EL PROPÓSITO /2/



En uno de mis programas radiofónicos a que dan lugar estos escritos de hace unas semanas, concretamente el correspondiente a El Propósito, un seguidor y amigo, intentó contactar conmigo a través de la emisora, en el espacio en que mis más o menos habituales opinaban sobre el artículo, sin lograr conseguirlo. Así que optó por enviarme un mensaje de voz a mi móvil con su parecer, que se lo agradezco en lo que vale, y al que intenté corresponder con un, quizá que insuficiente, escueto whatshaps, ya que aún no sé manejar lo de los mensajes hablados – lo confieso – pues soy un inepto en nuevas tecnologías. Pero como lo que él planteaba es lo suficientemente interesante como para poder ser compartido con ustedes, y encima creo que le debo esto, pues miren lo que les digo… que aquí vá…

            Planteaba esta persona amiga, que ese Propósito en el que yo quería encajar las normales experiencias que todo ser humano vive en mayor o menor intensidad (me remito al artículo) que, al no encontrarle una explicación plausible, quizá por eso solemos callarlas y olvidarlas, puede que obedecieran a un propósito, a un por qué, a una causa u objetivo al que tendemos aún de forma y manera inconsciente , o mejor, subconsciente  … “Pudiera ser – alegaba - que la herramienta para encontrar tal sentido, fuera la fé”. Que el camino natural más a mano que tiene el hombre fuese esa fé, aparte, claro, lo que cada cual entienda por fé… “Al fin y al cabo – me decía – el concepto clásico de fé es creer aquello que se intuye pero que no se puede explicar”, y que, de hecho, de eso mismo se trata.

            Como enunciado resulta impecable, y no deja de ser verdad en su desarrollo. Cierto. Lo que pasa es que la fe, que en definitiva es la confianza en algo superior, si es dogmática, es coactiva, y entonces deja de ser fe para ser otra cosa. La fé es personal, y por lo tanto intransferible, y ha de encontrar cada uno la suya. “Buscad y (la) hallaréis”, fue dicho, o también se dijo “No busquéis a Dios fuera, si no dentro de vosotros”. La fé transmitida es costumbre, tradición, rito, pero no es fé; y la fé dirigida es órden, mandato, disciplina, imposición, pero tampoco es fé. Son fes en las que si no crees salen a relucir el pecado y la culpa. Existe la fe natural de las personas y en las personas, al igual que existe la fé buscada y encontrada, trabajada e interiorizada, pero ninguna de ellas se basa en dogmas. De hecho, una fé dogmática, trufada de amenazas, chantajes y condenas es la anti-fé.

            Lo que pasa, y yo lo entiendo, no crean, es que los seres humanos, durante milenios, hemos sido catequizados por las religiones y sus normas establecidas. Incluso unas religiones son herederas de otras, como el Cristianismo viene del Judaísmo. Y es un peso que se soporta durante cientos de generaciones, y eso condiciona nuestras respuestas, y nuestra forma de ver las cosas. Pero una religión no es una ciencia, sino una creencia… Y, sin embargo, la fe, la legítima, la auténtica, sobrepasa las creencias. A veces, la creencia ha de someterse a la ciencia. En 1.951, por ejemplo, la Iglesia Católica admitió que la teoría de Hawkings sobre su Bing-Bang muy bien pudo ser la creación del mundo. Anteriormente en el tiempo ya tuvo que inclinar sus creencias ante la ciencia de Galileo, de Copérnico, de Servet, de Darwin, de Hubble… y de un laaaargo etcétera. Los caminos hacia la explicación de Dios son infinitos, pero la ciencia siempre será más segura que la creencia. Y en eso sí que creo…

            La visión de mi amigo, al fin y al cabo, es paralela a este razonamiento. ¿El Catecismo, o el Método?.. En ese puñetero artículo de referencia se planteaba el viejo enigma de la humanidad: ¿qué somos, de dónde venimos, a dónde vamos..?, pero reducido a nivel personal de cada quisque: ¿qué hago yo aquí, porqué y para qué?.. Ese era el propósito de mi Propósito, y no otro. No me lo planteaba entonces, ni lo hago ahora, desde ningún punto filosófico, ni religioso, ni científico, si bien me apoyaba en la psicología desarrollada por Sigmund Froïd y su discípulo Frank Young, pero solo como hilo conductor de lo que ya es conocido, probado y aprobado como ciencia. Más allá, ni entraba, ni entro…

            Para mí, personalmente, claro, veo a Dios actuar en el Bosón de Higgs, convirtiendo la energía en materia, por ejemplo; o en el principio de incertidumbre de la física quántica; o en la entropía del universo; o en la ley de causa y efecto… que siempre nos conduce, precisamente, a un propósito… Pero lo veo de forma cabalmente distinta, racionalmente diferente, incluso en ciertos aspectos, frontalmente opuesta, a la visión estereotipada de la religión, que la reviste de falsedades para justificarse a sí misma… Pero eso es todo.-

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

Comentarios

Entradas populares de este blog

ANTONIO, EL CURA.

RESPONSABILIDADES

PATRIAS

ASÍ LO CREO YO...

HAZ LO QUE DEBAS

EL DOGMA POLÍTICO

¿CON QUÉ DERECHO..?