LOS GRIEGOS
Ya sé que en el
pulso de Grecia con la Unión Europea, el malo de la película es Grecia. Se ha
vuelto una mosca cojonera que no se aviene a razones y está siendo la culpable
de que las todopoderosas financieras se pongan de los nervios, y a la bolsa le
entren sus miedos, y baje, con lo que sus inversores se quejan de mamá-pupa, y
que la prima de riesgo suba, que es como la espada flamígera que nos expulsa
del paraíso que nunca existió, y que el resto de los desgraciados también
pagamos sus plumas… y todo eso. Definitivamente, los griegos éstos son los
malos y los europeos ricos son los buenos.
Pero como yo tengo la nefasta
costumbre de alinearme siempre – no sé cómo me las apaño – con los perdedores y
los desastraos, pues también los
defenderé y me pondré a su lado. Total, entre tanta mata por la que he apostao y no ha echao, una más poco
importa. Así tendrán motivos mis críticos para decirme que, claro, así soy pues
así me vá… que si voy siempre contracorriente cómo quiero tener una jodía ayuda nunca. Pos menúos amigos se busca el jodío
tontarras éste…
Y puede ser que sí, no digo yo
que no… Pero vamos a ver, ¿qué le pide, mejor dicho, le exige, la UE a los de
las Termópilas?.. Pues reformas. Vale, ¿y qué reformas?.. Pues mire usted, que
bajen las pensiones a los viejos, que suban los Ivas a todo el mundo, que hagan
reformas laborales a la baja y precaricen al obrero, que supriman prestaciones
sociales a tope, que suban el precio de la luz y de todos los impuestos tanto
directos como indirectos… Eso mismo es lo que les están imponiendo. Y el jodío
Tsipras del demonio satánico que se resiste una, y otra, y otra vez más… Y los
socios poderosos se cabrean, y se aburren, y los amenazan, y los chantajean, y
les echa a los perros (los perros somos nosotros, los de la jauría, a los que
nos dejan los huesos) pero ellos que dale al no, que bueno, que ya veremos, que
se lo van a pensar, que a ver si…
Pues, ¿qué quieren que les
diga?, que a mí me dá cierta envidia. Que ojalá nosotros hubiéramos tenido un
gobierno que hubiese defendido los intereses de los más débiles como el
gobierno griego está defendiendo los de sus ciudadanos… Pero, claro, no, el
nuestro, en vez de alinearse con los del cono sur y defender los intereses de
su gente, se cuadró al instante, ¡¡ja
bolt, main führer!!, taconazo al canto y brazo en alto, y se puso a
disposición de los intereses y exigencias de los poderosos para tapar el
desfalco de los ricos con los sacrificios de los pobres… Por eso mismo nos pone
nerviosos la “insolencia” de los griegos y su empecinada postura. Porque nos
deja en evidencia. Porque nos pone en nuestros justo lugar. Nos retrata. Nos
coloca en el de los lameculos claudicadores. Entre los que acataron sus órdenes
de sangrar a su pueblo para contentar a los especuladores… Y, claro, eso jode
un poco, y molesta, y fastidia, y por eso nos sumamos prestos a la señal del
regidor, al coro de los rasgadores de vestiduras y mesadores de cabellos…
¡coño, con los griegos de la leche!..
Y así son las cosas, aunque no
nos guste reconocerlas, porque nos las venden ya precocinadas y para consumo
inmediato. Usted no piense, solo trague. Tan solo cómaselas. Los que mandamos
nada más que velamos por su interés… ¡y una mierda!. Miren tan solo que un
único ejemplo de muestra: a los jubilados españoles nos están robando… sí,
robando, un Irpf que nos restan de nuestra magra pensión de manera inmoral, si
no fraudulenta. Porque una pensión no es
una paga por rendimiento, si no por haber rendido en toda una vida laboral y
por lo que ya se desquitó el correspondiente Irpf en su día. Ahora nos lo están
desquitando por segunda vez por el mismo motivo. Hay que ser sinvergüenzas,
deshonestos y ladrones… No se preocupen, daré la tabarra con esto más veces, y
a quien quiera le puedo mandar información más detallada.
Pero eso es lo que pasa. Que la
ignorancia, la comodidad y la cobardía de los pensionistas, que pensamos que si
protestamos nos van a quitar el rancho del Inserso, y los recreos, hace muy
cómodo a las zorras el que guarden las gallinas. No es que se las zampen, como
en el cuento, no, es que se comen su pienso y ellas se mueren solas. De hambre.
Es más sutil. Y lo mismo ocurre con lo que les contaba al principio: que las
zorras se han ganado la confianza del gallinero porque no se ven las plumas de
la carnicería por el suelo. Nada más que los comederos están cada vez más
vacíos, y las puñeteras zorras cada vez más gordas…
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