VIOLENCIA(S)
Me restriegan por los morros mis
nobles críticos que me estoy cambiando el chaleco de censurar las
manifestaciones violentas a justificarlas. Pues no. Jamás. Nunca. Si se
molestan en repasar mi hemeroteca verán que siempre, siempre, he criticado esa
violencia en cualquier manifestación. Y no encontrarán ni una sola
justificación. Ni una. Lo que pasa es que tengo mucho cuidado en separar la una
(violencia) de la otra (manifa) y de rechazar la mezcla de la una con la otra.
Como también siempre he dicho que sería muy bueno desarrollar estrategias
urbanas para dejar con el culo al aire a los violentos tan pronto empiezan a
actuar. Me niego a creer que es imposible desimplicar lo uno de lo otro.
¿Porqué en las manis contra la privatización de la sanidad madrileña, por
ejemplo, no se dá ese fenómeno?.. Piensen un poco.
Pero
como me hablan de justificar violencias, pues hablemos de violencias. Violencia
es el frio espantoso, el asma y la bronquitis que están padeciendo niños
pequeños y ancianos por no poder pagar el abusivo recibo de la luz. Violencia
es que seis millones de familias dependan de comedores sociales y contenedores
de la basura. Violencia es reducirles la paga a los jubilados hasta extremos
inhumanos. Violencia es la existencia de 4 millones de niños infralimentados en
las escuelas. Violencia es robar a los contribuyentes para entregárselo a los
bancos. Violencia es gravar los vales de transporte, comida, ropa o guardería
de las nóminas con impuestos. Violencia es poner el mismo Iva al lujo que a la
comida. Violencia es una ley de seguridad ciudadana que ataca al ciudadano. Violencia
es el abuso recaudativo de los ayuntamientos. Violencia es la corrupción del
poderoso a costa del débil. Violencia es…
Que
la violencia, lamentablemente, genera violencia, es algo sabido. Aún y así no
soy partidario de la misma en ningún caso. Sin embargo, permítanme saber
distinguir entre la violencia causante y la violencia generada. La primera
causa la hartura de la ciudadanía, la desesperación y la desesperanza, y se
tiran a la calle a protestar. ¡Qué menos..!. y la gente está cada día más harta.
Y más cabreada. Y les sobra razón. Y la violencia de los violentos callejeros
es un arma de doble filo, y un caballo de Troya. Y es tan inadmisible que solo
se arresten a jóvenes exaltados vecinos, y no a los inductores profesionales de
altercados, como que nuestros jóvenes hijos, pobres cretinos, trabajen para el
enemigo.
Tarados,
necios, cortomentales y tontos útiles siempre los habrá. Y sinvergüenzas
maniqueos dispuestos a utilizarlos, también. Yo solo digo que hay que conocer
esto y saber contrarrestarlo… Y que no regalemos trabucos a los ladrones.
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