defensa y apoyo
del PP y del PNV… naturalmente.
Jesús dijo a su discípulos que
debían vender su capa y sus sandalias y darlo a los pobres si querían seguirlo
en el camino del reino de los cielos. Quizá por eso, éstos… que dicen ser
cristianos, en pleno boom inmobiliario vendieron buena parte de locales,
solares, fincas y terrenos a precio de mercado, sin pagar el mínimo impuesto de
plusvalías, y generando escandalosos beneficios contantes y sonantes a su
favor. Quizá por eso también que la Iglesia no condena la especulación,
naturalmente. La advertencia de Cristo de aquello de “no podéis servir al dios
Mammón y a Mí a un tiempo” se lo pasan por debajo de sus casullas, y no maman
más porque se han chupado hasta el pezón de la ubre… Pero todo se andará.
De momento, ya saben, la
Mezquita de Córdoba ya se la han “mammoneado”. Y quizá otros monumentos de
nuestro patrimonio nacional. Enfín… Por esto mismo y otras cosas, la política
de gestos del “sensillo” Francisco me gusta pero no me epata. Hasta que la
iglesia pobre no empieza a ser de los pobres y para los pobres, como él mismo
dice, y su Fundador dijo también, nos sobran encantadores de serpientes y
trileros, y nos faltan auténticos profetas. Y una forma de demostrarlo, es
comenzar por devolver todo lo que se ha “distraído”… “Como ladrones en la
noche”, que también cita el Evangelio.
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