JUSTICIA UNIVERSAL
Nos hemos cargado impunemente el concepto de justicia universal en
España, y nos hemos quedado tan panchos. El mismo día en que se aprobó por
imperativo partidista (y no por libre voto de conciencia) la nueva ley del
aborto, tras su ruido mediático inducido nos colaron la reforma de la justicia
que nos desciende a los sótanos en la escala de los derechos humanos. Con
premeditación y alevosía. Renunciamos a perseguir genocidios y crímenes contra
la humanidad por cuatro cochinos dólares o cuatro ensangrentados yangs. Al
mismo tiempo, y de retruque, nos negamos a investigar los crímenes del
franquismo que nos está pidiendo la ONU repetidamente. Hemos quedado a la
altura del betún, retrocedemos décadas en derecho internacional y renunciamos a
ser de los países pioneros en justicia.
El día antes de
tamaña barbarie, amparándose en la aún vigente antígua ley, un íntegro juez
español quiso quedar en paz con su conciencia y dictó en contra del
expresidente chino Jiang Zemín por sus masacres contra el pueblo tibetano, aún
a sabiendas que, con la nueva ley aprobada, que dá más valor a los intereses
económicos que a las vidas humanas, va a ser archivado por la Audiencia
Nacional. Es solo un testimonio para pública vergüenza. Ya se puede despedir
que se haga justicia al caso de José Couso, y la persecución de las terribles
ablaciones africanas, la violencia contra las mujeres árabes, o a las
depredaciones contra el pueblo saharaui… Ya pueden estar tranquilos, en cuanto
a España se refiere, los Pinochets, los Idí Amín, los Macías N´guema, o cuanto
tirano sanguinario esté por ahí… Renunciamos a su persecución y juicio… por
treinta monedas de plata.
Y lo que espanta,
son las voces que se alzaron en el hemiciclo justificando tamaña atrocidad. Y
espanta una iglesia española que calla lo que sus fieles aliados aprueban. Una
vida humana solo puede justificarse con otra vida humana – y aún así con
matices – pero nunca con negocios, ni con bastardos intereses políticos.
Acojona la gente que esgrime bandera de defender la vida de los no nacidos y
les importa tan poco la vida de los ya nacidos… aunque sean una humanidad no
española. Para mí, personalmente, tan culpable es el que asesina que el que
justifica la renuncia a perseguir y condenar los asesinatos. Es mi opinión,
claro.
Por otro lado, se
quiere conceder la ciudadanía española a los judíos sefardíes, y me pare muy
requetebién. Un pueblo que ha conservado la cultura y lengua castellana, el
ladino, durante medio milenio, merece en justicia este reconocimiento de
patria. Yo me alegro muchísimo, sinceramente… Pero me pregunto: ¿si en vez de
acomodados judíos fueran desharrapados árabes con idénticos (o más) derechos
históricos, también lo harían?.. Lo digo, porque si los sefarditas fueron
españoles hace 500 años, los saharauis fueron españoles hace 50 años… Mas me
parece que eso no va a ser así, aún cuando el derecho internacional les asiste
plenamente… claro que si ya estamos renunciando a los más elementales
principios de justicia universal… pues,
naturalmente…
Nunca creí que
podría llegar un día que empezara a avergonzarme de ser español. Jamás pensé
sentir tamaño rubor… Cuando es una dictadura la que impone leyes deshumanas, es
una desgracia, pero cuando te las colocan en una democracia, es una sucia
indignidad. Y por la parte de responsabilidad que me pueda tocar al ser
ciudadano de este país, me siento tan avergonzado que he de gritar lo que tanto
me duele por dentro…
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