¿QUÉ FE, ÓIGA?..
De chiquillo, en catequésis nos preguntaban de forma retórica: “¿qué es la fé? ”, y se respondía: “ creer sin ver ”. Con eso era suficiente. Tres palabras de memoria, y ya está, aunque lo de creer sin ver no deja de ser una fe ciega, claro. Si te atrevías a preguntar – entonces eso era una enorme osadía – alguien ponía, invariablemente, el ejemplo de Santo Tomás… En definitiva, entonces, era “ creer lo que te digan ”, pensaba yo. Puede valer, pero, ¿lo que te diga quién?, ¿quiénes?, pues lo que te dicen aquellos que ostentan una mayor autoridad que tú en aquello de que se trata, naturalmente… ¿Y qué o quién les concede tal autoridad?, pues resulta que se la conceden ellos mismos a sí mismos. Con el tiempo, uno se da cuenta que esa es una creencia impostada a la que se le ha colocado una etiqueta con la palabra Fe. Eso, en el transcurso de siglos de práctica, es como si el concepto FE fuese exclusivamente religioso, una virtud expendida por la iglesia de turno… Por supuesto, aparente