30 AÑOS DE LA OPINIÓN



Este año de 2018 este periódico cumple 30 años que, si bien no es mucho, si lo comparamos con la vida humana entonces es un lapso de tiempo más que respetable. Ángel Montiel calculaba que era la mitad de su vida, y, prácticamente, casi toda su vida profesional, y lo recordaba en un artículo coincidiendo con esta efemérides de esta Opinión nuestra de cada día. Y lo cierto es que concede una perspectiva sobradamente suficiente para analizar vivencias y experiencias. Al menos, desde la existencia de cualquier persona, por supuesto.

                Y es también lo que me pasa a mí. Yo he envejecido escribiendo durante esos mismos treinta años desde esta columna todas las semanas. Ininterrumpidamente. Nada más comenzar la vida de este periódico yo empecé a enviar tímidos artículos esporádicos sobre la política de entonces. Era la época del ocaso de Felipe González, y los primeros escarceos de la corrupción en la democracia española, de la que el presidente se enteraba por la prensa. Comparado aquello con lo de hoy, el nivel de aquella porquería era una ingenuidad con respecto al  hedor insoportable que nos invade en la actualidad. Una nadería, señoría… La basura y la suciedad que antes apenas ensuciaba por un hermano sinvergüenza de Alfonso Guerra que se aprovechaba de la situación de su fráter, hoy trufa las instituciones y gobiernos enteros. Nada que ver lo uno con lo otro…

                Fue entonces cuando Paloma Reverte me propuso escribir una columnica semanal sobre temas empresariales, dado que en aquel tiempo involucraba mi vida en la Coec hasta extremos inconcebibles. Tenía más cargos que tiempo. Lo que ocurrió fue que le dije que, si había de ser un columnista libre (sin emolumentos), mejor que mis temas fueran igualmente libres. Y que pudiera escribir desde el Arco Mediterráneo hasta el sexo de los ángeles. De todo y por todo. Y así fue. Directores como Paloma, Cerón, (el actual aún me debe compartir un café, una caña, una sentada), tantos otros a los que citarlos me ocuparía demasiado espacio, y el mismo Ángel Montiel, con el que me une esa misma y vieja relación de tres décadas, y al que aún molesto, y en el que me empleo, para que el trabajo no le sea excesivamente liviano…

                Uno de esos años, antes de la mitad del camino andado, la emisora de Radio T.P. 87.7 Fm de mi pueblo, me propuso hacer un programa y lanzar estos artículos al aire desde mi Mirador de La Opinión, para ser comentados. Citando, como es natural, el periódico origen, “como hacía Paco Umbral en Madrid con sus crónicas del ABC”, argucia convencedora que usó el director de la emisora. Y esto que ustedes leen adoptó una dimensión nueva, una doble naturaleza: la radiofónica… Luego, después, vinieron esos Chispazos para los que me reclutó el mismo Ángel, y, cuando el periódico se digitalizó, que es algo así como adquirir valencia internetiana, igual me sumé con un Blog de columnista desde cuyo Mirador en la nube, a veces conmigo en las nubes, sigo llegando a ustedes todos los días…

                O sea, que los treinta años que este año cumple este periódico La Opinión, son también mis treinta cumpleaños en mis más de setenta de rodaje por una vida que ya me vá restando fuelle y capacidad disquisitiva y adquisitiva… Demasiada edad para volver a volar y volver a valer. Ya solo quedan recuerdos compartidos y sueños perdidos, tiempo empleado y un plan inacabado. Y una experiencia hecha de papel y tinta, como el cuerpo y la sangre místicos, desde la que me he ido derramando cada semana, cada día, de la vida a la que nació este periódico hace esas tres justas décadas. Mi visión es la misma que la de Montiel, salvando las distancias de las habichuelas, claro. Y suscribo desde aquí todos y cada uno de sus sentimientos vertidos y escritos en su columna de referencia. Ambos hemos crecido, madurado y envejecido desde estas páginas…

                Así que hoy, desde aquí, quiero felicitar a La Opinión y a mí mismo, si ello es posible. Al periódico por su cumpletacos, y a mí mismo por el privilegio que me ha supuesto mantener con todos ustedes, los que me siguen, los que me leen bajo esta letra impresa de este siempre mismo diario, un contacto plácido y fluído, y participado, amable y entrañable, y espero que amigable. Treinta años dan para muchas bienvenidas y despedidas, y quiero aprovechar la efemérides para agradecer y recordar en la memoria a todos aquellos que leyeron estas columnas hasta su propio final. A cuantos ya nos esperan en otras realidades. Y a cuantos son, y han sido, fieles a este escribidor y a este periódico. Lo que viene después, ya lo veremos…

                Porque no sé cuánto tiempo aún seguiremos aquí, juntos desde el principio. ¿Quién puede saberlo?.. Nadie puede asomarse a los espejos de nadie, ni en aguas ajenas sumergirse. Pero hay que agradecer el camino que se anda en compañía, y hemos de valorar el tiempo del espacio compartido, como un tesoro irrepetible e inestimable. Y justo eso mismo quiero transmitir hoy, aquí, en este lugar común y añejo, en este sitio de todos… Esta es la idea.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Miradorwww.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

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