LOS MISMITICOS
Siempre he oído
decir que los años, la edad, ese huésped que se viene encima sin ser llamado,
ni invitado ni deseado, , nos traen sabiduría y serenidad… entre otras cosas.
Yo creo que se difunden eufemismos para nuestra mutua consolación, pero enfín…
Mi experiencia es que cuanto más sé, menos serenidad tengo. Estoy en esa edad
en que uno empieza a ser “perro viejo” sin aún sentirse un viejo perro… no sé
si llego a explicarme. Ha pasado mucho desde que me nacieron a este mundo, pero
no lo suficiente como para lamentarlo… aún.
Estoy en esa fase crepuscular en
que me veo venir al personal de lejos, en que me parece conocerlos con tan solo
oírlos. Me pasa mucho con los políticos. Oigo a esas jóvenes promesas del PP, o
incluso alguno que otro del Psoe, y me parece haberlos conocido de cuando la
dictadura. Hablan y me suenan a aquellos trepas, farsantes, ganapanes,
piulantes y cantamañanas que se agarraban a la higuera prometiendo buenos higos
(callándose, claro está, para quiénes eran los higos de la higuera). Si son
sinceros o falsos, aún no lo sé. Pero sí sé que, a veces, en la primera época
del ser humano, la sinceridad aún no sabe que es falsedad. Y escucho a los de
Podemos, y creo que ya los conozco también. Son aquellos privilegiados
universitarios trotskistas, estalinistas y maoístas que nos comían el tarro con
sus muy bien razonados y puros anhelos a los que solo teníamos un mal curro y
una buena bicicleta. Son aquellos mismos que creímos ser nosotros bajo la
camiseta del Ché Güevara… Sí, los
conozco..
…Y, sin embargo, la lógica me
dice que no pueden ser los mismos, pues éstos ni habían nacido, y algunos pocos
apenas si chupaban de otro sitio que de la teta materna. No, no lo son. ¡pero
se parecen tanto..!. Los veo abrir la boca y sé lo que van a decir. A veces,
hasta cómo lo van a decir… Pero también me pasa con algunos jóvenes
empresarios… perdón, emprendedores ahora, con eminentes titulados, con… no con
todos, la verdad, pero sí con muchos. Es como un “dejá vú”, como un “ya sé
quién eres, rey, no te canses mucho…”, un “ya te conozco, bacalao”… Me pregunto
a mí mismo si no será la teoría de los arquetipos, de Kant, que vuelven,
reencarnados en distintas generaciones, si bien que con sutiles diferencias. Me
pregunto si será la rueda del Maya hindú, que de nuevo nos pone ante las
narices, una y otra vez, los problemas no resueltos en las ilusas redes del
tiempo. Me pregunto, simplemente, si no es que yo me pregunto demasiado.
Pero, sea como fuere, si esto es
la sabiduría del mayor, desde luego, no es la serenidad. Yo, al menos, no me
siento tranquilo, si no más bien al contrario. No me gusta nada ver tipos
humanos que ya he conocido, atados y condicionados a las mismas ruedas de un
carro con otro aparejo distinto. Pero es que, el caso de la cosa es que aún
puede ser peor, pues si lo digo, como lo estoy diciendo, verán como me llevaré
lindezas encima del tipo de “el jodío viejo éste se las cree saber todas”, o
que “es un profeta modelo cuaternario”, o que “se piensa saber más que nadie”…
Y el problema, el drama si se quiere, es que yo no quiero saber. Es,
simplemente, que sé, y lo que supe, si no me gustó entonces, tampoco me gusta
ahora cuando les veo las canillas a los mismos chuchos aún con otros collares…
Tan solo tengo la esperanza que
a algunos de mis congéneres contemporáneos y de mi generación les pase igual.
Aunque no lo digan, y lo oculten para no complicarse la vida. Es lógico. Pero
confío que esta anomalía mía sea totalmente normal. Cosas de la edad, y eso…
En la antigüedad eso era una
ventaja. Los ancianos eran honrados, venerados y consultados por eso mismo,
porque las veían venir de lejos… porque ya eran unos “avisados de la vida”. Y formaban los consejos de los
pueblos. Hoy ya no, claro… Hoy somos carne de Inserso. Nos hemos abrazado a
nuestro propio cepo, y estamos tan contentos, felices y satisfechos de ello…
encantados de habernos conocido. ¡Pobres gilipollas!, a lo peor es que nos
asusta lo que vemos y preferimos el lolaísmo al más de lo mismo. Es muy malo
conocer el paño y no poder transmitir lo que nadie quiere oír. Porque nadie son
todos, y todos los del hoy son parte de los que fueron ayer… Y si no lo son,
entonces es que se parecen mucho…
Comentarios
Publicar un comentario