GÉNESIS
De mi artículo La Mujer, de hace tres semanas, he recibido cantidad de parabienes, y algún que otro paramal, la verdad… Me sorprendió, sobretodo, que, a raíz del programa de radio participado que semanalmente se hace sobre un artículo elegido – ese en concreto en este caso – me llegasen tantos comentarios (más de damas que de damos), elogiosos casi todos… No saben lo que me alegro que la mentalidad femenina comience a sacudirse los prejuicios religiosos de la cofia. Quedan muchas formas aún de seguir llevando el velo a pesar de haber desaparecido de las cabezas. Son peores los velos que se llevan por dentro, y que aún perduran por la nacionalcatólica educación malrecibida en su día. Es la cultura heredada generacional la que nos pesa. Por eso me congratulo cuando una mujer hecha y derecha me pide que, por favor, siga dando caña, coñe…
Pero yo no dí caña en ese artículo. Ninguna caña. Tan solo me limité a facilitar una descripción somera de las diferentes culturas a través del – llamémosle “mito”, a falta de otro concepto – de la Creación… Y resulta que el del Génesis fue, es, la más misógina de todas, y sin necesidad de calzador. Yo no tengo la culpa de eso… Pero, en fin, fuera como fuese, muchas de las que me enviaron un “post ist”, me pedían que siguiera ahondando en ese tema bíblico, y genesíaco, según nuestras sagradas escrituras…
Bueno… El caso es que, en el tiempo, he escrito bastante sobre ese tema, desde lo de que Elohim es una palabra plural, que significa “dioses” – no uno solo – hasta el milagro reproductor de la costilla adánica, pasando por el affaire de Eva con la serpiente, y estudiándolo también desde el punto de vista de otras culturas, escrituras, fés, o corrientes filosóficas, por lo que volver a repetirlo todo en este mismo formato, me parece un poco abuso para con los que me publican… Sí que es verdad que lo tengo recogido en formato charla, o conferencia, por si alguna vez se presenta la ocasión, cosa que cada vez veo más difícil, dicho sea de paso y dadas las circunstancias. No obstante, sí que diré en mi descargo que eso no depende de mí… Pero sí puedo informarles aquí de aquellos datos nuevos que, desde mis últimas publicaciones acá, han caído en el saco de mi conocimiento. El compartirlos con los/las que se interesan en esa información, es darles un mayor y más largo recorrido a su acervo. Larga vida, pues, al César.
Lo abordaré entonces desde las preclaras conclusiones, para mayor interés, de un eminente teólogo judío: Arthur Waskow. Que el investigador sea judío, y no occidental, tiene una importancia triple: dispone de una mayor cultura original (hebrea) en el que fueron escritos los hechos; se despoja de los prejuicios a los que lo ata su propia religión; sus deducciones, por lo tanto, resultan más valiosas al contrastarlas con las de otros científicos ajenos a su cultura. Y, desde luego, no solo coinciden, si no que sus aportaciones son un rato interesantes:
El nombre original del primer hombre (observen que nombre y hombre tienen la misma estructura fonética), es Adam (cap. II del Génesis) y no significa “hombre” precisamente, si no “humano”. Es importante la distinción del genérico, porque el hombre es parte del género humano, y no al revés… Pero ese nombre deriva de Adamah, que significa “tierra”… El prefijo “ah” viene de la letra hebrea Hey, que significa “respiración, hálito”, y que es la que compone el nombre sagrado YHWH, o sea, el conocido por Yahweh, pero que se escribía sin vocales… El sonido de esa “h” es aspirado, como el ruido que se hace al respirar. Es el sonido de la respiración… Así que vayan ustedes atando cabos. Pistas con el relato del Génesis de fondo: humanidad; tierra (barro, lodo); hálito de vida… Curioso, ¿verdad?.. Bien. Súmele a esta ensalada que el nombre de Eva proviene del hebreo antiguo Hava, que significa “vida”…Precisamente.
Y tenemos la fórmula: Tierra / Hálito / Vida… Como verán, los, o las, que me han seguido hasta aquí, la “vida” la pone, la incorpora, Eva. Y la incorpora a un Adán salido de la tierra al que han puesto a respirar… ¡Ah!, otra vuelta a la tuerca: Adam es humano (genérico) no hombre (sexo). Si aplicamos la lógica, el sentido común, o lo que sea, el humano incorpora los dos sexos. Reunidos en un solo ser hablaríamos de un ser andrógino, bisexuado… Bien. Sigamos: “Cote” no solo significa costilla, también significa “lado”. Un ser bisexual tiene un sexo al lado del otro… ¿me siguen?.. El Génesis, pues, relata dos acontecimientos distintos: dar vida (femenino) a un ser humano, y una separación de sexos en ese humano (hombre y mujer) llevada a cabo por un determinado equipo de dioses (Elohim).
Si esto les sirve para complementar, ya que no completar, ese artículo mío al que se refieren sobre La Mujer, verán que es más sobre lo femenino como principio vital. Aquí no hay feminismo alguno, si acaso, lo que hay es femeninismo, que no es igual… El problema de la misoginia en las religiones, en las culturas, en las políticas, o en las relaciones, es que, en su profunda ignorancia, junto con la mujer se carga lo femenino.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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