EL CORÁN, CLARO...

Por un breve comentario que publiqué en Chispazos de este mismo periódico respecto al islamismo, y a que dije que me había leído El Corán una vez y pico, el epíteto más amable que me cayó por estos lares fue el de amigolmoro. Tolerancia, creo que le llaman a eso. Al final, nos ponemos a la misma altura del fundamentalismo que criticamos en ellos. La única diferencia es que, en nuestro caso y gracias a Dios, el estado es aconfesional, y el de ellos confesional hasta las cachas. Pero acordémonos de la edad media, y de las cruzadas, a ver si en el occidente cristiano de la época no hicimos exactamente las mismas barbaridades.

               Mas, efectivamente, me ratifico en lo que decía en ese corto. Si algo enfatiza El Corán es la lucha contra la ignorancia, la necesidad del conocimiento, el desarrollo de la creatividad y la imaginación. La primitiva cultura islámica liberó de supersticiones a su antigua población, recuperó y difundió los saberes de la historia persa, hindú, incluso griega… Hizo florecer la observación científica, las artes, la medicina, la astronomía, la filosofía, las matemáticas… de donde surgió una floreciente civilización. Mahoma, en realidad, liberó a la sociedad árabe de su época de una situación estructural de opresión e injusticias, de ignorancia, de esclavitud y marginación. El Corán proporciona a la mujer una carta de derechos de los que antes jamás había disfrutado. Podían casarse o divorciarse libremente, sin presiones de familias ni clanes, podían disponer de la custodia de los hijos, podían heredar y tener propiedades… Yo he mismo he conocido personalmente este modelo social en los campos de refugiados saharauis de Tinduff, en la Hammada argelina. El Corán no aprueba la poligamia ni los harenes para satisfacción de nadie, sino tan solo por estricto sentido de justicia ante viudas, huérfanos o mujeres desamparadas. Lo que más bien recomienda, por el contrario, es la monogamia. El Corán es un mensaje liberador para la humanidad de cuando fue escrito.
                El problema reside en que los dirigentes religiosos musulmanes, a lo largo de la historia, desviaron el camino, falsificaron el mensaje, se aliaron con poderes políticos opresores y sometieron a masas de creyentes fanatizándolos a través de la incultura y la ignorancia. Si nos fijamos un poquico, su historia es paralela a la de nuestro catolicismo con respecto a sus alianzas con monarquías absolutistas que hacían de la religión un poder y un juego de intereses. Lo que ocurre es que nos llevamos 500 años de diferencia, y puede que, en política, nosotros sí que hayamos evolucionado más que ellos, que aún están anclados en el dogmatismo más ortodoxo, dañino y destructivo de sus gobiernos confesionales y extremistas. Pero eso, repito, no es El Corán. Ni los ayatolahs lo siguen tampoco. Aunque prediquen y muevan a la gente en su nombre, más bien empujan a practicar todo lo contrario de lo que dice su mensaje. Debería de sernos familiar esto, y no sorprendernos. En realidad es que en todas partes han cocido habas… y en algunas, aún las cuecen.
                Precisamente, y esto resulta curiosísimo, hace un par de meses falleció un teólogo islámico, de la rama chií ismaelita, Ashgar Alí Engineer, que fue Premio Nóbel Alternativo en 2.004 y tiene un montón de reconocimientos internacionales… ¡por su teología islámica de la liberación!, y se basa en la centralidad de la justicia, la opción por los marginados, la lucha contra la pobreza, la denuncia de la acumulación de poder y riqueza, la compasión y la benevolencia… según las raíces originales de El Corán. ¿Les suena a la de nuestro Leonardo Boff?.. Y, últimamente, un sacerdote y teólogo católico, Juan José Tamayo tenía que ser, director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, también ha venido en ayuda de mi opinión. Hasta el punto que, en colaboración con la Liga Islámica Española, han publicado en castellano el libro Teología Islámica de la Liberación, de Ashgar Alí… Así, con un par. Veremos si nuestros curiales epíscopos no le mandan una fathúa que lo dejan tieso, veremos…

Pero, a ver cuándo nos vamos a enterar todos, que las conocidas como “religiones del libro”: judíos, cristianos y árabes, somos tres grandes ramas de un mismo tronco, de un mismo árbol… Ya va siendo hora que nos demos cuenta, joer…

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