ME EXPLICO...

Con mi anterior “supongamos que…” he cosechado unos pocos e.mails que se muestran gratamente sorprendidos y agradecidos por la temática, y me animan a que siga escribiendo sobre tales cuestiones… Pues, la verdad, el sorprendido y el agradecido, si acaso, debo serlo yo, porque no es normal que ese tema obtenga respuesta. Varias veces lo he tocado, tímidamente, eso sí, y, aunque a algunos alguienes les gusta, no me atrevo a prodigarlos no fuera que mi jefe de redacción me diga que no me pase en temas de locos, que para locuras bastante tenemos… Pero lo cierto es, pienso, que uno muy de vez en cuando, tampoco hará mal a nadie, ¿no?.. y, digo yo, que alguna sesera se entornará un poquico. Así que, vamos p´allá…


                Me preguntan cómo se puede conciliar tales filosofías antiguas con la religión. Bueno, la segunda nace de las primeras, y no solo eso, incluso los nuevos principios de la física quántica apuntan a ello. Intentaré explicarlo con un par de premisas: Todo cuanto ha tenido un principio ha de tener un fín, y solo lo que nunca tuvo principio jamás podrá tener final. Así, todo lo que conocemos como cambiante, que empieza y acaba, es solo apariencia, y cuanto permanece estable, el vacío, la nada, el todo, lo absoluto… es lo único real. Un ejemplo: el agujero en el papel. Sabemos que el agujero está en el papel, pero no es el papel, es… vacío. El papel desaparecerá un día, pero el vacío permanecerá por siempre… Posesomesmo.

                Así que todo lo creado es de energía primigenia, infinita, eterna, y creadora, si bien que sujeto al principio de nacimiento-muerte. Por eso el vacío eterno forma parte de todo, y todo lo conocido aparece y desaparece en esa nada absoluta. Pero, dirán… ¿ánde queda Dios?.. Bueno, supongámosle a esa nada, ese vacío, una mente creadora (infinita) de la que emanan unas mentes creadas (finitas) a su imágen, y que el mundo de la materia (energía condensada) es emanada de esas mentes creadas, a su semejanza… Et voilá… Por eso Dios puede ser perfecto y lo demás venir con defecto de fábrica, que es lo que yo decía en mi articulico de marras.

                Es el concepto de unidad y diversidad, del todo y del uno, como el conocido efecto óptico que, de lejos todo se vé como uno y de cerca uno se ve como muchos. Claro… llegados a este punto se me preguntará, ¿y ánde queda el fin del mundo?.. Si entendemos que Cristo jamás habló del fin de los tiempos, si no del fin del tiempo, la cosa queda clara. Cuando no exista el espacio-tiempo solo existirá lo increado, lo absoluto, lo permanente, el Reino. Desaparece el papel y queda el agujero.

                Cuando se nos asegura lo del “pedid y se os dará”, es que pedimos cosas mundanas, duales, materiales, y así co-creamos la imperfección: con la riqueza viene la pobreza, con la salud la enfermedad, el placer con el dolor, la alegría con la tristeza, lo que conocemos como bueno con lo que conocemos como malo… Como cuando recibimos una moneda, que nos viene con dos caras… Entonces, se me dirá, ¿lo del pecado?.. No existe tal invento. Existe el error. “Anda y no yerres más”, “tus errores te son perdonados”… El error trae sufrimiento, el sufrimiento experiencia, la experiencia conocimiento… Pero nadie se equivoca (peca) contra nadie, sino contra sí mismo.


                Hasta no es difícil explicarse el lio de la Trinidad, fíjense. El Padre, sería el Yo soy EL que soy (conocimiento), el Hijo sería el Yo soy QUIEN soy (conocedor), y el tercero sería el Yo soy LO que soy (lo conocido). Lo demás son cuentos y dogmas fritas. Somos seres infinitos que nosotros mismos nos hemos confinado en cuerpos finitos, sujetos al tiempo y al espacio. Lo primero es lo real, y lo segundo lo irreal… ¿Lo entienden?.. Pos no sé explicarlo de otra manera.

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