Un libro… una historia
Mi hermano y yo hubiéramos querido haber hecho una
presentación oficial, en forma, como merecía la memoria de nuestro padre, y
como merecen todos ustedes, los que lo conocieron, los que nos conocen, o los
seguidores e interesados por nuestra historia más reciente, que nos forma y nos
conforma a todos… Pero los idus del Cóvid han impedido nuestros buenos deseos.
No obstante, sí que les anunciamos, mientras tanto, que una vez pasado este
aciago trance que hace imposible que podamos reunirnos los amigos de esta
causa, en el momento en que nos autoricen a juntarnos, trataremos de celebrarlo
con un modesto acto, a pesar de que ustedes hayan –así lo espero- disfrutado con
la lectura de este libro, que pone fin a una aspiración largamente anhelada y
que pretendemos sea más conocida. Para nosotros será un honor y un privilegio
poder agradecérselo, de una forma más personal, a cuantos lo deseen y tengan
interés en asistir, por lo que lo comunicaremos a su debido tiempo.
La narración está hilada en primera persona. Todo un
riesgo y un atrevimiento por nuestra parte. Pero lo consideramos necesario para
dar fuerza al relato, veracidad al personaje y rigor a los hechos. Cuando Jesús
me dijo que era mejor encararlo de esa forma, debo confesar que se me aflojaron
las piernas. Reconozco que contar con las tremendas experiencias vividas
personalmente por mi padre narradas por él mismo, supone una ventaja, pero
meterme en su piel, tratando de re-vivir y con-vivir sus sentimientos en unas circunstancias
tan excepcionales, es todo un reto… y toda una osadía. Un reto del que no sé si
habré salido bien librado. Eso se lo dejo a la subjetividad de ustedes, de los
que lo lean y que se aventuren en las aventuras, valga la redundancia, de mi
padre. Sí que les aseguro a ustedes, que me costó dominar muchas emociones,
bastantes nudos en la garganta, y alguna que otra lágrima… Y tener que
reescribir varias veces una palabra, una línea, un párrafo…
Lo que sí queremos hacer constar es que nos hemos
esforzado, y mucho, en seguir una línea argumental y de los hechos
estrictamente verídica e histórica. Nada se ha dejado al albur de la novelación
ni del acaso. Absolutamente nada. Todo se sujeta fielmente a lo que ocurrió,
cómo ocurrió, dónde ocurrió y cuándo ocurrió. El por qué ocurrió se lo dejamos
a la reflexión final de cada cual. Hemos querido que el libro sobre las
vivencias y experiencias de nuestro padre sea extrapolable a toda aquella
generación que vivió, luchó y sufrió aquel tiempo terrible de guerras, por un
lado y por otro. Y que sea un texto cabalmente histórico. Hemos contado con la
inestimable colaboración de diversos historiadores y personajes que han querido
aportar sus conocimientos y vivencias y de los que hemos podido entresacar una
valiosísima información que nos ha servido para certificar determinados pasajes
de esta historia, y a los que, desde aquí, se lo queremos agradecer de forma
expresa. En definitiva, un pedazo de la historia dentro de la gran Historia… y
exento de ideologías combatientes y condicionantes, pero no así de lealtades
que honran a las personas que, como es el caso del biografiado, sufrieron las
desdichas, no solo de una, sino de dos guerras.
Precisamente por esto último, no es tampoco un libro
del que se pueda extraer ningún sesgo político. No se ha querido torcer ni
enderezar nada, pero sí que es un reconocimiento a la dignidad del ser humano
en situaciones tan precarias y extraordinarias como las que tuvo que soportar nuestro
padre y tantos otros como él. A final de tan terribles vivencias, en el crisol
de la gente normal que las ha padecido, abrasada toda la ganga que causa tanto
desastre, solo quedan las gemas de la paz, de la tolerancia, la convivencia y
el perdón… sobre todo, en los que más han perdido, porque perder, lo que se
dice perder, todos pierden en una guerra civil. Existen ganadores, pero no
vencedores…
En fin, todo esto, y puede que un poquico más, es y
no es, el libro del Teniente Galindo,
del que me he tomado el plácet para escribir esta columna de hoy, y que espero
sepan los que me siguen disculparme, explicarse mis motivos, y aprovecharse de
su contenido, si es que en algo les sirve a ustedes.
Hace 85 años que sucedieron estos hechos. Toda una
larga vida y algo más. Forman parte tanto de nuestra genética histórica como de
nuestra genética de sangre. Eso es inevitable. Pero es una herencia que nos
debe servir para aprender lecciones que nos ayuden a superarnos a nosotros
mismos, y a ser mejores para no caer en los mismos y miserables errores… Lo
intelectual debe superar lo visceral. Si así no fuera, no habríamos aprendido
nada. Este es el mensaje, último y sucinto, que mi padre nos dejó a mi hermano
y a mí. El colofón de toda una vida: la suya. Vivió el odio cainita con todas
sus consecuencias, y terminó ahíto de sus frutos… Así nos lo transmitió, y así
hemos querido transmitírselo a través de este libro.
Ojalá y les guste… Será el mayor y mejor homenaje que
podemos brindar, entre ustedes y nosotros, a toda aquella gente…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador
/ www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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